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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Assimilate

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Todos cargamos con nuestras propias cicatrices y no todas tienen que ser malas, algunas incluso, dulces recuerdos imborrables de un pasado que se torna más glorioso cuanto más se aleja en el tiempo y más se difumina su imagen. Una nostalgia muchas veces y de alguna manera, impostada o alimentada por el anhelo de lo de antaño y por esa mentira moderna de probeta de laboratorio de que tiempos pasados siempre fueron mejores. Pero en ocasiones, es cierto. Y la realidad es que hay películas que han marcado a determinados individuos influyendo de manera irrefutable en su posterior desarrollo como tal. Mi mochila es generosa y si bien mi espalda nunca lo ha agradecido, lo cierto es que en su interior está la clave de que ahora esté escribiendo estas lineas y si hay una película que me ha marcado y que lo sigue haciendo después de tantísimas lunas, esa es “La Invasión de los Ultracuerpos” (“Invasion of the Body Snatchers”, 1978) de Philip Kaufman.


“poco o nada hay en la filmografía de Murlowski que no atente contra algo o alguien”


Por lo tanto y por respeto a dicha obra magna, intentaré no volver a nombrarla en este breve escrito (al menos así intentaré que sea) vomitado una asquerosa e insoportable tarde de verano más. Y es que sintiendo tanto respeto y admiración por la versión que hizo Kaufman de la película de Don Siegel, el simple hecho de relacionarla con el enésimo ejercicio de terrorismo cinematográfico de un sospechoso habitual como John Murlowski, me parece un acto de dudosa moralidad que difícilmente podría perdonarme.

Más allá de los dos o tres actos bandálicos, por no decir blasfémicos, que Murlowski nos tiene preparados a modo de vil bocado en las pelotas en esta “Assimilate” (2019) como supuesto homenaje a la cinta de Kaufman, de la cual destroza sin ponerse ni colorado algunas de sus más míticas secuencias incluido ese grito desgarrador que se nos clavaría para siempre en el alma, podemos entender el producto en cuestión sin necesidad de hablar de “La Invasión de los Ultracuerpos”, si bien esta siempre subyacerá a todas y cada una de las lineas contenidas en este análisis. Podemos tirar pues de títulos algo menos sacros como “Invasores de Marte” (“Invaders From Mars”, Tobe Hooper, 1986) o “The Faculty” (Robert Rodriguez, 1998) para marcar con una X algunos de los lugares a los que el director ha visitado junto a Steven Palmer Peterson para encontrar las ideas de su nueva película.


“una historia que nos la han contado antes tan bien, tantas veces y que tiene tan poco de cosecha propia, que no suscita, por previsible y toscamente desarrollada, el más mínimo interés en el espectador”


Y sí, también las destroza. No podía ser de otra manera. En realidad, poco o nada hay en la filmografía de Murlowski que no atente contra algo o alguien. En este sentido, es remarcable la fidelidad del autor con sus principios. No en vano, este tipo tuvo en algún momento de su larga trayectoria como musa ni más ni menos, que al mismísimo Hulk Hogan, al que dirigió en varias películas, lo cual puede dar una idea del nivel del cine del personaje.

Dejando ya de lado las perversiones previas del director y entrando ya en “Assimilate”, esta especie de remake/refrito de un buen puñado de grandes momentos del cine de terror y de otros tantos no tan grandes también, nada nuevo bajo el sol. Murlowsky sigue apostando por ese cine de corte televisivo o directo a videoclub en los casos más excelsos, en el que poco importan ni los guiones, ni las interpretaciones ni mucho menos, los valores de producción. Es cierto que el cine de terror nos tiene muy mal acostumbrados, que hoy se cuidan mucho más los aspectos estrictamente cinematográficos que en los ochenta o noventa, donde al género se le atribuía un carácter mucho más jovial y por lo tanto, el nivel de permisividad era bastante más elevado. Hoy, aquella serie B es una rara avis y entre tanto título cuidado al detalle, una película como “Assimilate”, a la que podríamos llegar a sacarle parentesco cercano con las producciones de “The Asylum”, chirría aun con más fuerza.

Comenzando por la simpleza de una insípida puesta en escena, pasando por unos actores que hacen tantos y tan temerarios malabarismos entre la fina linea sin red que separa lo profesional de lo amateur que cuesta creer que puedan tenerle algún tipo de apego a la vida y terminando por unos efectos especiales prostituídos por completo para disfrute un degenerado cliente digital que nunca ha conocido el amor por la artesanía de los clásicos trucos de salón de toda la vida. Y por supuesto, una historia que nos la han contado antes tan bien, tantas veces y que tiene tan poco de cosecha propia, más allá de meter con calzador y sin apenas relevancia en el relato algo de nuevas tecnologías (toda la mierda esta de los youtubers y las redes sociales) que no suscita, por previsible y toscamente desarrollada, el más mínimo interés en el espectador.


“lo único interesante de Assimilate es la propia disyuntiva de discernir entre cual de los elementos que desfilan por pantalla se llevan la palma en el certamen del bochorno”


Cuesta destacar algo positivo de este batiburrillo, en serio, y eso que por lo general soy un tipo que suele quedarse más con las cosas positivas que con las negativas, pero en este caso, reconozco que el ejercicio me sobrepasa y que no tengo donde diantres agarrarme. Si acaso, alguna persecución puntual entre los verdugos y sus víctimas, alguna panorámica nocturna resultona y las risas sarcásticas que puede suscitar algún que otro “homenaje” siempre y cuando uno se tome la cosa con cierto sentido del humor.

Al final, lo único interesante de “Assimilate” es la propia disyuntiva de discernir entre cual de los elementos que desfilan por pantalla se llevan la palma en el certamen del bochorno, Si la indiferencia que genera la historia, lo mal que lo hacen los actores o los efectos especiales prestados de cualquier producción de serie Z tan típicos de “The Asylum” y no tengo claro que esto sea suficiente aliciente para que alguien se acerque a una película que demuestra no tener el más mínimo respeto ni por las fuentes de las que bebe ni por el amor que los aficionados al género sentimos por ellas, que al final, es lo más grave. Tonto yo por caer una vez más, en las redes de este farandulero de tercera que es John Murlowski, que no dudo que pueda tener su público pero desde luego, ni me cuento ni me contaré nunca entre ellos, no después de esto, no después de sacarse la polla y rociar de orín una de las más grandes cintas de terror rodadas nunca.

Lo mejor. Y por aquello de no dejar el premio desierto, hace (muy)buena la versión de Abel Ferrara.

Lo peor: Una (sub)experiencia a la altura de un subproducto por definición.



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