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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Wishmaster

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¿Qué demonios hacen cuatro personajes como Andrew Divoff, Robert Englund, Tony Todd y Ted Raimi juntos? Pues una película sobre demonios. ¿Festival del humor? No, pero es una manera como cualquier otra de empezar a hacer la crítica de “Wishmaster”.

Un tipo curtido como yo, me refiero curtido al cine de terror, no curtido en plan de someter mi piel para hacérme un impermeable resistente, si se le apareciese un genio de la nada y me pidiera que formulase un deseo me lo tendría que pensar mucho, pero que mucho… Mucho. Conociendo la leyenda de la mano del mono, que por cada deseo que pedías se volvía totalmente en tu contra no sería diferente pensar lo mismo de un tipo con una sonrisa de “soy el puto amo y lo sé, y tu lo sabes”, que me parara por la calle y sin ton ni son me concediera lo que quisiera sin pedirme nada a cambio. Bueno en este caso sí, sería mi alma. Pero bueno, esto si no lo preguntas tampoco es que se esfuerce mucho en decírtelo. Así, que si algún día me topo con un tipo así, mejor doy la vuelta con la boca cerrada y para casa a dar de comer a las gallinas.

En “Wishmaster” parece ser que nadie tiene gallinas.

El Señor de los Deseos, o en este caso el Djinn, interpretado a la perfección por Divoff es encerrado en una joya por un alquimista años atrás antes que éste desatara el infierno sobre la tierra. En la época actual, un coleccionista de estatuas de dioses de todo el mundo desembarca su última adquisición. Pero el alcohol, hay dichoso alcohol, lo estropeará todo y hará que el Djinn sea liberado nuevamente. Moraleja de la película: el alcohol es malo, chicos.

Venga al grano, antes de que vengan las gallinas a picotearlo. El Djinn es liberado accidentalmente al examinar la joya en el que estaba preso. Adoptando una forma humana, aquí remarcar el excelente trabajo de maquillaje para dar forma al ente no-humano, el tipo irá en busca de la persona que lo liberó para que ésta le pida tres deseos. Una vez concedidos los tres deseos se abrirá el portal que dejará entrar a toda su raza a la Tierra, para así apoderarse de ella.

Así, en la odisea del Djinn en encontrar a la persona elegida se topará con todo un elenco de personajes que irán deseando en voz alta cualquier chorrada que les pasa por la cabeza en ese momento, y dicho y hecho, pero claro, como he mencionado antes no todo es tan maravilloso y los deseos (aparte de luego cobrarte tu alma y vivir en un infierno perpetuo) se vuelven en tu contra.

“Wishmaster” le debe bastante a una joya del género: “Hellraiser”, ya que en varias ocasiones el paralelismo entre ambas es casi palpable. El Djinn tiene su hogar, salón, mundo o como querías llamarlo torturando las almas de los le han pedido un deseo y se regocija en eso, los cenobitas también tenían su mundo y se pajeaban con el dolor ajeno. Los dos buscan a la persona que los liberó y los dos son igual de cabrones, aunque aquí ganan los cenobitas ya que van en manada y el Djinn si no le pides nada no puede ni tocarte las nalgas, o sea que si fuera a parar a un mundo de mudos crudo lo tendría.

Pero hacer comparaciones en el cine de terror es absurdo. Podríamos nombrar cualquier película y saldrían símiles de ella a raudales. Así que el último párrafo era más una anécdota que una crítica ya que “Wishmaster” se sostiene por ella misma. No hace falta compararla con ninguna otra ya que te tiene enganchado de principio a fin, no hace falta ser originales, solo hace falta saber contar bien la historia.

Y ésta película es de esas de las que estoy echando de menos. Buen villano, remarco aquí a Divoff otra vez y su sonrisa, no puedo imaginarme a ningún otro actor y mira que los hay en la tercera y cuarta película; damisela en apuros, la hermana pequeña de Linda Hamilton. No, en realidad no es su hermana pero es que son clavadas pero es que se parecen tanto, aunque esta está más buena. Oye que la Hamilton en “Los chicos del maíz” está bien moza pero después en “Terminator” me perdió bastante la verdad, y unas muertas dignas de tales deseos formulados. Quizá la que más se espera, la que más se “desea” que sea algo espectacular se convierta en la más floja y tonta, me refiero a la de Tony “Candyman” Todd.

Final previsible, sino contestadme: ¿Qué le pedirías a un tipo que sabes que al tercer deseo se va todo a la mierda? Pues no hace falta darle mucho al coco. Vale los dos primeros seguro que la cagaríamos pero al tercero… aun así queda un final memorable. La fiesta organizada por Englund, como bien dice el anfitrión será recordada durante mucho tiempo.

Muy buena película que por mucho que la mires nunca te cansas. El Djinn, otra vez chuparle la … a Divoff y sin olvidar una buena banda sonora hacen que “Wishmaster” sea de visionado obligatorio. Y que recuerde en su momento no se dio mucho bombo y platillo. Bueno ya tendríamos que estar acostumbrados.

Como curiosidad final y para los más avispados. Englund, que hace de comerciante ricachón, tiene en su poder un museo con todos los Dioses del mundo. Pues bien, uno de esos dioses es el mismísimo Pazuzu, ¿qué quién es? ¿Por qué no se lo preguntáis a Reagan MacNeil?
 
 

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