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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Jamie Marks is Dead

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En un mundo tan mezquino y en muchas, demasiadas ocasiones, carente de valores, parece ser que el sino de las buenas personas, es el sufrimiento. En una sociedad infectada por el germen de la mediocridad que no tolera lo diferente, lo que no claudica ante la podredumbre del rebaño y que ya sea por convicción o por necesidad, no renuncia a sus señas de identidad, los corderos se visten de lobo para tapar o intentar olvidar por un instante sus propias limitaciones y sus propios miedos a costa de los demás, de los en apariencia, más débiles. “Jamie Marks is Dead” habla de esas buenas personas y sobretodo, de no olvidarlas cuando ya no están, pues es un lujo que no nos podemos permitir.

Carter Smith, director de la interesante cinta de terror “Las Ruinas” (“The Ruins”, 2008), adapta “One For Sorrow”, novela de Christopher Barzak para dar forma a esta “Jamie Marks is Dead”, un drama existencialista de tintes fantásticos que toca el tema de los fantasmas desde un perspectiva diferente y personal, ofreciendo, más allá de su apariencia teen, un producto de extrema sobriedad y plagado de connotaciones sobre las relaciones humanas y sus entresijos, muchas veces, mucho más complejos de descifrar que todo ese abismo desconocido que habita en el otro lado. 

Un desgarrador plano estático da el pistoletazo de salida a esta conmovedora “Jamie Marks is Dead”. En él, vemos como una adolescente que busca entre las rocas que descansan ajenas al mundo sobre un árido invierno, encuentra el azulado cadáver de un muchacho. Dicho hallazgo, será el instante de gestación y eje sobre el que girará la curiosa relación a tres bandas que surgirá entre los tres protagonistas principales del relato, la cual, trascenderá incluso más allá del plano terrenal y en la que existe un claro denominador común: la soledad. 

Adam, Gracie y Jamie, están solos. El primero, un chico reservado en el seno de una familia carente de figura paternal, donde comparte techo con una madre a la que quiere pero no entiende, quien acaba de comenzar una relación afectiva con otra mujer y con un hermano con el que guarda poca afinidad por utilizar un eufemismo. Gracie, una chica dura en apariencia pero solitaria como pocas, como bien se explica a modo de metáfora a partir de su afición por coleccionar rocas por un lado, y por el hecho de que jamás se nos enseñe a su familia por el otro. Y por supuesto Jamie. Apenas un eco cuando vivía e intentando aprender a vivir tras su muerte. 

La soledad hace extraños compañeros de viaje y es a partir de esta soledad, sobre la que se construye el personal amorío a tres bandas entre los tres viajantes, relación plagada de ambigüedades y resortes eróticos con los que el director juega constantemente para sumergir al espectador de manera progresiva en el hipnótico universo de la historia y es que si hay un adjetivo que define a la película de Smith, ese es justamente el de hipnótica. Un péndulo que uno es incapaz de dejar de mirar y por el cual se deja manipular a lo largo de más de noventa minutos por una narración lenta y contemplativa incluso en muchas ocasiones pero que engancha gracias al buen tacto a la ora de utilizar los mecanismos dramáticos y de hacerlo además, en su justa medida. 

Más allá de la gran empatía que transmite la historia y sus personajes, hay otra gran baza que juega a favor de “Jamie Marks is Dead” y no es otra que su maravillosa puesta en escena, todo un portento estilístico que destaca tanto por su preciosista fotografía (no en vano fue premiada por el jurado de Sitges en este apartado), excepcional conjunción entre frialdad y calidez como por su sobrecogedora banda sonora. A grosso modo y para entender de manera más gráfica el continente, podríamos hablar de una mezcolanza entre lo ofrecido por títulos como “Donnie Darko” (“Donnie Darko”, Richard Kelly, 2001) con la que también guarda ciertas similitudes narrativas y la reciente aunque mucho menos satisfactoria “Under The Skin” (“Under The Skin”, Jonathan Glazer, 2013). 

Intento buscarle pegas al resultado final y apenas tengo éxito. Es cierto que estamos ante un producto que se aleja y mucho de lo exhibido por el director en su anterior trabajo y que además, puede llevar a engaños si nos ceñimos a su título y su portada, pues cualquier parecido con una película de terror es una mera coincidencia a pesar de tratarse de una cinta de fantasmas. Aquellos que encaren el visionado sin tener presente esta certeza y esperando una película de terror, de seguro saldrán insatisfechos de este drama fantástico. También podríamos hablar de cierta tibieza a la hora de tratar la relación afectiva entre los dos protagonistas masculinos, donde se aboga más por ambigüedades y sutilezas que por truculencias, y aunque entiendo que esto último, no era el propósito de la cinta, no puedo dejar de imaginar el resultado de la misma, de haberse optado por recorrer esa senda. 

En conclusión, “Jamie Marks is Dead” es una película de fantasmas diferente, que gustará o no, pero a la que nadie puede negarle unas marcadas señas de identidad (entendiendo que estamos hablando de una adaptación literaria, claro está) y que pese a su apariencia de cine adolescente, ofrece una experiencia profunda, seria y coherente de principio a fin, que sin duda safistará a los paladares más exigentes que busquen algo más, que la típica historia sobrenatural de turno. Todo ello, como ya digo, acompañado de una puesta en escena elegante como pocas que ya por si sola, resulta cautivadora y de unas interpretaciones solventes por parte de todo el reparto protagonista, encabezado por el fantástico trío compuesto por Cameron Monaghan, Morgan Saylor y Noah “Potter” Silver. Destacar también a secundarias de lujo como “Liv Tyler o la televisiva Judy Greer. 

Afortunadamente, no son las buenas personas, las que suelen terminar solas.

Lo mejor: Su soberbia puesta en escena, la fuerte empatía que despiertan todos los personajes, la buena cohesión entre lo mundano y lo fantástico y su satisfactorio desenlace. 

Lo peor: Pese a lo que pueda aparentar, no es una cinta de terror, así que nadie se lo espere. Y que podría tacharse de “edulcorada” en determinados escenarios.



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