- Lo que tumba no es el golpe seco, ni siquiera es la sorpresa. Lo que tumba es la determinación reflejada en unos ojos que saben que van a ganar, la precisión de un golpe decidido con una mirada voraz que no necesita parpadear para asestar un segundo impacto. Sólo hay una posibilidad de zafarse de todo esto, y eso ocurre si estás preparado para el tercer impacto. Créeme, nadie lo está.
- ¿Pero qué pasó en el pabellón 99, Bradley?
“Brawl in cell block 99” es la segunda película se S. Craig Zahler y afirmo sin que me tiemble el pulso que estamos ante uno de los mejores directores que ha dado Norteamérica en los últimos años y lo es porque este señor hace cine con mayúsculas con sello propio, así de sencillo. Con tan solo dos películas ha conseguido imprimir un carácter muy reconocible a sus producciones, algo extremadamente difícil en este mundo de constante homenaje y copia de esos pasados que creemos mejores.
“Brawl in cell block 99”, no sólo es un thriller carcelario, no sólo es un drama tenso, no es una película de terror, con todo el terror que implica, “Brawl in cell block 99” es grindhouse de categoría que rivalizaría con cualquier película del subgénero y que ganaría a base de golpes sin mucho esfuerzo, sin dudar. Pero esta película no sólo es un exploit, sino que cuenta con un guión contundente, marca Zahler, que demuestra que un director con talento que sabe perfectamente hacia donde dirigir sus pasos y cómo quiere mostrar su visión de las cosas, sólo necesita saber cuál es exactamente la reacción que busca del público y qué herramientas necesita para materializarlo, como si él de manera individual fuera el único público que importa. Un director con este talento, siente la necesidad de escribir él mismo un guión que dé forma a su creación. Ya lo hizo en “Bone Tomahawk” y lo vuelve a hacer en “Brawl in cell block 99”. A Zahler le gusta preparar a su caballo, montarlo, llevar las riendas y ser él quien cabalgue sin compañía durante un largo camino.
En este punto, para mi es importante hablar de ese talento silencioso que acompaña a directores que se sienten cómodos en diferentes subgéneros y que son de los que salen las mezclas más maravillosas y personales. Sin duda, ese talento debería ser gritado. Todos deberíamos tener las máximas expectativas en tipos como Zahler que demuestran en tan solo dos películas, insisto, que la suerte no existe sino una inteligente capacidad de crear películas de culto instantáneo de una manera tan clara.
“Brawl in cell block 99” se mueve como pez en el agua en el drama thriller carcelario, en la película de personajes absolutos, en la violencia mas desmedida, en la desazón del objetivo en la mirilla. “Brawl in cell block 99” cuenta una historia como tantas, de un preso encerrado en al pabellón más inhumano de cuantos se hayan visto en pantalla. La diferencia es que este preso es el exboxeador Bradley Thomas, aquel que consigue el ligamen entre hombre y puño para hacernos entender cómo va a ser su estancia allí.
“Brawl in cell block 99” se toma su tiempo para expresar precisamente todo lo que necesita expresar. No es necesario que corra. Entended que Zahler no va correr nunca porque ese no es su cine, porque en sus películas cada segundo está justificado y el hecho de que se puedan alargar determinadas escenas y los tiempos iniciales no es algo intrascendente, sino todo lo contrario, es parte del mensaje, parte de la comprensión del tipo de cine de este director. En la segunda parte de la película se concentra toda la animalidad, no hay tregua en la violencia, no hay aviso, no hay respiro, pero esto no significa que las escenas sean frenéticas, de hecho la apariencia sigue pausada y las escenas son tremendamente crudas, directas y salvajes. Y entiendo que esta segunda parte será lo más aplaudido de la cinta, pero insisto en que sin ese inicio pausado y explicativo, tampoco tendrían el empaque que tienen.
Zahler vuelve a concentrar la acción en una zona lóbrega, sin ningún tipo de luz natural, en un espacio reducido para dejar claro que no hay salida y si en “Bone Tomahawk” la cueva era el propósito, en “Brawl in cell block 99”, el pabellón 99 es la finalidad. Todo se entiende desde estos lugares y está al servicio de estos lugares, así que “Brawl in cell block 99” lo tiene todo, chicos, tiene una trama que atrapa y unos personajes superlativos, destacando Bradley Thomas, quien se convierte en uno de los mejores protagonistas en años, disfrazado de ese hombre de casi dos metros que es Vince Vaughn, quien no sólo es enorme, sino que en esta película está enorme, disfrutando de cada plano y haciéndonos disfrutar de cada acto.
El casting, sin dudas, es otro de los puntos fuertes de Craig Zahler. Ahora le da la oportunidad de brillar a Vaughn y recupera a Don Johnson, quien ya demostró en “Cold in July” que sabe lo que hace y que hay que darle mucho más protagonismo porque Sony Crockett está muerto y enterrado. Hablar de un Johnson o de un Vaughn contenidos es esta película, no se yo si sería lo más apropiado porque realmente las actuaciones están contenidas, pero sus personajes son todo lo contrario, lo que dota de mayor dificultad la interpretación y por tanto se gana el favor del espectador, como es normal, y como debería haber sido normal en el 50 festival de cine fantástico y de terror de Sitges...
Sigo enumerando las virtudes y tengo que mencionar el montaje y la banda sonora que lo acompaña, esa manera de encajar las piezas sonoras escogidas con los planos que se nos muestran, es majestuosa, como también lo es el silencio que acompaña el crujir de los huesos. Obviamente todo esto tampoco sería posible sin efectos especiales a la altura y creedme que se superan todas las expectativas y se obtiene un high level indiscutible que redondea una película tan explícita que espanta.
Personalmente puedo decir que ver “Brawl in cell block 99” en un lugar como el Auditori de Sitges, en el ecuador del festival fue absolutamente mágico y decisivo. No tengo ninguna duda, “Brawl in cell block 99” es mi película favorita del festival. Una gozada para cualquier amante del buen cine y una recomendación de las que hay que hacer caso.
- Lo que te levanta no es la esperanza, ni siquiera el orgullo. Lo que realmente te levanta es tener claro que tienes un cometido en esta vida y que harás lo que sea para llegar hasta el final.
- ¿Cuál es esa misión, Brad?
- No me llames Brad, me llamo Bradley.