¿Qué sería de la vida sin un punto de locura? Me temo que no sería nada y lo sé, está claro que tenemos que buscar el equilibrio, nada merece la pena como para estar siempre serio , y nada es tan intrascendente como para pasarse el día despreocupado, por eso hay que entender que el equilibrio pasa muchas veces por tener ese punto de locura que todos necesitamos, esa chispita, ese resplandor que mezcla la incoherencia con el júbilo. Todos lo hemos sentido (algunos más que otros), sabéis de lo que hablo y también sabemos que esos momentos hay que tomarlos con cautela o se corre el riesgo de pasarse de rosca y si no, que se lo digan a Tobe Hooper cuando soñó con "Lifeforce". Por suerte este clásico contradice todo lo que acabo de decir y entiende que el equilibrio está sólo en la percepción que se tiene de él, y si la locura duerme contigo cada noche, la cautela sólo existe para aguar la fiesta, por lo tanto, hay que intentar encerrarla en el armario.
"Lifeforce" apareció gracias a esas alineaciones maravillosas del universo, en el año 1985, once años después de que Tobe Hooper entrara en nuestras vidas por la puerta grande con "La Matanza De Texas", clásico entre los clásicos. Con "Lifeforce" se metió de lleno en la esquizofrenia de las mezclas imposibles que resultan posibles. "Lifeforce" es una auténtica locura que mezcla todas las epifanías que en algún momento tuvo el sr. Hooper y sale muy airosa, y es que los vampiros del espacio exterior son mucho más de lo que su nombre indica, estos vampiros significan la transgresión de una época y un género, son ganas de contar muchas cosas en poco tiempo, de tocar diferentes palos en una sola pieza para que entendiéramos que 1985 fue un año adelantado a la época que le tocó vivir, y que la inmortalidad de los vampiros era simplemente una anécdota y los cánones, papel arrugado que pasarse por el forro, para demostrar que cuando se quiere, se puede.
Tobe Hooper lo que demostró con "Lifeforce" es que cuando se cree en algo y se cuenta con talento, incluso las teorías mas descabelladas, puedes ser exitosas, y conste que su capacidad quedó sobradamente expuesta al respetable anteriormente con la ya citada "La Matanza de Texas" (1974), "El Misterio de Salem´s Lot" (1979) o "Poltergeist" (1982). De esta manera, entendemos que si Tobe Hooper quiere llamar vampiros a los zombies, lo puede hacer, si quiere mezclar la paranoia con el cometa Halley, lo hace también, y si quiere mostrar elementos que en un principio parecen decisivos para el devenir de la película, para luego olvidarse por completo de ellos, lo hace y punto. Esto es "Lifeforce" y va más allá del entendimiento, esto se trata de dejarse llevar y disfrutar del viaje.
La trama nos cuenta la expedición de la nave "Churchill" en el interior del cometa Halley y el descubrimiento de lo que aparentemente es una nave alienígena sin actividad, que contiene extrañas criaturas muertas con forma de murciélago gigante y tres cápsulas de cristal con formas claramente humanoides dentro, que tendrán que inspeccionar, y que aparentemente son una atractiva mujer y dos hombre jóvenes. Será esta enigmática mujer quien se convertirá en una seria amenaza para la vida humana, provocando una epidemia de lo más curiosa en la ciudad de Londres.
Así, a grandes rasgos, nadie pensaría que estamos ante una película de vampiros, y es que realmente es complicado identificar a estos vampiros con la idea que cada uno de nosotros tenemos de los no muertos, pues aquí no se chupa la sangre, aquí no hay colmillos ni se huye de la luz del día, aquí el único denominador común con la imagen mental del no muerto que tenemos, es la irremediable atracción que los vampiros ejercen sobre sus víctimas y las ganas de adueñarse del alma humana (también conocida como fuerza vital). En "Lifeforce" esta figura vampírica es más sexual, más carnal que el misticismo con el que estamos acostumbrados a lidiar cuando hablamos de estos seres, pero ¿qué mas da si Hooper identifica estos seres extraterrestres con vampiros? ¿Cómo resistirse a dejar de ver un instante a Mathilda May y los pechos más amortizados de la historia del cine? El caso es que te lo crees por completo y te metes de lleno en la vorágine que significa el crossover de criaturas, y durante las casi dos horas de duración de la película, siempre quieres más...
El guión, por descabellado que parezca, no hace aguas y es bastante sólido, porque sabe conformar una historia inverosímil de forma verosímil, porque utiliza personajes claves que hacen de nexo entre ida de olla e ida de olla, como son el propio Carlsen (nuestro protagonista) o el mítico profesor Fallada, que naturaliza, sin estridencias, las ideas hooperianas del apocalipsis de los zompiros. De esta manera, encontramos momentos de absoluta cordura en la narración y momentos para el recuerdo que dejan ojiplático al personal por el bizarrismo de lo que están mostrando. Permitidme que en este punto, rememore un fragmento de una escena loca en la que Carlsen intenta "expulsar" al vampiro espacial del cuerpo de una lozana pelirroja, junto con el coronel Caine:
- Carlsen agarrando fuertemente por los brazos a la joven: "Sé que eres masoquista, una masoquista de cuidado, así que te voy a sacar de este cuerpo a golpes. Coronel Caine, salga de la habitación, esto le puede resultar incómodo".
- Coronel Caine:"Tranquilo, siempre me ha gustado mirar".
La cara de salidos de ambos personajes en un contexto de terror tan extraño, os aseguro que deja el culete torcido, pero a la vez, la naturalidad con la que se plantea es tal, que entiendes que esto trasciende a las reglas de la cordura y la linealidad y que es libre albedrío, pero un libre albedrío marcado con pulso firme y sin titubeos que tiren todo por la borda. El deseo sexual huele tan fuerte en "Lifeforce" que se puede considerar como un personaje más. El erotismo de los ochenta flotaba en el aire y Hooper supo aprovecharlo perfectamente bien.
Respecto a los efectos especiales, pues muy de la época. Puro maquillaje y látex, que si bien tiene momentos muy maniquíes, le vienen como anillo al dedo a una producción que siempre desprende un potente aroma británico que precisamente es parte de lo que hace de "Lifeforce" algo tan diferente de las propuestas americanas coetáneas. Efectos equilibrados de los que no se abusa, pero que nunca quedan cortos. Entendible totalmente que ganaran el premio a los mejores efectos en el festival de Cine fantástico de Sitges de ese año.
Y rematando, tenemos grandes actuaciones que cumplen al dedillo con las indicaciones de Mr. Hooper, y justifican con gestos y miradas el ir y venir del guión, emplastando escenas que representan la mezcolanza de "Lifeforce" con giro inesperado, de una forma decidida y totalmente aprovechada para que la fiesta continúe. De esta manera, no sólo debemos recordar a Mathilda May, que pasa desnuda casi todo el metraje y representa la atracción del vampiro a la perfección, sino también a Steve Railsback (Coronel Carlsen) y a un "joven" y espasmódico Patrick Stewart, que le da enjundia a la historia y reafirma aun más el carácter británico del film.
¿Qué sería de la vida sin un punto de locura? Me temo que no sería nada. ¿Qué sería de NUESTRA vida sin cosas como "Lifeforce"?
Corred insensatos, corred a buscar vuestra copia de "Lifeforce" y disfrutad de nuevo de la serie B.