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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso

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Llevar a la gran pantalla sagas literarias, parece haberse convertido en una de las fórmulas más sencillas para la industria de Hollywood de hacer dinero. Si autores como J.K Rowling con las aventuras de su mago adolescente Harry Potter, Stephenie Meyer y sus vampiros fluorescentes o el mismísimo J.R Tolkien (de seguir con vida, por supuesto) y su periplo por la tierra media se han hecho de oro gracias a ceder los derechos de sus obras a la industria cinematográfica, le toca ahora el turno a Cassandra Clare y su saga de cazadores de demonios. Para ser concretos, a la adaptación del primero de sus libros: “Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso”.

El holandés Harald Zwart, al cual respeto y detesto a partes iguales por dirigir, primero, la estupenda secuela de “La Pantera Rosa” (“The Pink Panther 2”, 2009) y segundo, el tedioso remake o nueva versión (como queráis) de “Karate Kid” (“The Karate Kid”, 2010) que haría levantarse de la tumba al mismísimo Pat Morita para dar cera, pulir cera, es el encargado de ponerse tras las cámaras de la que a priori parece ser la primera de una larga serie de películas, pues la saga creada por la escritora estadounidense, consta de una cantidad obscena de libros. Por supuesto, esto vendrá dado por la cantidad de adolescentes que pasen por caja para ver dichas películas y la de pósters y demás merchandising que consuman para acariciarse la entrepierna por las noches.

Y es que como no podía ser de otra forma, esta nueva franquicia está nuevamente enfocada a un público adolescente, al igual que sucedía con la saga “Crepúsculo”. Por lo tanto, cualquier aficionado a esto del fantástico que pretenda disfrutar de un producto mínimamente serio o adulto, mejor se aleja de esto. Ahora, si eres una jovencita de entre 15 y 20 años (si superas ese tope de edad, ya entrarías en la categoría de patologías y trastornos mentales y por lo tanto, te recomendaría visitar a tu médico de cabecera lo antes posible para que te den cita para el especialista), vistes con estética gótica (o al menos lo que tu crees que es estética gótica), escuchas grupos musicales como “Evanescence” o “Within Temptation” (porque por supuesto, alguien te ha vendido que eso es música gótica) y forras las paredes de tu habitación con pósters de Victoria Francés (y joder, eso si es muy gótico), esta es, sin duda, tu película.

“Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso”, es pornografía, eso si, encubierta. Y lo es, porque en realidad, lo que nos quiere vender esta nueva franquicia, parafernalias a parte, es el enésimo royo entre adolescentes, lo demás, eso, paja. Por más que quiera disfrazarse de otra cosa, en este caso, de un relato fantástico sobre demonios y razas ancestrales que no hay por donde cogerlo desde el minuto uno. Todo un compendio de mitología autóctona de saldo y totalmente falta de personalidad, que lo único que hace es recolectar un poco de aquí y un poco de allá, para dar forma a un universo poco creíble plagado de cientos de tópicos y clichés de la fantasía y el terror: vampiros, hombres lobos, demonios, brujos, hechiceros, etc... pero lejos de construir algo coherente (si se me permite el término dentro del contexto) y sobretodo con denominación de origen, como si se ha conseguido en otras franquicias de fantasía, lo que aquí vamos a encontrar es un relato impersonal, vacuo y carente de cualquier tipo de interés, por más información que se nos quiera meter con embudo en esta primera entrega.

Todo lo anterior, como he dicho, una mera excusa, un simple envoltorio, para sacarle el jugo a lo realmente importante, los amores y desamores de un grupo de jovencitos de anuncio de moda juvenil y de paso, a los sexos de los millones de adolescentes que van a consumir un producto como este. Y conste que no hay nada despectivo en ninguna de mis palabras y apreciaciones ni sobre la película, ni sobre su legión de seguidores en este sentido. Ésta está destinada a quien está destinada y ese, es un público tan respetable como cualquier otro. El problema viene cuando alguien supuestamente adulto como yo, se enfrenta a este tipo de empresas y es que amigos, ya estoy mayor para semejantes menesteres.

¿Que es lo que vamos a poder encontrar entonces en esta primera entrega de la saga? Pues básicamente, una pasarela de moda gótica y un buen puñado de personajes forra paredes. A cual, más ridículo, amén de un híbrido entre telefilme rosa y superproducción fantástica. En este sentido, nada nuevo en lo primero, pues es lo mismo de siempre. Llama más la atención el acabado de lo segundo y es que a nivel de efectos especiales (pese a contenerlos en abundancia), la película se queda muy atrás de lo visto por ejemplo, en la saga de “Harry Potter”, lo que por otro lado deja patente, cuales son las intenciones reales de la cinta y en este sentido, queda claro que el público de la misma va a estar mucho más preocupado de cual de los chicos es más mono, a quien le queda mejor el pantalón de cuero y el rimel de las pestañas, que de si el demonio de turno está mejor o peor realizado.

Dicho todo esto (y desde luego no estoy inventando la pólvora), decir que “Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso”, es, a ratos, y pese a los muchos “peros” que puede sacarle alguien que poco tiene ya que ver con el universo teenager y su basto folcklore, una película entretenida que sobretodo, destaca por su acertado ritmo narrativo, el cual solo se ve truncado esporádicamente por las inevitables secuencias románticas que al menos y por suerte, en esta primera entrega, no son tantas como podrían (aunque en estas, los momentos de vergüenza ajena están más que asegurados). Incluso, me atrevería a decir, que contiene alguna que otra destacable, como por ejemplo, el enfrentamiento con cierta bruja de color, el cual evoca a la mejor serie B.

Una película concebida a imagen y semejanza de todas las quinceañeras góticas del mundo y para aquellas que ya hace unos cuantos años que dejaron de tener quince pero que allí se quedaron y siguen gustando de todos los artificios que pone a su disposición un producto como éste. Más allá de todas ellas, el resto, puede disfrutarla en mayor o menor medida en horario de sobremesa, pues es una de esas cintas que no requieren en exceso de nuestra atención y por lo tanto, no son incompatibles con una cabezadita... o dos.

Lo mejor: Su directa puesta en escena, hacen de sus dos horas de duración, una experiencia menos tortuosa de lo que a priori se podía esperar y el diseño de algunas criaturas.

Lo peor: Como supuesto relato “oscuro”, carece de punch a todos los niveles, la forma no premeditada en la que ridiculiza los estereotipos góticos y su total falta de personalidad.




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