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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Goodnight Mommy

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Severin Fiala y Veronika Franz, nos han traído una cinta a Sitges que puede calificarse de muchas maneras pero a la que hay que reconocer su condición de “especial” sin duda alguna. Con una trama tensa, extraña, inteligentemente atroz y que adquiere por momentos un tono excesivamente inquietante y retorcido, el público presente la acogió de manera bastante buena y casi unánime. He de decir que a mí me provocó cierta repulsión, que como es lo pretendido, no es sino un plus a la nota que le casque finalmente.

“Ich seh, Ich seh” , título estupendo en alemán, (significa “Veo veo” y es la versión alemana del jueguecito que nos proponía a mi generación Teresa Rabal), es un preocupante reflejo de lo que puede pasar por la imaginación de un niño ante un elemento externo, ajeno, aunque propio y cómo puede resultar un mecanismo de defensa que afronte la tragedia y sacarle fuera de control terminando por horrorizar a público y personajes. En Buenas noches mamá, asistimos perplejos a la fantasía onfantil sobre la identidad de la propia madre y a cómo un suceso cualquiera puede llegar a afectar de distinta forma a varias personas. Pero además en el caso de un niño, que aún no ha desarrollado su personalidad, su carácter, sus recursos de seguridad tan necesarios, un hecho cualquiera puede acabar somatizándose, generándole un verdadero trauma. 

Preocupada por los signos que la edad y los problemas de una familia desintegrada van dejando en su rostro, una recientemente madre soltera (Susanne Wuest) decide someterse a unatiene cirugía estética renovadora. Cuando sale del hospital y regresa a casa, sus dos hijos gemelos (Elias y Lukas Schwarz) no reconocen del todo esos lazos maternales que todos damos por descontados y desconfían del carácter irritable y el cambio en la personalidad de la mujer que se esconde bajo un mar de vendas. La cosa se va poniendo turbia, siniestra y muy retorcida hasta el punto de que la desconfianza acaba por echar profundas raíces llevando la incertidumbre a sangrientas e inesperadas consecuencias. Los niños inicialmente lo toman todo como un juego, pero en breve pondrán a la mujer a prueba para al final reforzar su convencimiento en la duda, actuando en consecuencia. 

La introducción de la película ya es de esas (Children, mi referente absoluto, Home movie...) que lleva al público a plantearse muy, muy en serio el hecho de ser padre y tirará a más de uno para atrás, tarde en mi caso, y que incluso nos hará mirar a nuestros hijos con ojos diferentes (Pobre Alejo) cuando veamos que los nenes cabrones se toman la cosa como un juego de niños que es pura sesión, macabra y aterradora, de interrogatorios y torturas, con el preocupante agravante de que el prisionero del juego es la propia madre y que a los niños se le va un poco la mano.... Se ha comparado mucho la cinta con “Funny Games” de Haneke (me da igual el original que el remake), pero he de decir que esta cinta es, de lejos, muchísimo más desagradable, violenta y perturbadora, quizás porque en su obra maestra Haneke reflexionaba sobre la violencia gratuíta y desatada a la que cualquiera de nosotros podemos entregarnos el día menos pensado y en “Goodnight Mommy” la cosa va más allá y el salvajismo se desata sobre la figura (encubierta y vendada) de la propia madre. 

Existen pues, dos horrores bien diferenciados en la cinta: el de la madre, mujer sin rostro, desesperada por demostrar su identidad, y el de los hijos, asustados por el abandono de la madre, por la intrusión de la desconocida y por la imposibilidad de recuperar a su mamá. 

Parte del horror de la película se fundamenta en un casi insoportable retorcido verismo y realismo salvaje que como forma de transmitir un mensaje, de narrar la historia es no sólo adecuado y respetable, sino brillante. 

Esa terrible violencia física en la que se entrometen los lazos más humanos, es perturbadora, pero más como resultado de la propia violencia emocional y sentimental. Los actos de los niños son extremas, pero de forma absolutamente creíble y concebible. Las excentricidades del par se establecen bien claras desde el principio con una marcadísima obsesión por los animales, casi como objetos y más en concreto por los insectos. Las herramientas que usan en su juego de tortura no son más elementos caseros que todos tenemos en nuestro hogar y que en manos de un niño perturbado pueden convertirse en simplistas pero sádicas armas. 

Pero si hay un momento donde las cosas se ponen feas es en su tercer acto, final, al que un sinfín de pistas en dos direcciones nos conducen a pensar cuál será la realidad en la historia, si la de los niños o la de la madre, en una gradual progresión de trampas y giros que acaban encajando a la perfección, ensamblados, de un fascinante guión que nos muestra, sin complejos, la solución en lo esperado, que no por ello deja de ser horrible. 

A destacar y sobremanera, las excelentes actuaciones de la madre y los hijos, que consiguen transmitir esa sensación de autenticidad terrible que antes comentaba y que hacen de la cinta una obra dura, impactante y generadora de diálogo inevitablemente. 

El trabajo de dirección es puro, firme, con una una narrativa muy singular e inquietante bastante original en esto del terror. También destacable la fotografía, nada gafapastil y muy convincente, obra de Martin Gschlacht que se recrea en los tonos fríos y metálicos, así como la música pesadillesca (que incluye distintas canciones de cuna en alemán como "Guten Abend, gut 'Nacht" que realmente ponen los pelos de punta) y los efectos de sonido que hacen de la cinta algo aún más apasionante y aterrador, y que favorece notablemente el flujo narrativo de la película. 

En definitiva, todo funciona muy, muy bien, en el trabajo de estos dos directores, que han aprovechado el presupuesto de manera soberbia rodando como lo haría cualquiera de los grandes. Hay escenas impresionantemente bien trabajadas, como la tormenta de granizo, y nos hace poner el ojo en las futuras películas de terror austríaco, ya que este debut en el largo es francamente una genialidad. Las referencias y paralelismos son notables, e incluso admirables, revisemos a Andreas Prochaska y su "In 3 Tagen bist du tot". 

Presentada y producida por Ulrich Seidl, la cinta nos propone hábilmente esa doble lectura en lo que comienza como un thriller psicológico dotado de una atmósfera absolutamente asfixiante y acaba convirtiéndose en una delicatessen al más puro estilo del terror sádico. (En su proyección en Venecia se armó un buen revuelo con mareos, abandonos de la sala y demás). 

Lo mejor: Es salvaje, como pocas.

Lo peor: El maravilloso giro en la trama se puede oler desde casi el principio de la peli, pues una de las escenas de arranque es una clara evidencia e indicativo de lo que sucede en la casa.

RECOMENDABILÍSIMA



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