NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE LA ADAPTACIÓN DE SEAN KING O´GRADY DE LA NOVELA HOMÓNIMA DE MAX BOOTH III
Reconozco que uno de mis mayores fetiches fílmicos es la descomposición de la institución de la familia tradicional. Ya sea desde la perspectiva fría y austera de las películas de Haneke o desde la emocionalidad de Bergman, creo que hay pocas cosas que tengan tanto potencial cinematográfico como el desmoronamiento de la familia nuclear. Si a eso le sumamos algo de gore y de desquicie, es probable que yo salga del cine más contenta que unas castañuelas. Así que podéis imaginaros mi alegría cuando ví que “We Need to Do Something” (Sean King O'Grady, 2021), que venía de petarlo en el Tribeca Film Festival, también iba a pasar por el Festival de Sitges de este año.
“la película maneja una tensión in crescendo gracias a una buena elección de casting capitaneado por Pat Healy como padre de familia, representando una masculinidad en crisis aterradora a la vez que hilarante”
Basada en la novela homónima de Max Booth III (que también firma el guion), la película se centra en una familia de cuatro miembros que se quedan encerrados en un baño tras una fuerte tormenta. Cuando el tiempo pasa y nadie viene a socorrerlos, la hija mayor Melissa (Sierra McCormick) empieza a sospechar que no se trata de una simple tormenta, y que tiene que ver con algo que ella y su novia Amy (Lisette Alexis) han hecho previamente.
Para narrar la historia, Sean King O’Grady opta por el uso de dos líneas temporales. Por un lado tenemos un presente que se desarrolla en un solo espacio y que narra la lenta desintegración de la familia de Melissa fruto de la incapacidad de salir de la habitación y con la certeza, cada vez mayor, de que algo peligroso está ocurriendo fuera. Recordando a thrillers tan efectivos como “Calle Cloverfield 10” (Dan Trachtenberg, 2016), la película maneja una tensión in crescendo gracias a una buena elección de casting capitaneado por Pat Healy como padre de familia, representando una masculinidad en crisis aterradora a la vez que hilarante. El resto del reparto lo componen la matriarca Diane (Vinessa Shaw), el hijo menor Bobby (John James Cronin) y las mencionadas Melissa y Amy (a esta última sólo la conoceremos por los flashbacks y alucinaciones de Melissa), todos ellos muy correctos en unos roles más o menos exigentes sobre cuya credibilidad recae el peso de gran parte de la historia.
“el horror y la tensión recaen en el debilitamiento de la cordura de los protagonistas y la amenaza exterior es un personaje secundario”
Por otro lado, la película utiliza flashbacks para narrarnos los momentos previos a la tormenta y los actos que llevan a Melissa a pensar que lo que ha ocurrido es consecuencia directa de sus acciones. Con un tono y estética que recuerda a (atención spoiler) películas como “The Craft” (Andrew Fleming, 1996), es quizá donde la película deja más al descubierto sus debilidades. La “explicación” de la brujería no parece terminar de desarrollarse y el tono de angst teen elegido para los flashbacks rompe con el estilo de la narración principal.
“una de las sorpresas de esta edición del Festival de Sitges, una muestra de que no hacen falta grandes presupuestos para lograr una película efectiva de gran tensión”
El resultado son dos partes irregulares que no terminan de encajar en un todo coherente. (Fin de spoiler). Sin embargo, los flashbacks no tienen la suficiente duración ni peso como para lastrar el film y el resultado final es una película con una tensión muy conseguida que hace que la algo más de hora y media de duración se pase en un suspiro.
Sin embargo, es necesario recalcar que la película puede dejar insatisfecho al fan más deseoso de una monster movie al uso. En “We Need to Do Something” el horror y la tensión recaen en el debilitamiento de la cordura de los protagonistas y la amenaza exterior es un personaje secundario(atención spoiler) que de hecho no se termina de concretar en ningún momento y cuya presencia se intuye por sonidos inquietantes y sugestivos que ocurren fuera de plano, alejándose del final colosal de la mencionada “Calle Cloverfield 10” para acercarse a una versión gamberra de “It comes at night” (Trey Edward Shults, 2017) (Fin de spoiler). El final, aunque en mi opinión es perfecto para la película, puede dejar a más de uno con la ceja levantada y con una gran sensación de descontento. En resumen, en mi opinión “We Need to Do Something” es una de las sorpresas de esta edición del Festival de Sitges, una muestra de que no hacen falta grandes presupuestos para lograr una película efectiva de gran tensión.