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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: The Deep House

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EL RECTOR NOS HABLA SOBRE EL REGRESO PASADO POR AGUA DE DOS DE LOS GRANDES NOMBRES PROPIOS DEL GÉNERO DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS


The deep house póster
La erosión de la costa debido a los caprichos del mar es inevitable. Tan solo es cuestión de tiempo. Antes o después, el agua termina moldeando el paisaje a su antojo. La vieja guardia francesa se convirtió en su día, en un bastión infranqueable. Revitalizó e incluso reinventó un género, el fantástico, que seguramente no vivía su mejor momento. Pero el mar no cesa en su empeño, nunca lo hace. Y siguió, y siguió, y siguió en su empresa, hasta doblegar al último de aquellos valientes, unos antes, unos después, pero todos terminaron sucumbiendo a las ineludibles fuerzas de la naturaleza. “The Deep House” (2021) es la constatación de que incluso los más fuertes, terminan doblegando la rodilla.


“una historia que propone un poco de todo aquello que hoy, es actualidad en el género. Casas encantadas, nuevas tecnologías y el pseudo mockumentary como formato narrativo” 


nueva película de Alexandre Bustillo y Julien Maury
Seguramente sea Alexandre Aja el gran pionero de la tragedia. Estandarte del movimiento, no tardó en sucumbir a los diabólicos cantos de sirena llegados desde la tierra prometida, para terminar convirtiéndose en un director de clase media, muy lejos de aquellas explosiones de genialidad de sus inicios. No se quedó ahí el escarnio. Sus homólogos de generación no tardaron en seguir sus pasos por unas u otras razones y antes o después, terminaron hundiéndose en las profundidades del abismo marino, si bien es cierto que algunos de ellos, han sido capaces de emerger lo suficiente como para poder robarle al tiempo algo de oxígeno gracias al cual seguir en la pelea

Camille Rowe en la bañera
Las carreras de gente como Xavier Gens o Pascal Laugier han estado marcadas por la irregularidad. Gens, capaz de compaginar títulos de la talla de “Frontiere(s)” (2007), “The Divide” (2011) o “La piel fría” (2017) con producciones tan poco sugerentes como “Hitman” (2007) o “The crucifixion” (2017). Laugier, responsable de uno de los títulos más representativos del terror francés como fue “Martyrs” (2008), frenó en seco su prometedor horizonte con “The tall man” (2012) y tuvieron que pasar la friolera de seis años para que nos ofreciera su mejor versión con “Ghostland” (2018). Desde entonces, silencio. Y quedaban les enfants terribles, Alexandre Bustillo y Julien Maury parecían ajenos a esta tendencia, a tan funesto destino. Dos notables películas tras su fabulosa ópera prima parecían presagiar que las reglas de la naturaleza no iban con ellos. Pero con cara cuero se toparon y ahí, comenzaron los problemas. Tras la simplemente correcta “Leatherface” (2017), de acuerdo, un anecdótico traspiés, llegó “Kandisha” (2020) y los rayos del sol ya no pudieron taparse con los dedos de la mano. Su nuevo trabajo, “The deep house”, no mejora en demasía las prestaciones de su anterior y descorazonadora propuesta. 


“el formato mockumentary afea el conjunto y sobre todo, lo vuelve caótico y confuso en las partes más cañeras, desaprovechando un apartado artístico repleto de romanticismo” 


Camille Rowe en The deep house 2021
Maury y Bustillo se suben al carro del momento y nos adentran en una historia que propone un poco de todo aquello que hoy, es actualidad en el género. Casas encantadas, nuevas tecnologías y el pseudo mockumentarycomo formato narrativo. Setenta y cinco raquíticos minutos son suficientes para hacernos el lío y contar un relato sencillo y directo, casi una excusa para poner sobre la mesa el gran encanto (me atrevería a decir el único) de la película, el hecho de estar rodada casi en su totalidad bajo el agua. En este sentido, el trabajo de los realizadores es impecable y con todas sus miserias, es excusa más que suficiente para acercarse al filme

terror bajo el agua
Visualmente, “The deep house” es un título de incuestionable encanto. Recordando a grandes momentos submarinos de la historia del terror, seguramente con aquella estupenda tercera entrega de la saga “Tiburón” rodada en 3D por Joe Alves en 1983 como ejemplo más significativo, aunque si hay que buscar un paralelismo menos genérico con la cinta de Maury y Bustillo, seguramente lo hallemos en el “Inferno” (1980) de Dario Argento, donde recordemos, el cineasta romano ya exploraba las posibilidades del terror submarino con tintes góticos, en lo que sin ningún lugar a dudas significaron algunas de las secuencias más hermosas de su preciosista filmografía. “The deep house” mama de “Inferno”, aunque por desgracia, no tanto como hubiera sido deseable, ya que el formato mockumentary afea el conjunto y sobre todo, lo vuelve caótico y confuso en las partes más cañeras, desaprovechando un apartado artístico repleto de romanticismo


“una experiencia sencilla que, más allá de su puesta en escena y algún que otro momento puntual creepy, no consigue generar en el espectador las fuertes emociones de terror, angustia y claustrofobia” 


The deep house en movistar plus
A la postre, y obviando el elemento acuático, “The deep house” se muestra como un título terriblemente convencional que sigue las pautas del formato a ritmo marcial, con una primera mitad contemplativa que termina derivando en el habitual frenesí final de este tipo de producciones. Cuan loco resulte dicho tramo final, define buena parte de la suerte de una película como esta y lo cierto es que “The deep house” consigue generar cierta atmósfera gracias al encanto del entorno y resulta efectiva en este sentido gracias a una serie de acertadas decisiones en todo aquello que tiene que ver tanto con el diseño general como en particular, con el de sus villanos, también con la historia de fondo que se nos irá descubriendo a lo largo de la travesía, pero el fin de fiesta, termina resultando de lo más descafeinado e inocente. 

Esta falta de pegada en su crunch time, la sitúa por debajo de otras producciones similares más o menos recientes como puedan ser “Así en la tierra como en el infierno” (John Erick Sowdlw, 2014) o “Blair Witch” (Adam Wingard, 2016), títulos que atesoraban un tramo final absolutamente delirante y muy divertido que disimulaba en buena medida su larga lista de potenciales reproches. “The deep house” es por tanto una experiencia sencilla que, más allá de su puesta en escena y algún que otro momento puntual creepy, no consigue generar en el espectador las fuertes emociones de terror, angustia y claustrofobia, que se podría esperar de una película ambientada en una casa embrujada bajo el mar, más aun, viniendo de una pareja de directores que si por algo han destacado buena parte de su carrera, es por esa capacidad de saber meter el dedo en la llaga en el momento oportuno para ofrecer experiencias perturbadoras. No es el caso de “The deep house”, tan breve, como inofensiva. 

Lo mejor: La premisa, la puesta en escena y su impecable trabajo a nivel técnico y artístico. 

Lo peor: Más allá del envoltorio, no deja de ser un falso documental más con su habitual mochila cargada de piedras a las espaldas. La sensación de que en el formato tradicional hubiera explotado mucho más sus virtudes, una alarmante falta de tensión y un tramo final, francamente descafeinado.



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