Es cierto que los trapos sucios hay que lavarlos en casa, y que lo que pasa en casa, en casa debe quedarse, lo sé y soy mucho más consciente de ello en esta época de sobre-exposición de nuestra vida privada en cualquier red social, en esta época en la que hay una fuerza superior a nosotros que nos empuja a explicar con imágenes o palabras cada paso que damos para que lo sepa el mundo entero, al cual, por cierto, le importa una mierda lo que hacemos, cómo nos sentimos, en qué estamos pensando o qué comemos.
Da igual que a nadie le interese lo que hacemos a cada maldito segundo, nosotros lo reportamos, y como decía al principio, en esta época, en la que la oveja negra es la que guarda silencio sobre su vida privada, yo debería coserme la boquita y estar calladita, pero no puedo por menos que comentar lo que sucedió en mi casa segundos antes de empezar a ver "Demon Baby", titulada en un primer momento " Wandering Rose": El sr. Rector, sentado a mi lado, o mejor dicho, espatarrado en su lado del sofá, justo antes de darle al play, me miró con cara de haber vuelto del más allá con algún engendro freak pegado a él para siempre y me dijo " sólo el título ya me da arcadas". Con esa sentencia, me levanté y puse el ventilador a toda potencia mientras pensaba para mi misma: "Cuánta razón tienes!!!".
Así, con las expectativas por las nubes, como imaginaréis, empezamos a ver la película a la espera de que pasara algo más entretenido en ese momento que nos salvara de ver "Demon Baby", como por ejemplo una abducción alienígena o que se presentara en nuestra casa Michael Myres para tener que levantarnos de ese sofá y huir despavoridos. Nada de eso ocurrió así que nos tragamos "Demon Baby" enterita, sin escupir ni un sólo cachito.
Sin paños calientes, esta película es un mojón con ojos, es un telefilme cutre que ninguna distribuidora en su sano juicio compraría, ni siquiera podría servir para Antena 3, o lo que es peor, Tele 5 en sus megahits de sobremesa. ¿Qué os creéis? ¿Que vais a ver a un feto demoníaco haciendo de las suyas? ¿A una madre bajo la influencia maligna de su hijo no nato? Eso ya lo hemos visto en "La semilla del diablo", "Grace", "Baby Blood", "Proxy", "Baby hell"...¿De verdad creéis que puede haber algo mínimamente interesante en este engendro titulado "Demon Baby"? "Demon baby" es la típica película que juega al despiste, pero no porque la trama sea tramposa, sino porque el reclamo de su nombre, o de su poster promocional nada tiene que ver con la película en sí. Es como un anuncio de crema milagrosa que nos dice que si te cubres la cara con baba de caracol descubres el secreto de la eterna juventud...lo peor es que hubo millones de mujeres que lo creyeron y compraron la cremita. Satán nos libre de que saquen una crema milagrosa con heces de rata, porque me temo que el olor será lo de menos.
A todo esto se le llama publicidad engañosa, o el arte de la estafa. Os invito a ver de nuevo el poster promocional y ahora os cuento que toda la película es un viaje de unos novios secos como ellos solos a un camping y los desvaríos de la chica, nada más. Los paisajes tampoco son la repera, por lo que tampoco es algo que anime a contemplar hasta el final semejante pérdida de tiempo, que oye, tampoco es que la película dure mucho, pero en setenta minutos se me ocurren mil cosas más interesantes en las que invertir el tiempo.
Fracaso en mi intento de explicar el argumento de la película, porque directamente no lo tiene. Corrie Greenop, el autor de este aborto cinematográfico, intenta buscar el giro sorprendente y la tensión, recurriendo a figuras narrativas que él cree entender, pero con las que claramente no sabe ni por donde empezar, y de ahí que mezcle espectros, flashbacks inconexos, situaciones forzadísimas y a una pareja en el bosque que nadie entiende cómo pueden ser tan aburridos. No hay trama, los pretendidos giros son insultos al espectador, pues son cosas tan obvias que hacen daño a la inteligencia y el final es de esos en los que entiendes la complicidad que tienes con tu pareja, pues ambos os miráis a la vez y sin palabras, mentalmente, telequinesicamente, os decís "sí, este es el final que pretenden que nos traguemos. No, no abras la ventana e intentes tirarte para olvidar que este cine también existe". Si por lo menos hubiera salido Edward Furlong, ainssss......
El Rector se levantó del sofá sin mediar palabra, iba directo a la cama y yo, que iba detrás, sólo pude decir "olvida lo que has visto, haz como que nunca ocurrió", porque "Demon baby" es de esas películas que te crean un sentimiento de culpa con tu pareja, por haber hecho tú la elección del visionado. No hay nada destacable en la película, nada, ni los efectos, que ni siquiera son propios de telefilme, sino de un primer cortometraje de cualquier aspirante a director de cine de terror, ni la banda sonora que desentona constantemente, ni las actuaciones, que son planas como una tabla , ni el guión, escrito claramente con una desgana mortal o una falta de imaginación alarmante.
Lo dicho, una chuster inmensa, que cuenta con la poca vergüenza de convertir un telefilme barato en algo supuestamente de terror al colocarle sin ningún pudor un poster que no tiene nada que ver con lo que se nos intenta contar, que es algo que no sabe ni el mismo director-guionista. No dejéis que os la cuelen, que ya nos la han colado a nosotros por vosotros. Borrad ya mismo.