Querido lector, ¿gusta usted de un buen cóctel? Por motivos personales yo siempre prefiero los de fruta sin alcohol, preferiblemente que mezcle algún gusto cítrico en contraste con un gusto suave tipo plátano o fresa. Algo ya conocido pero recombinado para que suponga una sensación diferente para mis papilas gustativas y que, a la par, no sea empalagoso y no me deje consecuencias en el ánimo ni el cuerpo.
“El hecho de que la obra magna de este dúo de guionistas sea Atrapados en Chernobyl habla a las claras de las expectativas con las que tenemos que encarar este producto”
Si la respuesta es “sí”, “The Silence” es vuestra película, porque a fe que tan solo os aportará uno, quizá dos elementos emotivos de muy escasa impronta futura, una originalidad inspirada/plagiada de unas cuantas películas de género recientes, y elementos de terror tirando a nulos. Pero aún así le puedo encontrar puntos de interés muy claros y, sabedores los autores de esta película que se están moviendo en el terreno de la serie B con actores de una producción de primer orden, debo decir que en su propia conciencia de producto vergonzosamente exploitation encontramos las mayores fortalezas de “The Silence”.
Empecemos por lo malo: Argumentalmente, la desvergüenza es total y absoluta. Los hermanos Van Dyke, nietísimos del inolvidable actor de “Mary Poppins” entre otros clásicos Dick Van Dyke, adaptan un libro de Tim Lebbon fusilando planos enteros del “Piranha” de Alexandre Aja, “A Quiet Place” de J.Krasinski, “The Mist” de Darabont e incluso si me apuras de la muy regulera “The Bird Box”, también producida por Netflix. Si siguiera con la lista de referencias podría seguir con un artículo entero, pero creo que todos captamos la idea. El hecho de que la obra magna de este dúo de guionistas sea “Atrapados en Chernobyl” habla a las claras de las expectativas con las que tenemos que encarar este producto, y en cuanto a efectos especiales la cosa no desentona.
“Las localizaciones son treméndamente escasas y pobres, y el apocalipsis que se describe sabemos que ocurre por 4 cadáveres mal contados”
Los bichejos protagonistas de la función, los “véspidos”, son el producto de una relación sexual bizarra entre el monstruo de “La Caverna Maldita” (2005) y los peces cabrones de la película de Aja, con las criaturas de “Pitch Black” (2000) pillando cacho con disimulo. Invito al lector a echarles un ojo a este bicherío de imaginarse una orgía demencial entre monstruos alados de 100 y pico kilos con pirañas de metro, y ya tenemos todo el terror que falta en la película. De hecho, su origen y aspecto es tan clavadito que a mi no me cabe duda ni de su filiación ni de la durísima caradura de los firmantes del guión de este artefacto.
En cuanto a su representación, es donde más se nota la falta de dinero. Los monstruos en CGI lucen falsos falsos, y en el momento en que devoran a alguien fuera de plano lucen tan asombrosamente artificiales que uno no se puede tomar en serio la película ni queriendo. Las localizaciones son treméndamente escasas y pobres, y el apocalipsis que se describe sabemos que ocurre por 4 cadáveres mal contados semidevorados por el suelo y videos en youtube de la horda CGI volando por el cielo. Mención especial en las escenas de pueblo desierto con todo el bicherío digital colgando de los cables del teléfono y la música intentando invocar el espíritu de “Los Pájaros” de Hitchcock una y otra y otra vez, o la escena en una farmacia que sodomiza sin miramientos cierta parte de “The Mist”. Claro que sí muchachos!
“Kiernan Shipka se carga la película a sus espaldas y la defiende como una leona con una interpretación que está muy por encima de la obra”
Con todo se preguntarán: ¿Por qué no le doy un suspenso como una casa? Pues por varios motivos. Uno, porque el director John R.Leonetti, colaborador habitual de James Wan, quieras que no sabe mínimamente como y donde poner una cámara. Ojo, no estoy diciendo que el director de cosas como “Mortal Kombat: Aniquilación” (1997) , “El Efecto Mariposa 2” (2006) o la más que regulera “Annabelle” (2014) sea Stanley Kubrick, pero sabe que lo mejor que tiene en esta película son sus actores, y se aprovecha de ello.
Kiernan Shipka se carga la película a sus espaldas y la defiende como una leona con una interpretación que está muy por encima de la obra a la que defiende, y tanto Stanley Tucci como Miranda Otto consiguen hacer creíbles una película en la que ellos tres están en pantalla el 90% del metraje. Ellos tres destacan por encima del escaso reparto, y consiguen entre la correcta (y sufrida) dirección de Leonetti y su propio trabajo el levantar un show que, sin ningún tipo de pudor, les aseguro que sin estos elementos nos encontraríamos ante una producción de The Asylum para los domingos por la tarde. Y el último motivo para ver “The Silence” es muy, muy personal…. Que narices: salen bichos que comen personas. Let’s Rock!
Lo mejor: El trío actoral antes mencionado. La lucha de Leonetti contra la economía de medios. Localizar los plagios/homenajes y su absoluta falta de pudor. Cierta escena con móviles hacia el último acto que a mi me provocó el descojone padre.
Lo peor: Los efectos especiales, la excesiva duración, los plagios/homenajes y todo el aroma de serie Z de un producto que no cae en el bodrio absoluto por milímetros.