- ¿Cuál es la primera película que te viene a la cabeza, aquel título de la infancia que te marcó para siempre y te aferró al género para el resto de tus días?
Aún recuerdo la primera vez que vi “Scream”, por aquel entonces yo no sabía ni quien era Wes Craven ni lo que esa película suponía para el slasher. Es más, gran parte de esas magníficas referencias, parte básica de la película, siquiera fui capaz de entenderlas. Sin embargo me fascino tanto lo que estaba viendo que desde entonces me volví un enamorado de este género.
- Dentro del fantástico y su amplio abanico, ¿Cuáles son tus subgéneros predilectos?
Sin ninguna duda el slasher, sé que quizás no sea ni de lejos el mejor subgénero y que probablemente sea donde encontramos un mayor número de engendros cinematográficos pero aun así yo sigo viendo la gran mayoría sus películas con la esperanza de que el mismo vuelva a recuperar todo su esplendor y encontrándome de vez en cuando alguna joya.
- Tus diez títulos imprescindibles.
La Matanza De Texas (1974)
La Profecía (1976)
La Noche De Halloween (1978)
Alien, El Octavo Pasajero (1979)
Pesadilla En Elm Street (1984)
El Silencio De Los Corderos (1991)
En La Boca Del Miedo (1995)
Seven (1995)
Scream (1996)
La Cabaña En El Bosque (2012)
- Cineastas que te han marcado.
Pues principalmente yo diría que Wes Craven y John Carpenter. Los dos han manifestado en numerosas ocasiones que no son dos grandes seguidores del género sin embargo con sus magníficos trabajos han cambiado de la historia del cine de terror y nos han demostrado que el terror se encuentra donde uno menos se lo espera.
- Tres personajes de ficción que te hayan dejado huella.
El primero Sutter Cane, a él le debo mi pseudónimo y me parece que es uno de los personajes más enigmáticos y complejos que este género nos ha ofrecido. En segundo lugar el doctor Hannibal Lecter, un personaje inolvidable y con una actuación de sir Anthony Hopkins simplemente espectacular. Y por último lugar Michael Myers, ese asesino despiadado que un simple mono y una máscara blanca encarna perfectamente los miedos más profundos del ser humano.
- Una banda sonora.
No soy un gran entendido en bandas sonoras pero de las que he escuchado recientemente os recomiendo encarecidamente la de la interesantísima “The Guest”.
- Fuera del género, tres títulos que siempre te acompañan.
El Padrino (1972)
En El Nombre Del Padre (1993)
Gladiator (2000)
- ¿Actores o actrices favoritos/as?
En cuanto a actrices me voy a quedar con la siempre fantástica Jamie Lee Curtis. Y en cuanto a actores me quedo con Robert Englund y con Christopher Lee dos monstruos de la interpretación, y nunca mejor dicho.
- Un estilo musical. Un grupo. Un disco. Una canción.
Un estilo musical: Suelo escuchar música de todas las épocas y los géneros por lo que no puedo quedarme solo con un estilo musical. Un grupo: Queen Un disco: Nevermind de Nirvana Una canción: Whiplash de Don Ellis.
- Un libro (o cómic, en su defecto).
Me voy a quedar con “Joyland” quizás uno de los libros más desconocidos de Stephen King pero para mí uno de los mejores que ha escrito en estos últimos años.
- ¿En qué pierdes el tiempo cuando no estás viendo cine?
Me encanta leer aunque no le dedico todo el tiempo que me gustaría y, aunque sea un tópico, me apasionan los deportes, en especial el futbol.
- Este pequeño perfil psicológico va a ser leído por lo menos, por el 30% de la población mundial, ¿Quieres mandar algún mensaje a la humanidad?
No soy un gran orador así que no os podre deleitar con un discurso de esos que serán recordados para la posteridad pero me gustaría decirle a la gente que sepa valorar la bendición que es el cine para nuestra sociedad. Sé que gran parte de la población lo entiende como un entretenimiento con el que pasar una o dos horas, pero el cine es mucho más que es. Es una obra que nos permite conocer realidades insólitas para nosotros, nos permite vivir situaciones imposibles y disfrutar de cosas con las que solo podemos soñar. Pero lo que es aún más importante de todo es que nos permite sentir, sentir miedo o alegría, sentir nostalgia o ira, sentir odio o amor. Nos permite sentir cientos y cientos de emociones y, en resumen, nuestra vida no es más que una sucesión de momentos en los que nosotros como meros espectadores de la acción nos dedicamos a sentir.