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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: The Good Neighbor

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Me encantaría poder colarme en casa de mis vecinos y colocar de forma estratégica, alguna que otra cámara y no, no se trata de un tema de voyerismo, pues os puedo asegurar que la última cosa que desearía ver en esta vida, es a esas buenas gentes en paños menores, por el bien de mi salud mental. No, no se trata de eso. Se trata de pura curiosidad por descubrir, cómo diablos pueden llegar a ser tan molestos y cual es la naturaleza de los a todas luces incomprensibles ruidos con los que me atormentan día tras día. Noche tras noche. El apodo de “Lapoman”, el cual le dedico simpáticamente al patriarca de la familia, no es gratuito. ¿Qué diablos tendrá ese hombre en la garganta para levantarse a escupir doscientas veces a lo largo de la noche? ¿Como diantres pueden seguir funcionando las cañerías del edificio con semejante cantidad infesta de mocosidades corriendo por sus venas? Y esos muebles... ¿Qué coño hacen con los muebles? ¿Para qué los mueven y arrastran constantemente como si no hubiera un mañana? Los tacones... ¿Quién en su sano juicio anda por casa con tacones? Tantas incógnitas, tantos interrogantes, que mataría por poder espiar a esta familia de trogloditas aunque solo fuera un ratito... que la mirilla, da para lo que da.

Aun y con todo esto, Kasra Farahani, en su debut con el largometraje, se empeña en intentar convencernos de que nuestros vecinos son buenos. Ahora mismo, esa rata que tienen por hijo, no para de dar por culo con sus irritantes grititos mientras escribo estas lineas... pero Farahani parece mantener intacta su fe en el ser humano, debe de ser que no tiene, vecinos digo. Tampoco habrá visto lo último de Marcus Dunstan, la estupenda “The Neighbor”, relato bastante más cercano a la realidad que la edulcorada fantasía utópica del debutante cineasta... ¿O no? Igual si los tiene y los sufre, vecinos digo. Porque la realidad es que detrás de “The Good Neighbor”, puede que haya algo más que eso, un buen vecino. Puede incluso, que haya un interesante relato de terror que contar y de hecho, lo hay, y uno de los buenos, pues estamos ante otro de los grandes títulos de la temporada.

Vaya por delante que lo mío con James Caan viene de largo. Y no porque lo considere un mal actor, todo lo contrario, pienso que es uno de los intérpretes secundarios más solventes que ha dado la industria de Hollywood, incluso perpetrador de algún que otro papel protagonista para el recuerdo, como el de aquel popular escritor de nombre Paul Sheldon que fue intensamente adorado por una de sus más fervientes seguidoras en otra estupenda cinta como fue “Misery” (Rob Reiner, 1992), una de las grandes adaptaciones llevadas a la gran pantalla de la obra de Stephen King. No, no van por ahí los tiros, no se puede poner en duda el talento de Caan. La cosa tiene que ver con lo sucedido en otra película, “Eraser” (1996) del genial Chuck Russell, donde el personaje que interpretaba, el Marshall Robert DeGuerin, traicionaba a mi amado Arnold Schwarzenegger. Que manía le cogí al actor desde entonces. Pelillos a la mar visto lo visto en “The Good Neighbor” y es que Caan está SUPERLATIVO en la que sin duda es para mi, la interpretación del año. Insisto, SUPERLATIVO.

Y eso que pereza era poco, antes de ponerme con la película. La idea no sonaba mal, un vecino cabrón, siniestro incluso y opaco que ni las tarjetas de los Blesa y compañía, un experimento sociológico de lo más interesante y un par de protagonistas en plena efervescencia dentro del género de terror como son Logan Miller (“Scouts Guide to the Zombie Apocalypse”) y Keir Gilchrist (“Dead Silence”, “It Follows”, “Cuentos de Halloween”). El problema venía más bien dado por el formato escogido, el fatídico Mockumentary, para variar. Pero visto lo visto, hay que decir que en esta ocasión, la piedra no está mal tirada. El formato se adapta a la historia como un guante y pese a alguna que otra licencia habitual de éste (ya sabéis, aquello de “¿Quién coño está grabando esto ahora?”), hace correr muy bien la narración de los acontecimientos. Es cierto que no estamos ante un mockumentary a jornada completa y que en ocasiones, éste se alterna con secuencias tradicionales, incluso en distintas lineas temporales, lo cual le añade un punto más de frescura y dinamismo a la cinta.

“The Good Neighbor” es un thriller de suspense con tintes de terror “sobrenatural”. Cuando veáis la película, entenderéis el sentido de las comillas y más allá del SUPERLATIVO Caan y lo sorprendentemente poco molesto de su formato, destaca por la brillantez de su guión. Mark Bianculli y Jeff Richard firman un libreto que brilla con luz propia desde diferentes perspectivas, resultando de lo más eficaz en todas y cada una de las emociones que intenta estimular en el espectador. Emocionante, tenso, emotivo y desgarrador. “The Good Neighbor” es una de esas películas que te destrozan en directo y en diferido. Una de esas películas que no terminan con los títulos de crédito y juegan la prórroga en el interior de tu cabeza bastante tiempo después. Y lo mejor de todo, es que las cartas están tan bien jugadas y las puntadas están tan bien dadas, que no te lo ves venir. Sospechas y especulaciones, muchas. Pero el verdadero fondo de la historia, está tan bien oculto que dudo mucho que nadie se coma la tostada antes de tiempo.

Por supuesto, quien no tenga suficiente con la genialidad del guión o con la cantidad de emociones que el filme genera, puede que se choque de frente con un muro de hormigón. Ya en “The Neighbor” más de uno se llevó el chasco esperando de la película de Dunstan lo que ni era, ni pretendía ser. Quizás pueda aplicarse lo mismo en “The Good Neighbor”, que pese a que en algunos momentos pueda apuntar hacia lo contrario, está bastante alejada del género de terror propiamente dicho, por más que la historia no deje de ser absolutamente aterradora.

“The Good Neighbor” vuelve a poner en el candelero un género tan explotado y maltratado en los últimos años como es el del thriller y lo hace además, mediante un formato tan o más explotado y tan o más maltratado (y maltratador) como es el mockumentary. Agradable sorpresa doble pues, para una película que engancha, hace partícipe al espectador, lo lía, lo confunde y lo tensa, para terminar rompiéndolo en mil pedazos ante la desgarradora realidad de una historia, que termina siendo mucho más dura, incluso, de lo que aparentaba, con un James Caan que se mete al respetable en el bolsillo desde el minuto uno en otro de esos memorables personajes que sumar a su dilatada carrera profesional. Un lujo de actor, para una propuesta fresca y efectiva donde las haya. Por supuesto, visionado obligado y directo a lo mejorcito del año.

Recuerda, se bueno con tus vecinos, o la (puta)vida puede que te castigue con tu propio "Lapoman", y créeme, tus desayunos nunca volverán a ser los mismos.

Lo mejor: James Caan y la astucia que destila el guión.

Lo peor: Algunas partes cámara en mano, son demasiado reconocibles y ejercen cierta desconexión del espectador con la historia.



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