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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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"Westworld", buscando el centro del laberinto

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Nunca podríais adivinar la cantidad de horas que he perdido pensando en la naturaleza humana, defendiendo esa naturaleza modificada en función de las circunstancias. Horas invertidas creyendo que el ser humano no es tan malo por naturaleza, intentando convencerme de la bondad innata y la cantidad de cambios circunstanciales que vamos experimentando a lo largo del trayecto.

Siempre ha sido bastante revelador el hecho de que en casi todas las ocasiones termine intentando justificarme a mi misma las acciones humanas erróneas apelando a nuestra imperfección. Ya no puedo engañarme más, tengo que avanzar y reconocer, por fin, que el ser humano tiene algo muy oscuro dentro, algo con lo que debemos nacer que intenta escapar a la mínima oportunidad. Entendido esto, el tema ahora es otro, porque hay personas que son capaces de frenar esas oscuridad, taparla hasta hacerla más oscura en su interior, con el riesgo de ser devorado por ella poco a poco, y hay otras personas que, ante la impunidad, dan libertad a esa oscuridad y dejan prevalecer la maldad en el mundo. "Westworld" nos puede abrir bien los ojos en este sentido, pues ha sido gracias a esta serie que yo ya no tenga que esforzarme tanto en pensar en positivo.

Hoy en día, nadie se escandaliza cuando lee afirmaciones tales como que los buenos guionistas están al servicio de la series o que hay capítulos de determinadas series que cuentan con un presupuesto digno de una superproducción en las que vuelan los dólares de forma desorbitada. Es normal, las series en los últimos años han dado pasos de gigante y han dejado de ser puro entretenimiento sin pretensiones, para ser puro entretenimiento de culto absoluto. Si por el camino, encima, crean debate social o hacen que el espectador se involucre de tal manera con la serie en la que se cree una ansiedad inenarrable por saber qué pasará en el próximo episodio, mejor que mejor. Objetivo cumplido al 100%.

Sobre "Westworld" pocas opiniones desfavorables se pueden escuchar y con razón, pues es una de la mejores series que se van a poder ver en años. No cabe duda de que afirmaciones como esta son arriesgadas, pues en todos estos temas están muy presentes los gustos y los disgustos de cada uno, pero hay hechos objetivos que no se pueden dejar pasar por alto y que catapultan a"Westworld" como una serie top, luego subjetividad aparte, nos quedará grabada a fuego o simplemente esperaremos pacientes a que salga la segunda temporada.

En primer lugar, hay que recordar que crear una serie a partir de una película suele ser un lastre que no con poco esfuerzo se es capaz de soltar. En este caso, Jonathan Nolan (hermanísimo de Christopher Nolan y guionista de películas como "Memento", "The Dark Knight" o "Interstellar" entre otras) escogió la película de culto "Westworld" (1973), para pasarla por su tamiz y hacer mítico cada uno de los diez episodios que componen la primera temporada. Sin duda, Nolan, recupera lo mejor de la película de Michael Crichton y lo lleva al momento actual, momento en que la tecnología avanza vertiginosa y no pensamos en un futuro con coches voladores, pero sí en un futuro totalmete automatizado donde las máquinas cada vez sustituyen de una forma más eficiente las labores propiamente humanas.

El peso, pues, de ser lo más fiel posible al producto original se minimiza en "Westworld" (2016) y la película original se va desdibujando ante un mundo inmensamente más complejo, que va apareciendo en bucle con cada episodio sin que el espectador sea incluso consciente de tal laberinto narrativo hasta los últimos capítulos, donde ya está totalmente absorbido por la trama, aunque puede que hubiera encontrado puntos muertos donde parecía que los guionistas no miraban por el espejo retrovisor de la trama. Puntos muertos que nunca causan accidentes porque finalmente se resuelven con maestría ante unos ojos enamorados del salvaje oeste, de la manipulación, de la simpleza de la condición humana vs la complejidad robótica y de la dinámica de un guión inmaculado.

Otro de los tótem que encontramos en "Westworld" es el peso y dibujo de cada uno de los personajes, y pese a que son muchos, todos tienen un papel determinante, concreto y relevante en la trama (como en "Perdidos", queridos amigos. Ayyy, J.J. Abrams, cuantos buenos ratos nos has brindado...). Cada uno de los personajes que aparecen desde el primer episodio se convierten en imprescindibles para entender la maquinaria detrás de "Westworld", siendo el espectador totalmente incapaz de escapar a los encantos de la encantadora Dolores Abernathy, de la fuerza de Maeve Millay, le abnegación de Teddy Flood, la complejidad de Bernard Lowe o la crueldad del hombre de negro. Y no sólo es porque la definición de los personajes y sus funciones tengan precisión de cirujano lo que hacen que la serie no decaiga en ninguno de sus capítulos, es principalmente porque "Westworld" es una gran trama con infinitas subtramas que constantemente giran para dar saltos de gigante en el guión, tocando nuestras emociones y haciendo que pasemos de la trivialidad a lo trascendental en menos de sesenta minutos.

Y todo esto se cumple gracias a una elección de casting absolutamente grandiosa, digna de todos los premios en esta categoría que se puedan otorgar, porque John Papsidera se ha coronado con estos actores. Todos y cada uno de ellos están maravillosos en sus papeles, pasando de una de una emoción a otra totalmente contraria en cuestión de segundos sin perder un ápice de credibilidad en su expresión en ningún instante, con la tremenda dificultad para un actor que eso conlleva. Destacar a unos frente a otros me parece injusto, pero no quiero dejar de escribir en estas lineas el nombre de Evan Rachel Wood (Dolores), Thandie Newton( Maeve), James Marsden (Teddy), Ed Harris (El hombre de negro), Angela Sarafyan (Clementine), Louis Herthum (Peter Abernathy) y el maravilloso Jeffrey Wright (Bernard) porque haciéndolo siento que les devuelvo parte de lo que ellos me han dado.

Y si hablo de la banda sonora, por supuesto, rendida ante los pies de Ramin Djawadi, y de sus composiciones originales, así como de la elección de los temas de otros autores y los arreglos para la serie de "Paint it black" (The Rolling Stones), "No Surprises" o "Motion Picture Soundtrack" (Radiohead), "Something I Can Never Have" (Nine Inch Nails"), o"Back to black" (Amy Winehouse") entre otras, que juegan un papel importantísimo dentro de la atmósfera que se crea, tanto en el parque como fuera, dando dimensión a los constantes e importantísimos anacronismos que se suceden a lo largo de la serie. No dudéis ni por un instante, que la banda sonora en "Westworld" es fundamental para el desarrollo de cada capítulo y no se podía haber hecho de mejor manera que regalando semejantes maravillas para nuestros oídos.

Vamos con los paisajes, la fotografía y el arte plástico, pues es aquí donde cielo y tierra se unen y el oeste, convertido en infierno para los anfitriones y en cielo para los huéspedes, se entiende desde el tono ocre y la calidez de un paisaje con amaneceres eternos y noches iluminadas con hogueras, mientras que el complejo motor que da vida al parque robótico es frío, en blanco, negro y rojo y el cielo lleno de dioses para los anfitriones no es más que el refugio de la mezquindad de la falsa divinidad oculta tras un cuerpo lleno de agua y sangre que sólo provoca lágrimas y dolor. Todo es bellísimo, toda esta experiencia visual está medida al milímetro, desde una cabecera apabullante, un inicio de cada capítulo que recrea un particular día de la marmota y unas escenas de acción que no tienen nada que envidiar a cualquier laureado western que nos venga a la cabeza. ¿Puede pasar algo malo ante tal belleza? Precisamente lo malo es que creamos que porque es bello, no puede haber nada malo en él. Los espejismos visuales son los grandes hechizos de nuestros días.

Sin duda, amigos, es emocionante poder escribir sobre una serie que despierta tantas emociones, valga la redundancia, y lo hago con la banda sonora de fondo, entristecida porque ya no puedo disfrutarla cada día y envidiosa de aquellos que aún no la han visto y pronto se sumergirán en el mundo de "Westworld" durante unas cuantas horas. Sin duda, nosotros, como los huéspedes en el parque, somos capaces de dejar nuestras vidas de lado mientras disfrutamos de todo lo que ocurre en Sweetwater, dentro del "Mariposa", buscando el centro del laberinto, bajando a los niveles subterráneos del complejo para encontrarnos con Anthony Hopkins, o entendiendo que la humanidad no es algo de lo que presumir. Sí señores y señoras, "Westworld" consigue que nosotros seamos huéspedes, pero nunca anfitriones.

Empatizar con los robots, entender sus inquietudes, dejarse llevar por el lado oscuro sin restricciones, ser partícipe de la comunión entre western y ciencia ficción, y sobre todo, entrar en la vorágine de una serie en la que no dejan de pasar cosas nunca y que todo se hila fino, es algo que agradecer al pasado 2016.

Sin duda, los placeres violentos tienen fines violentos.



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