Ya tenía ganas de coger por banda ésta película, tras haber leído buenas críticas sobre ella en las redes, y qué mejor que ponerse al asunto cuando más te apetece un buen Slasher y no quieres ver de nuevo al señor Voorhees y su máscara de hockey. Y eso que para mí no hay mejor killer icónico que el bueno de Jason (con permiso del señor Myers)… Al ver un Slasher sabes a lo que te atienes: asesino más o menos resultón, personajes normalmente de relleno, muertes a cascoporro y guión previsible tirando a flojo, por lo general. La cuestión capital es si nos entretendrá y merecerá la pena haber invertido nuestro preciado tiempo o si será otra copia más… Pues os digo una cosa y os la digo muy en serio: “La quema” puede que supere a “Friday the 13th” en muchos aspectos, no en otros, así que vamos por partes porque merece la pena.
Cropsy es el conserje del campamento Blackfoot, un tipo bastante feo y que haya puteado o no a algunos de sus jóvenes campistas va ser víctima de una broma bastante pesada. La cosa se va de madre y envuelto accidentalmente en llamas le dejan tostadito pero vivo. Durante unos cuantos años en el hospital intentarán recomponerle las quemaduras sin demasiado éxito, así que si el tipo no era muy agraciado ahora es monstruoso, y tiene un buen argumento para dar rienda suelta a su venganza.
El antiguo campamento se llama ahora Stonewater, un nuevo nombre para intentar limpiar su reputación por aquella desgracia, así que nuestro cabreado amigo ya tiene el lugar de operaciones. El arma elegida para todo el film será principalmente una tijera de podar, que ya veréis el juego que va a dar para hacer el mal como es debido.
Los efectos especiales son de lo mejorcito durante toda la peli, pues el gran maestro Tom Savini se encarga de ellos, con lo que una buena dosis de gore y sangre bien hecha nos espera. Todo artesanal y con una serie de muertes la mar de originales… toda una gozada para quienes disfrutamos con el arte del FX. Eso sí, me quedo con la sensación de que se podía haber hecho incluso más y mejor, pero que por falta de tiempo a Savini se le limitó el presupuesto.
Tanto “La Quema” como “Viernes 13 parte 2” son del mismo año, 1981, de hecho la nuestra se estrenó justo una semana después, con lo que Savini tuvo que elegir, y aunque hizo un gran trabajo en la primera parte con Jason, eligió ésta nueva propuesta. Hay una serie de leyendas en la red en la que parece hubo “sangre” entre las dos producciones y parece que alguna se copió de la otra… Los slasher estaban en su auge, eran la moda, y la productora Miramax se quiso subir a la cresta de la ola, con un éxito más bien pobre en recaudación y que con el paso de los años, los fans del género hemos sabido valorar y rescatar.
Soy de los que piensan que una buena película tiene que dejarte algún recuerdo visual imborrable y ésta película tiene varios, pero hay uno en concreto que es muy impresionante: la escena de la canoa. Para mí, de las mejores secuencias grabadas para siempre en un slasher. Solo por esta escena merece la pena verla.
Como todo buen film ochentero, nos regalarán un montón de desnudos gratuitos, escenas sexuales campestres incluidas, adolescentes hormonados con una inteligencia limitada y una estética “retro” pura y dura, perfectamente acompañada de una banda sonora hecha con sintes por el teclista de Yes, Rick Wakeman, dándole un toque psicodélico y efectista. El resultado es una atmósfera que le viene como anillo al dedo a nuestro asesino en serie, por lo que de manera muy inteligente nos lo mostrarán poco y le darán su limitada importancia en la pantalla (más en la introducción del personaje al inicio): de ésta manera se intensifica lo importante para el espectador, la venganza en sí y en la forma de ejecutarla. Distracciones las justas.
De relleno nos encontraremos con paseos en canoa, duchas, cabañas al más puro estilo boy scout y el comedor. Sorprendentemente todo tiene su fluidez y no nos dormiremos esperando más tomate.
Los personajes tienen una actuación suficiente y no especialmente dañina como en otras pelis similares, así que algunos de estos actores a posteriori se harían famosos con una amplia carrera, como Jason Alexander (La escalera de Jacob, La costa de los mosquitos, Pretty Woman, la serie Seinfeld…) Fisher Stevens (Cortocircuito, Flamingo Kid, Perdidos…) o Holly Hunter (El Piano, Batman vs Superman, Arizona Baby…).
Su director, el británico Tony Maylam (“Segundo Sangriento” 1992) en general se ha lucido bien con la cinta. Ha sabido recoger lo mejor que ofrecía “Friday the 13th” y lo ha enriquecido con momentos muy bizarros y oscuros (la escena de la prostituta es especialmente inquietante), con ese halo de serie B que tenían las películas en los 80. Algo que o lo amas o lo odias, pero que causa un efecto especial y característico en la película.
La escena final con dos de los chicos protagonistas se me ha quedado un poco sosa y corta, además de lo raro que puede parecer la ausencia de la “final girl” o chica final: todo un clásico y sello de una película de terror con un asesino en serie como protagonista.
En general y para finalizar, me ha sorprendido muy gratamente este slasher de una primeriza productora Miramax, creo que es sin duda uno de los mejores que se han hecho. Está claro que es un exploit en toda regla de inicio a fin del campamento Crystal Lake, es un argumento calcado y visto varias veces, pero en éste caso superior en muchas ocasiones por los momentos de tensión, por la atmósfera inquietante y por sus buenos efectos especiales y sonoros.
Cropsy no es un Freddy Krueger, un Jason Voorhees o un Michael Myers. Se pasa por encima sin darle protagonismo a su aspecto, no es un personaje que vaya a crear escuela o que vayamos a retener en nuestra mente como personaje favorito e icónico de terror, pero la verdad es que no hace falta. En los momentos clave nos dará canguelo y en los demás solo le intuiremos, como una presencia acechante durante toda la película, y me parece un acierto, pues no nos hace todo tan previsible y nos mantiene en tensión e interés hasta el final.
Si tuviéramos que valorar la película dentro del cine a nivel general seguramente con un 5 o 6 seriamos generosos, pero dentro del subgénero de Slasher con un 8 es para mí lo más justo y acertado. Rescatar ésta cinta de un olvido injusto, pues merece la pena, y dentro del circuito de terror lo normal es que sea una joyita a tener en cuenta.
Lo mejor: las originales muertes (en Inglaterra entró en la lista de “films prohibidos”) y la presencia subjetiva permanente del asesino.
Lo peor: se nos puede hacer un poco lento cuando el bueno de Cropsy no está usando la podadora, demasiados tópicos vistos otras veces.