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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Exeter (The Asylum)

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El alemán Marcus Nispel ostenta en su haber el dudoso honor de haber abierto la caja de Pandora en lo que al vil arte de profanar clásicos del fantástico y del terror se refiere. No olvidemos (y creo que nadie olvida), que este señor nacido en Frankfurt tuvo la genial idea en el año 2003 de remakear uno de los títulos de cabecera del género de terror, “La Matanza de Texas” de Tobe Hooper. Por supuesto, de aquello no podía salir nada bueno y así fue, dando como resultado un descafeinado sucedáneo en clave modernilla producido por Michael Bay (recordemos que Nispel venía del mundo del videoclip), que ponía más énfasis en vendernos el book publicitario de su protagonista femenina, la srta. Jessica Biel, que en intentar recrear la esencia del original.

Viendo que cuatro años más tarde, su segundo largo, en este caso un drama épico de aventuras: “El Guía del Desfiladero” (“Pathfinder”, 2007), pasó con más pena que gloria, el germano no dudó en volverse a cobijar bajo la falda de aquella que tiene una teta bien gorda y rebosante de leche y volvió a coger prestada la grandeza de otro para cavar profundo en la tumba de otro mito del terror que hacía años ya que criaba malvas bajo tierra (aventuras espaciales aparte) y reimagina con manga ancha y con bastante más acierto que en 2003, el “Viernes 13” de Sean S.Cunningham, en el que sin duda es su mejor trabajo hasta la fecha. 

Tras la buena acogida por parte de los fans de la saga de “Viernes 13”, Nispel se crece, piensa que todos los días son Domingo y se planta en el cementerio one more time para tirar abajo de una patada la ornamentada puerta de otro mausoleo legendario del fantástico ante la atónita mirada desde lo más alto del firmamento del dios Crom y su apretado ojete. Nispel se casca en 2011, tan solo dos años más tarde, un nuevo remake, uno de esos que jamás debió existir y que quien sabe si tuvo que ver en la decisión del para entonces gobernador de California, de regresar al mundo del cine: “Conan el Bárbaro” (“Conan the Barbarian”, 2011) donde un tal Jason Momoa hacía el ridículo intentando emular la majestuosa grandeza de Arnold Schwarzenegger (por mucho que la sexy Rachel Nichols y el carismático Ron Perlman, intentaran salvar los muebles). 

Pues bien, Marcus “El Profanador” Nispel, regresa desde las profundidades del infierno en el que sin duda ha debido arder los últimos cuatro años para firmar su nueva película que, para sorpresa de propios y extraños, no es un remake. 

“Exeter” es el nombre de la criatura (si bien anterioremente fue conocida como “Backmask” e incluso parece ser que se ha distribuido también como "The Asylum") y en ella, con una historia original del propio cineasta para que Kirsten Elms (que también tiene algo de profanadora, pues fue la mamá que parío el guión de “La Matanza de Texas 3D”) firme el libreto, nos propone hora y media de comercializable terror teen con tintes de comedia negra que rinde homenaje a la serie B de los ochenta (el alemán es un lince a la hora de dejarse llevar por las tendencias), que reúne hasta el último de los clichés de ésta y de paso, se ríe con (o “de”, no lo tengo aun muy claro) el espectador de todos ellos a lo largo de lo que dura la esperpéntica travesía. 

De entrada, sorprende y mucho, pese de venir de donde viene, que un director ya “consagrado” y con cierto pedigree como Nispel que ya ha manejado pasta gansa (el remake de “La matanza de Texas”, pese a todo, fue un grandioso éxito comercial), aparezca ahora con una producción aparentemente modesta, y no lo digo tanto por el presupuesto manejado (aunque viendo el resultado, no creo que sea demasiado alto), como por el formato del relato, que es el típico de esas producciones pequeñas pensadas para televisión o en el mejor de los casos, para el mercado doméstico. Nispel aglutina aquí todas las misreables formas de gobierno del terror “low cost”, los cruza con los mencionados tópicos de la serie B y cultiva un título al que cuesta cogerle el gustillo más de la cuenta debido precisamente al hecho de que cuesta entender de si se ríe con o de nosotros. 

Una vez entendido (o querido entender) que se trata de lo segundo, “Exeter”, sin ofrecer nada original (clara seña de identidad del director) e incluso rozando el ridículo en muchos de sus pasajes por culpa de un guión surrealista que firmarían los mismísimos Monty Python, termina postulándose como una propuesta entretenida e incluso divertida. En ella, tienen cabida todos los clichés habidos y por haber de diferentes subgéneros, si bien el principalmente homenajeado es el de posesiones demoniacas y espíritus cabreados que tanto proliferaron hallá por los ochenta. Fácilmente le vienen a uno a la cabeza cintas como “Night of the Demons” (la cual si tuvo un buen remake en 2009 de la mano de otro alemán, el sr.Adam Gierasch), "Posesión Infernal" (que también tuvo el suyo) o alguna que otra entrega de la saga “Amityville”, aunque todo desde una perspectiva muy actual, muy en la honda de lo que suelen consumir las nuevas generaciones de terror, por lo que el éxito comercial de la cinta, si termina llegando a los grandes circuitos, está asegurado. 

El propio auto conocimiento , es una de las grandes virtudes de la película (y no tiene muchas más). Es decir, se trata de homenajear y poco más. No pretende resultar creíble, no pretende ser aterradora y desde luego, no pretende que nos la tomemos en serio en ningún momento (pese a que no estamos hablando de una comedia). Se trata de recuperar fórmulas de antaño para tocar la fibra nostálgica del espectador de siempre que sabe que los clásicos del terror son cosas como “El Exorcista” y vestirlas de modernidad para tocar las del ídem de hoy que piensa que los clásicos son cosas como “Scream”. Ambos espectadores tipo, pienso van a saber disfrutar de lo que propone Nispel en esta su nueva película. 

También hay que hacer mención al estupendo acabado visual de la obra, que sin excesivos alardes, presenta excelentes caracterizaciones y un buen puñado de vistosos artificios, así como una siempre agradecible generosa presencia de sangre y algún que otro flirteo con el gore. A todo esto le sumamos una atmósfera medio decente (si bien el tétrico escenario está harto desaprovechado) y algún que otro gag aceptable y tenemos lo que tenemos, una medianía que desde luego no pasará a los anales del cine de terror, que llega para sumarse a una filmografía mediocre como es la de Nispel, quien o cambian mucho las cosas, o va a seguir viviendo toda su carrera del mongoloide gigante de la máscara de baseball. 

En lo negativo, podríamos sacarle pegas a casi todo lo demás. La historia es tan típica que duele a la inteligencia del espectador y de verdad que cuesta creer como se recurre a determinados clichés de cine de tercera para desarrollarla. El guión es un esperpento, donde absolutamente nada tiene sentido y donde las decisiones de los personajes, superan incluso la media de idiotez de los ídem de película de terror americana. En este sentido, llama mucho la atención, por ejemplo, la naturalidad con la que los protagonistas, aceptan y entienden como algo natural algunos de los fenómenos que están experimentando. Es para verlo. 

Por supuesto, si no eres una persona que se deja seducir fácilmente por la nostalgia, que no tiene suficiente con recordar tiempos mejores con alguna que otra referencia cinéfila (más o menos acertada) o que no termina de digerir bien lo que vendría siendo la mescolanza de géneros en apariencia tan disonantes como son el terror y la comedia negra, “Exeter” te horrorizará sin compasión. A esto, hay que sumarle las miserias que vienen siempre de fábrica con el cine de Nispel, como su habitual incapacidad por generar tensión e incomodar por culpa de esa puesta en escena suya tan pulcra y fría donde todo parece pre-fabricado (si el terror de verdad es una magdalena casera, lo de Nispel sería bollería industrial del supermercado) o la torpeza a la hora de filmar secuencias de acción, bruscas y sin encanto alguno a base de mil y un caóticos cambios de plano. 

Por lo tanto, nueva mediocridad del alemán, que pese a que se deja disfrutar si aceptamos kilos a seiscientos gramos en gran parte de su metraje, puede terminar con la poca paciencia de aquellos que busquen en ella, algo más que un guiño al pasado con una capa de barniz y pintura. 

Lo mejor: Su falta de pretensiones, la sangre y alguna que otra referencia muy divertida. 

Lo peor: El guión es de vergüenza ajena y como película de terror, no tiene le menor credibilidad.



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