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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Blue Ruin

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Para los cinéfilos de una cierta edad, hay que regresar al día en que vimos Sangre Fácil de 1984 o Pulp Fiction, en 1994, por primera vez. Para aquellos cuyos estómagos aguantaran violencia gráfica y carnaza que se inclinaba al humor sardónico, la catarsis al resollar de horror y luego reírse nerviosamente por la cantidad excéntrica de daño corporal hecho por los a menudo ineptos perpetradores. 

Qué tiempos inocentes eran aquellos.

Hay que pasar deprisa unas décadas para volver al 2014. Claramente, el director, escritor y director de fotografía también, Jeremy Saulnier; ha sido testigo de su participación justa de vísceras que pueblan múltiples escenas. Las huellas dactilares ensangrentadas de Quentin Tarantino y los hermanos Coen – entre otros autores propensos a la violencia – se embardunan sobre Blue Ruin, un thriller de venganza de bajo presupuesto que está haciéndose lentamente con la reputación de película de culto en el circuito de festivales de cine desde que se proyectara el año pasado en Cannes. 

En este cuento gótico-rústico-cateto (hillbilly), un sin techo muy tocado que busca represalias por el asesinato hace muchos años de sus padres es bombardeado con los titulares de los diarios. Mientras que las réplicas culturales del 9/11 pueden vislumbrarse en la aparición de superhéroes de cómic en conflicto consigo mismo o en el gore extremo de películas como la franquicia Saw, Saulnier podría ser uno de los pocos realizadores de su generación en reflejar de una manera ficticia la devastación provocada en la psique nacional de los tiroteos que suelen aparecer en los titulares a diario, tanto en masacres a gran escala como en confrontaciones de uno a uno. 

No hay un vengador honesto a lo Liam Neeson con nociones ágiles para usar armas y una destreza en la lucha sin igual que apoyar en Blue Ruin. Tampoco encontraremos un psicópata borderline de agresividad auto contemplativa que puede ser vilificado al final de la cinta. Por el contrario, el personaje central es un individuo anti-social terriblemente trastornado donde el único canal de salida de su angustia es destrozar eventualmente a aquellos que él cree que hicieron daño a su familia y a él mismo. Y cuando decide ir a por ellos, será con la asistencia de armas fácilmente disponibles. 

Cuando conocemos a Dwight (Malcon Blair, el amigo de la infancia de Saulnier, cuyo rostro triste enmascara diestramente aquellos demonios que le acechan en el interior y que así, inicialmente; gana nuestra simpatía), está disfrutando de las comodidades de la casa de otra persona – antes de hacer una huida rápida antes de que los dueños le cojan. Gasta sus días en un resort de playa en Virginia, recogiendo botellas abandonadas y convirtiéndolas en calderilla. Con sus ojos casi muertos y poseídos, su apariencia enlodada y sus ropas de colores apagados, es prácticamente un fantasma viviente escurriéndose entre las multitudes en vacaciones sin ser apenas visto. 

Su refugio es un Pontiac medio podrido – el blue ruin del título – y es aquí donde le encuentra una oficial de policía muy amable que le informa que Wade Cleland, el asesino acusado de matar a sus padres, está a punto de salir de la cárcel. De repente, este conjunto de huesos sin forma que es Dwight vuelve a la vida con un propósito, en ocasiones un propósito torpe con algún que otro instinto del que fiarse, el propósito de dar caza su presa. Aunque se ve forzado a utilizar un cuchillo a falta de conseguir un arma; consigue matar a su dragón. En este punto, la audiencia toma cierto confort en su éxito, aunque sea un éxito horriblemente salvaje y desordenado. 

¿Pero entonces qué? Dwight no ha pensado mucho en los efectos colaterales de sus acciones, especialmente cuando ha dejado tras de sí numerosas evidencias que le identifican. Tras entrar en otra casa para afeitarse y parecer presentable en una camisa robada y unos pantalones caquis, visita a su hermana separada que es madre de dos niños. Durante la reunión, se da cuenta de que los miembros supervivientes del clan Cleland no han informado a las autoridades del asesinato de Will ya que no hay nada en las noticias locales. Esto sólo puede significar una cosa: van a tomarse la justicia por su mano. Y Dwight, tras decirle a su hermana que vaya a algún lugar a esconderse; decide luchar también. 

No voy a contar nada más de lo que pasa a continuación, pero Saulnier hace grandes elecciones que revelan que tiene mucho más en mente que simplemente satisfacer un caos sin sentido con trazos de comedia negra. No es pura casualidad que Dwight se pase la última hora de la película como si estuviera audicionando para la serie The Office. Ya no es un vagabundo sin objetivo, un inadaptado. Ahora es uno de los nuestros.

Luego sentimos un gran alivio cuando Dwight aprende como echarle el guante a unas cuantas armas importantes. Busca a un viejo amigo del instituto, el amigable y corpulento Ben (Devin Ratray, más conocido como Buzz en Solo En Casa, que traerá un poco de jocosidad a la historia antes de que el infierno se abra paso). Parece ser que este fortachón tiene un arsenal impresionante al alcance. Naturalmente, los Cleland no se quedarán cortos a la hora de aportar munición, incluyamos también… una ballesta. 

De manera poco habitual a la americana, la película está tan obsesionada con este armamento mortal como le repugna, y Saulnier – quien es obvio que aportó pensamientos artísticos en como los personajes debían ser heridos mortalmente – parece sentir este enfrentamiento también. Esta dualidad es lo que evita que Blue Ruin se convierta en un desencanto con constantes sermones. Tiene muchas escenas de tensión con impresionantes ángulos de cámara – sobretodo uno donde el coche de Dwight se adentra en una nube de niebla en una región remota de montaña, espeluznante toma – y una desconcertante banda sonora. Saulnier sabe cómo hacer que nos mordamos las uñas. 

Dos pensamientos últimos en las elecciones del director quién se encuentra en el camino correcto para una carrera larga: me encanta que Eve Plumb – Jan, la resentida hija de en medio de La Tribu de los Brady – sea uno de los Cleland. Y hay una línea de diálogo que de verdad vale la pena. Después de que Dwight se encoja tras ver los restos de un cuerpo, Ben le dice con un tono muy solemne: “Esto es lo que las balas hacen”. Joder, es que es una gran verdad.



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