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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: The Bay

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Creada a partir de un documental abandonado sobre el ruinoso estado ambiental de Chesapeake, The Bay de Barry Levinson cuenta los horribles sucesos que se desencadenaron durante la celebración del 4 de julio de 2009. La historia se centra en una joven reportera, Donna (Kether Donohue), que emerge con una compilación de videos que revelan un asesino impredecible: un misterioso parásito que es una evolución de un isópodo prehistórico. En diferentes puntos del pueblo rural, varias personas son devoradas desde el interior hacia fuera mientras el hospital local se va llenando de pacientes infectados. Se nos presenta también a una joven y devota madre, Stephanie (Kristen Connolly, The Cabin in the Woods), cuyo marido cae presa de la enfermedad.

En términos de contenido puro y duro, The Bay no es nada nuevo. Es el típico film eco-desastre, enseñando elementos apocalípticos de películas de terror como Contagion, Quarantine y Parasite. Y mientras que el telón de fondo de Chesapeake añade un sentido de realismo al producto final, también realza el ocasional punto de vista auto-indulgente sobre la ignorancia y la apatía burocrática de la sociedad que Levinson pretende criticar. De todas formas hay un malabarismo expresivo impresionante en el estilo documental de la película, y de alguna manera, funciona.

Las interpretaciones, por otro lado; son impredecibles, que ya suele ser el precio que pagas cuando tienes un casting desconocido. Donohue y Connolly sobresalen como dos actrices más fuertes, y afortunadamente son también los dos personajes principales. Sin embargo, algunos de los papeles pequeños te sacan un poco de la historia; líneas escupidas sin mucha potencia y reacciones poco entusiastas son factores que se repiten a lo largo de la cinta. Aunque esto no desmerece para nada la ilusión de lo que estás ‘viviendo’ y te deja involucrarte con la historia de los diferentes personajes.

Para su crédito debo decir que The Bay hace un acercamiento muy noble al género de documental encontrado. En vez de utilizar una o dos cámaras con un único punto de vista, la cinta recompila numerosas fuentes que se enhebran juntas para ofrecer una mayor y mejor visión del desastre. A través de esta manera de narrar, se nos permite navegar por diversas perspectivas clave que ofrecen variopintos puntos de vista. Donna y Stephanie, por ejemplo; representan la tradicional experiencia de ‘cámara que se mueve’ (titilante, sin foco fijo, sin contexto, sin dirección y con golpes puntuales que muestran el verdadero terror). Y después, una serie de conversaciones por Skype y grabaciones de cámara CDC dejan ver elementos más calmados (aunque no menos espeluznantes) del misterio que ocurre. A esto se intercalan videos de una búsqueda preliminar de un par de biólogos marinos, que ofrecen una capa adicional sobre la naturaleza de la epidemia.

Por la parte de la presentación, The Bay, de hecho; hace un excelente trabajo alternando los diferentes videos de footage para que parezca como un único tapiz lineal. Hay que remarcar el trabajo técnico de ejecución de Levinson. Toda la película está rodada usando cámaras de consumidor como iPhones y cámaras compactas para conseguir un mejor nivel de autenticidad. De acuerdo a Levinson, se utilizaron 21 plataformas digitales independientes durante el curso de la producción. Este batiburrillo estético es harto evidente mientras ves la película, y visualmente; se presta al producto final. Lo único que genera un toque disonante es la música que se adhiere al material, teniendo en cuenta la severidad del rodaje.

Dado el minúsculo presupuesto de The Bay, los isópodos antes mencionados apenas aparecen, pero casi parece que esto le dé una ventaja a la cinta. Para contrarrestar, se nos muestra mayoritariamente los efectos secundarios de los parásitos y como infligen daño en los cuerpos de sus anfitriones. Recuerda un poco aquellos clásicos como Jaws o Alien (ojo a la comparación, ¿eh?) que no mostraban al monstruo sino todo el mal que afligía a sus víctimas (FIN DE LA COMPARACIÓN). Por otro lado, esto limita un poco el factor terror, reduciendo los momentos de impacto y dejando paso a gritos de personajes fuera de plano. Como resultado, mucha de esa tensión creciente y que se va construyendo durante el metraje nunca llega a ninguna parte. Un poco epic fail.
 
 


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