Aunque la descripción “hombreslobo-lésbico-psico-drama” me llamaba mucho la atención cuando se estrenó en Sitges (antes ya se había estrenado en el Festival de Tribecca); la verdad es que Jack and Diane de Bradley Rust Gray no sigue como debería esta premisa rara e intrigante. Se ha trabajado más bien poco para conseguir la conexión emocional entre los personajes principales como para hacer creíble la relación (un gran error considerando que el corazón de la misma se basa en esta relación), y que sin este trabajo racional, la película se ve forzada en la mayor parte de su metraje.
Diane (Juno Temple), una adolescente de Gran Bretaña está de vacaciones en Nueva York; y se encuentra a si misma en un problema cuando pierde su teléfono móvil al llegar. Sin ninguna manera con la que llamar a su tía Linda (Cara Seymur, “An Education”), busca a una persona lo suficientemente maja como para que le deje su teléfono. La búsqueda la lleva a una tienda de ropa enana donde deja caer sus ojos en Jack (Riley Keough, “The Runaways”), una chica con su skateboard que ve rápido en ella a la oveja negra de cualquier familia. La atracción es mutua y emerge veloz y la cámara de Gray persigue cada ligero roce y mirada, cimentando el interés del uno por el otro. Una vez la debacle del móvil está solucionada, se van a un pub pero Diane está muy nerviosa y comienza a sangrarle la nariz, así que se dirige al baño donde la severa ansiedad convierte a la rubia en un feroz hombre lobo. Rápidamente toma compostura y vuelve a la pista de baila como humana; inmediatamente es escoltada por Jack a un lugar más íntimo del bar donde comienzan a darse el lote.
Cuando Diane por fin aparece en el apartamento de casa de su tía, es castigada sin remedio por haber salido hasta tan tarde. Mientras, Jack va con su skate escuchando música y es atropellada por un coche. Y a partir de aquí la relación sigue su curso con sus altibajos, que si sólo quiero compartir esta cinta contigo porque eres especial, que si ahora no quiero hablarte porque sólo vienes para estar una semana y no me has dicho nada y suma y sigue. Cuando se enfrentan con sus miedos y sus misterios, Diane se va transformando en mujer lobo pero así un poco turbio, que sí que no.
La narrativa de Gray tiene muchos puntos débiles y por varias razones; pero el primer obstáculo sería el demasiado-rápido-vínculo que asoma entre las protagonistas. Dada su temprana edad y sus mundos aislados y solitarios podemos darle un poco de cancha aquí, pero la impaciencia del director por juntarlas hace que la relación parezca totalmente vacía. Confía demasiado en su conexión tácita al ponerlas bajo situaciones similares o mimetizando sus comportamientos/manierismos – y aunque esto es inteligente, no sirve para convertir el amor que sienten la una por la otra en algo lo suficientemente orgánico como para que nos lo creamos. Ya de primeras atadas juntas y fuera de su aislamiento y lujuria, el director quiere hacernos creer que están íntimamente unidas pero es bastante difícil de digerir. Incluso en la primera cita, Jack y Diane no parecen tener nada en común, nada que decirse – ¿no deberían empezar a conocerse un poco? Esto es un pilar básico al que no se le da un momento de importancia y parece que cada escena sufra de esta carencia. ¿Por qué Jack le cuenta todo lo de su hermano muerto si sólo quiere hablarlo con alguien especial y ni siquiera saben sus apellidos?
Tantas ganas tiene el director de mantener a las chicas juntas que cualquier contratiempo es rápidamente despachado, destrozando cualquier verosimilitud y traduciendo cualquier giro de guión en inútil. La mera existencia de la tía Linda está definida como si fuera una pusilánime: cada vez que se intenta interponer en una situación, la pareja pasa por encima de ella como si nada. Le cuenta a Jack que Diane sólo va estar en la ciudad una semana y ésta se vuelve fría y desvinculada hasta que se tropieza con una cinta de video en Internet donde aparece la hermana de Diane, que la lleva a romper su silencio y ofrecerle un hombro en el que llorar. La cinta de video que me pareció un episodio terriblemente perturbador aunque no se muestre en extremo… y al que se le corta rápido cuando parece que va a empezar la chicha.
Cabe decir que las interpretaciones de Temple y Keough’s (última nieta de Elvis Presley, por cierto) contienen cierto encanto, pero Gray parece no encontrar nunca ese brillo que la historia pide a gritos. Los momentos tiernos se crean a partir de los snacks que le gusta a cada chica, que son harto diferentes; y en vez de explotarlo las escenas son increíblemente planas y distantes, llevando incluso a las protagonistas a parecer que piensan: ¿qué hago yo aquí con esta extraña?
Aunque para variar un poco el registro, hay cierto sentido del humor durante la película; especialmente las ocurrencias de Keough, que suelta con una cara impasiva. O cuando Diane convence a su hermana para que llame a Jack y se haga pasar por ella, y puedan tener una conversación sexual. También cuando Diane intenta afeitarse el vello púbico y acaba pidiendo ayuda. No es que la película sea una comedia pero los intentos de hacer reír no deberían haber sido tan aislados. Afortunadamente los matices de terror que rodean al lobo están bien llevados, con los legendarios Quay Brothers prestando sus conocimientos de stop-motion en las mutaciones de humano a bestia. Gray los incorpora muy bien y son apropiadamente ‘aterradores’, el despliegue de un truco por el suspense. Verdaderamente hermosa una escena de cara al final en el que la chica se queda encerrada en un sótano y Gray ofrece un completo negro, iluminado solamente por una fracción de segundo cuando Diane usa la luz mínima del flash de su cámara para buscar una salida. Mientras, el enorme terror que siente Jack por la oscuridad la acaba convirtiendo en un monstruo – una transpiración predecible, pero que da cosilla y funciona – y Gray construye su apariencia magistralmente. El poder de esta escena mantiene ya las que faltan, y aunque no quería decir el final: [SPOILER] la pareja finalmente se dice adiós, [\SPOILER]‘Jack y Diane’ consigue cerrar con buena nota.
Desgraciadamente, los fallos de la película no pueden ser olvidados tan fácilmente y termina siendo igualmente una experiencia que no llena lo que debería. [SPOILER] Ahora separadas, se echan de menos a morir y yo, que he visto la película entera, todavía no entiendo por qué. [\SPOILER]. Para poder enfatizar con una pareja en el cine tiene que tener sentido, corazón y una estructura genuina, pero la película falla al intentar construir una. Me gusta la estética que Gray utiliza, mucho; pero la sustancia no está ahí; y hace que ‘Jack y Diane’ sea simple y lamentable un chasco.