Si quieres ver algo interesante sobre zombis, lee el libro de Max Brooks, la fuente de esta película. Brooks, hijo de Mel Brooks y Anne Bancroft desencadenó una guerra por los derechos de ‘la historia oral sobre la guerra zombi’ algunos años. Y ahora…
Tras ver Guerra Mundial Z me preguntaba porque la película, lejos de parecerse o seguir el ritmo del libro; había despertado tanta excitación entre la gente; extraída la originalidad narrativa del libro, la cinta no es nada más que otra película de zombis. El libro es diferente pero la película en sí, no. Bajaba por el centro hasta mi casa y veía la cantidad de gente que había en las calles, bebiendo y pasándolo bien. Gente inocente pero, ¿qué pasaría si de repente todos se transformaran en algo malévolo y terrorífico? Sí, soy una paranoica. ¿Pero quién no ha sentido un poco de paranoia mientras caminaba por calles abarrotadas de gente sacadas de cualquier cinta o comic? La película, dirigida por Marc Foster y escrita por Matthew Michael Carnahan y un arsenal de colaboradores más; evoca la densidad frenética de la vida moderna; promueve el miedo a las plagas y a la anarquía, y el sentimiento que todo está en constante aceleración. Durante muchas partes del metraje, tiene el tono y el tempo del pánico. PÁNICO en mayúsculas.
Guerra Mundial Z recorrió un largo camino de guión sobre guión y plano sobre plano. Se ha reescrito cientos de veces y se ha re-grabado cientos de veces más. Sin embargo, a pesar de algunos pasajes convencionales y un final bastante suave, Forster y Brad Pitt, que además de prota también es productor de la película después de ganar los derechos para su productora Plan B; han sacado a flote un buen resultado. También han logrado resucitar la experiencia del shock en una película a gran escala, algo que no se veía en mucho tiempo. Mi corazón latía al doble de velocidad en algunas escenas y eso, a día de hoy; es mucho.
Guerra Mundial Z explota nada más empezar, donde ya vemos alertas de que algo no va bien y que las cosas se están poniendo peor: noticias en televisión sobre animales rabiosos y delfines muertos, aglomeraciones errantes y alborotadores – el ruido usual premonitorio que abre una película del desastre (disaster movie). Gerry Lane (Brad), un solucionador de problemas retirado de las Naciones Unidas (si, ese cargo existe, hay gente que en su vida se dedica a ser troubleshooter); su mujer, Karin (Mireille Enos); y sus dos hijas (que son un poco ostiables) conducen para abandonar la ciudad pero quedan atrapados en un atasco de tráfico en el downton de Philadelphia.
Y así, repentinamente; la calle entra en erupción, una moto de policía pasa zumbando por entre dos carriles y un camión de la basura empieza a arrollar a todos los coches para pasar por entre el tráfico. Una explosión y la gente empieza a correr, aterrorizada. La velocidad y la violencia te atraviesan como un rayo. Entonces, gradualmente, en breve; mordaces visiones; los ves: criaturas que parecen humanas, con heridas al aire, en carne viva y ojos salvajes; mordiendo y saltando sobre la gente causando el caos. Estas escenas sugieren cuán rápido una ciudad grande americana sucumbe ante el desastre. Pero, ¿qué está causando este comportamiento? ¿Un virus apocalíptico? Al principio nadie usa la palabra zombie – es ridículo.
Me removí viendo las escenas extrañas que pasan en Philadelphia (que en verdad es Glasgow, porque sale más barato) y eso que he visto muchas películas de superhéroes creando el caos en grandes ciudades pero esto no es lo mismo. Esas escenas en otras películas de acción están carentes de emoción, son productos multimillonarios pero no en Guerra Mundial Z. Aquí es el espectáculo más gratificante que he visto en años, y la única razón del éxito es que Brad Pitt no es un héroe. Gerry Lane es duro y tiene recursos infinitos para todo (podría arreglarse un brazo roto él mismo si tuviera que hacerlo) pero no vuela, no traspasa paredes, y, en una larga tradición de humildes películas de superhéroes, es reacio y terco ante ayudar. Un poco antes, el Secretario General de la ONU (Fana Mokoena), quien parece ser uno de los pocos hombres de poder que quedan vivos; le cuenta a Gerry que la ciudad entera ha sido sometida a las criaturas y que él es el único que puede salvar el planeta. Así que Gerry se va a buscar al paciente 0 para encontrar la cause del apocalipsis –lo que sea – y entonces la cura. Mientras vuela alrededor del mundo, la audiencia es arrastrada lenta pero inexorablemente al horror.
Y es esta la parte que más se asemeja al libro; mostrando cómo reaccionan los países ante el caos masivo dependiendo de su religión y su política. Algo que nos entusiasmó a todos cuando leímos la novela. En una base militar americana en Corea del Sur, los soldados saben con exactitud a qué se enfrentan. Llaman a las criaturas Zetas, y prefieren dispararse a sí mismos a convertirse en uno de ellos. La secuencia es oscura, lluviosa y llena de terror – una pesadilla fugaz que nos devuelve al ritmo y a la carga de las escenas previas en Philadelphia. Puedes admirar de una película como Contagion (2011) de Steven Soderbergh, una representación realista de una crisis civil causada por un patógeno que se expande, pero la versión terrorífica del desastre que nos muestra ésta abre los sentidos para asimilar más de lo que esperaríamos si algo así ocurriese.
El vampirismo, como todo el mundo sabe; habla de sexo y violación (no violaciones) y transgresión. Pero, ¿por qué nos fascinamos con los hambrientos no-muertos? Los orígenes nos hablan de África y el Caribe – el vudú y la reanimación de cuerpos. Romero reconoció nuestro deseo de entender y su película La noche de los muertos vivientes ofrecía una explicación semi-científica de los 60: una sonda espacial a Venus ha vuelto a casa contaminada con radiación que infecta a los cadáveres.
A pesar de esta información un tanto ridícula para nuestros tiempos, la película se mantiene inmensa en su esplendor a través de los años y hay escenas magníficas, como la niña que ha sido mordida y ataca a su madre. Pero este sólo fue el inicio de la leyenda zombi. En 2006, cuando Max Brooks publicó su novela “World War Z” lo peor ya había pasado: los zombis habían sido ya vencidos y sólo habían destruido un parte de la población mundial. Los supervivientes, en una historia oral (oral history, lo llaman) recuerdan el pasado.