Recién salido como estoy de la almodovariana clínica López Ibor por el acuse ciclotímico y desdoblamiento de personalidad sufrido tras ver esta peli me dispongo a, con mi gemelo bueno (ese que devoré en el útero materno pero que me sigue hablando al oído) hacer por fin una reseña en la que os relate mi maníaco depresión jurásica.
Hace una semana, llegaba, precedida de bombo y platillo spielbergiano la muy esperadísima por mí (soy de la generación IloveJurassicPark), el cuarto remake/reboot/spinoff/revisitación/continuación de saga del verano tras la excelencia de Mad Max, la notable Insidious y la nefasta Poltergeist y servidor se fue al cine, pidió sus gafas 3D psicotrópicas y se metió de lleno en la peli.
Dirigida por Colin Trevorrow, al estilo de lo que vienen haciendo las mainstreams, o sea, coger a un dire que ha hecho una peli guay (en este caso Seguridad No Garantizada, que arrasó en 2012 y paseó por festis como Sundance, Gotham, Sitges y demás) y encargarle que haga exactamente lo opuesto, una mastodóntica producción, con claras reminiscencias del original al que se quiere exprimir aún un poquito y protagonizada por una actriz que personalmente me flipa (la Dallas Howard, que cómo estará de estupenda que sale con un coprotagonista wenorro y sudado con unos dorsales como estanterías de Ikea al que casi ni miré en dos horas y un pico), con un remix de la música original (temazossss) y unos efectos especiales de órdago.
Pues bien. Han pasado 22 añitos desde los últimos y desastrosos acontecimientos ocurridos en Jurassic Park, y la isla Nublar ha sido transformada en un inmenso, moderno y high class parque temático, Jurassic Wold, en el que las atracciones son una especie de versiones domesticadas y creadas en laboratorio de algunos de los dinosaurios más conocidos. En el parque/isla/mundo trabaja la pelirrojita Howard, que es hermana de otra pelirroja abogada/mujerdesesperada/al borde del divorcio que para tener un finde libre manda a sus dos hijitos (el niño de Insidious, que acabará traumatizado y gastando todo lo que gane en psicólogos y su hermano mayor en plan pepitopiscinas ligón) a pasar unos días con los dinos. Pero en el parque no todo es lo que parece, el mandamás, un indio odioso que va de happy flower quiere más emoción y los inversores más pasta, por lo que el doctor chinorri mezcla genes en una batidora y se monta un dinosario nuevo, espectacular, malvadísimo: el Indómitus Rex, que acaba resultando más despiadado e inteligente de lo que se esperaba y en un pispás se escapa de su corralito modernoquetecagas y empieza a causar estragos, gores por completo (mmmmmm) entre los 20000 visitantes del Parque.
A ver quién es el guapo que viene y me dice que esto no es un planteamiento en toda regla que encima la Universal se ha encargado de que sea muchísimo más grande, rápida, gore, terrorífica y ruidosa que el resto de la saga con momentos que reviven inevitablemente el espíritu de la original, absolutamente disfrutables.
Pero sí, ahora habla mi gemelo y me recuerda que TODO es exagerado, impersonal y efectista en no sé muy bien si el buen sentido de la palabra, con un claro afán mercantilista (el abuso de la publicidad es vergonzoso) y las ansias de llegar a todos sitios sin centrarse en ninguno, en plan reboot pretencioso muy alejado, vamos, diametralmente opuesto a lo que se ha logrado en la maravillosa 'Mad Max: Fury Road' que no cesaré de recomendar.
Pero si una cosa es cierta es que desde luego está hecha por alguien que conoce, respeta y ama Jurassic Park, su sentido de la emoción y del humor, ( de hecho ya hay rumores, ¿cómo no?, de que el director bajo la sombra es Steven S., que deja que el dire sea el que se coma los marrones de la crítica, tipo listo el Spielberg) y si bien es torpe al intentar esconder su afán sacacuartos, resulta más que hábil a la hora de hacernos pasar un buenísisisisimo rato con el aire acondicionado a tope y en nuestra sala de cine...
El experimento, desde luego ha resultado, si bien la inversión es BRUTAl, más de 200 millones justificados de dólares (hay quién asegura que casi el doble), en taquilla la peli ha establecido un nuevo récord histórico en un fin de semana: 511,8 millones de dólares, 204,8 sólo en USA, flípenlo... Así que las Re-Sagas están más que aseguradas.
Y ahora viene mi debate interno, mi desdoblamiento, mi desquicie...
¿Qué te ha parecido, Damien Thorn, qué nota le cascas?...
Mi Yo criticón y negativo la suspende y se enerva, porque en un segundo visionado la emoción es nula, porque la trama es casi un calco de la original y no se resuelve ni una sola de las subtramas metidas con calzador, porque el guión es bochornoso y los personajes puros estereotipos exagerados al servicio, sí, de unos efectos digitales omnipresentes y bastante decentes, pero en absoluto nuevos. No se puede tratar al público como ganado ovino, no por colocarnos un reclamo excelente vamos a balar y aplaudir, y el desgaste en esta época 3D es más que evidente y hace que se toquen cosas intocables... En un principio, claro, es apasionante la idea de revivir emociones y sentimientos míticos (¿quién no flipó con el momento en que se ven los dinos en la original?), pero por desgracia, eso es o parece ser, inviable, a la vista de los resultados y todo se queda en un juego de luces de artificio y fuegos fatuos y vertiginosos, vamos, el mucha chicha y poca limoná, un refrito del guión original con ideas belicosas y racistas, con tres malos malísimos que son puro estereotipo y un domador de dinosaurios que es como el encantador de perros más el hombre que susurraba a los caballos en plan jurásico y probablemente uno de los peores finales en lo que va de año, una pelea surrealista con final feliz made in Steven S. que es de taparse ojos, oídos y ojetes.
Y es que no se puede (o debe) insultar la básica inteligencia del espectador pensando que el público va a ser un mix de niños flipados con el fenómeno saurio, fricazos que saben cómo se descompone una proteína y padres indulgentes encantados de que sus infantes callen la boca dos horas.
A la mitad de la peli ya estás mirando el reloj, todo es incoherente, las cosas empiezan a chirriar no sólo en la isla y no hay nada de lógica, sólo efectos y más efectos... Y la Howard, embelesadora, pero recorriendo la isla con tacón de aguja, reconvertida en heroína porque se anuda una blusa Chanel y se mancha y llora cuando un dinosaurio se muere (sin tener mucho remordimiento por la que se está liando en el zoo).
Y por favor, que alguien me explique cuantos raptores hay...Porque les matan hasta con un misil pero siguen reapareciendo, Blue, enamorada de su macho Alfa humano... Muy típico de una especie táaan cariñosa como los lagartos, sippp..
Así que mi gemelo, el coherente, el meapilas y el coñazo le casca un 4/10 y me dice que es generoso.
Pero amiguetes, alguien que disfruta como un enano dos horas y pico, sudándosela la coherencia interna (qué pesadilla con las coherencias), no puede sino darle un notable, y alto, a una peli que es, vale, sólo eso, PURO ESPECTÁCULO.
No todo tiene que ser intelectualidad, originalidad y cinema verité.
Damien Thorn se gasta sus doce euros con gafacas para gozarlo al fresquito, y es innegable que si te mola el original, si echabas de menos un poco de sangre en la trilogía, si no te molesta oir comer palomitas a mandíbula batiente y crees que el cine no sólo es arte, sino entretenimiento, lo vas a pasar pipa.
Porque los momentos en que la acertada musiquilla original se cuela, me ponen la carne de gallina y los pezones piercingados de punta, porque la camiseta del parque original, la colección de dinos de plástico y el regreso a donde todo empezó me parece espectacular, porque no necesito plantearme si lo que sucede en pantalla es viable o posible o racional, está en la pantalla, que es donde debe estar. Y porque oigan, si disfruté hasta de JP3, que es con diferencia la peor de la saga y muy muy inferior a este reboot, cómo coño no voy a gozarla con algo muchísimo más atractivo, visual y aterrador, que va más allá de la saga y se une al jueguecillo Jurassic Park de Sega, en el que el objetivo era recrear un parque de atracciones saurio, según el sueño del creador, del gran John Hammond al que la peli rinde homenaje.
Y porque la Howard está requetebuena, pero cuando mi gemelo no se daba cuenta también miraba a Chris Pratt, (Guardianes de la Galaxia), que está como un queso y subido a una motaca en plena noche, entre su manada de velociraptores, hace que me olvide hasta del Goldblum.
Así que sí, a este blockbuster del montón, veraniego a más no poder, disfrutable a saco y molón, Damien Thorn le casca un merecido 8/10. ¿Qué menos? Si quieren hagan la media, pero no se la pierdan si mínimamente han entendido mi deleite jurásico...