Crítica: Aquaman y el Reino Perdido

Con un poco de suerte voy a ser el último colaborador del Nido en tener que escribir un texto negativo sobre una (otra) adaptación del actual Universo Cinematográfico DC. Actualmente no queda nada en la recámara y, después de un año plagado de fracasos artísticos y económicos, parecer ser que “Aquaman y El Reino Perdido” (James Wan, 2023) va a ser, finalmente, el último clavo en el ataúd del DCU; antes de la tabula rasa que James Gunn pretende realizar. Y teniendo en cuenta la taquilla… no creo que ni “Aquaman y el Reino Perdido” ni “Blue Beetle” (2023) se salven de la quema como personajes. 

Como espectador ando lejos de ser agorero y tenía esperanzas tanto en James Wan, que me hizo disfrutar de la primera entrega cosa fina, como en Jason Momoa y su apropiación del personaje, llevándolo a su terreno canalla y cazurro. Conviene recordar que “Aquaman” (James Wan, 2018) sigue siendo la cinta mas taquillera del DCU, por lo que, como aficionado a las adaptaciones de cómic, esperaba una despedida digna y quién sabe, quizás una puerta abierta a que Momoa continuara con su papel. ¿Y bien? Nada de eso. La secuela del superhéroe que habla con los peces es un absoluto desastre que ni siquiera funciona como entretenido film de aventuras. 

Uno tiene la sensación durante el metraje de que todo lo que funcionaba en la primera parte (esa imaginación CGI desbordada, ese tono kitsch y hortera…), pesa como una losa en la secuela. El Reino Perdido luce trasnochado visualmente y el horterismo digital (así como los evidentes problemas de montaje y sus más que cantados re-shoots) termina por asfixiar la cámara de un Wan que apenas tiene ocasión de lucirse con sus, habitualmente eficaces, movimientos de cámara. Wan había demostrado, tanto en la primera entrega (la pelea de Nicole Kidman en la casa…) como en su cinta con la familia de Dominic Toretto, moverse como pez en el agua (toma chiste fácil) en las set pieces de acción más espectaculares y frenéticas. No hay una sola secuencia de la secuela que funcione en ese sentido… si me apuras puede recordarse el segmento de la ciudad de ladrones y mercenarios; que en realidad funciona por un diseño de producción que no deja de ser un Star Wars acuático. Si en un film de aventuras/acción/superhéroes no funcionan los aspectos más espectaculares, tiene más de la mitad de la batalla perdida. 

Argumentalmente la cosa tampoco mejora. Tan acostumbrados como estamos a grandes conexiones que nos llevan de un lugar a otro y que nos obligan hasta a estar pendientes de la línea oficial de calzoncillos de Marvel y DC, un film como “Aquaman y El Reino Perdido” aparece como un islote perdido en el mar. Lo que debería entenderse como individualidad y divertimento, adquiere en realidad las formas de un artefacto fílmico intrascendente, sin ningún tipo de relevancia o interés en el DCU, más allá de un bochornoso epílogo, en el que alguien debería haberle comentado a Momoa que ya vale de hacer el payaso. La historia es más simple que el mecanismo de un chupete y juega la baza del desgastado concepto de enemigos convertidos en aliados. Aquí viene mi crítica más furibunda al film: no puedes pasarte toda la promoción del film (sí Wan, te miro a ti) diciendo que has tomado como referencia “Tango & Cash” (Andrei Kovchalovsky, 1989) y que el esqueleto argumental de tu película es el de una buddy movie, para luego ofrecer los mismos chascarrillos de siempre. Y lo peor es que "Aquaman y el Reino Perdido" tampoco funciona como comedia de colegas; quizás funciona como comedia involuntaria, gracias a ese peluquín platino que luce Patrick Wilson con una absoluta falta de dignidad. 

Sin entrar en polémicas, para eso está Twitter aka X, me parece bochornoso el tratamiento que le han dado al personaje de Amber Heard. Es una absoluta falta de respeto como intérprete que decidan prescindir así de tu personaje, con esa falta de sensibilidad argumental o coherencia narrativa. Amber Heard está porque, deduzco, no llegaron a algún tipo de acuerdo, pero sinceramente es como si no estuviera. Lo mismo puede decirse del personaje de Kidman, que solamente aparece para hacer avanzar la historia mediante explicaciones. Viendo la bochornosa química entre Wilson y Momoa, hubiera firmado el triple de escenas con Kidman dando la turra al respetable, con información sobre tridentes, maldiciones y el Cristo que lo fundó. 

La última gran decepción del 2023 también es la primera película fallida de James Wan, director al que admiro profundamente y del que quiero exculpar de parte de la culpa del desaguisado que es la secuela de “Aquaman”. En realidad los errores del film son similares a los de otras producciones recientes de DC: ausencia de coherencia respecto a lo que quieren contar, problemas para formar parte de un todo más grande que la suma de las partes, intento de copiar la formula Marvel pero sin estar totalmente convencido de ello… Es hora de enterrar definitivamente la primera etapa del DCU; experimento que nos ha dejado grandes películas y grandes momentos, pero que visto en su conjunto ha pecado de una ofensiva cantidad de palos de ciego. EL DCU no ha sabido mirar al futuro y ha fagocitado su pasado (los cameos del film del velocista…). Es hora de un reinicio total que espero, sinceramente, ofrezca a los seguidores de DC un universo cinematográfico (con luces y sombras, vale) que vaya a algún lado.