Queridos cuervos, tirando de enchufes, situaciones extrañas y favorcetes, he tenido el inmenso gozo (me mordía las uñas ya) de ver el tercer capi de una de mis sagas de terror predilectas, la inmensa INSIDIOUS. Y como en el nido nos gusta de vez en cuando adelantarnos al resto, ahí tienen mis impresiones, en las que evito spoilers, no se preocupen...
Ya saben todos ustedes el amor incondicional y devoto que le guardo a ese maestrazo de la dirección que es James Wan y que ha sabido pillarle tán asombrosamente bien el punto a esto del terror netamente occidental, modificando, para siempre, como pocos, sólo los grandes saben hacer, el acervo de temores culturales, inmediatos y cinematográficos de una vez por todas.
A diferencia de lo que sucedía en dos de mis cintas de terror preferidas de los últimos años (caray, la tercera también es obra de Wan), Insidious (2011) e Insidious: Capítulo 2 (2013), este Capítulo 3 ya no está a cargo de la maestría del joven genio postpúber de James Wan - que esta vez prefirió simplemente guardarse el papel de productor cediendo su asiento y batuta a un experto guionista con quien ya trabajó, Leigh Whannell.
Pues bien, con Wan dirigiendo Fast & Furious VII, en realidad no había nadie mejor para tomar las riendas de la saga que Whannell, debutante que acudió también, ojo al dato, a William Friedkin para que le orientase en su nueva andadura como director.
En Insidious: Capítulo 3, también dejamos de lado los personajes de la familia Lambert que ya conocemos más que de sobra y que eran el foco esencial de la narración de las anteriores, con lo que la 3 pasa a ser una precuela de Insidious en la que sí aparece el personaje de Elise Rainier, la psícica casi protagonista de las anteriores (Lin Shaye) que aquí toma si cabe más protagonismo.
En un principio la idea no puede pintar mejor, francamente, pues esperamos conocer todo lo que rodea la historia de ese ser malvado que aparece como demonio prota de la 1 y quizás de la malvada madre de la 2, pero por desgracia, con estos cambios, relativamente no demasiados sustanciales, Insidious: Capítulo 3 parte de un punto bastante superficial, carente de la mayoría de los brillantes elementos narrativos, argumentrales y aterradores , que tan bien explotaron ambas pelis convirtiéndose en las delicias de los amantes del terror inteligente y con aire clasicón.
Precuela que revela la verdadera atmósfera y la estética de la franquicia; arriesgando un poco del nivel de calidad del guión, y dando como resultado un producto dedicado sin duda principalmente a los aficionados a la saga que encontrarán que los escalofríos de las anteriores aquí son un pelín difíciles de hallar.
En Insidious:Capítulo 3 la historia arranca cuando una adolescente llamado Quinn Brenner, interpretada por Stefanie Scott, ha perdido a su madre, y mantiene una incómoda relación problemática con su padre, obligado a cuidar de sí mismo, de Quinni y su hermano Alex. La chica,convencida de que su madre todavía está a su lado y que está tratando de comunicarle algo desde el otro lado, se pone en contacto con Elise Rainer,(Shaye) para pedirle ayuda en sus intentos de contacto.
Ya sabemos lo poco partidaria que es nuestra Elise en el tema ouija y conversación con los muertos, por lo que al principio se muestra reticente y se niega, temiendo por la joven, pero finalmente tiene que ayudarle al ser incapaz de cubrir un espacio sobrenatural entre los vivos y los muertos. Pocos días después de que algunas actividades paranormales ya comenzaron y los feroces demonios comienzan a horroriza a la Quinn y a su padre padre. Así, el verdadero drama y el horror comienza. Y así, desafortunadamente, los intentos por contactar con la madre de Quinn, fracasan y en lugar de ello, no logran traer y comunicarse con la madre muerta de Quinn, sino que Elise asistió a una figura negra y maligna de los malos espíritus que habitan en el mundo de la oscuridad.
Elise entonces exige a Quinn que ni se le ocurra volver a intentar comunicarse con el espíritu de la madre, ya que las figuras oscuras de los malos espíritus la acechan, y esperan poder venir a este plano de realidad si es invocado y la puerta se abre. Pero ya es demasiado tarde y el demonio convocado, poderoso, capaz de arrastrar a la niña fuera de la cama y partirle una pierna o arrastrarla arrancándola de su silla de ruedas...
Para ser honesto, Insidious es una de mis cintas de terror favoritas de los últimos años, y la calidad superior de su terrorífica narrativa, si bien se mantuvo magnífica en Insidious 2, es prácticamente irrepetible. Si bien es cierto que poniendo al relevo de James Wan a Leigh Whannell, enamorado de las dos cintas de Wan, que ha buscado exhaustivamente nuevas formas de tensión para agradar a una audiencia fiel de la trama de la película.
Pero Insidious: Capítulo 3, por desgracia, no puede alardear no ya de superar lo insuperable, sino de siquiera rozarlo.
En lugar de presentar un fuerte argumento narrativo que nos atrape y nos agarre de los huevos, con un toque de terror escalofriante, acude a algunas escenas de tensión, que evidencian que Whannell se pierde en la grandilocuencia de la obra maestra para ofrecernos tan sólo un horror económico y no demasiado innovador, que si bien resulta convincente, aprobado y con algunos reflejos de gran calidad, entretendrán al público, pero muy por debajo de la absoluta perfección y giros argumentales de las predecesoras, (o sus secuelas en el tiempo).
El fuerte enfoque de los personajes, sus historias cotidianas y recuerdos y de la historia, sin flecos, contada como sólo los grandes saben, se abandona aquí por una forma más plana y sencilla de introducir personajes e historia.
Y es que a Whannell, que de seguro le espera un futuro más que aceptable, la saga Insidious, por desgracia, le viene un pelín grande y parece a ratos que se siente confundido a la hora de plantear narrativas, retratos y meter historias, dividido como está en resaltar los conflictos personales propiedad de Elise Rainier o los familiares de Quinn Brenner, tejiendo su historia, su trama, como una mera presentación de lo que ha de venir en Insidious 2 y 3.
Se mantiene, como nota positiva en mi opinión, el Horror que transmiten las fabulosas creaciones musicales de Joseph Bishara, que aunque no firma la partitura es sin duda autor de referencia e inspiración absoluta, si bien esas desgarradoras y desquiciantes notas de violín que se convirtieron en uno de los puntos reconocibles e identificadores, fuertes, de las partes anteriores no aparecen en todo el metraje, excepto en la apertura y los créditos finales. Brian Pearson pone todo en el asador en cuanto a la cámara y los actores, dándonos unas estupendas imágenes oscuras que a pesar de sobrar a ratos, a mí me parecen deliciosas y un gran trabajo de fotografía.
Lin Shaye, una vez más, lejos de defraudar es capaz de convertir el personaje de Elise Rainier en una mujer de carne y hueso, quizás en la mejor de sus tres interpretaciones para la saga. Del mismo modo, Angus Sampson y Leigh Whannell mantienen un toque de comedia en el fabuloso dúo de Tucker y Specs.
Los nombres del nuevo elenco son absolutamente espectaculares, en un casting que se ha respetado y trabajado mucho, pero mucho, mucho. Así, Stefanie Scott, el personaje principal de Quinn Brenner está muy por encima del notable y el guapísimo Dermot Mulroney como su padre es bastante convincente si bien su personaje es un pelín más plano. También tenemos a Alisha, hermana de Quinn, y que juega un papel importante al abrir el camino para una entidad poderosa y maligna que pretende, entre otras cosas, controlar los espíritus de las hermanas, algo que ya es familiar en la saga...
El éxito de Insidious 2 convenció a los productores en continuar con la saga, esta vez con un acercamiento a una nueva historia, y finalmente optaron por la precuela. La historia central, el trasfondo de los personajes, normales y paranormales, en especial el de Elise Reiner (Shaye) antes de que tuviera que ayudar a la familia Lambert en las dos películas anteriores, que transcurren después en el tiempo.
A pesar de funcionar como precuela, su argumento no está lejano del de las dos pelis anteriores, lo cual juega en su contra, pues es bastante fácil adivinar y olerse la tostada... Desde el comienzo, la historia funciona a un ritmo excesivamente lento y plano, con muy pocas sorpresas realmente significativas. La tensión comienza y crece gracias al personaje de Quinn y su incapacidad de salir de la habitación, volviendo poco a poco la trama un poco más angustiosa e interesante.
Sin embargo, el gran aliciente y marca de la casa de esta saga es la naturaleza de esa galería de fantasmas malvados y retorcidos que a mí tantísimo me acojonaron en su momento y a día de hoy lo siguen haciendo. Y en esta precuela se opta, erróneamente por no inventar demasiado y no salirse de lo marcado, triunfalmente por sus compañeras de saga. Por tanto, en cuanto al pretendido suspense y el elemento sorpresa del horror, el temor inconfesable, el respingo y la angustia, diré que hay pocas manifestaciones, aunque sí, las que hay, indudablemente son más que notables. Pero es evidente y notorio que las pretensiones fundamentales del director es convertir su cinta en esencialmente una máquina de escalofríos, si bien en las dos películas anteriores, estos escalofríos procedían más de las misteriosas entidades, con una narrativa fuerte y poderosa, muy bien diseñada y estructurada, con extraños puntos de partida que no siempre triunfan en cine, como el "viaje astral", sugerencia tan inusual y fructífera en su resultado, que se convierte en seña de identidad también.
Este 3 Insidious , sin embargo, ahora parece pretender normalizarlo todo un poco, sin alardes. Si Whannell (quien también actuó en las tres películas, en el personaje de Specs) no resulta ser tan cabal como su predecesor en la construcción y ejecución de la secuencia del miedo, y si bien repite fielmente todos los recursos visuales y narrativos de la saga , muy poco nos dice sobre la entidad demoniaca en este caso, sus orígenes y sus "razones", quizás para no pillarse demasiado los dedos. Este Insidious 3 nace con la "clara intención de revelar un poco más” de los tres investigadores paranormales que ya hemos conocido en los dos capítulos anteriores, mucho antes de que sean imprescindibles para resolver los problemas de los Lambert.
Sus intentos de asustar a la audiencia a través de inmediatas sorpresas fuera de plano, con la pantalla casi a oscuras y la música a punto de convertire en riesgo acústico, desgraciadamente no valen una mierda, son vulgares, obsoletos, caducos y en absoluto efectivos. Una lástima a la hora de compararlos con los de sus fabulosas predecesoras.
Aún así, el innegable toque de James Wan (ahora productor), del director de fotografía de las dos anteriores como director y ese fabuloso terror alcanzado se conjuran y si bien no aparecen de nuevo y no se solucionan todos los niveles en los que incurre en fallos, en gran parte, sirve como anticipo y recordatorio de lo buenas que son ambas pelis y saca la cabeza adelante, aunque no es capaz de experimentar y alcanzar el concepto y la fórmula de Wan y poco nuevo interesante ofrece, aunque su buena dosis de escalofríos, que una vez más hacen, gracias a una fórmula ya probada y eficaz, que parte de una estética absolutamente videojueguil, que aunque pierde un poco de impacto y la capacidad de despertar la ansiedad y el desconcierto de la saga, gracias a una estupenda factura técnica, convierte a la peli en un producto muy disfrutable, inferior a los anteriores, a los que complementa y hace aún mejores.
Al igual que ya sucedía en el primer capítulo, Whannell utiliza un protagonista desafortunado, triste y hundido por la muerte de un ser querido en este caso, para atraer las simpatías de la audiencia; y en aquella era Dalton, el niño en estado de coma, mientras que en esta tercera entrega es claramente Quinn,en silla de ruedas, por cuya vida tememos aquí.
Partiendo un poco del papel de Patrick Wilson, el padre de familia impotente es aquí Delmot Mulroney, y aunque a diferencia del personaje de Wilson, Sean (Mulroney) no está dotado - o maldito, según se mire - para entrar al otro lado, Whannell le otorga el “honor” de ser el primero en hacer conexión con las apariciones.
Francamente, hay muy poco novedoso evocado aquí por Whannell, y lógicamente las comparaciones en este caso son muy, pero que muy odiosas.
Aún así, Whannell muestra buenas facultades en su debut como director, basándose en gran medida en las señales que marca la banda sonora para crear momentos tensos. Sí, mientras que sus predecesores eran magistrales a la hora de transmitir verdadero terror y suspense, en este último capítulo casi no se nos va a poner la piel de gallina, por mucho que se respeten esas coreografías del terror marcadas por Wan.
Whannel es como cabía esperar, menos original, menos cabrón, y en el fondo mucho menos genio que Wan, pero es que talentos como el de este tipo no son lo que se dice muy habituales. En definitiva, muchos verán este Insidious 3 como poco más que un tibio recauchutado, algo aburrido y con poca inspiración de las dos primeras y magistrales pelis-capítulos, rozando la mediocridad. Pero en mi caso, partiré una lanza en su honor, considerándola una peli convincente, con una fotografía y banda sonora perfectas, unas interpretaciones muy convincentes y algunas soluciones bastante inteligentes. También he de decir que no hay ni punto de comparación con las anteriores Insidious, infinitamente mejores, más profundas y mágicas y con un ingenio sobresaliente que aquí, por desgracia, escasea.
Lo peor: Su horrible cartel, espantoso, el más feo de los tres. Quizás los chistosos parapsicólogos... Que no nos cuenten muuuuucho más del diablo y los seres de ese otro lado.
Lo mejor: Alguno de los sustos, currados y eficaces. Y que ya se oye a Wan volviendo a dirigir la cuarta entrega después de Expediente Warren 2: The Einfeld Poltergeist.
En el Festival Palm Springs International Film de este 2015, la peli ganó el premio al Director a tener en cuenta.
Momento Freak: Tucker ( Angus Sampson ) luciendo una camiseta idéntica a la mía (jejeje) con Dolph Lundgren haciendo de He-Man.