Tras unos primeros años de irrelevancia, con dos primeras obras tan anónimas y absolutamente prescindibles como fueron “Ritual” (2013) y “Pod” (2015), Mickey Keating pareció asentarse definitivamente entre esa selecta élite de jóvenes cineastas que aspiran a jugar en las grandes ligas con “Darling” (2015), estupendo trabajo de terror psicológico protagonizado por Lauren Ashlin Carter que ya anticipó por aquel entonces lo que luego algunos terminaron denominando “terror elevado". El hecho es, fue, que Keating no dejó indiferente a nadie, lo cual, en esta industria, es una de las mejores cosas que te pueden ocurrir, pues tan lucrativo puede resultar el hecho de encandilar a unos, como de horrorizar a otros.
“En clave autoral, escudarse detrás de tamañas y evidentes influencias puede resultar una peligrosa arma de doble filo”
Por desgracia, las grandes expectativas generadas no han terminado nunca de materializarse en esa nueva obra que diera continuidad a las muchas virtudes cosechadas por un título tan especial como fuera “Darling”. Lo intentó tan solo un año después con “Carnage Park” (2016), pero el intento se quedó en un survival más y tampoco tuvo mucha más suerte con su colección de psicópatas en “Psychopaths” (2017), trabajo que pasó con grisácea discreción en su periplo por varios festivales, incluido nuestro amado Sitges. “Off Season” (2021) significa la vuelta al redil tras cuatro largos años de silencio del Mickey más inspirado o al menos, del más práctico, recuperando algunas de las señas de identidad que tanto gustaron de “Darling”, como es su marcado carácter homenajístico, siendo en aquella ocasión Roman Polanski y su “Repulsión” (1965) el eje del mal, ahora, apuntando hacia otros ilustres del género como puedan ser Lucio Fulci, John Carpenter y con el imaginario de H.P Lovecraft y sus horrores cósmicos como apropiadamente lubricado telón de fondo.
En clave autoral, escudarse detrás de tamañas y evidentes influencias puede resultar una peligrosa arma de doble filo. Está claro que una película como “Off Season” encandilará a cualquier fan del género, en especial a aquellos que disfruten con el terror en su vertiente más clásica, pues casi todo lo que acontece en pantalla es un continuo recordatorio de los más fascinantes terrores de nuestra vida. Adentrarse en esta isla de Florida dejada de la mano de Dios es como perderse entre las calles de Silent Hill, de hecho, algunas de las estampas de la película parecen un descarado action live de la popular saga de Konami. Tan solo es la punta del iceberg, pues “La Niebla” (John Carpenter, 1980) o “Dagon: La Secta del Mar” (Stuart Gordon, 2001), están presentes en todo momento, tanto en cuerpo como en alma, ya que la historia no deja de ser un pastiche menos gamberro de esta última. Añade un puñado de monstruos sacados del álbum de cromos del tío Lucio, algún que otro numerito prestado de “En la Boca del Miedo” (John Carpenter, 1994) y el viscoso aroma a cefalópodo a modo de refinado perfume francés. Blanco y en botella.
“Si Lauren Ashley Carter fue el inicio y el fin en Darling, el pilar sobre el que sustentar la obra, Mickey lo apuesta aquí todo a Jocelin Donahue en un papel hecho a su imagen y semejanza”
La pregunta es evidente: ¿Qué hay de Mickey en todo esto? Pues me temo que las costuras más gordas. Algunos dejes del autor que tan bien le iban a “Darling”, aquí, en una propuesta diametralmente opuesta, no terminan de cuajar. Ni la manera de dividir la historia en absurdos capítulos, ni el estridente y abusivo uso de la banda sonora en su primera mitad, contribuyen en nada a la hora de invitar al espectador a viajar hacia todos esos maravillosos lugares comunes a los que el filme te empuja casi con grosería. El uso críptico de determinadas líneas de diálogo (y de nuevo echo la mirada atrás hacia “Darling”) tampoco terminan de tener aquí, en una historia tan gráfica, excesivo sentido. Sobre todo, porque todo esto parece más un intento desesperado por ofrecer esa cuota mínima de autoría, que un activo real para con la obra.
Si Lauren Ashley Carter fue el inicio y el fin en “Darling”, el pilar sobre el que sustentar la obra, Mickey lo apuesta aquí todo a Jocelin Donahue en un papel hecho a su imagen y semejanza. Donahue es otra actriz que en su momento, tras protagonizar la que sin duda es hasta la fecha (y me temo que lo seguirá siendo hasta el fin de los tiempos, por más expectativas que haya generado su “X”) mejor película de Ti West: “The House of the Devil” (2009), se postuló con fuerza para el cargo de nueva musa del género, pero pese a sus habituales apariciones en este, nunca ha terminado de explotar como se esperaba, ya sea protagonizando terrores de medio pelo como “Summer Camp” (Alberto Marini, 2015) o “Dead Awake” (Phillip Guzman, 2016) por un lado, o bien teniendo que conformarse con pequeños papeles menores en grandes películas como “Insidious: Capítulo 2” (James Wan, 2013) o “Doctor Sueño” (Mike Flanagan, 2019). Me atrevería a decir que en “Off Season” encuentra de nuevo al fin, ese equilibrio que no disfrutaba desde la cinta de West, ahora sí, como auténtica reina del baile de una empresa con cara y ojos. Lo hace bien, muy bien, en el rol que se le exige, uno muy parecido, casi calcado, al que la presentó con honores en sociedad.
“una propuesta que engatusará a muchos gracias a una de las grandes señas de este maravilloso género que es el fantástico, la explotación de sus activos”
A su lado, la acompañan algunos nombres propios del ya habitual séquito de Mickey, en este caso, Jeremy Gardner y Larry Fessenden, a los cuales se les une un ya encasillado aunque siempre sugerente Richard Brake, capitaneando junto a Joe Swanberg toda una armada de secundarios cuasi testimoniales al sumiso servicio de una dominatrix Donahue que se desenvuelve con el cuero y los tacones a antojo, azotando nalgas, pisando escrotos, manejando los tiempos y catalizando absolutamente todo lo que sucede en la alcoba de su particular, si se me permite el chiste fácil, “juego del calamar”.
“Off Season” es una película que no esconde sus referentes, todo lo contrario, se regocija en ellos y en su escaso metraje, se apura en intentar sacarle el máximo partido posible a todos ellos. El director intenta sumarse a la fiesta aunque sea de forma artificiosa y va soltando por el camino alguna que otra página arrugada de su libro para que nadie se olvide de que pasaba por aquí. Muy lejos queda “Darling”, y no se cuanto queda de aquel Mickey, lo que es innegable es que “Off Season” es una propuesta que engatusará a muchos gracias a una de las grandes señas de este maravilloso género que es el fantástico, la explotación de sus activos, la repetición de fórmulas de éxito y el abuso enfermizo de sus lugares comunes de postín. Todo lo que aparece en pantalla mola, la atmósfera (cuando Mickey tiene a bien dejar de dar por culo con sus filias musicales) está cuidada y es tan reconocible que roza lo erótico, el imaginario sobrenatural está tan testado como homologado y la delicada figura setentera de Jocelyn Donahue se encarga sobre el terreno y sin necesidad de mucho libreto, de hacernos olvidar que la historia no deja de ser un refrito simplón más, de este divertido pastiche.
Lo mejor: El gusto por los clásicos del que hace gala Mickey Keating, la gran presencia de Jocelyn Donahue y el primitivo encanto de un terror simple y directo a la yugular.
Lo peor: Poco queda aquí de aquel Keating que sorprendió en “Darling”. El uso de la banda sonora en su primera mitad y su breve metraje, apenas ochenta minutos que no dan para mucha floritura narrativa.