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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Videodrome

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Max Renn (James Woods), director de una pequeña cadena de televisión llamada Civic TV que emite blandiporno y violencia extrema, anhela conseguir algo verdaderamente duro, más realista. En su búsqueda, Renn se verá atrapado por las imágenes de una violencia inusitada, de un sadismo veraz de un programa llamado Videodrome, emitido desde Pittsburg, acabando víctima de su obsesión. Por cuanto la señal de Videodrome provoca un tumor cerebral y alucinaciones programables. Entonces, Renn ya no separará la violencia del sexo. Y frente a su inicial y profesional contemplación de las escenas de sadomasoquismo, posteriormente se transformará en complaciente verdugo flagelando a un televisor que es Nikki Brand (Deborah Harry) o, mejor dicho, que reproduce su imagen placenteramente sufriente. Una Nikki, de la que no sabemos si está viva o muerta. Sólo percibimos su imagen, deseable, mórbida, nueva vampira de la modernidad generado por la revolución tecnológica.

Las alucinaciones se multiplican y la proverbial capacidad intranquilizadora de Cronenberg se ofrece en imágenes perturbadoras: unos labios femeninos que surgen de la pantalla televisiva, y Renn introduciendo su cabeza entre los tentadores labios; un televisor que vomita sus vísceras; una hendidura en el estómago de Renn que tanto alberga una cinta de vídeo como una pistola... Imágenes que cumplimentan la requisitoria del cineasta frente al todopoderoso influjo de los medios audiovisuales, creadores de una nueva realidad, que es el tema de “Videodrome” (David Cronenberg, 1982).

La TV es la realidad del que mira, la imagen el poder; quien controla las masas de espectadores tiene el poder. Lejos de “Network”, Cronenberg nos muestra un film complejo a la vez que confuso lleno de aire malsano, atmósfera sofocante o imágenes sucias e insanas (“cine susio”). El cineasta plasma sus ideas en el marco de su mundo personal en el que la enfermedad, el contagio, el virus, que amenaza la normalidad, aboca al hombre a un proceso de destrucción y a perder su condición humana convirtiéndolo en un nuevo ser.

Lo más interesante de la labor del cineasta es su predilección por la meticulosa descripción de los síntomas de la enfermedad, uniendo fascinación con repulsión. También interesantes son los decorados del film: sucios y claustrofóbicos como la emisora de TV, el apartamento del protagonista o el hangar final.

“Videodrome” centra su contenido filosófico hacia la llamada Nueva Carne, en la que el individuo o colectivo no está conforme con su envoltura carnal (la piel, los huesos, la sangre, etc.) y cambia su ser. Dicha corriente se postula por la búsqueda de la revolución del cuerpo humano a través de su modificación. En el film podemos ver un ejemplo de ello cuando Renn (cuyo apellido viene de renacimiento) se hace con la pistola fálica, que recuerda la que años después aparecerá en “eXistenZ”, arma de la que salen unos apéndices filamentosos que se insertan en los nervios del brazo del protagonista, uniéndose a su cuerpo de forma que es esa mano la que se convierte en arma. Lo orgánico se une con lo inorgánico. A medida que Renn va entrando en esa otra realidad se va alejando de la suya anterior transformándose hasta alcanzar su apogeo cuando le aparece una vagina en su barriga en la que, casi como si practicase un fist fucking, introduce su puño para meterse varios objetos.

Para este film, que en un principio se iba a llamar “Network of Blood” (“Canal de Sangre”), Cronenberg contaría con mayor presupuesto del que había dispuesto hasta entonces, en torno a seis millones de dólares, una cifra bastante alta si tenemos en cuenta que “Scanners”, su film más costoso, había requerido sólo tres y medio. Aun así, el director tuvo que abandonar varias ideas ambiciosas y realizar numerosas modificaciones en el guión antes de poder empezar a trabajar, si bien todos los cambios no se realizaron por motivos económicos.

El rodaje comenzó en Toronto los últimos días de octubre de 1981 y finalizó en diciembre de ese año. El equipo volvió a ser el habitual y además para los efectos especiales de maquillaje se contó con un extraordinario profesional, Rick Baker, que acababa de trabajar en “Un hombre lobo americano en Londres” (John Landis, 1981) ganando un Oscar.

LA ESCENA: El protagonista metiéndose el puño dentro de la raja (su vagina) de su estómago.

LO MEJOR: Las alucinaciones de su protagonista. Una interpretación grandiosa de Woods unida a un meticuloso trabajo de realización tras las cámaras de Cronenberg, así como el mensaje que transmite la cinta: la atracción del sexo y la violencia y cómo estamos afectados por la televisión.

LO PEOR: Sin comentarios.



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