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Crítica: The Greasy Strangler

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Al ser humano se le ha dotado de la capacidad de poder usar la inteligencia en su beneficio, no sólo como otra herramienta de supervivencia y así dejamos patente que el instinto no es uno de nuestros fuertes, o al menos no está tan definido como en el reino animal, donde el instinto es lo que, precisamente, determina su supervivencia. Nuestro instinto, muchas veces viene condicionado, queramos o no por la inteligencia. A la inteligencia, sumemos esa capacidad tan amplia que tenemos de moldear las sensaciones y los sentimientos, también en beneficio propio.

De esta última capacidad es de lo que vengo a hablaros hoy, pues nos facilita una tarea creadora que, en muchos casos, incluso es desconocida para nosotros. Somos capaces de crear mundos en nuestras cabezas, de ver fantasmas donde no los hay y de hacer que algo malo se convierta en bueno y viceversa. "The Greasy Strangler" sin duda, provoca muchas reacciones naturales, pero también es capaz de manejar nuestra inteligencia en nuestra propia contra, lo que nos convierte en tontos, supongo. Y digo esto porque al día siguiente de ver esta película, tras haber estado varias horas en shock sin digerir lo que había pasado por pantalla y en contra de mi propia capacidad inteligente de dilucidar, la convertí en culto absoluto. Bullshit artist!!

"The Greasy Strangler" multiplica lo bueno, lo malo, lo extravante, lo bizarro, lo cruel, lo cutre y lo grasiento por mil y desde la premisa de mostrar todos los extremos es desde donde se nos presenta a los personajes protagonistas: Big Roonie, el patriarca absoluto, Brayden, el hijo apocado y sentimental y Janet, objeto de deseo de ambos. Estos tres personajes son unos bullshit artist de cuidado y son lo que muestran el delirio de un joven director llamado Jim Hosking, que perfectamente podría haber sido parte del elenco.

La historia en el fondo es el drama de una relación paternofilial totalmente amorfa, donde Big Roonie se convierte en el ser más bizarro, cruel y desprovisto de sentimientos del celuloide y Brayden en el ser más cándido y soñador que ha pasado por la gran pantalla en mucho tiempo. Ambos son agua y aceite, pero unidos por unos lazos que van mucho más allá de los familiares, lazos de grasa y aceite y alter egos no menos sorprendentes y bullshit artist, pues Big Roonie canaliza parte de esa capacidad de ser mala persona por medio de un asesino que se embadurna de grasa y mata por la cuidad sin control. Brayden a su vez, se convierte en alguien que necesita regalar amor y que canaliza esa necesidad a través de Janet, voluptuosa mujer a quien conoce en uno de los tours de lugares frecuentados por celebrities, que guía con su padre. Janet es otro personaje que siente la necesidad de sentirse deseada y que duda constantemente entre el mega miembro virul de Big Roonie, quien la desprecia, pero la satisface o el micro pene de Bayden, quien la ama, pero no sabe darle el placer que ella necesita. Muy potato todo. Potato!! Potato!! Potato!!

Esta es la sinopsis que se me ocurre para una crítica con algún sentido. Necesito poder engañaros y que creáis que toda esta historia entre padre, hijo y mujer que pasaba por allí tiene algún tipo de sentido, cuando claramente no lo tiene, pero estoy intentanado hacer con vosotros, lo que Jim Hosking hizo conmigo, confundirme. Realmente esto es una historia psicotrópica donde hay mucha grasa en todos los aspectos, pero que se acomoda en un lugar extraño de nuestro cerebro para siempre, y desde que vemos la hediondez de la casa de Roonie y Brayden, desde que les vemos vestidos de rosa intentando timar a los curiosos que sólo quieren ver dónde se emborrachan los famosos y unas free drinks, desde que vemos ojos saltar de las cuencas como si fueran personajes de plastilina que quisieran montar su propia película, cabezas explotar y ponerlo todo perdido de confeti, desde que vemos superpichas en el lavado de coches, super matojos genitales o comer con ansia las salchichas más grasientas del mundo, que no son greasy enough nunca, desde que somos partícipes de esos momentos, estamos perdidos.

Pero no es lo que vemos lo más bizarro, por extraño que esto pueda parecer, lo más estrambótico es lo que oímos, el guión señores bullshit artists, el guión es tan delirante y tiene tan poco sentido, que lo de dejarte con el culo torcido es una expresión muy infantil para lo que tenemos entre manos. El libreto está coescrito también por Jim Hosking y es aquí donde esa capacidad de moldear sensaciones o sentimientos cobra toda su importancia, porque pocos diálogos tienen alguna coherencia o quieren llegar a algún sitio, pero nuestra cabeza, se las ingenia para entender que realmente te están contando una historia de crímenes, cuando todo esto es una excusa para meternos de lleno en el mundo grasiento. De esta manera, se pueden rellenar minutos con las misma palabras porque sí, o se puede matar algún silencio incómodo con un pedo paternal, por ejemplo.

Free drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks! Free Drinks!

Está claro que esta no es una película que haga reir, no es una película que te haga pensar, no es una película para un amplio sector del público, pero es una película que jamás dejará infiderente a nadie y que no podrás sacarte de la cabeza, y que pese a lo repetitiva que es, pese a los momentos muertos que no aportan nada y que tampoco proporcionan ese espacio de impasse que se necesita después de tanta locura, pese a todo esto, no puedes quitarte de la mente a estos dos bullshit artists, y cuando te ves a ti mismo convertido en parte del show porque no puedes dejar de gritar por la casa "Free dinks" o "Bullshit artist", es cuando te das cuenta que el estrangulador grasiento te ha agarrado el cuello y ha apretado a placer.

Para finalizar, y como dato, os comento que Elijah Wood y Ben Wheatley son productores de la criatura y no creo que lo hicieran por ganar dinero, sino porque nunca se iban a ver involucrados en algo así jamás. ¿Os la recomiendo? No, no si sois parte de las free drinks. Sí, definitivamente sí, si sois bullshit artist, y si tenéis dudas de si lo sois o no, dadle una oportunidad, con la mente y la boca abierta, que en esto del artisteo y la mierda, todo es empezar.

Reconozco que el shock inicial, tras ver la película, me hizo plantearme muy seriamente suspender esta propuesta porque en ese momento yo estaba en otro mundo y no tenía claro si podría regresar a casa alguna vez. Finalmente regresé sana y salva y entendí que "The Greasy Strangler" es una película única y que nunca vería nada igual. Eso, bullshit artist, tengo que valorarlo.



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