"Dejadme el trabajo sucio a mi. No me importa mancharme de mierda, ya lo he hecho más veces y podré con ello". Esta frase, que parece sacada de una novela mala de cualquier género literario en el que podías pensar (que novelas malas hay a millones de todo tipo de formas) es lo que mentalmente pronuncié cuando mi querido Rector me encargó este trabajo, al tiempo que me entregaba un guante de goma que me llegaba hasta el hombro. "¿Tan adentro tengo que meter la mano?", pensé, "Claro que sí, bonita. ¿Has leído el título de la película de marras?", pensó el Rector. Nadie pronunció una palabra, porque tengo la habilidad de poder saber lo que él piensa sin tener que preguntar. Habilidad Missterror.
Efectivamente, el título no puede ser más hediondo: "American Conjuring". Antes de verla, la lógica ya dice que esto tiene un trago, pero ahí estaba yo para abrir bien la boca. Sin rodeos, pequeños y pequeñas, estáis ante la peor película de este año, y lo digo sin ningún género de dudas aún sabiendo que todavía no hemos terminado Agosto y que queda mucho año por delante. Sin duda, "American Conjuring" es la "Robert the doll" de este año. Confieso que he visto esta película porque me siento en deuda con el terror y con vosotros, porque una de mis misiones es evitaros el contacto con películas que pueden provocar daños cerebrales irreparables. Ya la he visto yo por vosotros, esa es mi excusa, ahora, si vosotros la veis, claramente no la tenéis y solo se me ocurre una palabra: masoquismo.
Intento buscar una sola razón por la que emponzoñarse y adentrarse en el mundo de "American Conjuring" y no se me ocurre ni una sola, sin embargo puedo mencionar dieciocho elementos que deberían cerrar este capítulo para siempre y disuadiros de cualquier tentativa de darle al play con semejante atentado contra el cine. Luego pasaremos por este mal rato juntos, ahora me gustaría abrir un pequeño debate sobre la desvergüenza de estas producciones de medio pelo, que intentan sacar algún tipo de provecho de los éxitos ajenos, copiando fórmulas al dedillo, con títulos sospechosamente parecidos, o esas versiones casposas que Asylum, por poner un ejemplo, produce y que pueden hacer gracia, pero que realmente no la tienen. En este caso, "American Conjuring", que originalmente se llamaba "Bind", pasó a tener este título porque la productora lo decidió en el último momento, saltándose a la torera lo que Dan Walton y Dan Zachary, los directores de esta película, habían establecido. Supongo que la productora, una vez que vio el resultado final y entendió que no había por donde cogerla, decidió en un último intento desesperado, aprovecharse del éxito de "The Conjuring" para atraer a algún incauto a esta trampa mortal.
No contentos con poner un título como "American Conjuring", en los diez primeros minutos de la película, aparece al apellido Warren asociado a un investigador de los fenómenos acaecidos en la casa en la que se desarrollan los hechos. ¿Me habéis escuchado potar? Pues lo he hecho... Ante todo quiero advertir, y esto va dirigido para aquellos que busquen algo relativamente parecido a "The Conjuring", que podéis dejar de leer ya porque la broma empieza y termina con el título y esta pinícula que hoy nos ocupa no tiene absolutamente nada que ver con ningún Expediente Warren. Esto es la versión clase Z de un "Amytiville" venido a menos y una desvergüenza total.
Para los que aún sigáis leyendo, es hora de entrar en terrenos pantanosos, subirnos los pantalones hasta las rodillas y mancharnos de lodo hasta las ingles. Voy a recordar las escenas que toda película que apunte muy bajo y se conforme con la etiqueta de mediocre, nos ha regalado en algún momento, cuando intenta desvelar que hay algo sobrenatural rondando a los protagonistas: 1. Pareja joven que compra una casa sin haberla visto previamente porque han encontrado un chollo en el campo y así huyen del ajetreo de la cuidad. 2. Mudanza a la casa antes de que hayan llegado los muebles, y paso de la primera noche en la casa viaje en sacos de dormir. 3. Hija pequeña empalagosa e hija adolescente del mundo darks. 4. Marido cortando leña el primer día de mudanza pese a que toda la familia va en manga corta porque obviamente NO hace frío (apuntaré que todos sabemos que las casas de campo vienen con leña incorporada, y no hace falta tener que buscarla o comprarla. Van en un mismo kit y siempre está ahí para cuando quieras cortarla). 5. Mujer que nota frío como preámbulo de una presencia sobrenatural. 6. Presencia en forma de vieja o de bruja, o de demonio, o de fantasma en la ventana superior de la casa, visible desde el jardín. 7. Mecedora que se balancea sola. 8. Pelota que salta sola desde una habitación hasta el pasillo. 9. Muñecas de porcelana antigua en el sótano en primer plano. 10. Susurros que vienen del bosque. 11. Carrito de bebé antiguo moviéndose solo varias veces en la película. 12. Puertas que se abren y se cierran solas. 13. Personaje sobrenatural con una máscara del bazar de debajo de tu casa, o del Tiger más cercano que no aparece en un par o tres de sutiles escenas, sino en decenas de ellas, como buen cansino histórico. 14. Niña tarareando mientras colorea dibujos siniestros de su familia muerta. 15. Cambios de humor del papi sin que vengan a cuento mientras abre muuucho los ojos, en un intento desesperado de parecerse a Jack Torrance. 16. Primer plano de una mano de dedos largos y arrugados y garras en vez de uñas sujetando una puerta o una cortina de ducha. 17. Figura que se mueve debajo de las sábanas y que cuando las levantas desaparece. 18. Tormenta terrible la noche en la que se desata la locura.
Estos son los detalles que recuerdo, pero estoy segura de que hay más, y vale que alguno de estos dieciocho elementos recurrentes en el cine sobrenatural pueda estar presente, esto lo entiendo, pero ¿todos?, repito, ¿todos a la vez? Madre del amor hermoso!! Hay que tener mucha desfachatez para incluir todos los clichés de este subgénero juntos para hacer una película de mierda, en lugar de intentar currarse un guión que al menos no le de vergüenza ni a los propios directores, que recuerdo que son dos. ¿Ninguno de los dos tenía el más mínimo interés en que hubiera algo minúsculamente decente en "American Conjuring"?
No voy a extenderme mucho más porque no quiero perder más tiempo, así que dedico mi último apartado a los figurantes de la película, porque me niego a llamarles actores. El figurante protagonista (Darren Matheson) tiene una escena de risa histérica frente a la ventana, épica que se me quedará grabada en la parte más oscura de mi cerebro para siempre. Terror en estado puro! Decía Chuck Rusell que el terror no tiene forma. Lo secundo totalmente. El terror es como la energía, no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Esta vez se ha transformado en forma de actores/figurantes con frase larga y todos y cada uno de ellos son terror mismo.
Sobre los giros finales, prefiero no pronunciarme tampoco, son tales despropósitos que no aguantan ni una concatenación de letras con la más mínima lógica, mejor os cuento que acabo de hacer un gazpacho muy rico y que le he echado sólo un ajito, pero que después de beberlo podría llamar madre a Daenerys Targaryen, lo que significa que me estoy haciendo ya mayor.
Yo me hago mayor, no puedo escapar al tiempo. Yo me tiro al barro con estas películas porque la norma no escrita del terror es que por cada película buena que ves, tienes que tragarte al menos veinte películas malas y una de ellas muy mala, y porque asumo mi estupidez a la hora de hacer las elecciones de los visionados nocturnos. Vosotros que ya estáis advertidos, no sigáis mis pasos, por favor.