Quantcast
Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
Viewing all articles
Browse latest Browse all 2365

Crítica: The Beach House

$
0
0
Cada día me cuesta más entender como seguimos estando aquí. El ser humano, digo. Somos una especie estúpida por naturaleza. Esto lo estamos viendo más que nunca en una situación como la que nos ha tocado vivir, una pandemia que está sacudiendo los cimientos de la normalidad y poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptarnos a las nuevas circunstancias. Solo hace falta poner cualquier noticiero para ver como una buena parte de la sociedad parece vivir ajena a una realidad que nos devora un poco más a cada día que pasa. La gente enfermando y muriendo por doquier y algunos (muchos), preocupados por si pueden ir a tomarse unas cañas al bar, menear el culo por la playa, correr más kilómetros que Fermín Cacho preparando las olimpiadas del 92 o arrancar un puñado de miserables votos. Estúpidos, egoístas, peligrosos... prescindibles.


“si hay algo que no se le puede negar, es ese halo visionario que destila”


Nadie sabe de donde ha salido este virus, de nuestro propio ojete, del azar, o, quien sabe, del más profundo rencor de un planeta, este, el “nuestro”, que nos estamos empeñando en destruir desde que aquel primer charco nos escupiera sin llegar a imaginarse al monstruo que estaba creando. Puede que nuestro arrendador se haya cansado ya de aguantar nuestras mierdas y haya decidido que ya es hora de buscar arrendatarios más cumplidores.

“The Beach House” representa la ópera prima de Jeffrey A. Brown y más allá de compartir o no las buenas palabras de la prensa anglosajona hacia esta, si hay algo que no se le puede negar, es ese halo visionario que destila. La película, producida el pasado año, funciona hoy a modo de rabiosa actualidad, poniendo en entre dicho la tóxica relación ser humano-planeta. Brown propone un relato apocalíptico con ecos a grandes títulos del género (digo ECOS, nada más), pues algunas comparaciones que se han vertido por ahí (sin ir más lejos en la propia sinopsis escrita por la plataforma FILMIN, en la cual puede verse desde ayer la película), hablando a la ligera de títulos de referencia como “La Niebla” (Frank Darabont, 2007) o “La Invasión de los Ultracuerpos” (Philip Kaufman, 1978) no juegan precisamente a su favor.


“si bien es innegable que en sus dos primeros tercios consigue despertar la curiosidad del respetable, se queda muy lejos de aquello que hubiera sido lo ideal: perturbarlo”


De entrada estamos ante una de esas cintas prohibitivas para un segmento de público claramente posicionado en contra del denominado “cine lento”. Si eres de esos que crees, que lento es sinónimo de malo o de aburrido, te recomiendo que pases página. Si tienes sentido común, dediques tu tiempo a otros menesteres domésticos o, si eres un capullo de cuestionable coeficiente intelectual, te vayas al botellón de turno a cavar una tumba para el prójimo. Sobretodo, no te acerques a “The Beach House”, no te va a gustar.

La de Brown, es una película que requiere paciencia, algo que parece ser, no está de moda. Hablamos de un arranque que no atiende a concesiones comerciales, que se toma su tiempo (quizás demasiado) para presentar tanto a la situación, como a los personajes. Y esta fórmula, tan válida como cualquier otra y que también ha funcionado en contextos, digamos, menos “festivos” como pueda ser “La Invitación” (Karyn Kusama, 2015), aquí, en un ecosistema tan particular como es el de la serie B, puede tener sus contra indicaciones. Por ello, más que hablar de títulos tan académicos como la citada “La Niebla”, yo movería la óptica hacia cosas como “Honeymoon” (Leigh Janiak, 2014), tanto por el manejo de los tiempos, aplicados a un ajustado presupuesto, como por las sensaciones que intenta transmitir en el espectador con estos.

Con todo esto, tampoco estoy justificando una primera mitad de metraje a la que, dejando fobias y filias personales de lado, le cuesta encontrar el equilibrio entre lo que quiere contar y como lo cuenta. Con algunas situaciones alargadas en exceso y otras que carecen de lo que denominaríamos, "lógica Vulcana". No por más revisitar ideas y conceptos, vas a conseguir generar ni el clima ni la profundidad deseada y si bien es innegable que en sus dos primeros tercios consigue despertar la curiosidad del respetable (que no es poco), se queda muy lejos de aquello que hubiera sido lo ideal: perturbarlo. No existe aquí aquella incomodidad palpable y tan aterradoramente orgánica y natural de la película de Janiak, lo cual puede llevar a cierta desconexión con la obra. Pienso que es este el gran handicap de "The Beach House", no ser capaz de desprenderse en ningún momento de esa inocencia o levedad intrínsecas que destila desde el minuto uno y que la penalizan respecto a otras propuestas similares, pero mucho más afiladas.


“una propuesta difícil, irregular y a la que las altas expectativas generadas no le han hecho ningún bien”


Aquellos espectadores que superen la prueba, hallarán en su último tercio una serie B mucho más directa y complaciente para con los adalides de la ortodoxia. “The Beach House” saca lo mejor de sí misma cuando se sincera y pone de manifiesto todas esas influencias de las que bebe en mayor o menor medida, logrando si no perturbar, sí generar esas atmósferas enrarecidas con ECOS Lovecraftianos y demás horrores cósmicos que tanto tienen que ver con el patrimonio del género, con el añadido de lidiar con unas limitaciones presupuestarias evidentes, que, en ningún caso deslucen los constantes acercamientos al reverso más fantástico de la cinta, completamente desatado en su tramo final.

Cuando tenemos entre manos una película de reparto limitado, es cuando cobra más importancia el rol de los actores y sus interpretaciones se ponen bajo la en muchas ocasiones, cruel lupa del ojo crítico. En este caso, los azotes en el culo tienen un dueño claro: Noah Le Gros (Randall), a quien parece que la reunión le queda un poco grande si tenemos en cuenta la notable labor de su partenaire femenina, una Liana Liberato a la que algunos recordarán, algo más jovencita, de “Haunt” (Mac Carter, 2013) y que aquí se termina convirtiendo en un elemento fundamental de la comunión entre las dos diferenciadas (y en ocasiones difíciles de conjugar) caras del vinilo. Liberato destila una fragilidad que termina tornándose incluso erótica en contraposición a algunos pasajes y viñetas de la historia. A su lado, un sospechoso habitual de los saltos con red y de bien seguro rostro reconocible por los amantes de esa joya del cine zombie que fue, es y será “Amanecer de los Muertos” (Zack Snyder, 2004), que como siempre, cumple sobradamente con la papeleta.

En resumidas cuentas, una propuesta difícil, irregular y a la que las altas expectativas generadas no le han hecho ningún bien que, pese a todo y con un poco de paciencia, se termina destapando como una simpática serie B con “monstros” y lo más importante, atesorando un discurso de fondo de lo más oportuno que ilustra nuestra actual realidad y aquello que sin duda, por (de)méritos propios, nos merecemos. Total, si no te pillan sin la mascarilla, no hay multa.

Lo mejor: Liana Liberato, todo lo referente a su apartado artístico, un sprint final de pura serie B y que una plataforma como FILMIN nos de la oportunidad de acceder a este tipo de piezas.

Lo peor: Noah Le Gros, un arranque puede llegar a considerarse como tortuoso, el abuso de ciertas imágenes (aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid) a modo de relleno y su incapacidad de incomodar al espectador, más allá de situaciones muy puntuales que tienen más que ver con el estómago que con la cabeza.



Viewing all articles
Browse latest Browse all 2365