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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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"Estamos Muertos", los surcoreanos vuelven a sentar cátedra en el zombieverso

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EL RECTOR NOS HABLA SOBRE COMO NETFLIX CONTINUA EJERCIENDO DE REY MIDAS CON EL TERROR SURCOREANO"


Lo de “Estamos Muertos” (Ji-hu Park / Chan-Young Yoon, 2022) era una arma de doble filo para la plataforma Netflix. Por un lado, un potencial reclamo tanto para aficionados al género como para el gran público en general, tras el enorme éxito cosechado recientemente por la también surcoreana “El Juego del Calamar” (2021) o por la propia “Kingdom” (2019-), la cual ya cuenta con dos temporadas y una película, todo ello, con el ganado beneplácito tanto de público como de crítica especializada. Sumamos a esto otro título de campanillas como fuera el “Train to Busan” (2016) de Sang-ho Yeon, el gran blockbuster surcoreano que sorprendió a propios y extraños para convertirse en una de las mejores películas de zombies de los últimos años y se entiende que la nueva apuesta de la plataforma, “Estamos Muertos”, se haya convertido en uno de los títulos más vistos del a historia de este servicio de streaming


“asegura hordas y hordas de zombies, acción trepidante y sangre a cascoporro, rasgos que definen el marcado target de público al que va dirigida la serie” 


Pero cuidado con los reclamos y sobre todo, con las expectativas. En especial cuando “Kingdom” había puesto tan alto el listón, tanto, que parecía que los surcoreanos habían llevado ya al limite de la excelencia una fórmula, la del cine zombie, que en occidente parecía ya estancada, pese a la aparición en cuentagotas de algunas propuestas medianamente interesantes como pueda ser la también de Netflix, “Black Summer” (2019-). Pero en ocasiones, raras, ocurre que las expectativas, lejos de suponer un lastre, se tornan en la excitante confirmación de que el género fantástico no tiene límites, tan solo hace falta ver un par de capítulos de los doce que componen esta espero, primera temporada de “Estamos Muertos”, para darse cuenta de ello. 

Ya hemos hablado aquí largo y tendido sobre las buenas maneras de “Kingdom”, uno de esos títulos que generan consenso aun sin quererlo, pues la enorme calidad de la serie a todos los niveles, es difícilmente cuestionable, incluso para aquellos que pareciera pernoctan en una interminable vendetta particular contra todo aquello que paren las entrañas de Netflix. “Estamos Muertos” coge lo mejor de aquella y sustenta los cimientos del show en aquello que tan buen resultado dio en la serie de Kim Seong-hoon y Park in-je, su despampanante puesta en escena, una orgía de muertos vivientes capaz de sorprender incluso al más puesto en la materia. “Estamos Muertos” asegura hordas y hordas de zombies, acción trepidante y sangre a cascoporro, rasgos que definen el marcado target de público al que va dirigida la serie y un nuevo ejemplo que tira por tierra teorías conspiratorias varias sobre el terror que manufactura la plataforma, acusada muchas veces de manera injustificada, de estar exclusivamente enfocada al gran público. Pero en el caso que nos ocupa esto tampoco es importante, elitista o no, una serie como “Estamos Muertos” debería estar y de hecho, está, por encima de este tipo de postureos de patio de colegio


“Estamos Muertos dispara a matar y retrata horrores adolescentes que jamás deberían permitirse en una sociedad desarrollada pero que, tristemente, suceden y seguirán sucediendo” 


Y de colegios va la cosa. Un nuevo estallido zombie originado en una escuela de Hyosan, pondrá en peligro la vida de los estudiantes y del resto de habitantes cuando el virus se expanda por la ciudad. Y todo esto, con doce suculentos episodios que rondan la hora de duración. Mucho metraje para contar lo mismo de siempre se dirá alguno. Nada más lejos de la realidad, pues el show no solo es un espectáculo apocalíptico de sangre y vísceras, también es un profundo drama social que relata de forma cruda y sin tapujo alguno, algunas de las miserias adolescentes de nuestro tiempo, centrándose sobremanera en el acoso escolar

“Estamos Muertos” es una serie dura, muy dura, que tiene mucho que ver con la realidad pandémica que nos ha tocado vivir en estos tiempos aciagos, relatando con todo lujo de detalle algo que hemos podido comprobar lejos de la ficción en estos dos años de COVID-19 y es el hecho de que no hay nada como una situación límite para sacar a relucir nuestra auténtica naturaleza. Lo hemos visto en primera persona, como los cadáveres de los fallecidos por coronavirus se amontonaban en polideportivos a falta de recursos para darles sepultura y en paralelo, la única preocupación de algunos eran las cañas del bar que se estaban perdiendo. Como siempre, los peores monstruos no están en el celuloide, están entre nosotros. “Estamos Muertos” dispara a matar y retrata horrores adolescentes que jamás deberían permitirse en una sociedad desarrollada pero que, tristemente, suceden y seguirán sucediendo. Es este meticuloso trato que hace la serie sobre problemáticas tan complejas, lo que justifica la larga duración del show, además del hecho de que, seguramente, estamos ante una de las series con mejor desarrollo de personajes de las que han campado por el género de terror en mucho tiempo


“un REGALO para los amantes del cine zombie, la mejor serie de este subgénero realizada hasta la fecha. Doce capítulos que pasan en un suspiro y que dejan huella en el espectador” 


Con semejante fondo de armario, un sinfín de interesantes subtramas y un amplio abanico de personajes, el trabajo actoral se antojaba imprescindible y de nuevo, “Estamos Muertos” muestra la mejor cara del cine surcoreano, dando como resultado un nivel interpretativo fabuloso que maneja con mano de hierro, los múltiples registros por los que la serie deambula, terror, drama e incluso, comedia. Uno de los grandes logros de “Estamos Muertos” y algo que seguramente, la diferencia de otros productos similares (al menos en cuanto a concepción), es el encanto de sus personajes y el enorme vínculo que se crea entre estos y el espectador desde el minuto uno. No se romperá hasta el final de la temporada, no al menos, como se suele decir,  hasta la que la muerte nos separe. 

Como digo, la puesta en escena es brutal. La cantidad de actores reales perfectamente caracterizados y el casi infinito repertorio de situaciones que la serie pone sobre la mesa, con secuencias de acción trepidantes y momentos de tanta tensión que ponen los pelos de punta, es algo a lo que solo alcanzarán a entender los que ya disfrutaron de “Kingdom” e incluso me atrevería a decir que “Estamos Muertos” adelanta por la derecha a la epopeya de Kim Seong-hoon y Park in-je, en espectacularidad, y también en el hecho de ofrecer una historia mucho más accesible a ojos del espectador occidental, tratando temas universales y alejándose de tramas tan densas y de marcado carácter autóctono, como eran las intrigas palaciegas de aquellas tierras. “Estamos Muertos” sorprende desde el inicio y no deja de hacerlo en ningún momento. Cuando creemos haberlo visto todo, se reinventa para sacarse algo nuevo de la manga, tanto a nivel argumental como de “escenas de cama”, con zombies de todos los colores compitiendo por ver quien la hace más gorda. 

Estamos por tanto ante un REGALO para los amantes del cine zombie, la mejor serie de este subgénero realizada hasta la fecha. Doce capítulos que pasan en un suspiro y que dejan huella en el espectador tal y como hacen las grandes series que terminan perdurando en el tiempo. No tengo duda de que “Estamos Muertos” se contará entre ellas. Frenética, aterradora, dramática y claro está muy emotiva. Está claro que los surcoreanos saben que tecla tocar en cada momento cuando se trata de hurgar en el corazoncito del personal, donde golpear para noquear al sufrido espectador y que nadie tenga duda de que “Estamos Muertos” es una serie que duele, que en ocasiones da tan fuerte que corta la respiración. DRAMA en estado puro y con denominación de origen que, puede que determinado perfil de público no sepa o quiera asimilar, aunque entiendo que todo aquel que se enrola en este tipo de empresas, ya sabe (o debería) donde se está metiendo. 

Lo mejor: Sobresale en todo lo que plantea, aunque si tengo que elegir una sola cosa, me quedo con el dibujo de personajes. 

Lo peor: El último capítulo resulta un tanto anticlimático.



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