Dicen que dos más dos no siempre son cuatro. Y puede que sea cierto, pero sí al menos, la mayoría de veces. Por más que odiemos a las matemáticas, no les quitemos su parte de mérito. Claro que si hablamos de “The Hunt”, la cantidad de variables que aparecen en la ecuación son tantas, que era casi imposible vaticinar un resultado. Por un lado, Blumhouse, la máquina de follar como conejos para engendrar películas de terror día sí, día también. Películas además, destinadas a un amplio espectro de público, con todo lo que ello conlleva en términos de calidad, algo, la calidad, que en ocasiones entra en conflicto con otro tipo de intereses ajenos al arte estricto. Por otro, un nombre propio, ÉL nombre propio: Damon Lindelof, el artista, el mago, el genio.
“si tuviese que definir a la película de Zobel con dos palabras, estás serían diversión y frescura. FRESCURA señores, frescura en un survival”
A estas alturas, poco hay que decir sobre Lindelof que no se haya dicho ya. Pero por si hay alguno que aun no se ha enterado de que va la película, de como se las gasta el amigo, seis efímeras temporadas de “Lost” (2004-2010), serán suficientes para acercarse a entender lo que es capaz de salir de la mente de este hombre (y que no te engañen lector, el final de la serie no tiene absolutamente nada de malo, y, de ser así, tampoco importaría una mierda). No obstante y para los que no tengan tanta paciencia o ganas de darle al coco, propuestas más breves (que no ligeras) como “The Leftovers” (2014-2017) o la reciente “Watchmen” (2019) también valdrán.
Bien. Un genio consagrado al libreto (junto a Nick Cuse), una productora capaz de lo peor y de lo mejor (últimamente más de lo primero) y para rematar, un cineasta como Craig Zobel que en 2012 fue capaz de escribir y dirigir una película con tantísimo potencial y tan desaprovechada como fue “Compliance”. ¿El resultado? Pues no me voy a andar por las ramas (más en los tiempos que corren en los cuales andamos algo escasos de alegrías), una de las mejores películas del año de calle, y esto lo digo hoy, con marzo aun agonizando.
“Lindelof hace magia de nuevo y le da la vuelta como a un calcetín a la historia de siempre para ofrecer un producto capaz de sorprender al espectador siempre que se lo propone”
Y es que “The Hunt” prometía un parto de culo, un dolor de huevos profético. Un survival de gente cazando a gente. ¿En serio? Esto ya lo hemos visto, el cine de acción nos ha dejado grandes momentos, imposible no haberlo pasado pipa con “Blanco Humano” (John Woo, 1993) o “Juego de Supervivencia” (Ernest R. Dickerson, 1994). No tanto así el cine de terror, ídem recurrente que no siempre ha sabido sacarle partido a la receta o bien cuando lo ha hecho, no ha sabido saltar del tren a tiempo, véase la saga “La Purga”. Hace poco tuvimos una intentona que apuntaba maneras, aportaba ideas nuevas, pero sucumbía ante la incapacidad de desarrollarlas: “The Furies” (Tony D´Aquino, 2019).
“The Hunt” vendría a ser el reverso tenebroso de la cinta de D´Aquino, ideas recicladas, copiadas si se quiere, pero tan bien desarrolladas, que a uno se le olvida rápido, a los pocos minutos de metraje, que esto ya lo ha visto antes. ¿No es ese al fin y al cabo, el espíritu del género? ¿Ser capaces de disfrutar con más de lo mismo? En especial, cuando se hace mejor o, está tan bien hecho como el caso que nos ocupa. Y es que si tuviese que definir a la película de Zobel con dos palabras, estás serían diversión y frescura. FRESCURA señores, frescura en un survival de gente cazando a gente. Que en otras circunstancias, los primeros diez minutos, con un grupo de desconocidos despertando en un paraje, justo antes de comenzar a ser tiroteados por desconocidos, serían sinónimo del susodicho dolor de huevos. Nada más lejos de la realidad. Lindelof hace magia de nuevo y le da la vuelta como a un calcetín a la historia de siempre para ofrecer un producto capaz de sorprender al espectador siempre que se lo propone, y puedo asegurar, que se lo propone muchas veces.
“Zobel deforma el survival hasta la comedia negrísima y el gore más festivo. Lo hace como hay que hacerlo, desde el exceso y la violencia gratuita”
“The Hunt” es un divertidísimo delirio desde el minuto uno. Con una ácida sátira a las miserias de la red y sus medios de (des)información como punto de partida (sin dejar nunca de jugar con la moralidad y los dogmas de las dos américas), Zobel deforma el survival hasta la comedia negrísima y el gore más festivo. Lo hace como hay que hacerlo, desde el exceso y la violencia “gratuita”, algo que no siempre podemos disfrutar en este tipo de producciones abiertas al gran público y que aquí, son una constante a lo largo de todo el metraje. Por tanto, es una perfecta oportunidad esta para desempolvar el babero (si me apuras, también el chubasquero) de las mejores ocasiones, para disfrutar de esta montaña rusa de piruetas, sangre y vísceras.
Emma Roberts (“February”), toda una habitual del género, y la oscarizada Hilary Swank (“Million Dollar Baby”) son los nombres estrella de “The Hunt”, los que atraerán a buena parte del personal, pero EL nombre, que uno debería tatuarse en la mollera es el de una inmensa Betty Gilpin (“GLOW”), y aquí también me mojo, uno de los personajes cinematográficos de este 2020. Descomunal el papel de la actriz, y herramienta indispensable gracias a la cual entender el peculiar sentido del humor del filme, tal y como hiciera en su día un pre-legendario Bruce Campbell cuando protagonizara “Evil Dead II” (San Raimi, 1987). Gilpin es uno de los personajes femeninos más carismáticos de los muchos que se hayan paseado por el género estos últimos años, con el plus añadido de lidiar con la comedia, algo que siempre entraña un riesgo extra en su conjunción con el terror. Y este sea quizá el punto más flojo de “The Hunt” si la analizamos en clave de terror, o de survival, subgénero al que se le presupone una tensión de la cual la cinta de Zobel carece, debido a la gran ascendencia que acaba teniendo su reverso cómico.
Que nadie espere por tanto un survival atroz y crudo en “The Hunt”. Esta se disfruta desde otras latitudes bien distintas. La comedia negra, la sátira y el gore más descerebrado son en esta ocasión, los ingredientes principales de la enésima receta ganadora de maese Lindelof, tantos y de tanta calidad, que terminan incluso dejando en un segundo plano los habituales puntos de genialidad en clave de guión tan marca de la casa. Películas de la Blumhouse seguro tendremos unas cuantas este año, tan divertidas como “The Hunt”, lo dudo.
Lo mejor: Su ritmo endiablado, el gusto por lo inesperado, la sangre, BETTY GILPIN (sí, en mayúsculas) y el brutal homenaje final a una de las más célebres secuencias de la filmografía de Tarantino.
Lo peor: Su condición de survival queda desdibujada ante tanta festividad.