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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Suspiria

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Creo necesario contextualizar esta película y poner mis cartas sobre la mesa, antes de proceder a la reseña de la misma, y de que algunos se rasguen las vestiduras y se indignen conmigo.

Giallo (amarillo en italiano):“Es un término que designa un subgénero cinematográfico que nace en Italia a mediados de los años 60 del siglo pasado, cuyos argumentos (la mayoría de veces son inconsistentes) transitan entre el thriller y el terror. En sus orígenes el término hacía referencia al color de las cubiertas de las novelas policíacas baratas (pulp) que fueron editadas en Italia en 1930”. Debo reconocer que el giallo no es un subgénero que me entusiasme, de hecho la mayoría de sus producciones me resultan mediocres y de baja calidad, aunque reconozco la notable influencia que ha tenido en slashers posteriores como Viernes 13 o Halloween y el empeño que un puñado de cineastas pusieron por aterrar al público (digno de alabar una y mil veces).

Dario Argento:“Director italiano, posiblemente el máximo exponente de giallo y para muchos uno de los grandes maestros del terror”. No tengo la menor duda que el señor Argento se ha empeño y esforzado por hacernos pasar malos ratos (disfrutar) durante casi cuarenta años a la audiencia. Otra cosa es que haya aprovechado el tiempo y sea un gran maestro del género (a mí nunca me lo ha parecido).

Suspiria:“Película italiana de terror de 1977, considerada por muchos críticos como una de las mejores de la historia del cine de terror”. A pesar de tener muchas de las características del giallo, Suspiria, no puede ubicarse en dicho subgénero de forma unívoca.

Después de lo mencionado, vayamos a quemarropa y sin hacer prisioneros a lo que verdaderamente importa, esta famosa película (de culto para muchos aficionados desde el día de su estreno) me parece excesivamente sobrevalorada y con muchas más sombras que luces (o debería decir, colores llamativos).

El argumento (al menos lo coherente), es la historia de una joven estadounidense, Suzy Banion (interpretada por Jessica Harper), que decide ir a Alemania a una prestigiosa escuela de danza (Academia Tanz) para convertirse en una bailarina de primer nivel. Nada más llegar, en una lluviosa y gélida noche, suceden extraños acontecimientos que acaban provocando varias muertes y la sensación en Suzy de que algo misterioso y terrible se oculta en la afamada academia.

Cada vez que la veo (y lo he hecho unas cuantas veces) me asombro, para bien, de lo cuidadoso y detallado de los (geométricos) decorados, la esplendida fotografía (deudora, sin duda, del expresionismo alemán), el esmero de Argento por planificar cada escena (sobre todo las muertes) y la asombrosa utilización del sonido y la banda sonora para generar inquietud (compuesta por la banda de rock progresivo italiana Goblin y que recuerda, al menos a mí, los sonidos percuso-metálicos de los pre-industriales Einstürzende Neubauten) y la justa pero eficaz dosis de sangre. Todo ello dota al film de un ambiente malsano y claustrofóbico de primera.

Pero, al mismo tiempo, aún me asombro más (negativamente por desgracia) del poco cuidado que el padre de la criatura (Dario Argento) y Daria Nicolodi ponen en la elaboración del guión y la historia que quieren contar. Siendo esta una sucesión de secuencias incoherentes (las cuales me remiten a ensoñaciones pesadillescas), sin apenas nexo de unión, donde se echa mano (cual prestidigitador) de personajes construidos ad hoc para que la historia avance (atención a la irrupción “sin vaselina” del personaje interpretado por Udo Kier o la desaparición, nuevamente “sin vaselina” del interpretado por Miguel Bosé, cuando parecía que este último era importante en la trama) y con una resolución precipitada y excesivamente torpe. Ni tan siquiera fueron capaces de dotar a la historia de simbolismo metafórico para la libre interpretación. (He de reconocer, para ser justos, que siempre tengo la sensación de que en la sala de montaje han despojado a la película de gran cantidad de material necesario para la misma, lo cual equivaldría a la condena absoluta del montador y de Darío Argento por consentirlo).

Es cierto que la cinta no aburre (en sus casi 100 minutos) y te atrapa de forma hipnótica entre rojos, azules y amarillos resplandecientes y entre pasillos enigmáticos y personajes misteriosos al son de sonidos distorsionados y excesivamente elevados, pero lo que se cuenta carece de un hilo conductor, y dado que no podemos olvidar que una película es mucho más que una sucesión de imágenes (más o menos estéticas), no debemos ser indulgentes y tolerar la falta de esfuerzo por parte de sus creadores a que todo fluya ordenadamente hacia un clímax final.

La base esencial de todo relato es amputada al no dotar de profundidad a los personajes, hacer avanzar de forma lógica la acción (decantándose en este caso por la capciosidad) y no respetar a los personajes (ni a los espectadores, lo cual me resulta aún más imperdonable). Y somos nosotros, y sólo nosotros quienes debemos denunciar esto, para que además de brindarnos un espectáculo audiovisual de primera, también nos deleiten con la sustancia de lo que se narra. Desgraciadamente los consumidores del género de terror (en cualquiera de sus variantes) solemos ser condescendientes con el fondo (guión) y aquello que no toleraríamos en un melodrama lo consentimos cuando se trata de zombies, vampiros, brujas o monstruos del espacio.

Por todo lo mencionado, y aún reconociendo las notables virtudes técnicas de esta película, de las que podríamos estar hablando y analizando durante días (en su momento fue considerado por muchos un film de arte y ensayo), no puedo darle un aprobado. Por supuesto recomiendo su visionado, tanto por la influencia que ha tenido, como por la belleza de muchas de las secuencias, así como por lo equivocado que puede estar mi argumentación (estoy convencido que muchos de vosotros la considera una verdadera obra maestra).

Nota final: Sé que es muy difícil parir guiones o historias como los escritos por gente como Leigh Brackett, Robert Bolt, Billy Wilder, Joseph L. Mankiewicz o Robert Benton, pero eso no debería ser un inconveniente. Al contrario, debería ser una motivación para aquellos que se enfrentan a la hoja en blanco (cuenten la separación traumática de un matrimonio, el ataque de un pulpo gigante, la invasión de la Tierra por parte de alienígenas o la sucesión del capo dentro de una familia mafiosa).
 
 


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