Después de saborear la breve tapa a modo de rompe hielo que es “Never Tear Us Apart” de Sid Zanforlin, es imposible que a uno no se le vengan encima todos los fantasmas rancios del pasado y es imposible en consecuencia, no acordarse de aquella gilipollez sin gracia alguna que fue “Cuentos de Halloween” (“Tales of Halloween”, 2015). Y es que el segmento dirigido por Zanforlin (por más eróticamente Tolkiano que suene su apellido) bien podría haber formado parte de esa colección de estupideces basadas en la rentable fiesta de Halloween. “Never Tear Us Apart”, más allá de una simpática primera toma de contacto, y de una vistosa secuencia gore, no deja de ser eso, una estupidez, un gag simplón y poco original al que como mucho, podemos buscarle la manida moraleja sobre los lazos de sangre y que vendría a decir aquello de que a los amigos los elegimos, a la familia no. Muy poquito y sobretodo, muy poco prometedora primera impresión con “Minutes Past Midnight”, sí, la enésima antología de terror.
La familia vuelve a ser el hilo conductor en “Awake” de Francisco Sonic Kim. En esta ocasión, con un tono radicalmente opuesto que nada tiene que ver con la comedia zafia y que una vez más, nos resulta demasiado familiar (valga la redundancia) como para que nos entreguemos a la causa en cuerpo y alma. Una historia poco personal que versa una vez más sobre los susodichos lazos de sangre y sobre el amor incondicional de unos padres por su pedacito de costilla. Demasiadas reminiscencias a títulos como “El Buen Hijo” (“The Good Son”, Joseph Ruben, 1993) o a la reciente “The Boy” (Craig William Macneill, 2015), aunque carente de la sutileza y elegancia de ambas y supeditando la maldad innata del individuo al siempre oportuno recurso de la patología. Relato insípido, previsible y poco desarrollado, que en femenino, bien podría haber aparecido enlatado en conserva en otra antología mediocre reciente como “XX”.
Llegados a este punto y tras dos malas experiencias, uno se plantea la conveniencia de seguir perdiendo el tiempo con “Minutes Past Midnight”, pero la pronta aparición de Arthur Darvill (“Doctor Who”), se antoja demasiado nostálgica como para no pasar por la piedra one more time. Y la realidad, es que “Crazy For You” de James Moran (buen conocedor del universo del señor del tiempo, pues ha guionizado algún que otro episodio tanto de “Doctor Who”, como de su spin-off “Torchwood”), sin ofrecer nada del otro jueves y recuperando el tono cómico de “Never Tear Us Apart”, ahora, con acento británico, significa un primer paso hacia la reconciliación o un primer acercamiento entre el espectador y una hasta el momento, muy floja antología. En “Crazy For You”, Moran nos enseña que el amor, cuando es verdadero, no tiene parangón, por más imposible que pueda parecer una relación. Simple, previsible, pero muy simpática.
Hablar del cuarto segmento es hablar de un punto de inflexión, no solo en “Minutes Past Midnight”, sino también en cualquier otra antología reciente. “The Mill at Calder´s End” es poco menos que una maravilla de culto instantáneo que por sí sola, justifica el visionado de este aglomerado de cuentos macabros. Kevin McTurk, consumado especialista en efectos especiales con una exitosa y dilatada carrera a sus espaldas, salta a la dirección con este majestuoso relato de terror gótico llevado a cabo con marionetas y animado por stop motion en lo que significa un sentido homenaje al cine de terror de la Hammer y a la propia literatura de Edgar Allan Poe que pondrá los pelos de punta a todos lo que crecimos con toda aquella colección de polvorientas viejas películas. Con un acabado técnico y artístico absolutamente maravilloso, McTurk no solo homenajea al álbum, también a los cromos y por ello, pone el rostro de dos leyendas como Peter Cushing y Barbara Steele a dos de los tres personajes protagonistas de esta clásica historia de fantasmas, repleta de guiños al género y que atesora una atmósfera tan genuina, que ya quisieran muchos de aquellos que hoy en día, se atreven con un tipo de cine tan poco mimado en la actualidad como es el del terror gótico. El actor y director Jason Flemyng (“Eat Local”), presta su cara para el tercero en discordia y protagonista de la historia. Magistral.
Con el aliento aun a medio recuperar tras semejante maravilla y ya por supuesto, absolutamente sumisos, resulta que un tal Ryan Lightbourn nos tiene otra buena dosis de placeres prohibidos preparada. Pese a que el listón está ya muy alto, “Roid Rage” se postula como la otra gran “alternativa” a “The Mill at Calder´s End” como justificante de visionado, en un hilarante e irreverente cuento sobre almorranas asesinas que vendría a ser algo así como mezclar a Frank Henenlotter, Robert Rodriguez y los chicos de Astron-6 (al menos, antes de que mutaran a cineastas de culto con “The Void”). Mezcla de la que por supuesto, no podría salir otra cosa que un festín de horror escatológico repleto de sangre y humor negro, a modo de homenaje al grind house y la serie B de los ochenta, donde destaca más que nunca la partitura de Sean Motley, quien se encarga de musicar toda la antología como ya hiciera también en “Galaxy of Horrors”. Cachondeo a raudales, una puesta en escena de lo más auténtica y un montón de guiños a una forma de hacer cine, con la que muchos nos hemos “formado” como personas. Muy divertida (sobretodo para todos aquellos que guarden un tubito de Hemoal Forte en su mesita de noche) y mejor aun, asquerosamente cerda.
“Feeder” de Christian Rivers recupera el lado más creepy de “Minutes Past Midnight” en un relato propio de “Historias de la Cripta” o de la serie “Masters of Horror” que nos habla de las musas, o más bien, de la falta de ellas. Rivers, habitual colaborador de Peter Jackson en labores de efectos visuales, nos presenta una historia típica muy de la serie B de los ochenta/noventa y que bien podría evocarnos a títulos como “Hellraiser” (Clive Barker, 1987), donde los deseos, o las necesidades, deben pagarse con sangre, con sangre ajena, claro. Aquí la moraleja también es evidente: el éxito requiere sacrificio. Es cierto que “Feeder” peca también de previsible en su desarrollo y que uno, tiene la sensación de haber visto ya esta historia en otros contextos, pero no importa. El relato está muy bien narrado y muy bien interpretado por Cohen Holloway, que lo borda en el papel de músico frustrado en busca de una inspiración que parece nunca llega. Ojito al desenlace, de lo mejorcito de esta colección.
Si el cine español pudo sacar pecho en “Galaxy of Horrors” gracias a aquella genialidad de Javier Chillón titulada “They Will All Die in Space”, en “Minutes Past Midnight” nos toca agachar la cabeza (o poner el culo, como queráis), pues “Timothy” de Marc Martínez Jordán (“Los Inocentes”) dirige el que posiblemente sea el peor de los nueve cortos que nos ocupan, poniendo sobre la mesa una de las grandes miserias del cine de terror nacional, que no es otra que ese desesperado afán por recrear los tópicos del cine americano. “Timothy”, una vez más, carne de “Tales of Halloween”, nos remite a niveles subatómicos a una historia que hemos visto tantas veces, que puede que una más, sea la que nos haga arrancarnos los ojos. La típica velada nocturna con niñera adolescente y cándido niño inocente que terminará de la única forma que podía terminar, cuando esta haga uso de su prestada posición de autoridad. Añadamos a “Rasca y Pica” a la ecuación y algo de música circense y no hace falta mucha más imaginación. Que a estas alturas se siga recurriendo a según que tópicos exportados de fuera por parte de cineastas españoles, con la de recursos propios que nos puede ofrecer nuestra particular idiosincrasia, no deja de resultar asombroso. Lo único rescatable, el marcado perfil made in Spain de Ann Perelló.
Recuperamos parte de la credibilidad perdida con “Timothy” en el octavo corte dirigido por Lee Cronin, titulado “Ghost Train”, terror pre-adolescente que juega con las lineas temporales muy al estilo del “It” de Stephen King, donde pasado y presente parecen indivisibles, por más que sus protagonistas se empeñen en lo contrario. Dicen que nuestro pasado siempre termina por atraparnos y “Ghost Train” habla un poco de esto, de la culpa, los terrores infantiles y de la necesidad de cerrar el círculo. De nuevo una historia sencilla, pero a la cual se le saca buen partido gracias a una lograda atmósfera, una narración ágil y unos actores convincentes (se le podrán cuestionar algunas cosas, pero a nivel interpretativo, “Minutes Past Midnight” cumple en todas las historias), que dan forma a una historia más efectiva que efectista, pese a algún que otro ramalazo de K-Horror.
Y para terminar, Robert Boocheck cierra con más pena que gloria con “Horrific”, en una tesitura muy parecida a la inicial “Never Tear Us Apart”, donde en tono de comedia burra se desarrolla una pequeña monster movie con paleto y chupacabras mediante, que lleva al extremo (y a la mofa), la pesada moda de los home invasion y que a base de burdos gags, en ningún momento pasa de la simple chorrada simpática, donde lo más destacado es el histrionismo del cual hace gala Mike C. Nelson, en una especie de homenaje/imitación al gran Bruce Campbell en “Terrorificamente Muertos” (“Evil Dead 2”, Sam Raimi, 1987) y el diseño de la criatura, un cruce entre los castores zombie de “Zombeavers” y los vampiros “Deltorianos” de “Blade 2”, en una historia que recuerda sospechosamente al último segmento de aquella “Truco o Trato” (“Trick´r Treat”, Michael Dougherty, 2007), aunque despojada de ese halo mágico de cuento del que hacía gala la aclamada cinta de Dougherty.
Como suele ser habitual en este tipo de productos, “Minutes Past Midnight” hace de la irregularidad un arte, ofreciendo una experiencia repleta de altibajos que nos lleva a transitar desde momentos que rozan lo bochornoso, a otros absolutamente sublimes. Es el caso de “The Mill at Calder´s End”, una pequeña maravilla que desde ya, debería ser visionado obligado para cualquier amante del cine de terror y que por sí solo, justifica gastar hora y media de nuestro tiempo en la enésima colección de historias cortas. Si lo hacemos, descubriremos que pese a las reticencias iniciales, “Minutes Past Midnight”, es de lo mejorcito que nos ha llegado en dicho formato en mucho tiempo.
Lo mejor:“The Mill at Calder´s End”, “Roid Rage” y “Feeder”, por escrupuloso orden.
Lo peor: Como suele ocurrir en las antologias, la gran diferencia de calidad entre unas historias y otras.