Pasan los años y Zodiac sigue vendiendo, películas como ésta y libros basados en su historia parecen indicar que todavía a día de hoy es un reclamo comercial suficiente. Quizá no es para menos con un escabroso y lamentable currículum como el suyo, y que todo hay que decirlo, además de un asesino en serie fue también un personaje egocéntrico con ganas de llamar la atención. Su afición por enviar cartas a la prensa vanagloriándose de sus crímenes y descolocando a la policía con sus mensajes cifrados fue una excentricidad que lo diferenció del modus operandi de otros asesinos.
A estas alturas es probable que todos hayáis visto la película de Fincher (Zodiac, 2007), pero por si alguien se quedó dormido en el intento (yo levité mientras la veía por todo el espacio sideral), tan solo recordar que sus asesinatos tuvieron lugar a finales de los años sesenta e inicios de los setenta, principalmente en la zona de San Francisco, y que oficialmente dicen que mató a siete personas, pero según él las víctimas ascienden a treinta y siete. Farol o no, lo cierto es que tuvo durante años aterrorizada a la sociedad de los EEUU y en jaque a los propios investigadores que no lograban descifrar las pistas que Zodiac les proponía. Algo que quedó reflejado en esos años en películas (Harry el Sucio, 1971) y en canciones (Riders on the Storm, 1971).
Con la larga y ambiciosa película de Fincher como precedente (exhaustiva como el cómic que en su momento hizo Alan Moore sobre Jack el Destripador, From Hell, 1989), podría parecer que ya está todo dicho sobre este personaje, pero desde su película surgieron unas 5 ó 6 teorías apuntando nuevos sospechosos (con publicaciones de libros incluidas) que Fincher no pudo tener en consideración por ser posteriores. Curiosamente la investigación se ha vuelto a abrir en el 2007 y leyendo un poco acerca de cómo está el caso en la actualidad (existe una famosa web abierta y bastante actualizada sobre el caso, ya sabemos que hay gente con tiempo libre para todo), creo que probablemente esta nueva película se basa en las más actuales líneas de investigación y en recientes testimonios para proponer un nuevo giro de tuerca.
Awakening the Zodiac (2017), como el propio título indica, trae de vuelta al asesino a nuestros días. La idea inicial es bastante interesante, una joven pareja con necesidades económicas descubre, a través de un amigo, un viejo mueble de segunda mano con unas cintas que podrían ser grabaciones hechas por Zodiac. En ellas se pueden ver algunos de sus asesinatos e incluso uno de sus códigos cifrados. Los tres se proponen iniciar una investigación hasta dar con alguna pista que les permita hacerse con la recompensa que premia al que averigüe algo sobre Zodiac.
Dirigida por Jonathan Wright, Awakening the Zodiac es una película simple y que parece buscar el mero entretenimiento (lo que es una buena intención), pero que finalmente no lo consigue. El argumento, al menos como punto de partida, es interesante principalmente cuando los tres amigos se convierten en improvisados detectives en busca de ese pellizco de les saque de una vida con pocas oportunidades. Esa idea inicial de investigación es lo más destacado de la película, que sin llegar a ser un caso magistral como el escrito por Stieg Larsson, sí podría haber sido algo estilo Disturbia (2003), encaminada a un público juvenil y sin grandes pretensiones, pero entretenida, en el que unos jóvenes con tiempo por delante descubren unos indicios, van tirando de la cuerda y se acaban metiendo en la boca del lobo.
El problema es que a lo largo de toda la película nos encontramos con escenas casi ridículas y mal resueltas que van minando cualquier esperanza de que la historia arranque de una vez por todas. Creo que la trama tenía muchas posibilidades de enganchar, pero el guión es muy ingenuo y la película no acaba de explotar su potencial (por pequeño que fuera), convirtiendo el resultado final en una mera anécdota. Es una pena que la torpeza y la poca tensión en las escenas más prometedoras de la película hagan con que Awakening the Zodiac pierda credibilidad y fuerza. Algo que ya se pone de manifiesto desde la primera escena, un asesinato de Zodiac en el año 68, que abre la película y que resulta un tanto descafeinada.
Otro de los fallos de la película es la pareja de protagonistas, a quienes el guión los convierte en unos ingenuos (por no decir idiotas), que caen continuamente en tópicos y toman decisiones que no están a la altura de lo que se podría esperar en esas circunstancias. Algo mejor definido está el amigo de la pareja y tercer implicado en la investigación (Matt Craven), que está bien interpretando a un personaje más inteligente y maduro que la pareja, pero que tampoco acaba siendo trascendente y sale de pantalla justo cuando podría haber dado más de sí. El reparto principal está formado por Shane West (Here Alone, 2016), Leslie Bibb (The Midnight Meat Train, 2008), Matt Craven (La escalera de Jacob, 1990) y Stephen McHattie (A History of Violence, 2005), elenco al que el director podría haber sacado un resultado mejor, pero que no logra exprimir ni aprovechar.
Al final, ver cómo acaba la investigación que realizan estos tres amigos, cuya imprudente idea de dar caza a un asesino de tal magnitud tendrá sus consecuencias, y la posibilidad de ver la cara de Zodiac tal y como sería hoy en día, son los pequeños alicientes para acercarse a esta pequeña película, con poco carisma y que no consigue destacar sobre otros productos igualmente predecibles.
Lo mejor: La idea inicial, que pese a no ser del todo original, podría dar lugar a una película entretenida.
Lo peor: Una dirección muy blanda y la ingenuidad del guión, que no saca partido a una historia y a unos personajes de los que cabría esperar mucho más.