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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Warlock, el Brujo

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“Warlock, El Brujo” es una de las cinco películas dentro de nuestro género que dirigió Steve Miner a lo largo de las décadas de los 80 y 90. Por orden cronológico son las siguientes: “Viernes 13, parte II” (1981), “Viernes 13, parte III” (1982), “House” (1986), “Warlock” (1989) y “H20” (1998). Todas merecen la pena, aunque a estas alturas algunas de ellas solo lo sea por curiosidad. Muchas de sus películas también comparten la característica común de contener alguna nota de humor entre sus escenas. En el caso de “Warlock” toca varios géneros y subgéneros, terror (poco), brujería, viajes en el tiempo, aventuras y algo de road movie, son algunos de ellos. Su estreno estaba previsto para el año 1989, pero a causa de la quiebra de la empresa distribuidora New World Pictures, la película solo se estrenó en el 1991. Acabó siendo un clásico de videoclub, su hábitat natural, y de su póster al estilo de “Los Inmortales” todavía me acuerdo. Decía algo así como “viene del pasado… para destruir el futuro”.


“La nostalgia es un plus y Warlock tiene mucho de ese carisma que desprendían las películas de terror de los años 80”


Comienza la película con una escena en el S.XVII (año 1691), en la que Warlock (Julian Sands) está en un calabozo esperando a ser quemado en una hoguera tras haber sido capturado por Redferne (Richard. E. Grant). En ese momento, una fuerza maligna misteriosa salida de la nada lo libera de su celda y lo envía al futuro. Su perseguidor, Redferne, que también fue arrastrado por la misma fuerza extraña, tratará de capturar de nuevo a Warlock en pleno S. XX. Su única ayuda será la de una joven llamada Kassandra (Lori Singer), que ha sido víctima de una maldición de Warlock. Juntos tendrán que luchar contrarreloj para evitar que el brujo junte las tres partes que componen un libro conocido como el “Gran Grimoire”.

Con este argumento, es bastante obvio que a esta película ochentera se le notan mucho el paso de los años. Por un lado, a nivel técnico tiene carencias en sus efectos especiales (ver a Warlock volando) y en algunos decorados. Por otro lado, por su propia trama, en la que los personajes viajan 300 años en el tiempo y lo que se nos muestra es un futuro que ahora está totalmente obsoleto (Los Ángeles a finales de los 80). Ver ahora como suben al avión armados, con un veleta de hierro, o sin quitarse los ropajes de pieles del S.VII, es bastante cómico. Hoy todo eso nos parece muy ingenuo.


“lo que mejor funciona de la película es el triángulo formado por sus tres personajes principales”


Pero todas esas carencias (sí, ha envejecido mal), son también sus mayores virtudes a día de hoy. La nostalgia es un plus y “Warlock” tiene mucho de ese carisma que desprendían las películas de terror de los años 80 y principios de los 90. Todos esos decorados de bajo presupuesto, el maquillaje o esos efectos especiales de serie B, lejos de parecerme cutres, me acaban pareciendo una de las grandes características de la película.

Lo mismo me pasa con todas las referencias que la película hace de la brujería básica. La leche agria y las llamas azuladas como signos de que las fuerzas malignas se acercan, la grasa del niño no bautizado que permite volar al brujo, el agua salada como gran antídoto contra demonios, la prohibición de pisar suelo sagrado, y un largo etcétera. Todas esas normas sencillas son detalles que acaban quedando en nuestro recuerdo. Cómo olvidar esa forma de torturar al brujo que consiste en clavar puntas en las huellas que dejan sus pies. Todo tiene un aurea entrañable, diría yo.

Probablemente lo que mejor funciona de la película es el triángulo formado por sus tres personajes principales. El gran Julian Sands (“Una Habitación con Vistas”, 1985, “Romasanta”, 2004), aporta el carisma y la personalidad que el malvado Warlock necesitaba para existir. Diría que es lo mejor de la película, pero es que también está Kassandra, interpretada por la actriz Lori Singer (“Footloose”, 1984), un personaje muy bueno y que se distancia de los típicos clichés. Lejos de representar un rol de acompañante, ella se convierte en la verdadera amenaza de Warlock, en la única persona capaz de acabar con los planes malévolos y destructivos del brujo. Además, tiene buena química con el bueno de Redferne, la antítesis de Warlock, interpretado por Richard. E. Grant (“Dracula, Bram Stoker”, 1992). Es fácil simpatizar con esta pareja de buenos. Decir también que el resto de secundarios están muy bien en sus respectivos papeles, como Mary Woronov (“La Noche del Cometa”, 1984) interpretando a la médium, o Richard Kuss en el papel de menonita.


“Warlock es más bien una película de aventuras, entretenida y con buen ritmo. Creo que dejó de ser una película para adultos”


Vista hoy en día podríamos decir que la película es bastante light, le falta un poco más de gore, y se queda en el adjetivo de simpática. Por mucho que el brujo arranque lenguas, ojos o se coma a un niño, nada es lo suficientemente explícito. Actualmente los padres y madres tienen más miedo de que sus hijos vean series como “Euphoria”, que este tipo de películas de miedo tan alejadas de la realidad. “Warlock” es más bien una película de aventuras, entretenida y con buen ritmo. Creo que dejó de ser una película para adultos, y es mejor quedarse con el recuerdo adolescente que tenemos de ella.

El guionista de la película es David Twohy (Waterworld, 1995), quién también se prodigó bastante como director (“Pitch Black”, 2000), y el director de fotografía es David Eggby, conocido principalmente por su trabajo en la primera entrega de “Mad Max” (1979), el resto de entregas de “Mad Max” las haría el gran Dean Semler, del que soy muy fan. Pero lo más destacado es la banda sonora de Jerry Goldsmith (nominado una veintena de veces al Oscar y vencedor de una de las estatuillas por “La Profecía”, 1976), consigue con sus composiciones caracterizar la atmósfera de misterio y fantasía de cada uno de los personajes y fases por las que transcurre la película.

En mi opinión a “Warlock” hay que valorarla como si la estuviésemos viendo en su época, a inicios de los 90 que es cuando estaba disponible en el videoclub. No tendría mucho sentido criticar ciertas limitaciones, principalmente técnicas, a estas alturas. Dio lugar a dos secuelas, la tercera ya sin la participación de Julian Sands como Warlock. En ninguna de ellas volvió a participar su director, Steve Miner. Nunca rozaron el éxito relativo de la original.

Lo mejor: El carisma del propio Warlock, interpretado por Julian Sands, y los personajes de Lori Singer y Richard E. Grant. También la banda sonora de Jerry Goldsmith.

Lo peor: Desfasada en muchos aspectos. Hoy en día sus carencias técnicas quedan al desnudo de forma evidente, pero al tener muchos detalles típicos de las producciones de aquellos años, el factor nostalgia es un plus.



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