EL RECTOR NOS HABLA SOBRE EL ROCAMBOLESCO EXPERIMENTO DE UNO DE LOS GRANDES NOMBRES PROPIOS RECIENTES DE LA CIENCIA FICCIÓN
Si hay un director que ha revolucionado -sentando las bases de un sello propio- el género de la ciencia ficción en los últimos diez años (y pico), ese es sin duda alguna Neil Blomkamp. Y eso que este natural de Johannesburgo, ha sido víctima de su propio talento y posterior éxito. Su debut, esa joya del género que es “Distrito 9” (2009), aclamada en su día y hoy ya a todas luces considerada de culto, ha sido una insoportable losa con la que ha tenido que cargar desde entonces. Mal endémico que sufren todos aquellos que llegan pisando tan fuerte y que ya hemos visto padecer a otros muchos antes, ahí están los Mauri & Bustillo, Aster, Eggers, Aja y demás cineastas que siempre han tenido que vivir bajo la alargada sombra de aquella primera obra que tanto les (y nos) marcó, para bien y para mal.
“El cine de Blomkamp ha sido hasta la fecha, de manual. Señas identitarias a las que no ha renunciado en ninguna de sus tres películas previas y gracias a las cuales se ha ganado a un buen puñado de adeptos”
Si había una película a la que le tenía especial ganas era a esta “Demonic” (2021). Más allá de por la obviedad de tratarse de lo nuevo de uno de mis fetiches personales, tenía especial interés en ver como un director con un cine y estilo tan marcado, podía manejarse tan alejado de su habitual zona de confort y a todo esto, por supuesto, con el añadido de la gran frustración que supuso el no rodaje de “Alien 5” (por más que me fascinen las dos últimas entregas del universo xenomorfo rodadas por Scott, que lo hacen, lo de “Alien” y Blomkamp, siempre quedará en un sueño húmedo), tras la mala acogida comercial de su último trabajo hasta la fecha, la entrañable y muy divertida pese a lo que digan los fríos números “Chappie” (2015).
El cine de Blomkamp ha sido hasta la fecha, de manual. Señas identitarias a las que no ha renunciado en ninguna de sus tres películas previas y gracias a las cuales se ha ganado a un buen puñado de adeptos. Con un sentido del espectáculo como pocos y combinado con algo profundo que contar más allá del show superficial, el sudafricano ha revolucionado o mejor dicho, evolucionado el concepto Blockbuster, demostrando que el cine puede combinar espectáculo y mensaje, que con el talento necesario, las etiquetas y las supuestas restricciones de público, son una gilipollez más de las muchas que pululan por ahí. Que uno puede ir a una sala de cine a disfrutar de un bombástico espectáculo de fuegos artificiales y que luego, además, puede reflexionar sobre aquello que le han contado. Blomkamp ha sido hasta la fecha, un adalid de tal concepto cinematográfico, un director diferente, transgresor y valiente, de ahí que, como suele ocurrir en estos casos, haya polarizado tanto al público.
“una película como Demonic solo puede entenderse desde el afán de un director diferente de rodar el más difícil todavía. En este sentido, no se le puede poner ni un pero a este su nuevo trabajo”
La pregunta es, ¿Se puede extrapolar todo esto al género de terror? Más difícil aun, ¿Puede hacerse en el cine de posesiones? Yo de entrada, diría que no, pero claro, yo no soy Blomkamp y una película como “Demonic” solo puede entenderse desde el afán de un director diferente de rodar el más difícil todavía. En este sentido, no se le puede poner ni un pero a este su nuevo trabajo, obviamente, lo más experimental que ha rodado hasta la fecha. Blomkamp, siempre con la tecnología como estandarte y más importante, como indispensable herramienta narrativa, se adentra aquí en tierra extraña, se adentra en la mística y el folclore de lo espiritual, un lugar en el que su mundo futuro, no tiene cabida... ¿O si?
Pues sí y no. Si algo no se le puede negar, es el intento de rodar un género tan diferente al suyo sin perder (o hacerlo en la menor medida posible) sus señas de identidad. En “Demonic”, el director se las ingenia para meter el elemento tecnológico en la ecuación y pese a que para nada suena a material nuevo, las reminiscencias a infinidad de historias ya contadas son evidentes, sin ir más lejos, a “La celda” (Tarsem Singh, 2000), Blomkamp consigue encajarlo con relativa gracia en su historia. Con el paso de los minutos, no obstante, uno se da cuenta que todo se queda en un brindis al sol y que la jugada no tiene ningún peso real en el relato. Y en lo personal, más allá de otras consideraciones, es el punto que más me ha decepcionado de la película, pues me he encontrado con una artificialidad que hasta ahora me había sido ajena en la obra del director. El afán de Blomkamp por hacer que su película de posesiones suene a Blomkamp, se hace patente también en detalles tan poco sutiles como su banda sonora, repleta de sonoridades industriales que no terminan de encontrar acomodo natural en aquello que se nos está contando.
“una película que pese a su marcado carácter experimental en clave conceptual, termina resultando de lo más convencional”
¿Y qué nos cuentan? Olvidándonos de la anécdota referente a la ciencia ficción, una historia simplona al tiempo que rocambolesca a tres bandas entre Carly (Carly Pope), su madre Angela (Nathalie Boltt) y un demonio de tres al cuarto que parece sacado de una película porno ambientada en el carnaval de Venecia. Se hubiera sacado el nabo con fines lúdicos en algún momento y no hubiera pasado nada, más si uno atiende al tono surrealista hacia el que va degenerando la historia hasta llegar al estrepitoso tramo final, una sucesión de chorradas varias que no son dignas de un director del nivel y estatus de Blomkamp.
Poniendo la lupa en su apartado visual, la cinta no gana enteros precisamente. Al desalentador diseño artístico del demonio, hay que sumar lo rácano de la propuesta a la hora de regalarnos secuencias terroríficas, lo cual es una lástima, pues hay que reconocer que de los pocos momentos (uno) en los que “Demonic” se asemeja a una suerte de película de terror, lo hace realmente bien y sí resulta ciertamente perturbadora, pero no deja de ser una anécdota dentro de un conjunto que se pierde en anodinas partes melodramáticas y clichés varios del terror mainstream moderno dando como resultado una película que pese a su marcado carácter experimental en clave conceptual, termina resultando de lo más convencional. La presencia de Sharlto Copley, un habitual del cine Blomkamp, se antoja también como otro intento artificioso por parte del cineasta de registrar parte de su marca personal en la película, pero su participación aquí dista mucho de las prestaciones de antaño, mucho ha llovido desde Wikus Van de Merwe y en “Demonic”, Copley da continuidad a esa irrelevancia en la que por desgracia parece haberse acomodado su carrera en los últimos tiempos.
Como acérrimo de Blomkamp, me duele decirlo, pero “Demonic” se ha quedado muy lejos de las expectativas, tanto, que no me queda otra que dejar de lado cualquier atisbo de romanticismo y concluir que el experimento se ha saldado con un rotundo fracaso. Una película arriesgada, que tras media hora inicial donde parece aguantar el tipo, termina degenerando en otra cinta más de exorcismos de tercera fila de las muchas que corren por ahí y ni siquiera, el despiporre final a nivel argumental, algo que por ejemplo, fue capaz de arrancar de la mediocridad a un título como “Eli” (2019) para elevarla a otra categoría, consigue aquí arreglar un estropicio, que a esas alturas, ya ha calado hasta los huesos. ¿Pero qué diantres le pasaría por la cabeza a este hombre?
Lo mejor: Su única escena aterradora y el esfuerzo por exportar el universo de la ciencia ficción al cine de terror...
Lo peor:… aunque todo termina resultando rematadamente mal. Sin espectáculo, sin fondo y lo peor de todo dado el escenario, sin terror.