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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Random Acts of Violence

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KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA PRIMERA INCURSIÓN DEL CÓMICO JAY BARUCHEL EN EL CINE DE TERROR CON ESTE SALVAJE SLASHER


La única pega que encuentro a la, por otro lado, muy estimable segunda película de Jay Baruchel en la dirección cinematográfica es su cuestionable posicionamiento moral. No las tengo todas conmigo, y de hecho, se agradece ver dentro del género un punto de vista distinto al que defenderíamos todo el fandom a pies puntillas, pero es cierto que su reflexión sobre como el arte puede influenciar en la violencia es ciertamente opuesto a lo que los amantes del heavy metal, el cine gore y los videojuegos violentos llevamos defendiendo toda nuestra vida. En definitiva, las conclusiones que uno puede sacar tras el visionado dejan un cierto halo reaccionario que sería muy del gusto de los defensores de la moral. No me ha molestado como para indignarme y de hecho dudo mucho que sea la opinión real de Baruchel, que no tiene ningún problema en llenar su debut de casquería.


“una cinta sencilla, para nada parca en brutalidad, que se limita a contar una historia, nada original, pero agradable e interesante”


El aspecto que más he disfrutado es su condición de rara avis dentro de las corrientes actuales del slasher. Sin ser un producto excesivamente revisionista, aunque algo de ochentero hay en sus atmósferas, tampoco se suma a la lista (ya son legión) de slashers posmodernistas que reflexionan sobre el género, muchas veces situándose por encima de él, a modo de burla (lo siento “American Horror Story”, pero no había ni Dios que aguantara esa "1984"). Es una cinta sencilla, para nada parca en brutalidad, que se limita a contar una historia, nada original, pero agradable e interesante.

Sorprende, teniendo en cuenta la poca experiencia de Baruchel tras las cámaras, el trabajo de puesta en escena: hay durante todo el metraje un intento de crear una atmósfera enrarecida, ya sea mediante el sonido, el uso del color o sus confusos insertos animados. Baruchel demuestra personalidad y además consigue que el elenco se situé por encima de la media en este tipo de productos. Todos los interpretes rayan a un gran nivel, siendo la única pega el propio Baruchel, que se limita a hacer de Baruchel, aunque más contenido que de costumbre.


“Baruchel demuestra personalidad y además consigue que el elenco se situé por encima de la media en este tipo de productos”


En una película que se llama "Random Acts of Violence" ("actos aleatorios de violencia") desde luego estos tienen que estar a la altura y en ese sentido el film no decepciona. Diseminados aquí y allá se encuentran agradecidos detalles de casquería y gore despendolado, explotando todo en un final sangriento que pone todas las cartas sobre la mesa, nunca mejor dicho.

Si os acercáis buscando sangre, no os decepcionareis. Es una lástima que tal despliegue de menudillos no se vea acompañado de un villano a la altura: la brutalidad de los asesinatos (hay cierto plano en la carretera muy “Hereditary" - Ari Aster, 2018 -, ya me entendéis) no se ve reflejada en el carisma de un serial killer que se limita a portar un mandil y una máscara de currar en la obra. Un trabajo demasiado vago para una película que juega una importante baza en el aura mística que desprende su antagonista.


“la brutalidad de los asesinatos no se ve reflejada en el carisma de un serial killer que se limita a portar un mandil y una máscara de currar en la obra”


En el apartado de detalles absurdos que nada aportan pero que siempre reconforta descubrir, Wade MacNeil, antiguo vocalista de Alexisonfire y actual cantante de Gallows (tremenda banda) hace un cameo como locutor de radio. ¿La explicación? El cantante es canadiense, al igual que Baruchel, que de hecho luce un tatuaje con la famosa hoja de la bandera canadiense en su pecho ¿O era solo un gag de “Lío Embarazoso” (Judd Apatow, 2007)?

Si alguien me hubiera dicho hace años que el miembro menos gracioso del Frat Pack o lo que es lo mismo: la única persona capaz de estropear una película con Nicolas Cage haciendo de mago melenudo (véase "El Aprendiz de Brujo" - Jon Turteltaub, 2010 -), iba a entregarme unos gozosos ochenta minutos de slasher crudo y directo a la yugular, probablemente me hubiera carcajeado en todo su gepeto; pero si hay algo que cada día tengo más claro, es que tengo más tendencia a equivocarme que a acertar. De hecho, “Goon" (Michael Dowse, 2011) no estaba nada mal.



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