No quisiera de ninguna manera dar la sensación de que el niño poseso es un exigente rotelmeyer cargado de mala leche y negativismo. En el fondo (y la superficie) soy un chico fácil, contentable con bastante poco, engatusable y llevable al huerto (ejem) sin mucho problema. Vamos, que me gusta el cine, en general, el terror en particular y el casposillo y cutrón con debilidad. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra.
Y esta peli, como la última que acabo de criticar, no hay por donde cogerla. Es un bodrio con todas las letras, que trata de subirse al carro de las carteleras facilonas veraniegas, en las que el aire acondicionado hace que perdonemos en gran medida las nulas calidades de algunas cintas, y con una promoción a lo bestia, muy MTV, nos vende humo, ni chicha ni limoná.
Historia: (agárrense los machos), seis amigos (por llamarlos de alguna manera, porque son todos/as unas maricasmalas) están dedicando el valioso tiempo de su adolescencia en un chat online más cutre que los del IRC de hace diez años. Como ninguno se ha leído El lobo estepario ni tienen muchas inquietudes (de ningún tipo, no olvidemos que son generación MTV, o sea, les pirra Mamá a los 16, Alaska y Mario y el reallity de las Kardashian y su padre trans) se dedican a juguetear metiéndose los unos con los otros.
De golpe y porrazo, sin esperárselo, reciben un mensajito por Skype de, tachánnnn, Laura Barns.... Esto...¿Y?, se preguntarán ustedes... Pues resulta que la tal Laurita era una mozuela a la que en una noche de botellón quemaneuronas y perreo/guarreo sus amiguetes (esas maricasmalas en cuerpo ajeno) le grabaron un video que colgaron en la red tras lo cual se suicidó... Los seis se quedan picuetos, y víctimas del regomello van descubriendo que el misterioso séptimo invitado, al que no pueden echar del chat ni con aceite hirviendo, puede ser quien dice ser porque comienza a contar secretitos de todos y cada uno de ellos taaaan íntimos que nadie podía saberlos...
Ahora, como en un vodevil vamos a hacer un aparte para recrear algunas de las críticas que la “película” (qué puta vergüenza) tiene en la red, junto a una nota meritoria casi digna de Kurosawa:
-”Espeluznante experimento de terror”
-”Es básicamente 'Viernes 13' con un portátil”
-“Da un giro novedoso al género de 'películas de adolescentes muertos'"
-"Unfriended se compromete con su idea y continuamente encuentra nuevas maneras de explotarla creativamente”
Vamos a ver... Ejem... Señores críticos (de los que cobran por hacerlo, tócate los huevos), ¿Este refrito de Carrie y cualquier Found Footage es digno de loa y boato, de alabanza y obligado visionado?
Y una leche... Nos la podrán vender como ejercicio técnico (de innovador nada, ¿no recuerdan Open Window por ejemplo?) que revitaliza el plano secuencia de Hitchcock con un despliegue argumental en tiempo real (mentira y de las gordas) a través de la simplona, cutre y nada efectiva captura de pantalla de MacBook... Pero de terror?????
¿Donde puede ver alguien el terror en una conversación entre seis deficientes mentales que hacen que uno se lamente de no haberse vasectomizado a tiempo si no se tienen 12 años y se está en medio de un cementerio a las tres de la mañana viéndola desde una lápida?
Miedo me dio pensar que esa es la generación que nos jubilará, que el director tiene el morro de ir de súper cool y descubridor de la penicilina con su experimento, que la publicidad haya sido tremenda y constante y que un tal Adam Sidman aparece acreditado como encargado de la “fotografía”... Joder, si es que encima, dos de las cams de los seis ceporros debían ser compradas de tercera mano en Ucrania en los 90, porque la imagen no es que sea turbia y mala ya, es que es imperdonable...
Como imperdonable es que en una peli que sigue la estela de los famosos diez negritos, o sea, de esas en las que van cayendo uno tras otro a lo Ágatha Christie no haya un solo personaje empatizable, que haga que el espectador se preocupe lo más mínimo por su indeterminado futuro. Y es que son todos tan desagradable que ese resultado futuro es del todo irrelevante, de hecho uno desea que la venganza se los hubiera llevado a los seis de una, evitándonos esos 83 minutejos y nueve euros (aquí insertaría un comentario que me voy a reservar para no hacer apología de algo que no debo).
Y es más... Si la amenaza de la muerta (que no nos acabamos de creer en ningún momento) es absolutamente ciber internautica, cómo es posible que ninguno de los seis monguers tenga la brillante idea de apagar su vaio????
Hay otra posibilidad, aún más retorcida y molesta, y es la que ha seguido su director en alguna presentación, justificando el relato como una reflexión de esta sociedad absolutamente obsesionada con la tecnología y en especial del ciberacoso, del aprovechamiento de los peligros de la evolución tecnológica y lo perjudiciales que los medios sociales pueden resultar...
A otro chucho con ese collar, que uno ya es perraco viejo y se conoce esas argucias vendeentradas más que de sobra, y hay que ser un cabronías para hacer uso de ello...
Unfriended no es realmente la peor peli del año, ni de lejos, pero desgraciadamente toda su brillantez (milisengudiana) empieza y acaba en la muy torpe ejecución de su premisa, por mucho que la idea del ordenador no sólo ya como ayuda para desarrollar la trama, sino como medio y protagonista podía haber llegado a buen puerto.
Pero es una peli en la que todos, absolutamente TODOS los arquetipos del terror, los tópicos cutrones y esperables están presentes, y en la que las interpretaciones son poco menos que dolorosas, de esa pandillita inverosímil de amiguetes que se desenvuelven de miedo en YouTube, Facebook, iMessage, Spotify y Skype pero parecen incapaces de hacer la O con un canuto.
Sus responsables son incapaces de generar ninguna tensión, lo cual en un drama intimista iraní será aceptable, pero en una peli de miedo es inconcebible. No hay tensión, no, ni ritmo, y realmente tampoco argumento, sólo una idea estirada (malamente) y seis imbéciles gritándose por chat. Y es que definitivamente, grabarles mientras lo hacen en esa LAN party no es ni de coña una narrativa nueva, un descubrimiento, es una patada en los huevos a esos directores que se lo curran para seguir sorprendiendo con sus cintas, sin ir de experimentales siendo lo más mediocres, porque además de que cosas similares las hemos visto veinte veces, y mucho mejor ejecutadas, el uso excesivo de imágenes borrosas, tiempos de buffering y capturas fijas, sin aprovechar ni uno de los siniestros planos que se podían ofrecer, va en contra del propio planteamiento de la cinta.
Lo mejor: Hay cosas todavía peores.
Lo peor: Que haya gente salida de escuelas de cine tan importantes como la mejicana que tras rodar documentalazos nos ofrezcan una peli tremenda como es Bound to Vengeance (sí, hablo de mi amiguete José Manuel Craviato y su espléndido acercamiento al terror) que no reciban la más mínima publicidad y pasen desapercibidos mientras cagadas como esta estén presentes en todos los medios de comunicación. Injusticias de la vida.