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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Darlin'

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Recuerdo que cuando escuchaba que alguien había perdido el norte, siempre pensaba en alguien que había olvidado la sensación de frío en su cuerpo. Extrañamente, para mí eso era lo más parecido a estar muerto. El norte deja un poso que no se entiende si no congela el alma y que obliga a estar en constante movimiento. Asociar el frío al norte es esencial en mi vida, forma parte de mí, por eso cuando pienso en alguien que ha perdido el norte, no pienso en alguien que ha perdido la cabeza, pienso en alguien que ha dejado de moverse para encontrar el sentido adecuado de la vida. En la búsqueda del norte, hay que experimentar y pasar por diferentes fases. No importa cómo sea cada una de esas fases, el resultado final siempre debe ser el mismo: ordenar ideas para controlar el frío en las entrañas. Poco a poco, aún estando en el norte, llega el calor y cuando lo hace abrasa intensamente para recordar que tenemos que seguir buscando. Cada uno buscaremos nuestro propio norte y , os aseguro que no es tarea fácil esto del norte. Si no me creéis, preguntadle a Pollyanna McIntosh. Después de escribir y dirigir “Darlin’”, ella sigue buscándolo.


“Todo lo que ocurre desde que conocemos a Darlin, la adolescente acompañante de la mujer, es de un surrealismo tan desorbitado que es imposible empatizar con las situaciones”


Es curioso e inquietante cómo Pollyanna McIntosh convierte a “Darlin’” en una de las peores secuelas que recuerdo. Digo que es curioso, porque ella me pareció tan asombrosa en “The Woman” (Lucky McKee, 2011) que estaba absolutamente convencida de que solo alguien que hubiera interiorizado tanto lo que significaba su papel en aquella película, era capaz de entender su responsabilidad con la secuela. Claramente, yo estaba equivocada y la interpretación de McIntosh iba por un camino totalmente distinto. Su lectura de “The Woman” se debió circunscribir únicamente al grueso del asunto, no a cada pequeño matiz que convertía a la película en un ejercicio psicológico casi insoportable. Mucho me temo que una de las películas más esperada del año, se convierte de esta manera en uno de los grandes fiascos del 2019.

“Darlin” comienza unos cuantos años después de todo lo acontecido en “The Woman”. Lamentablemente, la apertura de la película es lo único prometedor en ella. Pronto empiezan a verse las costuras y antes de llegar a la mitad, todo se desgarra sin posibilidad de volver a recomponerse. El gran mal en “Darlin” es asumir que el espectador vaya a tragar con tanta fantasía y sí, estoy diciendo fantasía pese a que la película poco tenga que ver con este género. Es muy complicado pasar de largo ante cada nuevo paso que la protagonista da. Es muy complicado mirar para otro lado ante la extraordinaria capacidad para desenvolverse perfectamente en una vida que nada tiene que ver con su background. Todo lo que ocurre desde que conocemos a Darlin, la adolescente acompañante de la mujer (tranquilos, no es spoiler, Darlin aparece ya en los primeros segundos de metraje), es de un surrealismo tan desorbitado que es imposible empatizar con las situaciones. El guión se precipita de tal manera que no hay espacio para que se entienda la denuncia social que acompaña a “Darlin’”, al menos no en la manera en la que deberíamos hacerlo.


“Está claro que hay una crítica directa a la iglesia católica (herencia de The Woman), pero todo es tan evidente y, en parte, tan anacrónico que resulta totalmente impostado”


La indignación, constantemente presente en “The Woman”, se convierte en caricatura en “Darlin”, no solo por el hecho de que el coming of age de Darlin sea increíble a todas luces y que se presupongan una capacidades que son imposibles de adquirir en un espacio tan breve de tiempo, sino también por el hecho de utilizar el calzador sin parar en casi todas las secuencias para cumplir los objetivos que el guión se marca. ¿Cuáles son esos objetivos? Me, no entender. Está claro que hay una crítica directa a la iglesia católica (herencia de “The Woman”), pero todo es tan evidente y, en parte, tan anacrónico que resulta totalmente impostado y la artificialidad impregna toda la historia enrareciendo un resultado que hace aguas y se ahoga dentro de su falta de lógica.

Tampoco ayuda la doble narración de la que nos hace partícipe la película. La historia de la mujer, que precisamente es el principal reclamo de la película, entorpece en lugar de ayudar. Su pedacito de historia es aún más estrambótico que el de la joven Darlin, si cabe. Y para completar el desastre, Pollyanna McIntosh está tan sobreactuada en su interpretación de la mujer, que remata la sensación de que todo se le ha ido de las manos. No tengo claro lo que puede pensar Lucky McKee de esta secuela de “The Woman”. Desafortunadamente ya nunca sabremos lo que hubiera pensado Jack Ketchum con esta interpretación tan libre de los personajes que él imaginó, pero sí tengo claro que para mí ha sido un despropósito.


“Pollyanna McIntosh está tan sobreactuada en su interpretación de la mujer, que remata la sensación de que todo se le ha ido de las manos”


No encuentro puntos que me conecten en una posible reconciliación: el atolondrado guión, el manejo de los tiempos, la escenografía, el montaje, la horrible banda sonora, las interpretaciones, la escasez de efectos especiales, las inocuidad de la denuncia, el humor tontorrón que no tiene cabida en ninguna parte de la película y que McIntosh se empeña en encajar hasta atragantar… casi todo lo que rodea a “Darlin’” dista mucho de hacerla interesante. Es una lástima porque había elementos de sobra para haber levantado el vuelo en cualquier momento de la narración.

Entiendo que no siempre se tiene que acertar a la primera. Comprendo que la serie B tiene su propia medida y que quizá estoy siendo muy dura, pero si hay algo imperdonable en la serie B, por encima de la incoherencia, por encima del absurdo, incluso por encima de la desgana, es que no entretenga. Mucho me temo que a mitad de “Darlin’” el entretenimiento se hace bastante cuesta arriba y cuando ya ves que el norte está perdido por completo, solo deseas que el tiempo sea lo suficientemente leve para demostrar que no siempre hay rey en ese norte y que el frío, en ocasiones, solo te muestra el vacío de lo salvaje.



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