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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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"Evil Dead", empieza la cuenta atrás

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Señores tengo noticias, buenas noticias y si encima son sobre el remake más esperado del año, son de esas de orgasmo. ¿Preparados?

¡¡¡¡Han adelantado el estreno de EVIL DEAD!!!!!
 
La fecha muy esperada por muchos estaba prevista en España para el 17 de Mayo, pero no sé por que fuerzas del universo ha sido adelantada para el 5 de Abril, no creo que ni yo ni nadie se vaya a quejar ni mucho menos, todo lo contrario. Por norma general es raro que se adelante el estreno de una película de terror, lo más común es que se atrasen, como le ha pasado al pobre remake de Carrie (unos seis meses de retraso). ¿Aunque de Carrie era necesario un remake? Ya lo trataremos quizás en otra noticia. La verdad que la pobre Carrie y su matanza en el baile de graduación me son un poco indiferente como para lanzar un remake, no sé a vosotros.

Del que sí se agradece y tiene muy buena pinta es el protagonista de la noticia, el remake del ya clásico y mítico de todos los tiempos con el que debutó Sam Raimi. El director de éste, esta vez será Fede Alvarez, que ya con el primer teaser nos dejó a todos con el culo torcío.

La historia, que esta vez se desarrolla sin la figura de Ash, (lo siento por nuestro Ash), se enfoca desde otra perspectiva pero sin alterar el producto. Tendremos a cinco veinteañeros, que se reúnen y se refugian en una cabaña en medio del bosque. Sin darse cuenta descubrirán el libro de los muertos, y despertarán a los demonios que habitan en él.

Si aún no habéis llegado al orgasmo prometido, tranquilos, no os impacientéis. Os traigo el nuevo y último trailer en español para haceros más la boca agua hasta el 5 de Abril. ¿Cumplirá las expectativas? Tiene toda la pinta.

 


Crítica: Mama

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Como ya sabemos todos, Mama es la última película de terror que lleva el prestigioso sello de ser presentada por Guillermo del Toro – siguiendo la tradición de películas como El Orfanato (2007) y No tengas miedo a la oscuridad (2010). Mama nos cuenta la historia de Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse), dos niñas cuya trágica historia familiar las deja perdidas en el bosque durante cinco años. Cuando el hermano gemelo de su padre, Lucas (Nikolaj Coster-Waldau, Juego de Tronos) finalmente las localiza, parece que el reencuentro sea el milagro que esperaban, aunque la novia punk-rockera de Lucas, Annabel (Jessica Chastain) no parece estar tan entusiasmada con el cambio en su vida de artista underground a figura maternal. Las cosas empeoran cuando Annabel empieza a sospechar que las niñas no se las arreglaron por su cuenta en la cabaña. Algo las vigilaba y cuidaba de ellas, y sigue vigilándolas en su nuevo hogar, una entidad a la que las niñas llaman (entre susurros) “Mama”.

Algo habitual en estas cintas “Del Toro presenta” es que el famoso director usa su influencia no sólo para apoyar estas historias de terror/perturbadoras que han captado su macabra atención sino también para ayudar a nuevos directores a conseguir sacar a la luz sus primeros trabajos. En este caso le ha tocado a Andrés Muschietti, el escritor/director que concibió Mama como un corto en 2008 en el que se ha basado para hacer el largometraje. Muschietti demuestra tener un gran talento conceptual y visual, y su película tiene un gran empuje gracias a la interpretación (y el talento, valga la redundancia) de la Chastain y las niñas tétricas. Paralelamente a los conceptos y las actuaciones, es la construcción de la película lo que juzga si tenemos la habilidad que se requiere para rodar una cinta; y es en el caso de Mama en la ejecución de la trama donde ésta falla.

En términos de dirección, Mama es un debut fuerte para Muschietti. La fotografía es oscura pero vibra (llena de tonos arcillosos) y las secuencias son todas visualizadas y construidas con medios creativos y punzantes. La mayor parte de la historia está confinada a dos lugares (la cabaña de madera en el bosque donde encuentran a las niñas y la casa donde llevan a vivir a Lucas, Annabel y las crías) pero la manera en que Muschietti elige como usar estos sets y el fino espacio que hay entre ellos es magistral y cautivador casi todo el tiempo. En vez de la típica progresión “tranquilidad de día, miedo de noche”, nos otorga muchos momentos de terror ejecutados a cualquier hora del día usando ángulos y encuadres para ofrecer incluso a los momentos más mundanos (poner una lavadora) toques terroríficos.

Escogiendo usar una siempre presente imagen antagonista (los fantasmas acostumbran a perder su misticismo tan pronto como aparecen en pantalla) y dos criaturas que son más desconcertantes que peligrosas, Muschietti firma por una película que es consistentemente escalofriante, pero pocas veces da miedo en el sentido más puro de la palabra. En el momento en que la película llega a la escena que concluye el embrollo; la cinta en sí ha sufrido la transición de ir de historia de terror a fábula oscura, y cualquier poder que tuviera de hacernos pasar miedo se ha disipado para ser un drama convencional. A pesar del decaimiento del final, Mama es bastante perturbadora.

Cabe decir que la mayor parte de ser desconcertante cae sobre los personajes jovencitos, Megan Charpentier e Isabelle Nélisse –Victoria y Lilly respectivamente. Como la hermana mayor, Charpentier tiene la tarea más complicada de ser la hermana conflictiva, dividida entre las memorias de su vida pasada y su tiempo con ‘Mama’. Esta parte viene a cargo de unas escenas de intensas interrogaciones con el profesor psiquiatra Dr. Dreyfus (Daniel Kash) y momentos de amenaza y vulnerabilidad infantil. Para ser una actriz tan joven, Charpentier, llega hasta el final muy bien. Mientras que Lilly, al haber pasado la mayor parte de sus años de formación en el bosque; no tiene grandes recuerdos anteriores a la cabaña; Nélisse recibe la tarea más divertida de dar vida al niño salvaje indomado, perennemente creepy, gruñendo todo el tiempo – una tarea que parece bordar desde el minuto uno. Lilly te puede hacer reír, hacerte sentir un poco de asco – pero sobretodo te hará perder la cabeza.

Dudo que Muschietti y compañía supieran que su opera prima fuera a tener un nombre tan grande para el momento de ver la luz, pero aparte del poder extra que Chastain trae a la película, su habilidad cinematográfica soporta todos los momentos de la cinta de miedo entre las niñas y el fantasma. Es lo suficientemente buena para que el arco de Annabel entre amargada niñera y leona fiera protectora de sus cachorros sea una línea sólida y narrable que amolda este mito sobrenatural. El mayor problema es que en vez de focalizarse en Chastain y las chicas, Mama en muchos sentidos presenta tres grandes arcos de historia – Annabel, Lucas y el Dr. Dreyfus, y que para el final de la cinta sólo uno de estos arcos ha sido atado correctamente aunque de manera abrupta, otro ha sido abandonado completamente y el último ha pasado de terror a melodrama. Parece que el trío de escritores (Muschietti, su hermana Bárbara y el escritor Neil Cross (Luther)) tenían un núcleo sólido al que fueron añadiendo demasiados pedazos de historias subyacentes.

Con unos 100 minutos de metraje, Mama no es exactamente épica en la longitud que debería tener – sino que muestra esas típicas señales de fatiga y confusión que suelen aparecer en la historias que han sido alargadas de cortos a largometrajes. Mientras que el corto admitía una rápida introducción y liquidar rápidamente los conceptos principales, los formatos más largos de trama requieren un camino y un balance de tiempos y de atención que Muschietti parece no encontrar. Lo que vemos son unos 60 minutos de buena y efectiva historia de fantasmas, que valen totalmente la pena; y otros 40 restantes que se van quedando bastante colgados. Es realmente triste porque la mayor parte de la película se desarrolla muy bien, pero este fallo hace que Mama pase a ser simplemente un entretenimiento, algo que no nos acordaremos de volver a ver nunca más.


"In The Flesh", ¿Zombies integrados en la sociedad?

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La BBC, más concretamente BBC Three (sí, la misma que nos canceló The Fades), nos presenta una nueva miniserie que de momento se ha pactado que sea de tres episodios de noventa minutos cada uno. Su temática, para seguir la moda, será la de zombies.

Vale, sé que os estaréis preguntando que por qué destaco ésta, otra serie de no-muertos más, y no hablo por ejemplo de la terrible temporada que se está marcando The Walking Dead. Pues bien, hamijos, lo que me ha llamado la atención de In The Flesh no es otra cosa que la vuelta de tuerca que le han querido dar a la perspectiva zombie.
 

La historia se muestra en un mundo post-apocalíptico donde los muertos se remueven en sus tumbas y salen a la superficie. Una fuerza especial, los Human Volunteer Force, son los encargados de parar la marabunta zombie, y no contentos con eso, les diagnostican PDS (Síndrome del Fallecimiento Parcial), los medican, los hacen parecer más humanos físicamente y los vuelven a "integrar" a la sociedad. En este punto es donde conocemos a nuestro protagonista, Kieren Walker, un adolescente que padece dicho síndrome.

El encargado de escribir tal dramón social es Dominic Mitchell, no se le conoce trabajo anterior como escritor, y el que lleva la batuta como director es Jonny Campbell, a los seguidores de Doctor Who os sonará.

Faltan pocos días para el estreno, concretamente será el 17 de marzo. Os dejo con la promo y su trailer oficial que se estrenó hace pocos días.







Crítica: Entrance

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En una sociedad como en la que vivimos del bienestar hay tres factores importantes que la gente rehúsa con más énfasis que cualquier otro componente de sentimentalismo que nos hace prevalecer como seres vivos que somos: el temor a lo desconocido, la soledad y la felicidad.

Solo hace falta salir un día de casa para darse cuenta que la inseguridad a la que nuestro ser se expone, por ejemplo en un acto tan cotidiano como ir a comprar el pan, puede concluir muchas cosas malas: que te secuestren, que te atropellen, que te caiga una maceta de una ventana, que te roben o incluso que notes la presencia de alguien que te va siguiendo. Para combatir esta inseguridad hay gente que se rodea de los suyos, que se compra un perro o se pone los cascos del MP3 para sentirse más protegido o simplemente pasar desapercibido a ojos ajenos.

Por una extraña razón nos han enseñado de pequeños que la soledad es mala. Todavía busco a alguien que me de una explicación razonable a esto, ya que en mi etapa de soledad fue una de las mejores etapas de mi vida. Pero ahí está. Gente que aguanta a otra gente que de seguro que no soporta por el simple hecho de no estar sola. Muchas veces con el miedo a eso de “no quiero morir solo”, “quiero alguien que me cuide cuando sea viejo”, etc. Aunque estar al lado de la persona que amas es lo más bonito que te pueda pasar no siempre encuentras a esa media naranja y si la encuentras el tiempo te hace poner los pies en el suelo, más bien los morros, y te hace dar cuenta que tienes que volver a la soledad. Y hablando a favor de ella he de decir que es buena ya que no dependes de nadie y al no tener donde apoyarte te hace ser más fuerte, te convierte en un superviviente.

Alguien dijo una vez: “Si alguna vez te haces la pregunta de si eres feliz, seguro que no lo eres. Ya que si lo eres no haría falta preguntarte esto”. Felicidad, menuda palabra. ¿Qué es la felicidad? ¿Realmente llegamos a ser felices o solo guardamos pedacitos de buenos momentos en los bolsillos? Alcanzar tus metas te tendría que hacer feliz o tener una vida cómoda, pero cuando logras esto luego ¿Qué? Si estuviera en un terapeuta y me hiciera la pregunta de si soy feliz tan solo le contestaría: “Estoy bien, gracias”. Creo que es lo máximo que podemos llegar, a estar bien.

Pues bien, ¿Dónde quiero ir a para con estas tres propuestas? Pues como dice el título a “entrar” directamente en la película pero sin contaros nada relevante de ella. Son de esas películas que vale más encontrarte sin saber nada, una película que habla de la inseguridad, la tristeza y la soledad.

Grabada como si fuera un mockumentary, ojo, solo con la técnica ya que mockumentary no tiene nada, nos adentramos en la vida de una chica cualquiera en una ciudad cualquiera. Vemos su día a día con parsimonia, como voyeurs sentados en un banco observando a los transeúntes pasar pero en esta ocasión solo tenemos ojos para ella. Pero al mismo tiempo, la cámara juega a dos bandas. Por una parte nos muestra este voyeurismo innato que tenemos todos y por otro nos muestra el punto de vista de la chica. Sus temores, su soledad, su tristeza.

La película de una hora y media de duración, es lenta, muy lenta, extremadamente lenta. Normalmente rehúso y me aburren un montón estas propuestas pero Entrance engancha. El estilo de narración está muy bien rodado ya que juega constantemente con uno de los tres factores dichos anteriormente: el temor. Cada nuevo personaje, cada nueva situación te hace saltar la alarma de que algo va a pasar pero como en la vida misma al final no pasa nada hasta que…

El mirón que observaba pasa a la acción. Nuestra comodidad pasa a ser nerviosismo ya que la rutina al igual que la cámara se desdobla y nos muestra la tristeza, pero esta vez ajena, que en realidad no estamos solos en este mundo, aunque la manera en que se nos muestra es un poco, bastante, muy heavy.

Siempre hay alguien observando, para nuestro bien, o para nuestro mal. Esto solo el destino lo sabe. Que la soledad es tan solo un estado que uno mismo puede elegir entre estar a gusto o no, que la tristeza nos acompaña desde el primer llanto hasta el último suspiro y que el temor, por mucha protección o por mucho que queremos pasar desapercibidos está ahí, acechando en cualquier rincón de nuestra ciudad.

SPOILER

El clímax: Cuando el desconocido le susurra en la oreja que la ha estado observando y que se siente afín a ella, que muy pocas personas tienen está conexión.

El fallo: Cuando la chica va de habitación en habitación y la cámara nos muestra a todos sus amigos muertos. Para mi no hacía falta, la frase del desconocido en que dice que se los va a cargar era más que suficiente. Al mostrarnos los cuerpos es querer justificar y meter chicha de muertes al final. Creo que con solo la imagen de ellos dos en el patio hubiera bastado para hacer redonda la película y dejarse de la huida/persecución final ya que estropea el ritmo del film.


Crítica: Stitches

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Que mono el pequeño Rectorcillo vestido de marinerito de la mano de su madre una soleada mañana de Domingo. Curioso por naturaleza, la criaturilla de Dios se sorprende al ver como a lo lejos, del interior de uno de esos respiraderos de alcantarilla que habitan bajo las aceras, emerge un globito de color rojo. !Válgame Dios!!! exclama hacia sus adentros el pequeño, ¿A razón de que desconocida ley de la física cuántica, cósmica, rústica, gástrica, puede salir de semejante lugar, semejante golosina para un niño? (por mucho que en ocasiones, las más dulces golosinas se encuentren en los lugares más insospechados) Sigue indagando en su aun poco desarrollado intelecto (tampoco creáis que evolucionaría mucho más allá en tiempos venideros). Seducido por el lado oscuro y haciendo gala ya de una primeriza genialidad, se suelta sutilmente de la mano de su progenitora y se acerca como si la cosa no fuera con él, hacia el colorido objeto. Dicen que las vías del tren tienen un magnetismo especial que te atrae hacia ellas cual canto de sirena... nada en comparación con la irrefutable e irresistible atracción que El Rectorcillo experimentó al focalizar toda su atención en aquel oscuro hueco de alcantarilla (unos cuantos años más tarde, volvería a experimentar aquella misma atracción por un miembro de la realeza Melmaquiana, pero esa, es otra historia).

Una vez el hocico le dio para impregnar sus fosas nasales con los turbadores aromas de tan indeseable lugar, del interior apareció la cabeza de un payaso, quien como se dice vulgarmente, comenzó a “comerle el coco” al inocente infante (no sería esta la última vez que alguien le haría algo semejante). Embriagadora labia la de aquel potencial miembro de la estirpe Aragón, quien sin previo aviso y ante la atónita mirada del crío, desfiguró su rostro tornándose éste demoníaco. Ojos rojos y grandes fauces al son de una diabólica voz que no dejaba de canturrear una tétrica cantinela: Todos flotan, todos flotan....

… Si amigos, con la puñetera“It” del no menos puñetero Stephen King, servidor pasó más miedo en sus noches de pre-adolescencia que el capitán Jean-Luc Picard en la despedida de soltero de su buen amigo Q. Desde entonces, cierto recelo hacia la figura del payaso me ha acompañado hasta estos días. Y como uno es bohemio y le va la caña, pues siempre he intentado seguir las corredizas de tan entrañables personajes en el género de terror, efigie, por otro lado, harto explotada en el mismo. Es el irlandés Conor McMahon, padre de aquella estupenda epopeya de zombies rurales de título “Dead Meat” (2004), quien nos trae un nuevo terror “payasil”, su nombre: “Stitches”. ¿Su fórmula? Algo menos secreta que la de la Coca Cola, pues nos encontramos ante el típico terror de vendetta sobrenatural donde una víctima, asesinada en particulares circunstancias (en este caso un payaso que ameniza fiestas infantiles), regresa del otro lado para llevar a cabo su venganza sobre aquellos que de una forma u otra, contribuyeron a su fatal destino.

“Stitches”, se abre con uno de los polvos más apáticos de la historia del cine, lo cual no deja de ser una curiosa paradoja si tenemos en cuenta que la película en cuestión es pornografía pura y dura. Y no lo digo porque contenga altas dosis de sexo, sino por el hecho de que a nivel estructural, la cosa funciona de una forma secuencial rígidamente marcada, la misma con la que se suele trabajar en el cine para adultos. Es decir, relleno, folleteo. Aquí lo extrapolamos a relleno, muerte. Esto, tiene como siempre, sus pros y sus contras. Por un lado, nos toca sufrir una historia previsible y totalmente carente de ningún tipo de sorpresa a nivel argumental. Además, hay que sumar el hecho de que el guión es una basura de dimensiones bíblicas y que el nivel interpretativo de la fauna “actoril”, es más bien limitado, por decirlo de manera elegante, carencia que salta a la vista del más miope por mucho que el trasfondo del filme sea de marcado carácter cómico.

Por el otro, la propia naturaleza del filme, nos da la oportunidad de conectarnos y desconectarnos del mismo con suma facilidad. Al no tener que quemar neuronas intentando seguir una historia que no existe como tal, ni de intentar encontrar el origen del universo en unos diálogos que únicamente tienen la misión de rellenar, y hablo en términos baloncestísticos, los minutos de la basura, podemos dedicar nuestro intereses en cualquier otro tipo de menester, por lo que “Stitches” es una de esas propuestas altamente recomendables para degustar en compañía, ya sea acompañado de los colegas y unos cuantos litros de cerveza o de una chica bonita que requiera de gran parte de nuestros sentidos. Y es que a la mañana siguiente, siempre nos queda la opción de tirar de moviola, por más ilícito que esto pueda resultar, para disfrutar de los buenos momentos que el filme tiene para ofrecer, que pese a todo, no son pocos.

¿Cuales son estos momentos? Las defunciones del personal. Es en este aspecto, en el único donde la película de McMahon puede sacar pecho y andar orgullosa con la cabeza bien alta mientras luce palmito ante los golosos ojos de aquellos que mueren por perpetuar todo el amor que llevan dentro sobre sus carnes. Aquí si brilla y mucho. El festín gore que nos ofrece el que posiblemente sea una de los asesinos más desganados y carentes de carisma de la historia del cine de terror (y eso que el tipo está interpretado por el polifacético cómico inglés, Ross Noble), es de esos de ponernos el babero (el chubasquero incluso) y dejarnos seducir por el lado más gamberro de nuestro ser, tanto por la calidad de los FX (pese a tirar de CGI en ocasiones), como por la creatividad de cada una de las escabechinas, algunas de ellas, grabadas a navaja en la corteza de algún viejo árbol de nuestro cerebelo para largo tiempo. 

“Stitches”, terrorgrafía barata de serie B con oposiciones a Z exclusivamente pensada para amenizar reuniones sociales de distintas índoles y satisfacer el apetito por la sangre fácil y la casquería de aquellos paladares que lejos de exigir un producto de calidad hablando en lenguaje cinematográfico, se conforman con el recurso simple y mundano de los efectismos visuales. Todo ello, con mucho humor negro, imaginación y evidente cariño hacia una forma de entender y hacer cine muy concreta. Una lástima que detrás de todo esto no haya absolutamente nada que no resulte bochornoso para cualquier espectador con un mínimo de gusto por el séptimo arte.

Por suerte para las venideras generaciones de infantes, la familia Aragón desconoce el secreto de la inmortalidad: Las muertes, tanto en concepto como en ejecución.

A veces sueño que Ronald McDonald me sodomiza en sueños y me despierto húmedo por la parte de abajo: Todo lo demás. Un despropósito a todos los niveles y que no tengas amigos o en su defecto, una chica bonita con la que compartir su no visionado.


Crítica: Lightning Bug

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El nombre de Robert Hall (director de la película) os dirá poco o prácticamente nada a ninguno de vosotros (a mí tampoco antes de leer sobre el para realizar esta review). El caso es que este hombre parece ser una eminencia en cuanto a maquillaje (con maquillaje me refiero a efectos especiales, muñecos, mascaras etc..) se refiere, especialmente en cine y series de terror. Pero el señor Hall, pese a que ya se hallaba en cierto modo detrás de las cámaras, quiso dar una pasó hacia adelante, más cerca de las cámaras aun si cabe, y dirigir sus propias películas.

En 2004 dirige “Lightning Bug”, la cual se mueve más cerca del thriller y el suspense que del terror. De hecho, seguramente estemos hablando de una película semi-biográfica con tintes ficticios del propio director, Robert Hall, ya que parece que tanto la historia como los personajes son reales, basados en la infancia del propio R. Hall.

La película, obviamente, al tratarse de un biopic,  nos contará la historia de un chaval (Green) que desea ser creador de monstruos para el cine. La situación de la trama y los personajes es ya un clásico en todo drama que se precie: pequeño pueblo de los estados unidos, una infancia difícil de nuestro protagonista que básicamente transcurre en una típica chabola/caravana yanquee, y la persecución de un sueño que sólo puede cumplirse dejando muy atrás su actual vida.

Como os podéis imaginar, el pequeño pueblo donde vive nuestro protagonista es en el fondo una cerrada comunidad cristiana bastante radical. Pronto la afición de Green por el cine de terror y los muñecos empiezan a suscitar los recelos de los lugareños, sobre todo uno en concreto, el padre de la chica con la que Green está empezando a entablar una relación y que comparte la misma afición que él, el cine y el terror. Este personaje es además un devoto fiel de la iglesia local del pueblo, que como he dicho antes no profesan una religión demasiado abierta (sí, como buen pueblo de rednecks americano tiene su propia religión).

Ya podéis suponer que el lio está montado con esta situación en una pequeña colectividad donde prácticamente todo el mundo se conoce, pero no será este el único problema de Green. Los monstruos de cartón piedra que tanto le gusta hacer  a nuestro personaje principal parecen estar cobrando vida en el pequeño pueblo en forma de personas que parecen destinadas a quebrar los sueños de Green, entre ellas su padrastro, alcohólico y violento el cual maltrata a su madre.

“Lightning Bug” podría ser la típica película del sueño (y la pesadilla) americano: la persecución de un sueño cueste lo que cueste, la auto superación y todas esas cosas que tanto gustan y que tan interiorizadas tienen más allá del atlántico y que desde aquí vemos con cierto escepticismo.

Aun así, aunque los sentimientos y los valores en los que se basa la película nos sean un tanto ajenos y ya muy manidos, seguramente en el fondo todos nos podemos sentir algo identificados con el protagonista, sobre todo aquellos que hemos tenido una afición, hobby o gusto que pueda sonar un tanto extraño para el mundo en general.

La película tiene una presencia propia, todo funciona muy bien en ella, y lo cierto es que acaba atrapando, en parte a su sólido guion. Todo fluye con una gran naturalidad. Las interpretaciones también están a la altura, no hay caras conocidas, pero si nos sonarán, sobre todo por aparecer en algunas series.

Como ya he dicho antes, no se trata de un film de terror pero si gira en torno al mundo del cine de terror. No defraudara si alguna vez os habéis sentido en lucha contra el entorno para lograr algo, y en el fondo quien no se ha sentido alguna vez así, aunque solo sea un poco? Recomendable.


Crítica: The Butcher

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El cine es por antonomasia el arte del engaño. Es la capacidad de convencer a los espectadores de que es real aquello que se nos muestra, a sabiendas que no lo es. Es la capacidad de transmitir verosimilitud cuando sabemos que estamos contemplando una sucesión de imágenes fijas que han sido estudiadas (o al menos lo deberían) para provocar sensaciones en nosotros (alegría, pánico, angustia, vergüenza, etc.). Tal vez por ello, cuando una película consigue que me crea lo que me están contando (me involucre de lleno en la historia) albergo una grata sensación, la cual se multiplica exponencialmente si lo que veo es verdaderamente insano, atroz y contario a mi forma de ser y pensar. Ahí es donde radica, al menos para mí, la gracia (tal vez no sea la palabra adecuada) de las torture porn o género gorno. No se exige originalidad ni deslumbramiento a este tipo de historias, sólo deseamos que las películas de este género cinematográfico consigan hacernos padecer lo indecible, que nos revuelvan en la butaca del cine o en el sillón del salón de nuestra casa e incluso que consigan que deseemos apartar la vista de lo que estamos contemplando, cuando (en nuestro subconsciente) sabemos perfectamente que no es más que un truco de manos, un espectáculo titiritero orquestado para alterarnos. En ese preciso instante, cuando la sangre que se ve en la pantalla y los gritos de dolor o suplica los hacemos nuestros, se obra el milagro, se produce en nosotros (al menos en mí) una sensación ambivalente de júbilo y repulsión gratamente satisfactoria. Si encima sumamos una sorprendente y original historia, entonces… ¡más azúcar (o sangre) para el pastel!.

Por todo lo mencionado debo decir, no sin algo de tristeza, pues suele gustarme bastante todo lo que veo de esa lejana tierra asiática llamada Corea del Sur, que lamentablemente la cinta, The Butcher, no me ha provocado las sensaciones malsanas y repulsivas que esperaba, sino más bien tedio y ganas de que acabara la función. Pero vayamos por partes, como diría Jack El Destripador (y que debería haber hecho el director y guionista coreano Kim Jin-won).

La historia (simple) que se nos cuenta es la filmación, por parte de una organización clandestina, de varias snuff movies que serán vendidas en el mercado negro. El líder de esta tropa es un enloquecido con ínfulas de director que pretende realizar obras de arte a través de la humillación, mutilación y muerte de personas. Para llevar a cabo sus fechorías, los responsables de las películas, secuestran inocentes y los llevan a un matadero abandonado para poder rodar sin interrupciones las vejaciones y agresiones a las que los someterán. Además, para obtener mayor realismo y más puntos de vista, les colocan unos cascos que llevan incorporada una cámara para no perder ningún detalle escabroso de las mutilaciones de las pobres victimas.

En The Butcher no hay prólogos innecesarios y estúpidos como en las diversas entregas de la franquicia Hostel (trilogía, salvo que se ruede alguna más, que no me gusta nada y de la que sólo salvo algunas escenas puntuales), aquí se va al grano desde el principio. Nos encontramos en un viejo matadero, hay gente atada de pies y manos y amordazados, también hay unos fulanos (alguno verdaderamente enigmático como el “carnicero enmascarado”) que los van cogiendo de dos en dos, los llevan a una habitación cubierta de plásticos y empiezan a realizarles todas las perrerías posibles. Así que si hemos omitido lo innecesario y nos centramos en lo que realmente queremos ver (que es el martirio y padecimiento de unos pobres desgraciados), ¿por qué no funciona la película? (muy probablemente, más de uno opinará justo lo opuesto que yo y la considere grandiosa).

Si bien es cierto que se agradecería algo de profundidad en el relato y en los personajes (¡qué desaprovechado está ese “cara de cerdo”!), tampoco se echaría en falta si se sintiera como verdadero cada martillazo en el rostro, cada corte de cuchillo o las embestidas de la motosierra. Pero por desgracia en este film no me creo nada de lo que acontece por cómo está rodado. La utilización de diversas cámaras subjetivas (es curioso e incomprensible que a la postre sólo se ve lo que graba una de las seis cámaras de las víctimas y la del “director del espectáculo”) no le confiere a la película sensación de realidad, sino más bien de impostura y capricho, además de mareo y no dejar ver lo que acontece. Sólo cuando entramos en la “habitación de torturas” y atan a la silla a nuestros protagonistas empezamos a sentir algo de desasosiego, pero por desgracia esto llega tarde y no de forma muy satisfactoria.

El guión tampoco ayuda nada, los personajes son meras caricaturas sin apenas esbozar, los diálogos son absurdos y se pierde la oportunidad de hacer algo distinto con la utilización del metalenguaje cinematográfico, ya que asistimos a la filmación de una película, tanto de forma activa como pasiva (como partícipe de la cámara subjetiva y como espectador externo de la cinta), pero nuestras esperanzas de ver algo impactante quedan diluidas en un guión estéril que no avanza en ninguna dirección. Y como remate, un final insulso (parece improvisado) y excesivamente alargado, además de carente de significado.

En cuanto a las escasas actuaciones, no hay mucho que se pueda decir, dado que el guión no se presta más que a chillar y suplicar por parte de unos y a decir sandeces, golpear, violar y matar por parte de otros. Bastante flojitas (por ser piadosos).

Lo único reseñable de la película, junto con algún primer plano de desmembramiento (que sabrá a poco a los paladares más exigentes), es que al menos desprende un aire malsano y enfermizo, como consecuencia de una localización cochambrosa y desagradable, así como por la falta de escrúpulos de unos personajes dementes y carentes de empatía y por no transmitir la más mínima brizna de esperanza para las víctimas. Lamentablemente todo esto es insuficiente para mantener a flote un producto que hace aguas por demasiadas vías.

Nota: A pesar de contar con tan sólo 76 minutos, 56 de los mismos son verdaderamente insufribles, llegando a provocar cansancio y hastío ante tanta vacuidad y movimiento esquizofrénico de cámara. Si queréis un consejo, saltaros los 35 minutos iniciales, quedaos con los 20 minutos de la brutal escena de tortura (impactará a una gran mayoría, ver spoiler) y volved a desechar los 16 finales.

Spoiler: Un matrimonio forma parte del grupo secuestrado, los llevan a ambos a una habitación cubierta de plástico y sangre de las matanzas previas para iniciar una nueva sesión de ultra-violencia. El marido suplica que dejen a la mujer en paz (la dejen ir) y que se centren en él. Al poco de empezar las amputaciones, después de varios martillazos y vejaciones, es el propio marido el que da ideas a sus captores para violar y mutilar a su amada esposa a cambio de su propia libertad. Estremecedor lo que hace el instinto de supervivencia.


"Soul", posesión sin clichés

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Que no os engañen los pobres peces siameses de la portada, hoy os traigo una nueva propuesta sobre posesiones fantasmales nada convencional.

El proyecto made in Taiwan de Chung Mong-Hong (anteriormente conocido por The Fourth Portrait) nos presenta en formato "thriller" la historia de A-Chuan, un jovencito de treinta años que se gana la vida como chef en un restaurante japonés. Un buen día le da una crisis, y se lo llevan al hospital. Los doctores (como siempre en estos casos) no pueden dar una explicación coherente a tal suceso así que le diagnostican un trastorno psicológico y ya que no puede valerse por sí mismo lo envían de vuelta a su pueblo natal junto a su padre, Wang. Hasta aquí todo correcto, pero un buen día, Wang llega a casa y se encuentra a A-Chuan sentado en una esquina y al cadáver ensangrentado de Yan, su hija. Entonces A-Chuan con voz totalmente calmada y desconocida dice: "Vi que este cuerpo estaba vacío, así que me trasladé". A partir de éste momento veremos a un padre desesperado por aferrarse a lo único que le queda, su hijo o lo que al menos en apariencia lo es.


Entre el reparto tenemos algunas caras conocidas como Jimmy Wong (John Dies At The End), Joseph Chang (Au revoir Taipei).

¿Será Soul ese soplo de aire fresco al ya trillado tema de las posesiones? Ojalá. Este verano se estrenará en sus lejanas tierras.
 
 


"Festival de Cine Fantástico de Bilbao", FANT 2013

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En esta 19ª edición del FANT apuestan por un Bilbao futurista y alienígena. Justamente así lo plasman en su cartel con esa señora que me ha robado el corazón, pidiéndole la hora a don insecto gigante mientras esperan el tranvía. 

En el festival que transcurrirá del 3 al 10 de mayo cabe destacar la sección "FANT en corto" donde se premiaran por parte del Jurado al Mejor Cortometraje, al Mejor Cortometraje Vasco y el Premio del Público, con los que el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Bilbao reafirma su apoyo al trabajo de nuevos realizadores, que constituyen una de las señas de identidad del festival. También, con la colaboración de la Asociación de Guionistas Vascos y del Cine Club Fas, se premiará, además de a la mejor película de la Sección Oficial, al mejor guión y a la mejor dirección de esta sección. En cuanto a premios se refiere también los habrá de carácter honorífico, como no. El plazo de inscripción todavía está abierto a día de hoy, pero éste se cerrará el 15 de marzo. Si tenéis algún proyecto entre manos y aún no os habéis inscrito podéis hacerlo consultando la web del mismo.

El jurado de expertos estará formado por: Koldo Serra, conocido realizador bilbaíno que ha dirigido capitulos de series como El Comisario, La Fuga o Karabudjan y que próximamente iniciará el el rodaje de Gernika. David Martos, crítico de cine en ABC y periodista, actualmente también es co-presentador en "Tentaciones". Y por último y no por eso menos importante, Maru Valdivieso, actriz con larga proyección en televisión en series como El Comisario, Hospital Central, La Fuga o la mitiquísima Médico de Familia (que no tragué nunca); en lo que a cine se refiere ha protagonizado la maravillosa película Los Amantes del Círculo Polar de Médem (la única que me ha gustado de este director, por cierto) y Cuento de Navidad de Paco Plaza.

Lástima no estar más cerca y disponer de tiempo para acercarme y poder disfrutarlo. Bienaventuraos los que sí que podrán, si es así, no lo dudéis ni un segundo.


Crítica: Payasos Asesinos Del Espacio Exterior

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Una de las películas de terror que más miedo me dio del videoclub de mis padres fue “Los payasos asesinos desde el espacio exterior” (1988, Stephen Chiodo) que bien mirado hoy en día, cuando uno es adulto, no parece gran cosa: un filme de ciencia ficción y terror con toques de comedia negra de serie B más. Sin embargo, el valor nostálgico es mucho más fuerte y hasta hace poco la conseguí adquirir en formato DVD rancio (con unos extras de risa: prueba de sonido y prueba de color) para mi videoteca personal.

Como muchas otras parejas, Deb y Mike están enrollándose en una explanada apartada de la ciudad llamada La cima del mundo, cuando ven caer un meteorito en el bosque. La curiosidad les puede y se acercan a investigar. Así es como descubren que se trata de una carpa de circo llena de payasos asesinos. Después de huir de ellos por los pelos, acuden a la comisaría donde chocan con la incredulidad de Kirk, un viejo policía antipático. Sin embargo, ante su insistencia, consiguen la ayuda del joven policía Dave, un exnovio de la infancia de Deb, que les ayuda en este surrealista caso. Mientras, la población sufre los hilarantes ataques de los payasos.

Protagonizada por Grant Cramer, Suzanne Snyder, John Allen Nelson y Royal Dano, la produce Chiodo Brothers Productions junto a MGM. De hecho, los hermanos Chiodo son los responsables del guión, Edward, Charles y Stephen. Éste último también hace de director. La música de rock barato y toda la banda sonora que en ocasiones suena a disco rayado y en otras a melodía de videojuego de Game Boy se le encargó a John Massari.

Lo primero más interesante de la cinta es que hay payasos. No son como los que salen por la tele gobernando nuestro país o el director de algún banco. Son payasos como los del circo, con nariz roja, pintura y un traje ridículo de colores.

Lo segundo es que además de ser payasos son asesinos. Asesinos porque matan a seres humanos. También son secuestradores. Sus artefactos pueden pulverizar a un adolescente o atraparlo en una bola de algodón que recuerda a las vainas de “La invasión de los ladrones de cuerpos (1956). Las vainas o capullos de algodón de azúcar son como neveras de donde sustraen la sangre de sus víctimas.

Lo tercero es que son del espacio y además del espacio exterior. Lo que supone que la cinta es aún más extraña. Payasos, asesinos y del espacio exterior. Por tanto, son extraterrestres que son payasos o tienen forma de payasos y asesinan. De hecho, su visita a la ciudad es matar y comerse a la gente. No sabemos si adquieren esa forma para conseguir sus malignos planes o si realmente hay un planeta de payasos asesinos que utilizan pistolas de palomitas. O tal vez el origen de los payasos esté en el espacio exterior. Sea como fuere, los payasos llegan a la Tierra con una nave con forma de carpa de circo y no tardan en sembrar el pánico entre grandes y pequeños.

Los adultos, en un principio, son escépticos, pero en cuanto empiezan a destrozar una tienda de ultramarinos todo cambia.

LAS ESCENAS: Un motero le dice a un payaso asesino: ¿Qué piensas hacer? Sus colegas se ríen y el payaso con guantes de boxeo le arranca de un puñetazo la puta cabeza. Un payaso hace juego de sombras con las manos y se come con un dinosaurio de sombra a unos ciudadanos.

LO MEJOR: La trama gira en torno a un grupo de extraterrestres con apariencia de payasos y son asesinos. ¿Quién se puede resistir a esto?

LO MENOS BUENO: La banda sonora y las interpretaciones de todo el reparto.


Crítica: Berberian Sound Studio

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Horizontal, con la S, seis letras. En física, cualquier fenómeno que involucre la propagación en forma de ondas elásticas (audibles o no), generalmente, a través de un fluido (u otro medio elástico) que esté generando el movimiento vibratorio de un cuerpo.

Vertical. Contiene la O, Seis letras más. Subgénero cinematográfico de origen italiano derivado del thriller y del cine de terror.

Horizontal. Contiene la A, diez letras. Actitud del que presume de su sabiduría.

Vertical. Contiene la A, cinco letras. Vacío, insustancial, carente de contenido.

“Sonido”, “Giallo”, “Pedantería” y “Vacuo” respectivamente. Elementos, combinados, gracias a los cuales podríamos intentar definir en pocas palabras (cuatro, para ser precisos), “Berberian Sound Studio”, la indefinible nueva película del director inglés Peter Strickland en lo que significa su segunda larga duración tras “Katalin Varga” (2009). Dicen que vale más una imagen que mil palabras, algo con lo que no estoy seguro si estarán muy de acuerdo los amantes de la literatura. Dicen también ,que a veces, no es tan importante lo que cuentas, sino como lo cuentas. De la misma forma, dicen que los trapos sucios, se lavan en casa y también dicen, aunque la estrella más brillante del firmamento no esté en sintonía con ello, que el fin, justifica los medios. Dichos todos ellos (cuatro, para ser concretos), que nuevamente, combinados, también podrían ayudar en la cuasi imposible (al menos, improbable) empresa de catalogar dentro de determinada etiqueta cinematográfica la propuesta de Strickland.

Horror, drama, thriller... onanismo mental quizás o simplemente, un oscuro viaje hacia ninguna parte. Da igual. De la misma forma podríamos entrar en el recurrente debate en el que solemos participar, debatir (nunca discutir) aquellos que no sabemos de nada y queremos saber de todo: ¿genialidad o tomadura de pelo? Yo, como ya me haya pasado anteriormente con propuestas de similar “extravagancia” (véanse “Holly Motors” o “Cosmopolis”), abogo más por lo segundo. Es más, voy a ser extremadamente sincero y diré, que he entendido más bien poco por no decir nada. Aunque en este caso y en mi descarga, creo que toda la culpa no es mía, ni siquiera de mi dudosa capacidad intelectual, para nada, creo que en esta ocasión, el director y guionista, Peter Strickland, también se lleva su pedacito de gloria al gaznate y se atraganta con él a lo largo de los noventa y dos minutos de duración de su obra.

Y es que más allá del innegable ejercicio de estilo que supone “Berberian Sound Studio”, rozando la excelencia visual con la punta de la lengua en cada plano, el relato del inglés no hace otra cosa que andar (y muy despacio) en círculos sobre una supuesta idea (en colaboración con el espectador) que para colmo, jamás llega a desarrollar, como ese orgasmo que se intuye cercano, que se desea, pero que nunca llega (pobre de aquellos que pusieron el grito en el cielo con “The Lords oF Salem”). Frustración, exasperación incluso. Dos nuevas palabras que dejar caer en la batidora. Sensaciones estas que nos acompañarán a lo largo de esta extraña travesía hacia vaya usted a saber donde (tengo bastante claro que el director está tan o más perdido), en la que los minutos nos van cayendo encima como pesadas losas de forma lenta pero incesable, como aquella tortura medieval en la que una gota se iba estrellando sobre la frente del infeliz en cuestión, hasta llevarlo a la locura en el mejor de los casos, perforándolo en otros.
 
A lo largo del visionado y siempre que el tedio y la somnolencia, no le turben a uno en exceso la mente, es imposible que no se acerquen hasta nuestra cabeza, ecos de aquella genialidad canadiense de título “Pontypool”. No porque las tramas de ambos filmes tengan algo que ver, que no lo tienen, sino por las similitudes escénicas, tanto en puesta en escena como en desarrollo. En los dos casos nos encontramos en dos escenarios cerrados, con un reparto intimista y con la palabra, el sonido y los silencios, como principales protagonistas de la historia. Por supuesto, el tratamiento que se le da a ésta, es bien distinto y por ende, el resultado final, por más que los talentos naturales participantes, el de Stricklnad detrás de las cámaras y el de un habitual del género Toby Jones ( Los Juegos del Hambre”, “La Niebla” o “Capitan América: El Primer Vengador”), libreto en mano, se esfuercen en ello.

Una propuesta cautivadora en sus inicios que nos adentra en los entresijos de uno de los géneros más entrañables del cine de terror, el giallo, que lo hace además, con una factura técnica sobresaliente (rozando incluso lo pedante en más de una ocasión) que por desgracia,puede terminar degenerando en un auténtico suplicio para aquellos que habitualmente se dejen guiar por esa señorita llamada impaciencia o para aquellos otros, que en su inocencia, pretenden que se les cuente una historia cuando se ponen delante de hora y media de celuloide.

Lo mejor: Sus excelencias visuales y el agrio sabor a caspa italiana que desprende.

Lo peor: Su extrema lentitud, repetitivo desarrollo y su nula capacidad no ya por contar una historia con un mínimo de sentido, sino por contar ALGO más allá de las posibles interpretaciones del espectador.

 

Crítica: Vampegeddon

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Ya era hora. Hacía tiempo que no me topaba con una pelicula 100% amateur, sin ser porno, y que me lo haya pasado bien. De una duración de más o menos setenta minutos, lo justo para no sacarla e ir a dar de comer a las gallinas, Vampegeddon nos ofrece la eterna lucha de un cazador de vampiros contra... un vampiro. Ya sería la ostia que se enfrentará un cazador de vampiros contra godzilla o algo así, pero eso lo dejamos para Asylum. En esta ocasión la cinta no llega al presupuesto ínfimo de esta productora. Creo que el presupuesto de esta película de vampiros es lo que ganaba yo en un mes cuando curraba de pintor, o sea, una mierda. Disfraces comprados en los chinos, ropa prestada de los hermanos más pequeños, maquillaje profesionalmente mal hecho, un par de efectos de fuego de esos sobre expuestos, unos amiguetes que toquen algo de metal y un guión requetevisto en más de mil veces. Es que quien no hace películas es que en realidad no quiere.

Bueno empecemos, ya que es muy divertida y hay que examinarla muy cuidadosamente. Aquí o hay metáforas ni comidas de olla. Es solo lo que ofrece: chupasangres y chicos tontos. Estará lleno de Spoilers, pero no se pueden evitar y la verdad que importa un pimiento saber que va a pasar.

Todo empieza en un instituto con cuatro emos de cuarenta años: dos chicos y dos chicas. Una de ellas, cansada de vivir en ese pueblo necesita escapar. Y que mejor que hacerlo a través de la magia... No sé que pueblo vive pero ¿acaso no conoce los coches o el transporte público? En fin. Pues quiere hacer un conjuro, supongo que para convertirse en vampiro o yo que sé, tampoco se deja muy claro. Solo hace el conjuro para largarse. A sus amigos se le une otra adolescente de 30 años para consumir el aquelarre.

Pero no sale bien, y la emo llorica ya no sabe que hacer hasta que encuentra una tienda mágica con un viejete místico donde le ofrece un libro de rituales. Mentira. No es una tienda, es un garaje. Tampoco es un viejete, es un tipo gordo que utiliza el garaje para vender trastos. Pero el tipo al venderle el libro le advierte en plan misterioso que vigile entre risas de muajajajajaj muajajajaja. Una escena inolvidable ya que siempre vemos que los libros u objetos mágicos se consiguen en tiendas llenas de polvo y tal... pues NO, aquí es la realidad y el garaje es el lugar mágico. Podríamos sacar una conclusión entre la fantasía y la realidad sobre... venga que aquí la única conclusión que sacas es que solo tenían tan solo un jodido garaje para rodar tal escena, ya que la película tampoco destaca por sus extensos e innumerables decorados.

Vuelven a hacer el aquelarre, no sin antes mostrarnos los atributos de las chicas. Sí, esta vez de todas ellas y sí, esta vez el conjuro les sale bien. Pero lo que traen al mundo es un vampiro jefe que toma a la emo llorica de novia en un escena pseudo-erótica-cutre-¿a quién coño se le ocurrió semejante idea?. Pero claro donde hay el mal, también hay el bien. De la misma forma que el vampiro renace, el cazador de vampiros que años atrás lo mató toma posesión de la chica de 30 años para así poder derrocarlo.

Hay que decir que es cutre, mucho. Roza incluso la vergüenza ajena. Los actores son malísimos. Cuando los vampiros muerden no sale sangre solo hacen shhhhhhhh y un saltito aquí y otro por ahí. La escena final de lucha entre cazador y presa es... ejem de una coreografía de pacotilla. El grupo de amigos metaleros cansan, ya que no hay ni un segundo de la peli que no haya música, además que cortan las canciones por la mitad como quien corta bacalao.

Para un servidor, los responsables son unos pajeros que han tenido la oportunidad de disponer de tres mujerzuelas no tímidas, que me meten ahí escenas lésbicas light y con una frase final digna de troncharse el culo que más o menos dejad que os lo narre.

La emo chillona y la/el cazador/a ganan. La chillona se la queda mirando y dice:

- Ya que tienes el cuerpo de mujer y la psique de hombre ¿Eso te convierte en lesbiana?
- Si

Se cogen de la mano y se largan mientras del maletero sale una recién transformada haciendo shhhhhhhhh. Pero no es la única frase para el recuerdo, ahí os dejo otra:

- ¿Eres lesbiana?
- Sí. - ¡Pues entonces serás virgen!

Aun así, muy divertida.


"Deep Shock", el nuevo corto de Davide Melini

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Coincidiendo con el 50 aniversario del giallo italiano, Davide Melini estrenará nuevo corto en 2014, y éste, como no, será un tributo a dicho subgénero. Así mismo lo ha manifestado este viejo amigo del blog; quiere recuperar ideas de los clásicos del giallo de los 60 y 70 pero usando nuevas tecnologías. El título sin ir más lejos, Deep shock, es un homenaje a la película Rojo oscuro de Dario Argento y a Shock de Mario Bava.

Melini se puso ya manos a la obra el pasado mes de noviembre en tierras malagueñas. Producido por él mismo y por Fabel Aguilera cuenta también con la colaboración de Marta Pavón "Kai Visualutions". El Instituto Andaluz de Juventud y el Ayuntamiento de Casabermeja están echando una mano para que este proyecto llegue a buen puerto. La B.S.O. correrá a cargo de la banda italiana Visioni Gotiche, así que sonará gothic metal a cascoporro.

Dentro de poco se espera que salga a la luz el primer teaser, desde aquí le deseamos toda la suerte con Deep Shock.

SINOPSIS
 
Sarah no consigue superar del todo las muertes de su abuelo y de su hermana mayor. El trauma y la falta de sueño la hacen adentrarse en un viaje extraño de apariciones y asesinatos provocados, aparentemente, por su mente…

 

Crítica: Antiviral

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¿Te gustan las agujas? ¿Te gustan las agujas que se ponen en las encías? Si no soportas esta visión, te recomiendo que no veas Antiviral.

El debut cinematográfico de Brandon Cronenberg, hijo del tan aclamado director canadiense David Cronenberg; que ha decidido empezar con esta premisa de estilo. El mundo que dibuja está tintado de blancos y negros pero sobretodo está teñido en rojo sangre. Es un mundo limpio, lleno de utensilios plásticos, habitaciones puramente blancas y trajes de chaqueta. Marca el tono casi de inmediato, y tienes que estar preparado porque no se muerde la lengua en ningún momento.

La película está basada en un mundo donde el acoso a las celebridades se ha llevado a un nuevo nivel. Los fans de las estrellas pueden ahora conectar con sus ídolos no sólo a través de las revistas y la televisión sino que también pueden experimentar algo directamente de ellos. Carne macerada a través de tejido clonado de las estrellas es vendido en restaurantes, y la piel puede ser cultivada e inyectada en los fans más hardcore. Pero más importante todavía son los fans de verdad, los fans verdaderos, que pueden ser infectados con las mismas enfermedades que han pillado sus ídolos.

Nuestro protagonista, Syd March (Caleb Landry Jones), es un vendedor a domicilio de virus de las estrellas más ricas y famosas. Pero Syd no es sólo un vendedor de virus normal y corriente, también se dedica a hacer contrabando de los virus más selectos sacándolos de la altamente controlada clínica donde trabaja y vendiéndolos en el mercado negro. Se infecta a si mismo con la enfermedad para pasar por los escáneres de seguridad y trata de sobrellevar los efectos adversos de las drogas que se toma para no ser pillado en la oficina. Ya que hacer contrabando con estos virus tiene un precio muy alto.

La obsesión particular de Syd es Hannah Geist (Sarah Gadon), una estrella de la que Syd se ha enamorado perdida y que vemos desde lejos. Su conexión con ella crece cuando le piden que se inyecte una muestra de la muy enferma y postrada en cama Ms Giest. Pero justo tras infectarse a sí mismo con el nuevo virus, descubre que quizá ha cruzado la línea esta vez y no puede sobrellevar la carga que se ha impuesto.

Es un mundo muy extraño al que estamos invitados con Antiviral, pero quizá es simplemente una extensión lógica del que vivimos ahora. No es tan difícil de imaginar que la gente quiera comer carne humana y beber sangre de las estrellas ya que muchas personas ya les tratan como dioses. La película juega fuerte con la naturaleza del estrellato, lo lejos que podemos llegar para sentirnos conectados y cuestiona nuestras percepciones de la belleza y la imagen del cuerpo a través de la visualización grotesca y a menudo monstruosa de los personajes.

Antiviral es una película conducida por su tema, pero son los personajes con los que tenemos que involucrarnos a un nivel íntimo y la película es muy íntima, a pesar de estar centrada en los famosos. Desde los ataques violentos de algunos de sus acercamientos hasta su guion grandilocuente y su asombrosa fotografía, la cinta expresa unas impresiones muy específicas. Cronenberg hijo ataca un tono emocional estricto que define sus personajes y da forma a la historia.

A medida que la historia avanza, Syd empieza a perder lentamente su unión con la realidad en los tira y afloja de la infección. Los personajes permanecen interesantes a pesar de algunos picos de la trama. Desgraciadamente, el argumento de Antiviral flaquea en algún punto del segundo acto. Cae al suelo, divagando alrededor de múltiples tangentes sin sentido. Mientras que todo es visualmente muy interesante, ¿cuántas escenas necesitamos de Syd inyectándose más y más virus o gente tosiendo sangre en las sábanas blancas más puras del mundo hasta que el efecto que espera dar se pierda?

La tarea de dar vida al escalofriante Syd le toca a Caleb, que algunos recordaréis por ser Banshee en X-Men: First Class. Su actuación aquí es impresionante. Caleb pinta a Syd como un tío intenso y calculador, pero que igualmente parece un poco joven para el papel. El elenco secundario ofrece actuaciones lo bastante perturbadoras para ir acorde a Syd; y además en los momentos más vitales. Además tenemos un demasiado pequeño cameo de Malcolm McDowell.

Se hace muy duro no comparar esta película con el trabajo como director de su padre. ¿Muestra Antiviral alguna señal de las grandezas que vimos en La Mosca o Videodrome? Yo digo que esta cinta reside en el mismo plano que algunas de las últimas pelis de Cronenberg padre, retando a la audiencia con una historia que se mueve en la línea entre la belleza y la horripilación. Como conclusión, comentar que Antiviral no supera los límites de algunas de las cintas de su padre pero que es una historia que tiene algo que decir y la voz de Brandon Cronenberg es una voz que yo quiero volver a oír. La cinta está lejos de ser perfecta pero tiene muchos momentos fantásticos. Momentos que se quedan contigo y que te hacen pensar. La película es detallada y provocativa; un gran esfuerzo por conseguir un talento nuevo. Yo sólo espero que la próxima sea igual o mejor que ésta.


Crítica: The Haunting Of Whaley House

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Hay tres premisas que hay que cumplir cuando entras en una casa encantada, más concretamente en la casa de los Whaley:

1. No llamarlos ni invocarlos;
2. No tocar nada, ya que los espíritus son posesivos (ahora resultará que el capitalismo también hace hincapié en los fantasmas);
3. Pues la verdad que ya no me acuerdo.

Pues bien, ¿Para que están las reglas sino para pasárselas por el forro de los cojones? Pues eso básicamente es lo que ocurre en esta paupérrima cinta de The Asylum.

En E.E.U.U. hacen rutas sobre lugares encantados: casas, cementerios, lavabos... Da igual el cubículo, lo importante es que tenga una historia escabrosa. En esta ocasión toca, otra vez, una casa. Ahí trabaja una chica que no cree en nada paranormal, pero sus amigos sí. Así que una noche deciden “inspeccionar” la casa para, simplemente, pasar una buena noche de sustos.

De acuerdo tendré que ser sincero con vosotros. Es una mierda película, tanto que ni me acuerdo ahora que estoy haciendo la crítica, por tanto tengo que ir al disco duro, buscar la peli y pasarla a velocidad rápida para que me venga algo a la memoria. Esperaros un momento...

Bien, a estas alturas algunos ya diréis “vaya mierda crítico que no se acuerda de lo que va a hablar” en parte podéis tener razón, pero si veis la película os aseguro que una semana después os costará incluso recordar el nombre.

Ya lo tengo, bendito VLC. Pues eso que la peli transcurre dentro de la casa encantada con los amigos invocando a los espíritus. Por si fuera poco un amigo invita a una celebridad de esos que se comunican con los muertos. Pero no va solo, lo acompaña un tipo que lo llamaremos “el tipo del sonido” porque es el que lleva todos los artilugios típicos para saber si hay fantasmas. La celebridad da pena, habla a la casa y a los espíritus como si tuvieran 3 años y él fuera un pederasta que se los quiere follar... y el del sonido supongo que quería cinco minutos de gloria y protagoniza la escena cómica de la película insultando, gritando y haciendo toda clase de ruidos para despertar a los fantasmas.

No hay más. Muertes, el secreto de porque está embrujada y fin. La verdad que yo me esperaba un “Amytiville vs House, una casa encantada” con esos giros que solo los de Asylum saben hacer. Pues no, es una peli mala de cojones que no hay ni una jodida buena escena.

Corta crítica, a mi juicio demasiado larga para lo que es y se merece la película. Allá ustedes. Quedan avisados. Dios, nunca me había aburrido tanto escribiendo sobre una película...
 
 


Crítica: Vile

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"La raíz de la violencia es la ciencia sin humanidad". Esto fue dicho por Mahatma Gandhi para establecer un punto de inflexión y reflexión en su lucha por los derechos humanos, y esta misma cita es aquello que inaugura "Vile", nuestra película de hoy. ¿Con qué sentido? Pues me temo que con ningún otro que impresionar al espectador con una buena frase, ya que no está demasiado bien escogida, y mira que las hay dentro del maravilloso y vastísimo mundo de las citas célebres...

Y digo esto porque, estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación, no hay nada mas cierto, de la misma manera que creo que el mal muestra su presencia constantemente, y que, queramos o no, está en cada uno de nosotros (distinguiendo entre los muchos grados de maldad que hay). Pero, queridos míos, hoy ni vamos a hablar de violencia (entendiéndola como solemos hacerlo en estas películas), ni de maldad, hoy vamos a hablar exclusivamente de dolor, sensación que también cuenta con muchos grados, tantos como individuos y sus voluntades, pues yo creo que el umbral del dolor está íntimamente ligado con la voluntad de aguantarlo. Ahí radica la resistencia, ni más ni menos.

Y como digo, empiezo hablando del dolor, porque en "Vile" no hay otra cosa que no sea dolor (antes de frotaros las manos, chicos, seguid leyendo...).

"Vile" comienza en el mismo pozo sin fondo en el que caen muchas películas , de esas que con un poco de ambición, sólo pueden llegar a la categoría de mediocres. "Vile" empieza ya mostrando la patita de las carencias, pues su nula originalidad te cuenta, te susurra, e incluso te jadea al oído que por mucha fe que tengas, esto pinta mal.

Os pongo en situación:

Camilla, cirujano al que no se le ve la cara, "paciente" amordazado, cirujano torturando salvajemente al paciente, botellita que se rellena, paciente muerto, musiquita festiva de fondo...Siguientes escena: dos parejas de enamorados en el bosque, recogida de autoestopista cachonda, sedación involuntaria de los cachorritos, y despertar en una casa atados a una silla...

Pues sí, ya lo conocemos todo, TODO, nos lo sabemos de memoria todos y pese a que, en un principio, yo creí que iba a tener ante mi un survival de los que tanto me gustan (ver bosques y volverme loca es todo uno), esto no es un survival, esto es torture porn-saw, y coge sus fórmulas al dedillo, pues aquí también tenemos un grupo generoso de pobres diablos encerrados en contra de su voluntad, que siguiendo las directrices de una señora fea que sale en una grabación de video, tienen que infligirse tanto dolor como puedan para segregar una sustancia que el cuerpo genera mediante sensaciones como el dolor extremo. Esta es la única manera de salir vivos del lugar donde están confinados, y para tenerles a raya, se les han implantado una "joyas" en sus nucas, que conectan la parte del cerebro que transforma esa sustancia en un juguito que va a parar a unas botellitas que también llevan en la nuca y que todos tienen que rellenar, hasta llegar al 100% de un marcador que tienen en una pantalla gigante. Estas "joyas" (que no son de Swarosvki precisamente) o implantes extraños también pueden ser accionadas para causar una muerte cerebral casi instantánea.

Es curioso, cómo según parece, y fiándome del guión loco de la película, esa preciada sustancia, compuesta por adrenalina, dopamina y oxitocina, también se puede conseguir a través del sexo, por lo que supongo que tanto los orgasmos, como el dolor insoportable les hubiera dado el éxito que el grupo buscaba, y digo que es curioso, porque estos chicos y chicas, todos ellos en buen estado, optan por lo segundo, y se revientan unos a otros (y no de placer precisamente)...cosicas de la ciencia ficción en la que se va convirtiendo esta propuesta a medida que avanza el metraje...
Ahí está toda la película, lo demás, ya lo podéis imaginar, no hay escrúpulos a la hora de anteponer la supervivencia a todo lo demás, por lo que se destrozan los unos a los otros literalmente, y bueno, pese a que el grupo es muy heterogéneo e interracial y el director (hola Taylor Sheridan!!!) intenta que haya variedad para que la elección de TU personaje sea mas fácil, no empatizas con ninguno (ni siquiera con la embarazada) y todas las torturas que ves se desvirtúan, pues sólo les duelen a ellos, pero no al espectador, y eso en un torture-porn no es una buena señal, al menos no la señal que te dirige al éxito esperado.

El dibujo de los personajes es tan simple que la historia (inverosímil al extremo) pierde toda la fuerza con la que pretendía mejorar un inicio manido donde los haya. Y eso es a nivel estructural, porque si hablamos del nivel interpretativo, la cosa degenera a pasos agigantados, y no haré mas leña del árbol caído, porque bufffffffffffff, qué malos señor, qué malos...

Y si a este cocktail (siempre me ha parecido super curioso este nombre en inglés, Cock-tail...ahí lo dejo...) le añadimos un toque de pésima elección de la música que acompaña a las imágenes, los único rescatable que hay, es el nivel de violencia (sí, tenéis razón, sé que dije que no hablaría de ella, pero no lo haré en los términos en los que me gusta a mi hablar sobre ella, entrando en debate y demás), y con el nivel de violencia no me refiero al debate moral en que se pretende entrar en la película sin éxito alguno, sino a las torturas en sí, porque, pese a que algunas de ellas son de las intuitivas (vamos, fuera de plano), estos chicos con sus joyas en la cabeza se lo curran bastante en este aspecto, y se muelen a palos. Y siiiiiiiiiiiii, otro fallito más, la fuerza sobrenarural que tienen todos, y habéis leído bien, he escrito sobrenarural, pues hasta el gañán de La Hora Chanante tiene más lógica en todas y cada una de sus explicaciones que nos da en su huerto virtual, que las cosas que hacen los chicos y las NO consecuencias posteriores (ayyyyyyyyy ese guión loco de nuevo!!!) Véase el coger pesos muertos con la clavícula rota como si nada, quemarse con una plancha y creer que se va a desangrar (pues no, guapín, las quemaduras, si sangran, sangran muy poco...), agonizar por tener un destornillador clavado en la rodilla, etc. En fin, una serie de cosas que parecen mas sacadas de la mas pura fantasía, que de un producto que pretende una seriedad documentada. Y en realidad "Vile" es un producto serio, no se puede tomar como una broma, porque sólo pretende incomodar de la forma más fácil posible, que es apuntándose a la moda de las torturas en grupo antes de que se desvanezcan definitivamente, lo que pasa es que no lo termina de hacer bien, y pese a que la película se deja ver, la olvidas en menos de cinco segundos.

Vámonos ya al final!! El final es malo, con eso lo digo todo, muy malo. No necesitáis saber nada mas.

Si os he convencido, id sin prejuicios, pero también sin expectativas. Si no lo he hecho (y a lo mejor es lo mejor que os puede pasar), hasta la próxima amigos!!!!!!

Película para ver: a las 5 de la mañana cuando no puedes dormir, decides llamar a tu novio que por caprichos del destino está a muchos kilómetros de distancia, porque eres así de considerada, y te cuenta que tampoco puede dormir. Ese es el momento justo de ver "Vile", mientras desmenuzáis la película con mensajes cada dos minutos, siendo algunos de ellos, extremadamente ingeniosos...

Película para no ver: Un día en el que os apetezca mucho hacer una buena cena en buena compañía, y disfrutar de una película después


Crítica: Audition

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Audition, cuyo título original es Ôdishon, es una producción de 1999 del realizador nipón Takashi Miike, la cual lo consagró en Occidente (hasta entonces sólo era conocido en círculos bastante minoritarios) y que está basada en una novela de Ryu Murakami (no confundir con el también japonés y escritor, Haruki).

Aunque es muy probable que la inmensa mayoría de las personas, que siguen este blog, conocen al citado director japonés (padre de joyitas como Ichi The Killer, Visitor Q o Gozu), creo necesario realizar alguna matización (o sobreaviso) para aquellos que no tienen idea de quién es este enfant terrible del cine asiático. Miike es un prolífico e interesantísimo director que deja su personal estilo (Huella) en cada uno de sus trabajos, independientemente de la temática, y se caracteriza por un bizarro uso de la violencia y predilección por el exceso (o delirio) visual, aderezado siempre con bastante humor negro y surrealismo que seguro hace las delicias de muchos (entre los que me encuentro) y atraganta a muchos otros. Es un director extremo, no deja indiferente, y siempre sorprende para bien o para mal. Sus películas las amas o las odias, y Audition no es una excepción (sino tal vez, un manual de casi dos horas de lo que Miike entiende por narrar historias a través de imágenes).

La historia que se nos plantea es la de un hombre de mediana edad llamado Shigeharu Aoyama (interpretado por Ryo Ishibashi), viudo y empresario del sector audiovisual, que decide seguir el consejo de su hijo adolescente, intentar volver a enamorarse y rehacer su vida. Para ello se dejará ayudar por un amigo productor, y decidirán montar una falsa audición para una supuesta película con el objetivo de seleccionar a la perfecta chica japonesa con la que iniciar una relación. La “afortunada” es la delicada, tímida y angelical Asami (interpretada estupendamente por Eihi Shiina), que cautiva desde el inicio a Shigeharu. Pero, recordad, esto es una película de Miike y cualquier cosa puede pasar… “kiri-kiri, kiri-kiri”.

En los primeros compases del film parece que estamos asistiendo a un drama urbano y a la disección de la soledad del ser humano en un mundo capitalista carente de valores. Enseguida todo muta, sin apenas percibirlo, nos encontramos inmersos en una historia romántica (algo simple e intranscendente, todo hay que decirlo) que podría ser un compendio sobre el cortejo en Japón, con sus códigos y pautas sociales tan extrañas, a la par que interesantes, a los ojos de un occidental, aderezada de algún momento de comicidad (como el casting de las chicas) y fogonazos perturbadores. Para concluir, una explosión (maravillosa) de lisérgia visual, aderezada de intriga, dolor y… “kiri-kiri, kiri-kiri”.

Cada vuelta de tuerca encaja a la perfección en el entramado montado por este bufón malicioso (Miike), que consigue encandilarnos durante la mayor parte del relato, para lanzarnos un golpe directo, certero y contundente cuando tenemos la guardia bajada. Pero la historia no sólo es un mero truco de manos sorprendente pero vacío, el film tiene varias capas, aborda suficientes temas (la soledad, el desengaño, el sentimiento de culpa, el machismo de la sociedad, los traumas infantiles, los demonios de la mente, la sed de venganza, la vampirización de la personalidad, etc.) y presentas tantas aristas, que las posibles lecturas a la película se multiplican de forma exponencial. Me atrevería decir que la película tiene tantas interpretaciones posibles como espectadores potenciales. Sólo una cosa será común en cada uno de ellos… El dolor, “kiri-kiri, kiri-kiri”.

Por lo que respecta a la parte argumental, no precisa comentarse nada más, ya que la sorpresa y la ambigüedad serán dos factores determinantes en el disfrute de esta cinta que aumenta progresivamente en tensión hasta alcanzar un final orgiástico. La paciencia suele ser recompensada (¡y de qué manera!).

En el plano formal la película podría dividirse claramente en dos partes, una primera que abarca los primeros 70 minutos aproximadamente y que se presenta como una cinta japonesa de corte clásico, con planos fijos o mínimos movimientos de cámara que captan con gran detallismo todo lo que se desarrolla en el encuadre. Memorable cómo consigue Miike enervarnos con un plano fijo a ras de suelo donde apreciamos el esbozo de una sonrisa en una cara parcialmente cubierta por una larga y lisa mata de pelo junto a un extraño saco de fondo y el sonido incesante de un teléfono. Y una segunda parte, (los 45 minutos siguientes) donde el montaje se vuelve fragmentario y se superponen varios momentos temporales (reales y/o ficticios, es algo que cada uno deberá decidir), y donde se juega con la iluminación, banda sonora y con planos más cortos y rápidos para reforzar las sensaciones de ambigüedad, suspense y tensión.

Posiblemente el contraste de ritmo tan acusado entre la primera y la segunda parte (puede hablarse de una película bipolar) haga que algunos espectadores se pierdan por el camino, pero si consigues deleitarte con la parsimonia y tranquilidad inicial que te sumerge en la vida de estos personajes faltos de cariño y en busca de vivir sus sueños, disfrutarás enormemente los desvaríos pesadillescos que les suceden.

Los actores están todos bastante bien, aunque algunas situaciones y actitudes pueden resultar un tanto extrañas para un occidental. Destacan por encima de todos Jun Kunimura, Ryo Ishibashi y la magnífica Eihi Shiina. El primero interpreta a Yasuhisa, el amigo productor de Aoyama, que en un principio le ayuda a organizar la audición y después le advierte de los riesgos de enamorarse ciegamente de alguien que apenas conoces. El segundo interpreta a Shigeharu Aoyama, un apesadumbrado viudo que tal vez no es lo que aparenta y Eihi es Asami, una bella joven de enigmático pasado que acaba transformándose en…

Una recomendación para finalizar, ved la película en versión original. Uno de los grandes deleites (de la cinta) es escuchar a la protagonista femenina (Eihi Shiina) mientras juega con un cable de acero, pronunciar las perturbadoras palabras: “kiri-kiri, kiri-kiri”, las cuales os garantizo se os quedarán grabadas para siempre en el fondo de vuestra mente.


Crítica: La Celda

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“La celda” (“The Cell”, 2000, Tarsem Singh) -”La Célula” en latinoamérica- es una película donde lo visualmente atrayente impera sobre el contenido de una idea en un principio muy interesante pero plasmada en un guión carente de intriga y dramatismo.

Catherine Deane (Jennifer Lopez) es una psicoterapeuta que forma parte de un revolucionario tratamiento con el que puede experimentar lo que sucede en la mente inconsciente de otra persona, incluyendo sus sueños. Hasta este momento, Catherine sólo ha utilizado este método, potencialmente enloquecedor, en un niño en estado de coma con la esperanza de poder curarlo. Pero cuando el sádico asesino esquizofrénico Carl Stargher (Vincent D'Onofrio) cae en un estado de coma similar, con su última víctima todavía viva, secuestrada en una celda llena de trampas, el agente del FBI Peter Novak (Vince Vaughn) recurre a Catherine como su última esperanza para encontrar el paradero de la chica cuya vida corre gran peligro.

La propuesta del debutante publicista Tarsem Singh es presentar un thriller de terror de asesinos en serie surrealista inyectando una energía visual en la que sumerge al espectador en un territorio donde la geografía, la gravedad y la lógica son conceptos relativos. Son los sueños o pesadillas del psicópata la parte del film que magnetiza al espectador. Todo el mundo onírico del asesino se compone de paisajes, decorados, vestuario, efectos de maquillaje, efectos especiales y una colorista iluminación construidos a partir de referencias visuales de artistas como Damien Hirst (la escena del caballo troceado), Joel-Peter Witkin, Romain Slocombe o Pierre et Gilles (la escena del personaje de Lopez vestido de virgen). Por el excelente trabajo de efectos de maquillaje, la cinta estuvo nominada en los premios Oscar del año 2000 al mejor maquillaje.

Ese mundo personal y único proporciona la información justa acerca de los traumas y la bipolaridad del asesino. Lo más llamativo de dicho mundo son los vestuarios que convierten a Jennifer Lopez en un perfecto objeto fetichista de estilo asiático y a Vicent D'Onofrio en un terrible demonio, por obra de la diseñadora de vestuario Eiko Ishioka.

La compenetración entre diseño de producción, dirección fotográfica, diseño de vestuario, maquillaje y efectos visuales especiales queda patente. De repente, ves una parte que es increíble y no sabes o no puedes decidir que es lo que más te alucina. ¿Es la decoración de Tom? ¿El vestuario de Eiko? ¿El aspecto del actor D'Onofrio con el colibrí en la frente y sus ojos teñidos de negro?

La influencia fílmica más directa de la película es “La gran huida” (“Dreamscape”, 1984, Joseph Ruben), en donde un médico entra a un joven para aparecer en los sueños de otras personas a través de la proyección astral con la intención de conocer y diagnosticar los traumas que sufren sus pacientes. A diferencia de este filme, si a “La celda” se le elimina el mundo onírico lo que queda es un filme de suspense y toques de ciencia ficción bastante mediocre, porque ninguno de los personajes tiene profundidad (no termina de convencer las causas personales del personaje de Lopez para participar en el proyecto) y la intriga y el dramatismo es fallido, por no decir casi nulo, como bien comentaba antes.

El mundo de los sueños se divide en el de Eduard, el niño en coma, que compone el prólogo y el epílogo del filme; el de Stargher, el asesino; y el de la propia Catherine. El mundo de Stargher es el más impresionante, especialmente en su primera aparición con estilo de emperador asiático con una enorme capa sujeta entre los muros. Precisamente las imágenes más impactantes están en las incursiones al mundo de Stargher, cuando le enrolla al poli sus intestinos en un palo o la escena de las mujeres convertidas en muñecas diabólicas.

LA ESCENA:Entre las escenas más interesantes está la de la grúa. En la versión americana la secuencia casi no se ve. Los planos importantes se reservan para la versión europea. El malo colgado de los ganchos boca abajo frente al cadáver de una de las jóvenes para así entrar en trance y autosatisfacerse.

LO MEJOR: El mundo de ensueño o pesadilla del personaje de D'Onofrio.

LO MENOS BUENO: Le falta intriga. El guión de Mark Protosevich hace aguas.


Crítica: American Psycho

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Patrick Bateman (Christian Bale) es uno de esos ejecutivos agresivos que tanto deambularon por los años ochenta. Vive en un apartamento de paredes y decorados blancos impolutos, en el edificio American Garden's, en la calle 81 oeste, en el undécimo piso. Tiene 27 años. Por la mañana se dirige al lavabo y observa su reflejo en el cristal de un cuadro de la obra Los Miserables. Le gusta cuidarse. Sigue una dieta equilibrada y una rutina rigurosa de ejercicios. Por la mañana si tiene los ojos hinchados se pone una bolsa de hielo mientras hace sus abdominales. Ya consigue hacer mil. Después de sus ejercicios y de quitarse el hielo, en la ducha se aplica una loción limpiadora de poros. Utiliza un gel con espuma activada por agua. Luego un jabón corporal limpiador de poros de miel y almendra. Y para la cara un gel expoliante. Luego se aplica una mascarilla facial de hierba buena y la deja diez minutos mientras sigue con el resto de su rutina. Siempre utiliza un after shave sin alcohol o con poco alcohol porque el alcohol te seca la cara y te hace parecer mayor. Luego crema hidratante, un antiarrugas para los ojos y al final otra crema hidratante dermoprotectora. Patrick Bateman es una especie de abstracción porque no existe de verdad sino solo como ente, como algo ilusorio. Sencillamente no está.

Bateman vive su vida entre un trabajo que no le apasiona, unos compañeros de oficina que están dispuestos a apuñalarse por la espalda en cualquier momento, Paul Allen (Jared Leto), una novia que le insiste en casarse (Reese Whiterspoon) y varias prostitutas (Cara Seymour y la co-guionista Guinevere Turner), con las que practica ménage à trois y graba videos pornográficos amateur mientras se mira al espejo en plan narcisista al ritmo de “Sussudio” de Phil Collins.

Cuando su estilo de vida ya no le satisface lo suficiente, lleva sus anhelos algo más allá y es entonces cuando da comienzo una sucesión de crímenes. Estos, por cierto, entran dentro de la lógica de Bateman, quien no se reprime a la hora de analizar la obra de Whitney Houston o escuchar a Phil Collins antes de consumarlos. Es su forma de expresar el disgusto por lo que le rodea, de rechazar un mundo basado en la imagen del que, por otro lado, no puede ni quiere huir. Pero la tela de araña que él mismo se ha tendido empezará a atraparle tan pronto como el detective Kimball (Willem Dafoe) empieza a preguntar sobre Allen, quien parece que se haya esfumado de la faz de la Tierra.

Mary Harron convierte el libro de Bret Easton Ellis, lleno de retórica barata, adornado por incontables marcas de productos comerciales e innumerables referencias musicales, en una sátira perversa del consumismo y el egocentrismo que tanto pulularon en los Estados Unidos durante los años post-reaganianos. Lo vemos en las envidias de Bateman por ver quien tiene la mejor tarjeta personal, los piques entre compañeros por ver quien consigue mesa en el mejor restaurante de la ciudad o que Bateman haga ejercicio por las mañanas al tiempo que contempla vídeos pornográficos o “La matanza de Texas”. Sin embargo, “American Psycho” carece de la misoginia, la violencia y el sexo que convirtieron la novela en uno de los best sellers de principio de los 90. Eso no significa que el film no sea digno de admiración, especialmente por Christian Bale, un actor lleno de carisma que dota al personaje de verosimilitud por todos los poros (fíjense, por ejemplo, en la versión original, como el británico habla con un acento neoyorquino inmaculado). Papel por el que estaba interesado Leonardo DiCaprio bajo la dirección de Oliver Stone, quien no entró finalmente en el proyecto.

“American Psycho” esta lleno de magníficos momentos: como los yuppies intentan meterse coca en un lavabo, Bateman observando su colección de cuchillos y apuntando por la espalda a la cabeza de su secretaria Jean (Chloe Sevigny), la “ayuda” que le presta éste a un vagabundo y su perro, las conversaciones banales en los restaurantes, el protagonista en ropa interior con una sierra mecánica... Todos magníficos pero todos ellos vacíos. Vacíos como su protagonista. Vacios como la historia. No se puede extraer ningún conocimiento nuevo de esta historia. Toda ella no significa nada.

El productor Edward R. Pressman (“Wall Street”) adquirió los derechos de la novela en 1992, un año después de su publicación. Los primeros candidatos para dirigir la adaptación cinematográfica fueron Stuart Gordon y David Cronenberg, llegando a estar en el punto de mira el director Oliver Stone quien pudo contar con Leonardo DiCaprio para el papel protagonista. Pero al final el proyecto recayó en la directora Mary Harron (“Yo disparé a Andy Warhol”) quien eligió a Christian Bale, después de conseguir que la distribuidora Lions Gate aportara parte del presupuesto. Harron fue reemplazada por Stone cuando DiCaprio leyó el guión y expresó su interés. Cuando el actor empezó a dudar de su participación, el proyecto regresó de nuevo a manos de Harron y Bale.

LO MEJOR: Christian Bale reencarnando a un yuppie cuyo vacío existencial le lleva a cometer sangrientos crímenes, y la introducción. En los créditos iniciales, por ejemplo, observamos con elegancia gotas de sangre salpicando la pantalla blanca para después revelarnos que, en realidad, se trata de comida.

LO PEOR: El giro que el film da durante la media hora final, cuando Bateman empieza a dudar de que su realidad sea la realidad de los demás y en la que se acumulan crímenes carentes de toda relevancia.


Crítica: Jurassic Shark

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Sinopsis: Unas pruebas de algo hacen que en un lago se haga un grieta lo suficientemente grande para que salga a la superficie un Megalodón (un tiburón de la prehistoria) y devore a todo tipejo que se asome por sus aguas, que claro está, unos jóvenes que están por ahí no lo saben y ni mucho menos lo saben unos ladrones que tienen que cruzar el lago para vender el recién material robado.

La crítica: Me he quedado sin ojos. Fin de la crítica.

Como a Jurassic Shark no se le puede ni atribuir la palabra película vamos a hablar de cultura. El objeto robado es un cuadro del pintor John Singleton Copley titulado “Watson y el tiburón” en que se aprecia el rescate de un tipo que es atacado por un tiburón. Ver cuadro.

La película tiene tanto presupuesto, que no tenían ni para hacer una copia barata, así que el cuadro se ve tapado por una especie de lona azul impermeable. Fin de la cultura. Oye por lo menos he aprendido algo nuevo. Que existe un pintor que se llama Copley y que el cuadro no está nada mal.

También he aprendido lo que no hay que hacer para realizar una película, aunque parezca que tengas una idea cojonuda y que solo tu te des cuenta de que la idea es realmente cojonuda. Pero bueno siempre hay artimañas para engañar al personal, ya sean amigos, familiares o alguien que quiera salir por la tele. Bueno va, me animo un poco y os voy a contar algo más, empezando por esos pedazo de actores que ni a punta de pistola lo harían peor.

Durante los primeros diez minutos ves a dos macizorras en bikini y no prestas atención a nada más que al deseo de que se quiten el bikini y se zambullan en las aguas frías del lago, por eso de los pezones duros y todo lo que comporta. Pero el momento no llega, ni llegará en toda la peli. Creo que es en la peli de Burton “Ed Wood” donde un joven Johnny Depp pregunta “¿Qué hay que hacer para que una peli funcione?” a lo que le responden “Que salgan tetas”. Cuanta razón tiene el buen hombre. Así que sin tetas ya sabemos que será un fracaso total.

Después de unos interminables diez minutos de introducción pasamos a conocer a más protagonistas. Primero a los vacacionales: tres mozas y un mozo. Segundo, los malotes, los que dices WTF? cada vez que salen. El más gracioso, el doble de Vin Diesel y sus caretos, aunque no es el único en mostrar las múltiples poses que una cara puede poner, nunca dejará de sorprenderme el espécimen humano. Y tercero: el Megalodón, o más bien el tiburón de plástico. Ridículo. Si tan grande es, ¿como se puede comer a la gente cuando a esta no le llega el agua ni a las rodillas?

Una vez se juntan los tres grupitos empieza la acción de a ver quien da más bostezos por segundo. Y es ahí donde el director se las ingenia para transformar un libreto, ¡Dios si incluso no solo hay un guionista sino que hay otro que hace los diálogos adicionales!, en algo que se pueda, por lo menos, disfrutar. Y lo consigue. Durante 2 segundos. Literalmente. En serio.

Las situaciones son... Insostenibles. Es que no se me ocurre una palabra mejor, bueno sí, una palabra mejor sería son una Mierda con la M bien grande y de esas de neón. Los cambios de plano y el montaje final lo han echo con los ojos cerrados, me apostaría toda mi fortuna: algunas gallinas, patatas, etc... Escenas del tiburón moviéndose por el agua repetidas pero ¡Alerta! Ya que lo más gracioso lo encontramos en una conversación a tres bandas con walkies-talkies sin que uno de los tres posee uno. ¡Eso es magia! ¿Dónde estás Copperfield? ¿A qué no lo podrías conseguir? El segundo segundo que vale la pena es la muerte final en plan “Liberad a Willy” ya que el tiburón hace un salto por encima de las buenas para comerse a la mala que está en tierra para dar un giro de 360 grados y volver al lago. No se ve claro, pero se imagina. Eso sí, el salto a lo Willy, eso sí se ve y está rodado en plan Michael Bay con lo que hizo en “La Roca” y se puso tanto de moda, a cámara super lenta para dar dramatismo a la escena. ¿Dramatismo? Y un cuerno. Lo que han hecho con Jurassic Shark es un insulto al cine. Pelotón de fusilamiento para los responsables. Vamos a abrir eso de recaudar firmas.

The Wrong Girl, sé que te chiflan las películas de largatos y demás bichos enormes. Pero por favor, no caigas por lo que te muestra la portada ni por el título.

Patético: Las reacciones de los actores en ciertos momentos, la desilusión de ver un tiburón jurásico convertido en un delfín mariquita y el argumento general de la película.

Concurso: Quien se atreva a verla del tirón le daré una recompensa. Nada. Como lo que me ha aportado esta película. Yo tardé 7 días. No es coña. Mi novia casi me hecha de casa.


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