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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Cromosoma 3

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Cuando pensamos en la somatización, pensamos en pacientes cuyo cuerpo ha perdido la batalla contra la mente. Si la mente gana, es capaz de torturar al cuerpo por el simple hecho de regodearse en su victoria. A día de hoy, las dolencias somáticas se siguen tratando como un trastorno psiquiátrico, como una histeria que lleva al enfermo a provocar su propia enfermedad con el poder de su mente sin que haya un origen físico, pero en realidad deberían tratarse como una parte importante del tratamiento médico. ¿Acaso no somatizamos prácticamente a diario? Algo tan insertado en nuestra rutina como el estrés nos produce dolor de cabeza, de estómago, tensión en la mandíbula e incluso riesgo de infarto. Cada vez que nuestra mente se altera por miedo, por tristeza o por ansiedad, tortura al cuerpo de una forma despiadada, ¿no es eso somatizar?


“una de las películas más accesibles de un joven Cronenberg que ya estaba en un punto de no retorno hacia la nueva carne”


Si de algo se puede hablar en “Cromosoma 3” es de personas que somatizan, así que parece necesario volver la vista atrás (de nuevo) y explorar la mente de David Cronenberg (de nuevo). “The Brood”, conocida en España como “Cromosoma 3” por alguna alucinógena decisión de algún traductor que creyó que el cromosoma 3, y no el 1, era determinante para que se entendiera de qué iba la película. En cualquier caso esta “The Brood” (las crías), es una de las películas más accesibles de un joven Cronenberg que ya estaba en un punto de no retorno hacia la nueva carne, de hecho creo que “Cromosoma 3”, aunque no sea de las películas más celebradas del director, es la clave para entender la obsesión que le ha acompañado décadas.

Cronenberg da a luz “Cromosoma 3” para mostrar tres tipos de terrores: el racional, el irracional y el natural. El primer terror, el racional viene dado por la amenaza real que suponen determinados seres en la película. El terror irracional viene determinado por la capacidad de ciertos parásitos mentales para lucrarse de la angustia y los traumas ajenos bajo el paraguas de la ayuda y la evolución. El tercer terror, el natural, lo representa el miedo de un padre al entender que su hija está en peligro y nadie le ayudará a ponerla a salvo. La conjunción de estos tres terrores conforma la visión de la paternidad desde el prisma Cronenberg y la constante relación mente perturbada- anomalía física que ha explorado en múltiples ocasiones.


“Cromosoma 3 cuenta con una fotografía que utiliza los tonos fríos y cálidos para marcar también las pautas de lo natural y lo sobrenatural”


En este caso, “Cromosoma 3” se queda un paso por detrás de sus obras más experimentales y se centra en un guión más conservador donde el argumento no necesita una gran complejidad para mostrarse desasosegante. Se genera una tensión que se resuelve de una manera satisfactoria aunque escasa, pues son los momentos finales los más acertados y los que mejor conjugan el espíritu de la película. En ese aspecto, creo más que justificada la necesidad de unos minutos finales extra para dar mayor peso al binomio Nola-Dr. Raglan y al trío Nola-Dr. Raglan-Frank Carveth. Considero que esta triple relación donde la insinuación da tantísimo juego, es una de las grandes bazas de Cronenberg y no supo explotarla por completo.

“Cromosoma 3” juega de una manera brillante con las terapias alternativas para posicionarse y mostrar la cara oculta de la luna. Utiliza el poder de la mente como arma disruptiva del cuerpo para purgar la culpa, la pena o la frustración. Esto es lo que plantea su terapia psicoplasmática, eje sobre el que girará la trama. Es el resultado de esta terapia lo que por una parte nos pone en el cuerpo de Frank, un padre que solo pretende proteger a su hija y por otra, en la mente de Nola, una mujer que afronta sus traumas maternales de una forma extrema. Y así, teniendo al espectador en cuerpo y alma, se engendra la potencia de las nuevas criaturas. Este extremismo en el planteamiento se visualiza en su esplendor desde la mitad de la película, sin esconder las cartas y, eso sí, dejando algún agujero argumental que otro por el camino. Algo que pasa más desapercibido que de costumbre por la potencia unas escenas que ya forman parte de la concepción colectiva de imágenes cinematográficas de culto.


“Cronenberg tiene una capacidad absoluta para ir varios pasos más allá de lo que se considera natural y hacer que la rareza adquiera un tono de cotidianeidad que directamente margina a la realidad”


Para conseguir el nervio made in Cronenberg en una historia tan adscrita al terror, el director canadiense se rodea de un casting de excepción donde destaca Oliver Reed (Dr. Hal Reglan) con un control de cada toma glorioso, Samantha Edgar (Nola Carveth), que parece nacida para este papel y Art Hindle (Frank Carveth), quien es capaz de poner el punto de contención entre tanta intensidad, para explotar en los momentos cumbre. Unido al magnífico reparto, “Cromosoma 3” cuenta con una fotografía que utiliza los tonos fríos y cálidos para marcar también las pautas de lo natural y lo sobrenatural, así como unos fx magníficos a los que se les saca un gran partido.

Está claro que el punto fuerte de Cronenberg siempre ha sido la creación de atmósferas extrañas, oscuras y bizarras, muchas veces incluso extrañas al espíritu humano. En “Cromosoma 3”, se ahonda en esta concepción de la psicología de los personajes como herramienta para presentar universos que son ajenos a todos los mortales, excepto al director. Por suerte para nosotros, lo que comenzó con los parásitos de “Shivers” ( 1975), prosiguió con la epidemia de “Rabid” ( 1976) y cobró vida con las criaturas de “Cromosoma 3”, nos ha acompañado durante muchísimos más años de nuestras vidas con unos cuantos títulos más de los que me declaro fan. Amado y odiado, admirado e incomprendido, genio y farsante, Cronenberg tiene una capacidad absoluta para ir varios pasos más allá de lo que se considera natural y hacer que la rareza adquiera un tono de cotidianeidad que directamente margina a la realidad.

Nos lo han repetido hasta la saciedad: la mente es poderosa. Yo añado que aparte de poderosa es cruel. Supongo que solo hemos aprendido a utilizar la parte ponzoñosa que nos castiga constantemente. Cuando aprendamos a utilizar la parte positiva, la que nos ayuda también físicamente cuando somos capaces de sentir felicidad, nos dará igual no saber mover objetos con la mente, simplemente sabremos cómo disfrutar de la vida. Mientras tanto, dejemos que nuestras crías hagan todo el trabajo por nosotros.



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