Por fín el pequeño niño poseso ha tenido acceso a su ansiada última peli de los Butcher, a los que admiro (incluídas “The Violent Kind”, “Abril Sangriento” y “Holy Ghost People”, sí) y sigo con ganazas, y la verdad es que no hay lugar para la decepción en absoluto.
Dirigida por Mitchell Altieri en solitario pero con el respaldo de los BB, en poco más de hora y cuarto nos monta un peliculón al que ya ven qué notaza le casco, con un reparto de casi desconocidos y actores iniciando sus carreras más que estupendo y cumplidor y que guarda una sorpresita.
Bueno, para empezar diremos que el título es una alegoría, además del nombre de la banda, la pandilla que protagoniza la peli, y de hecho no hay lobos de ningún tipo en la película. Por lo que si esperan algo así como un “Infierno Blanco”, se confunden de cinta. Siendo honestos, yo estoy más que satisfecho de que no se tratase de una cinta de licántropos, pero entiendo que habrá más de uno que acabe más que un poco decepcionado al ver que la película no trata ni de lobos ni de licántropos. E incluso esta decepción inicial puede palidecer y quedarse corta si descubren justo después que nos encontramos ante un found footage, subgénero que odiaba y en el que me acabaré especializando y ya adoro con todas mis fuerzas.
Pues bien, la premisa es la del material de archivo en el que unos jovencitos consiguen una furgoneta y deciden viajar a un lugar que en la leyenda ha llegado a ser algo así como el Rancho Spahn, donde la Familia Manson se reunía cuando no estaban matando a gente para fumarse unos canutos, beberse unas cervezacas bien fresquitas y gozarla a tope.
En la leyenda que sirve de base a la historia, múltiples asesinatos y terribles torturas previas fueron cometidos en esta granja hoy abandonada, por una secta hippy liderada por un tal Ernest.
El motivo por el que deciden ir hasta allí es porque son unos locos del monopatín y los rumores que corren sobre la granja afirman la existencia de una gran piscina vacía ideal para patinar, y que casualmente amigos, aparece en decenas de videos de youtube (sí, soy taaaan freak que lo he buscado). El caso es que suena todo demasiado bueno como para dejarlo pasar.
Pero al poco de llegar allí, y tras disfrutar de la piscina, extraños sucesos comienzan a acontecer y la locura de nuestros protas ya no va a ser sólo por el patín...
La granja en la que se encuentra la famoseja piscina era propiedad del tal Ernest, un notas bastante loco que dirigía una secta en plena reserva indígena local. La peli hace un flashback y vemos cómo en el 73, Ernest proclamado que tenía la capacidad de ver demonios en la gente, (habilidad ya llevada al cine por ejemplo en “Escalofrío”) y que hizo una lista y ordenó a sus seguidores cargarse uno por uno a los componentes de la misma. Como suele suceder con estas sectas a lo largo de la historia, las luchas de poder se suceden en plan “yo la tengo más larga, no yo, no, yo más” y algunos de los miembros del culto empezaron también a proclamar que tenían la capacidad de hablar con Dios, de ver los diablos y llevan al grupo a una masacre en el rancho en la que la palmaron casi todos los miembros.
El primer flash malrollero lo encontramos en plena piscina, cuando los machos alfa se pelean por quién se lo monta mejor con el skate cuando uno de los chavales, el cámara, graba por un segundo a una especie de fantasma que desaparece de inmediato. ¿Podría tratarse del fantasma de Ernest?, ¿Será todo una pareidolia como diría el matrimonio Jiménez-Porter?... El caso es que el grupo está a punto de descubrir, a medida que exploran el siniestro rancho y sus habitaciones, que se están involucrando en una serie de eventos desafortunados que les meten de lleno en apariciones fantasmales y posesiones, y que podría acabar con sus vidas.
El mayor problema con la película, independientemente de que el trabajo de cámara en mano descuidada podría ser mejorado, es que la mayoría de los personajes son bastante desagradables. Y claro, puestos a ver una masacre en toda regla, suele molar haber empatizado previamente al menos un poquito con alguna de las víctimas a las que se va a desangrar... Y no pensar “te lo merecías, imbécil” cuando a un pobre muchacho que no tiene otro problema que el de ser un estúpido tocapelotas insultante, le pegan hachazos hasta en el ojete.
La película, como todo lo que tocan mis admirados Butcher Bros, pero esta vez en mayor medida, es una pura gozada, cine salvaje, todo lo real que cabe, sin tonterías y directo al estómago.
Puede que en algunos momentos el guión se diluya en conversaciones estúpidas, pero es que es un fiel retrato de un grupete un poco tolay, y hay situaciones que cansan como ese intento de huída en círculos, pero básicamente “Raised by wolves” es una lección de buen cine de terror, y de cómo aprovechar al máximo unos recursos irrisorios. Ya en “Los Hamilton” y su consiguiente “Los Thompsons” exploraron el miedo fácil con un presupuesto ajustado, pero sin duda ésta es su mejor cinta hasta la fecha, un found footage en condiciones, estupendamente resuelto, aún mejor que planteado, lleno de buenos y grandes aciertos, desconcertante, escalofriante a ratos y sobre todo dedicados a los amantes del género. A mí me llegó directamente al corazón, y ahí se ha quedado una temporada.
La cinta tiene un comienzo ágil, poderoso y cargado de emoción y tensión y durante unos veinte minutos nos arrastra al mundo del skate como si de un docu de la MTV se tratara para de repente dar un giro de esos que hacen historia y convertirse en paradigma del mal rollo y las peores elecciones tomadas, mientras el ambiente se va enrareciendo, aumentando la sensación de terror puro y desprovisto de artificio que en raras ocasiones encontramos. Aunque sí, también es cierto que recurre a algún que otro susto-salto para meternos aún más de lleno en la pesadilla en la que se convierte esta excursión piscinera y arrastrarnos hasta un contundeente final que es pura delicia para un fan como yo, plagado de escalofríos continuos, buenos sustos y todo con un presupuesto francamente risible.
Y es que la cinta cuenta con la cámara más realista y perfecta que he visto en este tipo de película de metraje encontrado, con tomas espectacularmente simples, como a las que cualquiera que usa una cámara está acostumbrado, con muy, muy poco artificio. El detalle de que la batería se agote en dos ocasiones no hace sino dar una bofetada en la cara a todos aquellos found footages rodados con cámaras en mano cuya batería no baja de nivel (Cloverfield, peliculón, sin ir más lejos, donde se rodaban 24 horitas seguidas). Y es que Raised by wolves está más que bien pensada y premeditada y aunque deja en manos del elenco la improvisación de gran parte de las conversaciones, se nota la capacidad prodigiosa de una gente responsable, enamorados del terror y con todo lo necesario para seguir brillando.
Su concepto del horror es inteligente y distinto, decente y de calidad y aprovecha totalmente los escasos recursos económicos, haciendo uso de unos efectos especiales simples pero más que efectivos y consiguiendo una acumulación frenética de sustos y mal rollo que nos conduce a un final bastante poco feliz para nuestros jóvenes protas. Las interpretaciones están realmente por encima de la media, y eso viniendo de actores principiantes es un mérito tremendo más. Habrá quien critique que la cámara está prácticamente todo el metraje en movimiento, ya sea siguiendo a los personajes con la acción o en sus piruetas con el patín... En mi opinión, ésto añade aún un poco más de realismo a la película y le da sentido al formato elegido.
Al momento de escribir esta crítica aún no ha sido permitida en Estados Unidos, de España ni hablemos, pero en serio, sería una verdadera lástima perderse una obra espeluznante, madura, divertida, (con muy poco gore para mi gusto, pero ya saben que soy un psyco) como ésta que ningún fan del terror debería dejar escapar.
En definitiva, la cinta es una de las mejores películas de metraje encontrado hasta ahora, aislada de lo desagradable y punzante de otras de su género, que se inspira en el tristemente célebre Charles Manson y los asesinatos de su grupete de colegas zumbados que se produjeron durante la década de 1960, introduciendo algunos cambios creativos.
Como anécdota diremos que la estrella del porno Jenna Haze hace una breve y sabrosa aparición.
Lo mejor: Puro deleite para frikis del terror actual. Una joya.
Lo peor: Nada... Bueno... ¿tenían hornos de microondas en el 73 ...?
No deben perdérsela, ni de coña.