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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Office Uprising

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“Office Uprising” es una de esa películas que requieren un incondicional salto de fe por parte del espectador potencial. Un salto al vacío sin red a la espera de que alguna fuerza divina vele por nosotros y nos deposite con suavidad y gentil delicadeza sobre una cama de plumas con olor a barba de azúcar. O eso, o ser el enano gruñón más popular de la clase y ver en lo nuevo de Lin Oeding una oportunidad de oro de seguir lanzando bolsas rellenas de mierda contra la puerta del género, en lo que hoy parece ser deporte nacional en las redes sociales. Seas un iluso o un capullo, la realidad es que estando donde estamos, el punto de partida de “Office Uprising” parece más un aviso para navegantes que un reclamo para el aficionado.

Lo de ubicar películas de terror en la oficina comienza a ser un peligroso tic de un género que ya sabemos que cuando le da por algo, cuando ve el menor filón a explotar, lo hace hasta sus últimas consecuencias. “Bloodsucking Bastards” (Brian James O´Connell, 2015), “The Belko Experiment” (Greg McLean, 2016) o “Mayhem” (Joe Lynch, 2017), aunque con distintas intenciones, utilizan no solo el escenario, también los actores, para desarrollar sus respectivos relatos. “Office Uprising” llega para subirse al carro y lo hace en clave de comedia de terror, teniendo sin duda en la cinta de Joe Lynch, su más bochornoso pariente cercano. Recordemos esta, una de las grandes decepciones del pasado año y con la que la nueva película de Lin Oeding, consumado especialista de Hollywood que dirige aquí su segundo largometraje tras (o durante, ya que ambas son de este año) “El Leñador” (“Braven”), cinta de acción protagonizada por Jason Momoa, el hombre que gracias a Satanás y todas sus huestes del infierno, no llegó a protagonizar nunca un supuesto remake de “El Cuervo” que esperemos, con un poco de buena fortuna, nunca llegue a ver la luz del sol, guarda bastantes similitudes.


“Office Uprising se aleja por completo de los dilemas morales de una cinta como The Belko Experiment, utilizando unicamente la violencia como lapicero con el que escribir un puñado de gags”


Ambas películas se desarrollan en su gran edifico de oficinas, ambas satirizan sobre los roles del mundillo y ambas están protagonizadas por un pareja de moda, si en la cinta de Lynch eran Steven Yeun (“The Walking Dead”) y Samara Weaving (“Ash vs Evil Dead”, “The Babysitter”), Oeding se ha decantado por Brenton Thwaites (“Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar”) y muy especialmente en clave de terror, Jane Levy (“No Respires”, “Posesión Infernal”) para intentar ganarse la atención del público con una película que a todos aquellos que ya hayan perdido su tiempo con “Mayhem”, les parecerá poco menos que un remake encubierto.

La historia de fondo es básicamente la misma, los gags son básicamente los mismos y el desarrollo, es básicamente el mismo. En esencia, estamos ante la misma película con, una única aunque importante diferencia, esta sí es divertida. De esto tienen mucha o toda la culpa los señores Ian Shorr y Peter Gamble Robinson (quienes ya habían trabajado juntos en la web serie de ciencia ficción “Trenches”), quienes han sido capaces de solventar una de las papeletas más complicadas que uno puede comerse hoy si trabaja en el mundillo como es escribir una comedia de terror, con un libreto que aunque exento de genialidad (algo que cuesta mucho ver en este subgénero en la actualidad, con la gloriosa “Mom and Dad” de Brian Tylor como más reciente baluarte), si contiene la suficiente chispa como para ir un pasito más allá de lo meramente simpático, que es donde suelen morir muchas de estas propuestas, en lo casos mas afortunados, en los cuales desde luego no se contaría “Mayhem”.


“si bien bastantes de los mil y un chistes contenidos en el guión cumplen su cometido, es en el tratamiento de las secuencias de acción, donde Office Uprising se muestra más hilarante”


“Office Uprising” se aleja por completo de los dilemas morales de una cinta como “The Belko Experiment”, utilizando únicamente la violencia como lapicero con el que escribir un puñado de gags. En este sentido, Oeding no pone ningún tipo de limitaciones y propone hora y media de violencia de todo tipo donde no se escatima en sangre, con algún que otro flirteo con el gore incluido. Y si bien bastantes de los mil y un chistes contenidos en el guión cumplen su cometido, es en el tratamiento de las secuencias de acción, donde “Office Uprising” se muestra más hilarante gracias al buen uso dado al noble arte de la exageración. Como fiel acólito de los extremos, excesos y situaciones malsonantes de todo tipo, la cinta de Oeding es un regalo para los amantes de la desproporción y de aquel humor tontorrón y cafre con el que deidades disfrazadas de hombre como los Bud Spencer y Terence Hill, alimentaban nuestros más bajos instintos.

Es harto maravilloso ver individuos rebotando contra las paredes a ritmo de bofetones, energúmenos a medio camino entre la infección, la posesión o la simple gilipollez trepando por todos los lugares trepables y también por los que no, amén de todo tipo de armas improvisadas para la ocasión, perfectamente afiladas para herir, matar y mutilar a todos aquellos compañeros de trabajo a los que en alguna ocasión, hemos deseado si no la muerte, sí una hemorroide tan grande que tengan que defecar con pajita. “Office Uprising” es una propuesta simple y directa que ofrece lo que ofrece. Aquí no hay crítica social de ningún tipo ni dilemas de moralidad ni nada que no tenga que ver con el carácter más festivo de la sátira, lo cual que no quiere decir que el dibujo que se hace de los personajes no sea aterradoramente certero, que lo es.


“Office Uprising no es una película genial, esto no es Mom and Dad, pero sí estamos ante un filme que va un paso más allá de lo llanamente simpático”


El buen nivel general del reparto y el carisma de algunos de los rostros que nos encontraremos a lo largo del filme, también ayuda a reflotar aquellas partes donde o bien flojean más los chistes o bien la película se da un pequeño respiro entre tanto frenesí de violencia. Secundarios como Karan Soni, Zachari Levi, Kurt Fuller o Gregg Henry, consiguen paliar con un excelente trabajo los momentos más bajos de la propuesta, algo en lo que por ejemplo nunca pudo apoyarse “Mayhem”, debido a su descafeinado casting y donde aquí, gente de la experiencia y reconocimiento como Fuller o Henry se mueven como pez en el agua... o en la oficina.

“Office Uprising” no inventa nada, todo lo contrario. Reutiliza una fórmula reciente de manera descarada y se limita a intentar desentonar lo menos posible en las partes más complicadas, aquellas en las que las comedias de terror modernas suelen caer en lo ridículo o en lo indiferente (no se cual de las dos cosas es peor) y a explotar sus mayores virtudes, esto es, en esencia, unas secuencias de acción que hacen de la exageración un arte y con las cuales es imposible no dibujar una constante sonrisa de satisfacción. De acuerdo, “Office Uprising” no es una película genial, esto no es “Mom and Dad”, pero sí estamos ante un filme que va un paso más allá de lo llanamente “simpático”, etiqueta bajo la que se intenta disimular muchas veces una incipiente mediocridad. Sin dejar de lado un marcado carácter festivalero que sin duda hará las delicias que todos aquellos que tengan la fortuna de poder disfrutarla en pantalla grande en la inminente edición del festival de Sitges. El bufón de turno de la proyección, tiene su hora y media de gloria asegurada.

Lo mejor: Lo espectacularmente desproporcionado de las secuencias de acción y el carisma de alguno de los personajes.

Lo peor: Como suele ocurrir en otros casos, no todos los chistes funcionan igual de bien, lo cual genera constantes altibajos en su desarrollo.



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