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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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"Stranger Things" segunda temporada, lo extraño sigue cautivándonos

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Ante un caramelo como fue “Stranger Things” en su primera temporada, solo pudimos arrodillarnos, aplaudir entre orgasmos o simplemente disfrutar de lo lindo ante lo que ha sido un fenómeno en el universo audiovisual televisivo. Sin lugar a dudas fue la serie que arrasó a todas las demás el año pasado, nos dejó maravillados por su frescura, por su calidad, por su nostalgia casi mágica. Los hermanos Duffer no sólo dieron una lección de cómo hay que tratar los homenajes, sin caer en las evidencias y en los tópicos clichés; porque amigos para hacer una digna obra al verdadero estilo de los 80’s no es sólo buscar un par de referencias en vestuario, dos canciones de siempre y un filtro VHS. Eso ya lo hemos visto en otras producciones y no llega igual, no toca el alma, no crea esa chispa. “Stranger Things” es justamente eso, una serie que nos hace soñar porque volvemos a sentir lo que sentimos de pequeños, nos traslada a lo analógico, a lo cercano, al valor de las cosas sencillas, de la amistad, de la música, de la locura. Al baúl de los recuerdos de todas aquellas maravillosas películas y series de antaño, aquello que nos marcó para siempre y nos hizo crecer. ¡Qué tiempos! No es bueno vivir en el pasado, pero qué leches, estamos ante la serie que viene a reivindicar todos esos momentos que merece la pena no olvidar, y con ésta segunda parte, han vuelto a conquistar unos cuántos corazones.

Y ojo, no digo que vaya a excitar al personal al mismo nivel que en su primera temporada, a algunos sí, a otros algo menos, a otros mucho menos, a otros directamente no les gustará: sinceramente creo que sólo va a defraudar de lleno a quién no entiende el cometido de la serie. El grado de puntuación personal será variopinto y va depender sobretodo de una medida: el gusto por el género. Con “Stranger Things 2” tenemos un producto chispeante como en su primera parte, pero mucho más terrorífico, Lovecraftiano a más no poder, dónde las tinieblas acechan a Hawkins y se ensañan en uno de los personajes que menos minutos tuvo, Will Byers, el cual tras su abducción en ese universo paralelo o “Mundo del revés”, empieza a tener ciertas pesadillas que le presagian sobre algo terrible que está apunto de suceder.

Una vez presentados los personajes en su primera entrega, los hermanos Duffer ya no han podido darle muchas más vueltas a los mismos, y es lógico. Además eran más canijos y graciosos, estaban más unidos y esos lazos que casi nos ataron a ellos se mantienen intactos, pero sin el factor sorpresa. Y es una de las cosas que más le puede pesar a la nueva entrega, porque aunque nos da nuevas apariciones como Max (nueva chica con gran habilidad en las máquinas recreativas) y su deleznable hermano Billy (bad boy heavy metal maniac), no aportan mucho a la historia en sí, son claros secundarios de la trama principal, lo cual es un punto negativo, ya que podrían haber estirado y aportado mucho más. En los papeles de adultos tenemos también una parte más protagonista y otra más de relleno. Por un lado destaca el que más nuestro querido sheriff Hopper, haciéndose vital sus apariciones con y sin “Eleven” (una relación casi de padre e hija que nos enamorará), y se mantiene Joyce como la madre coraje que volverá a entrar en histeria. El personaje de Bob (novio de Joyce) da un paso al frente y sorprende por momentos. Y los jóvenes Steve, Nancy y Jonathan seguirán dándonos juego y adentrando en sus relaciones ya iniciadas en la primera parte. ¿Qué sería de Stranger Things sin su pandilla? Sigue molando mucho, especialmente en el primer episodio cuando van disfrazados en Halloween de “Cazafantasmas” y en los episodios últimos, cuando poco a poco todas las tramas se unen en el final de la temporada. Lucas y Dustin, éste sobretodo, pondrán el humor y la mejor parte de los chicos, mientras que Mike tiene un papel un tanto (¿quizás demasiado?) depresivo por la desaparición de “Eleven”, por lo que no levantará cabeza. La gran estrella sigue siendo ella, en cierto modo subiéndose al podio del protagonismo a lo largo de los minutos, a veces, en exceso. Mucho metraje en esas regresiones a lo “Poltergeist” para conocer más de su pasado.

En los 9 capítulos vamos a engancharnos y a disfrutar mucho, pero es cierto que algunos se pasan de metraje por momentos y ciertas tramas no resultan del todo atractivas y se hacen algo largas. Tendremos incluso un episodio íntegro dedicado a “Eleven”, que aunque es resultón por su descarado homenaje al estilo “The Warriors” no deja de romper el ritmo en un punto ya culmen de la historia, con lo que puede chirriar un poco. Arreglado queda con el sublime final de la temporada, ya dirigido por los hermanos Duffer los dos últimos episodios, lo mejor de la franquicia, por su espectacularidad de efectos y por su perfecto (y ochentero) desenlace.

Las mayores referencias en ésta temporada las podemos identificar con claridad: “Alien”, John Carpenter y “Pesadilla en Elm Street”. El “Demogorgon” evolucionado ahora llamado el “Azotamentes”, tenebroso y cósmico, será un auténtico Freddy Krueger, donde el bueno de Will será por momentos una víctima al más puro estilo “El Exorcista”, una mezcla de homenajes más que estimulante. Ese vuelco hacia el terror con más intensidad, hace de ésta entrega una delicia oscura pero sin dejar de lado el punto retro, con lo que a mi parecer logra un equilibrio perfecto y en el fondo necesario, ya que las series evolucionan y deben ofrecer también nuevos motivos para amarlas.

El envoltorio (la parte musical y artística) suele ser un complemento más en otras producciones, pero en “Stranger Things” se convierte en tema capital. Lo han vuelto a hacer, casi mejorando lo anterior, enlazando temas y canciones como si de un videoclip se tratase con una destreza y gusto maestros, con una grandísima calidad en la selección de bandas: The Police, Devo, Michael Jackson, Gary Paxton, Mötley Crüe, Queen, Duran Duran, Pat Benatar, Cyndi Lauper… creo que solo por la playlist ya merece la pena ver la serie. Y sin olvidar ni en segundo el trabajazo a los sintetizadores de Kyle Dixon y Michael Stein, auténticos artifices de crear la atmósfera adecuada en cada momento, potenciando cada actuación, emocionándonos en definitiva. Y la calidad de vestuario, escenarios tenebrosos (ojo a los túneles del subsuelo), detalles estéticos de la época, coches, máquinas recreativas, posters, walkies, bicicletas… todo vuelve a estar perfecto, con un gusto impecable en la fotografía. Un 10 rotundo en este aspecto.

El sabor de boca final es más que satisfactorio, va a gustar mucho a todos los fans y es posible que decepcione a otra parte, por esa bajada en la frescura general, por algunos capítulos repetitivos y por una algo previsible desembocadura hacia el final. En Mayo de 2018 para que vamos a tener una tercera entrega, seguramente sea la última, no tiene pinta de que se pueda dar muchísimas más vueltas a la historia, ni a Hawkins, ni a los mundos paralelos ni a unos chicos que según van ganando madurez, van perdiendo encanto. Aún así allí estaremos todos de nuevo esperando con ganas esta dosis de nostalgia, que nunca está de más. Y ese baile de fin de curso, que todos alguna vez hemos soñado.

Lo mejor: Todo el universo que han logrado crear con ésta serie. La nostalgia, el terror, la música. Imposible aburrirse, no sentir algo especial por dentro cuando la ves.

Lo peor: Perdió algo de chispa y no es tan sorprendente, pero todo lo demás lo arregla.



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