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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: The Night

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DONNIE NOS HABLA SOBRE ESTA MUESTRA DE TERROR ATMOSFÉRICO CON ECOS A "EL RESPLANDOR", DIRIGIDA POR EL IRANÍ KOUROSH AHARI


The Night (2020)
Hay cintas que te ganan, cintas que poseen un más que prometedor arranque pero cuyo desarrollo resulta un tanto desigual y más cuando la idea principal de estas es las de encerrar a un grupo mínimo de actores casi en un único lugar. Conseguir que una historia de este tipo no sufra altibajos o que ciertos momentos estén o resulten más logrados que otros es algo extremadamente complicado. Pero hay cintas que consiguen solventar esos problemas con una extraordinaria puesta en escena, con una serie de imágenes que poseen gran fuerza y aunque tengamos la sensación de que ciertos momentos parecen extraídos de otras películas, resulta muy difícil no caer rendido a sus pies. Sin duda alguna para mi, la cinta de Koroush Ahari es un claro ejemplo de ello. 


“se sigue con creciente interés a pesar de que algunos momentos pueden resultar un tanto alargados o repetitivos” 


Shahab Hosseini en The Night
Una familia de origen iraní que vive en Estados Unidos se verá atrapada en un extraño hotel cuando decidan quedarse a pasar una noche en él. Lo que iba a suponer un pequeño descanso antes de seguir su camino a casa se convertirá en una autentica pesadilla. 

Shahab Hosseini en un hotel
Se publicita esta película como un portentoso homenaje a 'El Resplandor'(1980). Es lo que tiene situar gran parte de la acción en un hotel, hacer que sus personajes recorran sus largos pasillos, sustituir a quién te sirve unas copas tras la barra de un bar por un más que extraño conserje cuyas palabras no hacen más que reforzar la incomoda sensación que su sola presencia transmite.... No ha de quedarse el espectador con simplemente esta idea ante aquello que va a ver. Hacerlo sería quedarse en la superficie, en lo más obvio. Por que 'The Night' (2020) tiene eso, pero también mucho más. Los vagabundos que forman parte de muchas cintas de Lynch están también presentes en la de Ahari. La manera en la que el director de 'Carretera Perdida' (1997) juega con las sombras, los pasillos, la música, con los personajes y como sitúa a estos en ciertas situaciones que solo se pueden definir como extrañas o surrealistas. parecen también haber sido tomadas como base por el director de origen iraní no solo para escribir el guion de su película, sino también para plasmarla en imágenes


“una de esas películas que decimos que está cocinada a fuego lento. Las intenciones de Ahari quedan claras desde el mismo comienzo de la historia”


Shahab Hosseini y George Maguire
'The night' es una cinta que se sigue con creciente interés a pesar de que algunos momentos pueden resultar un tanto alargados o repetitivos, una de esas cintas que si te atrapan no te sueltan y sobre todo que tiene la capacidad de que cuando esta empieza a decaer, consigue remontar el vuelo. No se si esta película hubiera estado dirigida por otra persona, hubiera hecho que se estuvieran escribiendo ríos de tinta, no se si se convertirá en pieza de culto o en una de esas cintas minoritarias que sirven para que muchos demuestren cuanto saben de cine y que por lo general suele ser mucho más que el resto. Lo más importante es que sin duda (esperemos que de todas las opciones no sea la última), con sus aciertos y sus fallos, esta es una de las propuestas más interesantes de la temporada. El tiempo la pondrá en su justo lugar.

Niousha Jafarian en The Night
'The Night' es una de esas películas que decimos que está cocinada a fuego lento. Las intenciones de Ahari quedan claras desde el mismo comienzo de la historia, con una larga escena que introduce a los personajes cuando se encuentran en una fiesta familiar. No tiene prisa el director por situar a sus protagonistas en el hotel, no tiene prisa por encerrarlos y que su pesadilla 'oficialmente' comience. Y digo oficialmente porque como suele ocurrir en este tipo de cintas, 'The Night' es una película que posee una historia, un drama profundo y unos personajes que se encuentran viviendo en él. Se puede analizar aquello de lo que verdaderamente habla Ahari, pero hacerlo supondría cometer spoilers y ahora no es el momento ni el lugar. 


“una gran muestra de cine de terror que basa gran parte de su encanto en las sensaciones que transmiten sus imágenes y su música, otra excelente banda sonora de Nima Fakhara” 


Shahab Hosseini aterrado
Shahab Hosseini al que hemos visto en títulos como 'A propósito de Elly' (2009) o 'Nader y Simin, una separación' (2011) da vida a Babak Naderi, y Niousha Jafarian a su mujer, Needa Naderi. Si bien es cierto que él lleva gran parte del peso de la película, Jafarian resulta el complemento perfecto y lo que justamente la película necesitaba. George Maguire da vida a ese recepcionista del hotel que bien podría protagonizar una película aunque esto supusiera que el halo de misterio que hay a su alrededor pudiera verse traicionado. Y puede que Elseter Latham de vida al personaje más típico y tópico de todos y puede que por eso, los momentos en los que este aparece en pantalla resultan menos interesantes, nos dejan más bien fríos. 

The Night de Kourosh Ahari
Según se comenta, 'The Night' es la primera película con producción americana que ha conseguido licencia para ser proyectada en los cines iranís, algo que se puede comprobar en por ejemplo el instagram de la actriz protagonista, y que desde luego hace que esta película sea ya un gran éxito. 'The night' es una gran muestra de cine de terror que basa gran parte de su encanto en las sensaciones que transmiten sus imágenes y su música, otra excelente banda sonora de Nima Fakhara, así como el drama que arrastran sus personajes. Si os gustan este tipo de cintas, esta es una película de obligada visión. Una cinta que posee grandes momentos que se abre con una gran frase y que nos deja una parte final realmente notable. Muy recomendable.



Lo Mejor del 2020 en Terror y Fantástico por Nido de Cuervos

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Termina un 2020 marcado por la pandemia, sin duda, una de las épocas más oscuras de entre todas aquellas que nos ha tocado vivir a los que pululamos a día de hoy en este bonito planeta que nos estamos cargando a conciencia. Como todo lo demás, el arte, y el cine en este caso, también se ha visto seriamente perjudicado por las circunstancias, siendo muchos de los grandes estrenos previstos para este año, pospuestos a la espera de tiempos mejores. Y con todo, aquí estamos, aquí seguimos, con una nueva cosecha de fantástico repleta de grandes títulos y, claro también, grandes decepciones. Nuestro TOP del 2020 pone fin a la temporada de Nido de Cuervos, a la espera de más y mejor para la próxima. Mucho género, mucha salud, muchas gracias a todos los que hacen posible un espacio tan exigente como este y por supuesto, a todos los que nos leéis a diario. Nos vemos en 2021.


"aquí estamos, aquí seguimos, con una nueva cosecha de fantástico repleta de grandes títulos y, claro también, grandes decepciones"




9- Host

PEOR PELÍCULA: Aquaslash
DECEPCIÓN: Tenet

TOP series:  

1- Raised By Wolves
2- The Boys (temporada 2)
3- The Mandalorian (temporada 2)
4- Los Que Hacemos en las Sombras (temporada 2)


10- Yummy

PEOR PELÍCULA: She Dies Tomorrow
DECEPCIÓN: Westworld (temporada 3)

TOP series:

1- Raised By Wolves
2- The Boys (temporada 2)
3- The Mandalorian (temporada 2)

1- Lux Aeterna
3- I´m Thinking of Ending Things

PEOR PELÍCULA: Los Últimos Días del Crimen
DECEPCIÓN: La Vieja Guardia

TOP series:  

1- Dark (temporada 3)
2- The Victim´s Game
3- En la Ciénaga
5- Paranormal


PEOR PELÍCULA: Evil Eye
DECEPCIÓN: Peninsula

TOP series: 

1- Servant (temporada 2)
2- The Mandalorian (temporada 2)
3- Lo Que Hacemos en las Sombras (temporada 2)
4- Raised By Wolves

9- Call
10- Becky

PEOR PELÍCULA: Black Water: Abyss
DECEPCIÓN: She Dies Tomorrow

TOP series:

2- Alice in Borderland
3- The Outsider
4- Hunters

7- Host

PEOR PELÍCULA: I´m Thinking of Ending Things
DECEPCIÓN: Peninsula

TOP series:

1- The Boys (temporada 2)
2- Dark (temporada 3)

1- Host
9- Come Play
10- Spree

PEOR PELÍCULA: The Craft Legacy

TOP Series:

1- The Boys (temporada 2)
2- The Mandalorian (temporada 2)
3- 30 Monedas
5- La Maldición de Bly Manor

2- La Fiesta Silenciosa
3- Anything For Jackson
4- Solo las Bestias
5- Monos
6- Host
7- A Good Woman is Hard to Find
8- Run

PEOR PELÍCULA: The Dinner Party

TOP Series:

1- El Colapso
2- Dérapages
3- Des
4- When They See Us

9- Historia de lo Oculto
10- Host

PEOR PELÍCULA: Evil Eye

TOP Series:

1- The Third Day
2- La Maldición de Bly Manor
4- Ju-On
5- Lovecraft Country




Crítica: Run

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ANDREA CATÁSTROFE NOS HABLA SOBRE LO NUEVO DE ANEESH CHAGANTY, PROTAGONIZADO POR UNA SARAH PAULSON QUE SIGUE ABONADA AL GÉNERO 


Sarah Paulson en Run de Aneesh Chaganty
Quienes conocemos el cine de Hitchcock, si reflexionamos un poco varios de sus títulos no tardaremos en percibir la cantidad de madres que hay. Madres que llevan su presencia más allá de la muerte... amorosas y dominantes, exigentes de fiel obediencia. “Alfred Hitchcock's The Birds” (1963), “Psycho” (1960), “Notorious” (1946), son ejemplos de la virulencia de la figura materna, y una fuente de inspiración para Aneesh Chaganty, quien previamente ha dejado claro su interés por construir historias en donde el vínculo entre padres e hijos es tema de discusión, llevando su premisa hacia un punto en donde el amor transmuta a obsesión. También, ha manifestado el afecto por el suspenso del cine de Hitchcock y M. Night Shyamalan. En conjunto, referentes que es pertinente mencionar a la hora de platicar sobre “Run” (2020). 


“en más de una ocasión zozobra en lo absurdo e inverosímil, un par de giros de tuerca completamente fuera de lugar” 


Kiera Allen aterrada
A favor de una técnica narrativa más convencional y un presupuesto significativamente mayor a “Searching” (2018), Chaganty dirige y coescribe una película que claramente alude -aunque nunca lo mencionan directamente- a la historia real de Gypsy Blanchard, víctima del síndrome de Munchausen de su madre (si no conoces la historia, primero ve “Run” y después revísalo en google). Un filme que quizá antes que las películas de Hitchcock y Shyamalan, nos recuerde a “What Ever Happened to Baby Jane?” (1962), de Robert Aldrich, pero de un modo MUY inclinado a la ficción. De hecho, “Run” en más de una ocasión zozobra en lo absurdo e inverosímil, un par de giros de tuerca completamente fuera de lugar, que más que sorprenderme me hizo pensar “¿de verdad?” y no sé si reír... ¡pero! En medio de su infinita esquizofrenia resulta una propuesta bastante entretenida. Un thriller que muestra lo peligrosa (para quienes le rodean) que puede ser la maternidad. Nuestra historia da inicio precisamente en el área de maternidad. 

Una secuencia que evoca, imposible no hacerlo, la serie de Netflix: “Ratched”, por fortuna es sólo por un instante y Sarah Paulson (quien deja atrás los roles de “American Horror Story”) logra con éxito dar una identidad a su personaje Diane Sherman, una ahora madre soltera que recién a dado a luz de forma prematura a una niña. Un detalle suficiente convincente para creer las enfermedades que en consecuencia padecerá la pequeña Chloe: arritmia cardíaca, hemocromatosis, asma, diabetes y parálisis muscular. 


“Chaganty está más preocupado por la estética del filme y por impresionarnos, que por construir una historia en forma o mínimamente creíble, alejándose mucho del suspenso psicológico clásico que tanto elogia” 


Sarah Paulson haciendo de madre
Diecisiete años después Chloe es una entusiasta adolescente. Un detalle que me “sorprende”... quién lo pensaría, a pesar de sus múltiples enfermedades y el haber pasado prácticamente toda su vida en aislamiento y bajo la mirada represiva de su madre, Chloe es una chica bastante segura de sí misma, perfectamente funcional (muy bien adaptada a su silla de ruedas), sin miedo a nada. ¡En fin! El quiebre de la relación madre e hija, hasta ahora ideal, sucede cuando próxima a cumplir 18 años Chloe anhela entrar a una universidad y salir por fin de casa. Es ahí en donde repentinamente (me pregunto cómo es que no se le ocurrió antes), comienza a preguntarse exactamente con qué está siendo medicada, su respuesta pondrá en duda no sólo la estabilidad mental de Diane, sino que también, abrirá las puertas a un oscuro secreto

Sara Paulson y Kiera Allen en Run
Lo comentaba en una inicio, “Run” es una película mucho más convencional de lo que podríamos esperar de un cineasta como Chaganty. Es entretenida, es divertida, claro que lo es, pero también es imposible de tomar en serio. Chaganty está más preocupado por la estética del filme y por impresionarnos, que por construir una historia en forma o mínimamente creíble, alejándose mucho del suspenso psicológico clásico que tanto elogia. Prefiere optar por personajes ficticios en circunstancias cada una más insólitas. Vaya, la personalidad de Chloe es extraordinaria, astuta, inteligente, audaz, fanática de Rube Goldberg, seremos testigos de una secuencia de proezas que nos harán admirar con incredulidad a esta niña, y es ahí quizá el punto más débil de “Run”, el efectismo; y es que tampoco conocemos por qué Chloe rechaza tan fácilmente el amor de su madre, creo que el sólo deseo de independencia adolescente no es suficiente justificación, y el guion no aporta la información necesaria para construir un marco emocional o psicológico más convincente. Todo está hecho de forma complaciente para “sorprender”. 


“Kiera Allen, la verdadera protagonista de Run, cumple las expectativas de Chaganty, en ésta, su visión y fantasía de independencia femenina” 


Kiera Allen en la película de terror Run
Sobre la actuación... Sarah Paulson sabe cómo interpretar este tipo de roles, aunque profesionalmente comienza a encasillarse en el rol de mujer sombría, misteriosa, fuerte y no por ello menos perturbada; no obstante nos ha dado muestra en el pasado de que puede hacer personajes más o menos diferentes, ejemplo de ello fue su estupendo trabajo en “American Crime Story: The People v. O.J. Simpson”. En cuanto a Kiera Allen, la verdadera protagonista de “Run”, cumple las expectativas de Chaganty, en ésta, su visión y fantasía de independencia femenina: la chica no necesita quién la rescate, ella misma puede hacerlo, destruir a su opresora y obtener la libertad. Cabe mencionar que es su debut como actriz en un largometraje, y que en la vida real usa una silla de ruedas, un intento del director por señalar lo poco común que es en el cine que un personaje discapacitado sea interpretado por un actor/actriz discapacitado/a. 

Kiera Allen gritando
En cuanto a la fotografía y el diseño de producción, son uno de los mejores aspectos de “Run”, considerando que la mayoría de las escenas se llevan acabo dentro de la casa. Hacen de ésta un sitio laberíntico, lo suficiente amplio para poder ver ir y venir a Chloe, llena de talentos, pero a su vez restrictivo, y convertirse en una prisión tan pulcra como asfixiante. Por último, si alguien está interesado en el síndrome Munchausen, una opción es la serie “The Act” (2019) de Nick Antosca, es sobre la vida de Gypsy Blanchard. Respecto a Chaganty, actualmente trabaja en “Searching 2”, ya veremos qué tan efectivo le resulta volver a la misma dinámica de la 1, en donde su mayor logro era mantener el interés de su espectador a través de una narrativa con escasos recursos visuales.

"Sweet Home", 13 rue del percebe y mutaciones varias con denominación de origen

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DONNIE NOS HABLA SOBRE LA AMBICIOSA ADAPTACIÓN TELEVISIVA DEL WEBTOON DE YOUNGCHAN HWANG Y CARNBY KIM


Póster para Sweet Home de Netflix
En lo que quedaba del extraño y atípico 2020, el cine y las plataformas digitales todavía guardaban muy gratas sorpresas. Si por fin se pudo disfrutar en pantalla grande de 'Saint Maud' (2019), Amazon estrenó 'Sound of Metal' (2019), una de las grandes películas del año donde destaca por encima de todo el gran trabajo de su protagonista Riz Ahmed, mientras Netflix nos regaló dos autenticas joyas, la primera titulada 'AK contra AK' (2020) dirigida por Vikramaditya Motwane y la segunda, la serie 'Sweet Home' que de haberla visto antes de confeccionar mi lista de lo mejor del año 2020, estaría sin ninguna duda entre esas cinco series elegidas


“los momentos en los que esta tiene para centrarse en sus personajes, sus dramas y el destino de estos, consiguen emocionarnos sin caer en lo ridículo o forzado” 


Bailarina coreana ensangrentada
Desconocía el webtoon creado por Youngchan Hwang y Carnby Kim en el que se basa la serie dirigida por Eung-bok Lee ('Mr. Sunhsine') y Young-woo Jang ('I need romance') por lo que no puedo hablar de si este está bien adaptado, si los cambios que ha podido sufrir lo han mejorado o no, por lo que me voy a centrar en aquello que me ha transmitido la serie estrenada en Netflix y no puedo ser más claro y directo: Creo que es una de las grandes series de la temporada

niños aterrados
Eung-bok Lee y Young-woo Jang saben jugar perfectamente con los elementos que cuentan: Con los personajes, incluyendo todos, incluso aquellos que menos tiempo tienen en pantalla, ya que todos tienen su propia evolución y donde además los protagonistas tienen los suficientes matices como para que estos resulten interesantes al espectador, y que este vaya cambiando su posición respecto a ellos (de la simpatía se puede pasar la odio y viceversa, aunque es claro que muchos de ellos consiguen ganarse un hueco en nuestro corazoncito), con los conocidos como Cliffhangers (ahora que estoy volviendo a ver 'The Strain', serie con la que algún monstruo de 'Sweet home' guarda algún paralelismo, me doy cuenta de lo importante que es este elemento, el cliffhanger, en una serie de televisión de terror o ciencia ficción. Aunque la serie basada en las novelas de Chuck Hogan y Guillermo del Toro me sigue gustando, creo que el no acabar los episodios con la fuerza necesaria, con el clímax que se requiere, fue otro de los motivos que hizo que muchos espectadores fueran paulatinamente perdiendo el interés) y sobre todo con la mezcla entre acción y drama

escapando de edificio
Como no puede ser de otra manera en 'Sweet Home' destacan las escenas de acción y tensión, pero los momentos en los que esta tiene para centrarse en sus personajes, sus dramas y el destino de estos, consiguen emocionarnos sin caer en lo ridículo o forzado. La serie dirigida por Eung-bok Lee y Young-woo Jang consigue encontrar el punto justo de equilibrio y eso a pesar de unos efectos especiales demasiado deudores del 'Resident Evil' de Paul W.S Anderson o 'I am a hero' de Sinosuke Sato (igual que ocurría con 'The Strain' aquí también podremos encontrar algún paralelismo aunque sin el humor de la película de Sato) y que en algunos momentos pueden resultar demasiado forzados. Tranquilos, a pesar de esto último 'Sweet Home' es una serie surcoreana, así que esta tiene sangre y por supuesto martillos, por lo que no creo que los aficionados a ese cine surcoreano tan enfermizo que a muchos nos gusta se puedan sentir defraudados. 


“El gran número de personajes consigue que esta tenga suficientes tramas y subtramas como para hacer que todos y cada uno de sus diez episodios resulten tremendamente interesantes” 


reparto completo de Sweet Home
Tras un trágico accidente, Hyun-soo Cha se mudará a un pequeño y ruidoso apartamento en un, un tanto ruinoso edificio. Su carácter retraído, la carga de hechos pasados y la perdida, hacen que este quiera suicidarse. Lo que no sabe es que sus fantasmas y sus miedos quedarán relegados a un segundo lugar cuando un extraño virus vaya convirtiendo poco a poco a los infectados en terribles y violentas criaturas

monstruo de Sweet Home (2020)
Lo primero que se nos puede venir a muchos al ver 'Sweet home' no es otra cosa que '#Alive' de Il Cho y que también fue estrenada en Netflix en el 2020. Otra vez volvemos a encontrarnos con un retraído chaval que debido a una misteriosa infección se ve encerrado en el apartamento de un gran edificio. Si la cinta de Il Cho poseía un interesante punto de partida, esta caía en cierto tedio por culpa de una trama que parecía que en algún momento se atascaba, que no avanzaba de manera fluida. Es cierto que la serie dirigida por Eung-bok Lee y Young-woo Jang es mucho más ambiciosa que la película de Il Cho, pero estos parecen no caer en los fallos de su compatriota y cuando la trama parece que puede empezar a no funcionar, tienen la habilidad suficiente para introducir diversos elementos en la historia para hacer que esta avance y revitalizarla. El gran número de personajes consigue que esta tenga suficientes tramas y subtramas como para hacer que todos y cada uno de sus diez episodios resulten tremendamente interesantes. Y si a eso le sumamos un gran ritmo, solo tenemos que prepararnos una bolsa de palomitas y disfrutar. 

Cha Hyun-Su en Sweet Home
Puede que a 'Sweet Home' le ocurra un poco como a 'Curon'. A pesar del uso un tanto reiterativo del 'Warriors' de Imagine Dragon, canción que independientemente de si nos gusta el grupo o no tiene la fuerza y la épica necesaria como para funcionar perfectamente en ciertos momentos de la serie, el uso de 'Side by Side' de Bwehy puede no ser lo que estamos habituados a escuchar en ciertos momentos tal y como ocurría con la serie dirigida por Fabio Mollo y Lydia Patitucci aunque sin llegar a los extremos de esta. Con todo, la música que forma parte de 'Sweet Home'es absolutamente magistral. Temas de corte intimo como el 'Sweet home' de Yongzoo o '4 Strings of Sweet Home' junto con otros destinados a reforzar la tensión de ciertos momentos como 'Gnarled Hands', 'I am a soldier' o 'Protein' no solo cumplen perfectamente su función sino que además hacen que escuchar esta banda sonora sea un autentico placer


“la sombra de Romero y Snyder está presente en Sweet Home, algo que hará las delicias de los aficionados al género” 


Bombera de Sweet Home
Poco se puede decir del gran trabajo de todos los actores y de sus personajes. Solo hay que decidir cual es el que te cae mejor y cual peor. Todos los actores cumplen con creces con lo que se espera de ellos aunque personalmente me quedo con el gran trabajo de Lee Jin-wook a cuyo personaje según el propio actor intentó retratarlo 'como una bestia con ojos vacíos y tristes'

vecino con katana en sweet home
No voy a entrar en más detalles acerca de la trama, de la historia pero quiero hacer dos apuntes finales. El primero acerca de ese extraño virus, de esa extraña enfermedad que convierte a las personas en monstruos, y no es otro que la idea de como funciona este me parece uno de los grandes aciertos de la serie. El segundo no es otro que recalcar que la sombra de Romero y Snyder (El remake de 'Dawn of the dead' dirigido por el segundo es una autentica maravilla) está presente en 'Sweet Home', algo que hará las delicias de los aficionados al género. Puede que alguna idea no esté lo suficientemente desarrollada, que se quede en un apunte que parecía que iba a dar más juego. Da igual, es tal el espectáculo que nos ofrece 'Sweet Home' que le podemos perdonar cualquier cosa. Si queréis disfrutar, esta es vuestra serie. De obligada visión.


Crítica: Death of Me

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MISSTERROR NOS HABLA SOBRE LO NUEVO (O MÁS DE LO MISMO) DE UN REINCIDENTE DE LA MEDIOCRIDAD COMO DARREN LYNN BOUSMAN


Death of Me poster
Lo apostamos todo al 2021 con la esperanza de que un año como el que acabamos de dejar atrás no se repita. La apuesta es fuerte y tremendamente arriesgada porque tenemos la expectativas tan altas como cuando vemos la última película de nuestro director o directora favorito/a. Deberíamos tener mucha prudencia con estas expectativas porque el batacazo puede ser traumático, pero de alguna manera la esperanza de ver cumplidas esas perspectivas nos animan a encarar los días con mucho más ánimo. Escuché en algún lugar que la primera película del año es un indicativo de lo que te espera. Supongo que elegir algo como “Death of me” (2020) ha sido un baño de realidad


”Death of me tiene tres guionistas y eso puede ser una de las explicaciones para el caos liberado en esta película” 


Maggie Q en Death of Me 2020
Tengo claro que Darren Lynn Bousman es un director mediocre, iluminado cinematográficamente un par de veces en su carrera (“Repo! The genetic Opera” y “Saw II”) pero que por lo general se mantiene en el regular tirando a mal. Elegirle en un momento que parece importante puede significar que yo soy más mediocre que él o que mantengo una lucha entre la ficción que espero y la realidad que veo, para no salir demasiado escaldada de cada experiencia. Sea como sea, “Death of me” es la primera decepción del año

Death of me de Darren Lynn Bousman
Avanzo que tampoco esperaba una maravilla pero como Bousman suele desconcertar de una película a otra, me pareció más que acertado dar una oportunidad a su última propuesta para ver si había vuelto la regularidad tras la correcta “St. Agatha” (2018) o si volvía a descender a esos infiernos tan chungos que ya había experimentado en la infame “Abattoir” (2016), por poner ejemplos más recientes. Para entender el resultado, entiendo necesario hacer un análisis de lo que esta película nos ofrece y lanzar una pregunta al aire, ¿pueden tres guionistas ponerse de acuerdo? ¿La idea original ofrecía tal complejidad que era necesario la unión de tres perspectivas, tres ingenios, tres posiciones individuales? Sinceramente, apostar por tener 6 manos escribiendo un guion es una de las cosas más arriesgadas que podía hacer este director. Si ya es complicado que dos personas se pongan de acuerdo y remen en la misma dirección, tres sin duda es multitud. ”Death of me” tiene tres guionistas y eso puede ser una de las explicaciones para el caos liberado en esta película


“un terror diurno que en términos de género va íntimamente ligado a un folk horror que encuentra en lugares aislados y lugareños con una gran arraigo por sus tradiciones, su mejor baza” 


Maggie Q y Luke Hemsworth
“Death of me” tiene un arranque que ya hace sospechar que la originalidad no va a ser su punto fuerte, pero aun así engancha. Queda claro que la escena inicial cambia Las Vegas o el centro de Bangkok por una isla de Tailandia y que Bousman lanza su propuesta de “The Hangover” (Todd Phillips, 2009) versión terror, pero siempre es de agradecer que se entre en faena en los primeros cinco minutos y que se haga un esfuerzo por captar la atención en los primeros compases. “Death of me” esto lo tiene ganado. A partir de aquí empiezan a contar otros factores determinantes que, a priori, también se posicionan en favor del director. Contar con unos exteriores paradisíacos está claro que es siempre un acierto, no solo por el placer visual sino también por el contraste que el mal emergente provoca en medio de una playa paradisíaca. Los escenarios elegidos indican de igual manera que la luz va a ser aprovechada para construir un terror diurno que en términos de género va íntimamente ligado a un folk horror que encuentra en lugares aislados y lugareños con una gran arraigo por sus tradiciones, su mejor baza

Maggie Q las pasa putas
El argumento de esta película parece relativamente sencillo. Una pareja de turistas se despierta la mañana en la que tienen que abandonar su lugar de vacaciones con restos de tierra por su cuerpo y sin recordar qué ha pasado la noche anterior. En su búsqueda de explicaciones, un perturbador vídeo grabado con uno de los móviles les muestra un evento inexplicable que tendrán que desentrañar. Con este tipo de sinopsis la teoría es clara, se genera el misterio, se establece una ruta para esclarecerlo y se termina con un giro inesperado con el doble propósito de sorprender y aclarar el suceso oculto. En la práctica, Bousman hace que todo se tuerza y termine siendo una trampa mortal. Y así, trampa sobre trampa se construye un guion sin ápice de sentido o forma que evidencia que no importa el cómo ni el por qué y que solo pretende aprovecharse del resurgir de las películas que reverencian a “The Wicker Man” (Robin Hardy, 1973). 


“el exotismo de la isla no es suficiente, así como tampoco lo es la atmósfera o la fotografía. La confusión que Death of me desprende es tan acusada que desconecta de la trama” 


Maggie Q en la playa
“Death of me” avanza perdiendo más y más el norte a medida que suma minutos a su metraje hasta deslavazarse por completo en un desenlace chungo que vuelve a ser tan tramposo, fantasioso y cogido por pinzas como todo el embrollo en el que se ven metidos los protagonistas una y otra vez. Con el guion echado a perder y una repetición infausta de situaciones y escenas, “Death of me” se convierte en una tortuosa experiencia que determina su naturaleza anodina y devuelve al peor Darren Lynn Bousman. Un ejercicio insulso de cine en el que ni siquiera pueden brillar sus intérpretes por más hermano mayor Hemsworth que sean (lo siento, Luke, pero esta vez estabas perdidísimo), por más Alex Essoe que sean (lo siento, Alex, pero me temo que aún no has vuelto a deslumbrar como en “Starry Eyes”) o por más Maggie Q que sean (lo siento, Maggie, pero aún no has encontrado ese papel a tu medida). 

Maggie Q saca una serpiente por la boca
Tampoco destaca en violencia, realismo, crudeza o perturbación. Todo se queda tan a medio gas que está claro que en este roscón de reyes, el haba le ha tocado al espectador. Me temo que esta vez el exotismo de la isla no es suficiente, así como tampoco lo es la atmósfera o la fotografía. La confusión que “Death of me” desprende es tan acusada que desconecta de la trama, de la intriga, de la tensión o de cualquiera que fuera el objetivo de la película. Mirándolo por el lado positivo, empezando así el año cinematográfico (también el real) tengo todas las papeletas para que todo vaya a mejor. Ojalá el hecho de no haber ido al compás de las uvas en nochevieja debido a la confusión con cierto vestido y cierta semiteta, no haya sido el detonante para seguir un patrón de comportamiento confuso en los 365 días que me quedan por delante. ¡Los cuartos se tienen que avisar, coj***es!


Crítica: The Special

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KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA ENTERNECEDORA HISTORIA DE AMOR ENTRE UN PENE Y EL MISTERIOSO AGUJERO DE UNA CAJA


The Special 2020 poster
Normalmente para cerrar el año siempre tiendo a ver bodrios. Desconozco que procedimiento mental me conduce a ello, pero el caso es que tanto en Nochebuena como en Navidad disfruté (es un decir…) de “La oscura noche del espantapájaros” (Frank de Felitta, 1981) y de “Al filo del Infierno” (John Fasano, 1987). He de decir que no entiendo el culto sobre la primera (sigo reponiéndome de ese cartero y su sempiterno gorrito) y la segunda ha dejado secuelas que mi cuerpo tardará en procesar y superar. ¿Y cómo poner la guinda? Pues con una propuesta tan bizarra como “The Special” (Harrison Smith, 2020). 


“Con semejante argumento, o eres un máquina del sexo turbio como David Cronenberg, o tienes muchas posibilidades de terminar cayéndote con todo el equipo” 


Davy Raphaely ensangrentado
Desconozco que bajas pulsiones me llevaron a indicar al Rector que yo me encargaba de la reseña; ¿Es posible que sean las mismas que obligan al protagonista a meter la chorra constantemente en una cajita? Os pongo en situación, antes de que penséis que he perdido la cabeza. 

Glory hole 2020
Argumento: el típico colega, que siempre da buenos consejos en noches de borrachera, le dice al protagonista que lo más ético frente a la infidelidad de su esposa, es que él también sea infiel. Lógico para equilibrar la balanza. Entonces decide llevarle a un puticlub de los de toda la vida, pero regentado por una señora con más años que Matusalén, que es misteriosa porque tiene acento. Como buena madame, tiene un séquito de señoritas, pero el cornudo protagonista se merece, en una noche tan señalada, usar “La Especial”, ¿Y qué es “La Especial” ?, pues una caja donde meter el ciruelo, ni más ni menos, como en el famoso “Dick in a Box” de The Lonely Island y Justin Timberlake. El caso es que la cajita es alita de mosca para el miembro viril, por lo que las consecuencias de esa primera cópula estéril van a ser funestas para todos los implicados, cuando el protagonista se obsesione con la caja…con eróticos resultados. 


“los primeros minutos resultan entretenidos: el tono no es serio y todo desprende un agradable aroma a historia de la cripta” 


Davy Raphaely glory hole
Con semejante argumento, o eres un máquina del sexo turbio como David Cronenberg, o tienes muchas posibilidades de terminar cayéndote con todo el equipo. Spoiler: Harrison Smith no es Cronenberg. He de ser sincero, el argumento me pareció tal disparate que acepté el encargo de puro desequilibrado mental; y la verdad es que una propuesta similar como “Deep Dark” (Michael Medaglia, 2015), en la que un pintor se enamoraba de un agujero en la pared, me resultó simpática en su momento. 

Davy Raphaely en The Special
Hay que reconocer que la obsesión con objetos, bien llevada, suele dar productos entretenidos, ahí tenemos la clásica “Christine” (John Carpenter, 1983), pero mucho tienes que estirar el chicle para sacarle partido a una puta caja. El caso es que los primeros minutos resultan entretenidos: el tono no es serio y todo desprende un agradable aroma a historia de la cripta (el engaño amoroso, el componente sexual, el misterio, la iluminación del burdel), pero todo entra en barrena cuando el protagonista no tiene ningún arco dramático. ¡Boom! De un momento a otro, ya está metido en la obsesión más insana posible por la dichosa cajita. Si esa obsesión se hubiera traducido en un festival de gore, servidor no tendría queja, pero el problema es que en realidad tenemos delante noventa minutos de un tipo sudoroso follándose una caja, aderezado con una trama policial que no conduce a ningún sitio, un drama marital que no importa ni a los implicados y un secundario más perdido que una cabra en un garaje. ¿No crees que ya hemos metido suficientes penetraciones a la caja Harrison? ¡Más, más, más! ¡Soy el director y pienso sacar partido a esa caja con un agujero para el cipote! 


“hubiera funcionado mucho mejor con un metraje muchísimo más ajustado: en ese caso, sería una historia extraña, asquerosa y hasta divertida” 


en la cama con tres mujeres
Otra oportunidad perdida es cuando el protagonista decide revelar a la audiencia el interior de la caja (la única forma posible de mantener el interés, por otro lado). Ahí Smith debería haber ido a por todas y dar el mayor asco posible, pero de nuevo, se queda en tierra de nadie. No os diré el contenido de la caja, pero os aseguro que, de destripar la sorpresa, os iba a sudar completamente los genitales el resultado. Más sorprendentes resultan esos planos aéreos cenitales, en los que parece haberse ido todo el presupuesto de la película, aunque hay que reconocer que visualmente, no luce demasiado bochornosa. Si aplaudiré ese final, donde sí hacen acto de presencia unos viscosos efectos especiales (de nuevo queda referenciada otra obra de Cronenberg que no voy a mencionar, para no chafar la sorpresa) y que recuerda en su moraleja, de nuevo, a un capítulo de “Historias de la Cripta”, y es que una propuesta como “The Special” hubiera funcionado mucho mejor con un metraje muchísimo más ajustado: en ese caso, sería una historia extraña, asquerosa y hasta divertida. Lástima de 94 minutos. 

Resulta ciertamente entretenida y hay que reconocer que es una propuesta original en ciertos aspectos, pero es difícil recomendar “The Special” a no ser que os chane la nueva carne pilladísima con pinzas, las parafilias sexuales que os avergüenza reconocer en público, o que simplemente, como servidor, no tengáis otra maldita cosa que hacer. Por el momento, voy a ir pensando en el menú de bodrios para Nochevieja y Año Nuevo. Tengo que distraerme como sea, necesito tener la cabeza ocupada. Las manos ociosas son el juguete del diablo y la condenada mecedora no deja de ponerme ojitos todo el rato. No puedo caer otra vez…


Crítica: Hex

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EL RECTOR NOS HABLA SOBRE COMO RUDOLF BUITENDACH ATENTA CONTRA EL MITO DEL ROMANCE DE VERANO Y DE PASO, SE MOFA DEL ESPECTADOR


Hex 2018 póster
Benditos romances de verano. Quienes más o quienes menos, de manera carnal o meramente platónica, todos nos hemos visto inmersos en algún momento de nuestras vidas en uno de estos affaires puntuales en época vacacional, a la postre, entrañables recuerdos que suelen perdurar a lo largo de los años cual mitología por fascículos sobre antiguas civilizaciones. Estoy seguro que fue el caso de un tipo como Rudolf Buitendach, director de “Hex” (2018), película que nos ocupa y primera incursión del cineasta en el cine de terror tras un par de flirteos cuasi anónimos con el thriller. 


“un surrealista viaje guiado por algunos de los lugares comunes del género, pasando de puntillas sobre todos ellos para dar forma a un Frankenstein de cartón piedra que nunca llega a levantarse de la mesa de laboratorio” 


Jenny Boyd en la playa
Pese a que pueda parecer lo contrario, el romance ha estado ligado en innumerables ocasiones con el género. Quizás, el exponente más reciente y de mayor repercusión lo encontremos en la ópera prima de dos de los pesos pesados actuales del panorama fantástico como son Justin Benson y Aaron Moorhead. “Spring” (2014) cohesionaba con precisión de cirujano y alma de poeta el género romántico con el terror y el fantástico en una película de la cual y gracias a la perspectiva que te regala el paso del tiempo, guardo mejores recuerdos hoy, de aquella realidad de una primera toma de contacto que no terminó de llegarme pese a los incuestionables tangibles que atesoraba la cinta

Jenny Boyd en Hex 2018
“Hex” repite parte de la fórmula que ya vimos en “Spring”, un viaje a un lugar paradisíaco, una atractiva desconocida y un flechazo irresistible que adentrará a nuestro protagonista en una relación algo más complicada de lo esperado. Al igual que la en la película de Benson y Moorhead, Buitendach busca hacer de los preciosistas escenarios naturales en los que se desarrolla la acción, un elemento destacado de la propuesta, una isla en la exótica Camboya, que perfectamente podría haber compartido rodaje con el desalentador último trabajo de Darren Lynn Bousman “Death of Me” (2020), curiosamente, dejando en el espectador sensaciones muy parecidas si comparamos ambos trabajos, teniendo en el sinsentido su mayor denominador común, aunque a favor de “Hex”, diré también que pese a todo lo negativo que pueda decirse, que no es poco, me ha resultado algo más entretenida que el último Temazepam del decadente (o decaído) Bousman. 


“Hex se desmarca ahora sí del existencialismo de una película como Spring, para apostar por una propuesta mucho más mundana, vulgar incluso en muchos aspectos” 


Jenny Boyd con parasol
Jenny Boyd (Amber), muy lejos del encanto de Nadia Hilker (“Spring”), es la misteriosa figura femenina que encandilará a un Kelly Blatz (Ben) ávido de emociones fuertes pero bastante menos receptivo con la fauna autóctona que sus compañeros de viaje. Ben quedará deslumbrado por la enigmática Amber y ese será el punto de partida de un surrealista viaje guiado por algunos de los lugares comunes del género, pasando de puntillas sobre todos ellos para dar forma a un Frankenstein de cartón piedra que nunca llega a levantarse de la mesa de laboratorio

Jenny Boyd sexy
“Hex” se desmarca ahora sí del existencialismo de una película como “Spring”, para apostar por una propuesta mucho más mundana, vulgar incluso en muchos aspectos, que se olvida de mimar sus activos iniciales para perderse en un guion de locos donde absolutamente nada tiene sentido, alejándose de aquella simpleza hipnótica de la cinta de Benson y Moorhead, quienes lo apostaban todo a la belleza del escenario y a la épica de un romance casi, de cuento de hadas. “Hex” se baja del tren a las primeras de cambio, prefiriendo jugarse los cuartos con el rocambolesco libreto escrito por el propio Buitendach en compañía de Christian Piers Betley, quien ya había trabajado junto a este en “Dark Hearts” (2014), firmando en solitario la autoría del guion, refrito de historias de fantasmas, posesiones y ritos varios mil veces vistas tan mal escrito, que escapa incluso a la anchura de mangas propia de un subgénero tan abierto a experiencias de toda índole, por surrealistas que estas sean, como es la serie B. 


“se pasa por el forro de los cojones ese mínimo de coherencia exigible incluso para una serie B ligera como es esta” 


Jenny Boyd con brujo
Pero es que “Hex” cruza la fina frontera que separa lo increíble de lo estúpido en demasiadas ocasiones, tirando de calzador siempre que le apetece, ya sea para sacar a escena las tetas de su protagonista o para sumirla en grotescas situaciones sexuales que escapan de cualquier lógica aplicable, como por ejemplo, ese particular homenaje/atentado a un clásico básico del terror sobrenatural como es “El Ente” (Sidney J. Furie, 1982), al cual sigo intentando, sin suerte, encontrarle algún sentido. 

Jenny Boyd atada en ritual
Si algo positivo me deja “Hex”, es la certeza de que “Spring” es de largo mejor película de lo que consideré en su momento. Al menos, deja bien clara la diferencia entre lo que es una propuesta seria (o que pretende serlo), y una que, ya sea por absoluta incompetencia o por insultante falta de consideración para con el espectador, se pasa por el forro de los cojones ese mínimo de coherencia exigible incluso para una serie B “ligera” como es esta. Para un annus horribilis como el 2020 que nos ha dejado, seguramente con la legalización de la eutanasia en España y del aborto en Argentina (más vale tarde que nunca) como noticias más positivas, no parece que el 2021 haya empezado mejor, con una pandemia que nos empeñamos en alimentar a base de estupidez (y que parece va para largo), un cambio climático que empieza a estallarnos en las narices, también, a base de estupidez y el auge de la extrema derecha por todos los rincones del planeta, con el bochornoso ataque al capitolio a manos de esa horda de analfabestias como ejemplo más reciente y recordarnos, una vez más, lo estúpidos que podemos llegar a ser. Igual en dicho escenario de suma estupidez, tenga su sitio una película como “Hex”

Lo mejor: Que la confundas con otras películas recientes de mismo título y te libres de la experiencia. Hace mejor a “Spring” y bueno, algunas secuencias son tan surrealistas que consiguen arrancar alguna carcajada. 

Lo peor: Nada tiene sentido, NADA. Por no decir que tira por tierra el bonito mito del romance de verano y eso, sí es imperdonable.


Crítica: Anything for Jackson

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MAIK LINGOTAZO NOS HABLA SOBRE LA IRRUPCIÓN EN LAS GRANDES LIGAS DE UN HASTA AHORA ANÓNIMO JUSTIN G. DYCK EN LA DIRECCIÓN


Anything for Jackson 2020 poster
Un año, el 2020, que se nos va. Y con él el impacto inicial de una soberana conmoción global que ha azotado al planeta con una virulencia tal que aún estamos por calibrar el alcance real de sus repercusiones. Las secuelas, de hecho, las seguimos padeciendo y resulta aterrador siquiera imaginar cuánto de esta crisis puede haber venido para no irse. Cuánto, tras el shock, pasará a ser doctrina. Siempre nos quedará el cine. Esperemos. Como también esperamos, y sobre todo anhelamos encarecidamente, su recuperación de cara al nuevo año. Por lenta que ésta pueda ser. Algo que nos haga albergar la esperanza de que las constantes vitales de esta industria responden a los intentos de reanimación, toda vez que durante estos pasados meses al menos ha logrado sobreponerse a la estocada pandémica, aferrándose a la existencia, que, aunque precaria, ha gozado de la energía suficiente como para capear el temporal sin tener que plegarse al cese rotundo de su actividad. Se ha adaptado a las circunstancias, ha barajado y buscado alternativas, y por fortuna ha encontrado en la respuesta del respetable el apoyo y el calor, hoy más necesarios si cabe, para seguir adelante. Por lo pronto parece estar haciéndolo con entereza e ilusión por los tiempos que han de venir, que no es poco. Eso sin duda tiene su reflejo en las producciones que han visto la luz a lo largo de este año. Las que hemos podido disfrutar bien en alguna sala con aforo limitado, bien vía online programadas por algún festival de cine.


“tanto el director Justin G. Dyck como el guionista Ketih Cooper se alejan por primera vez de su zona de confort, y cualquiera lo diría, a tenor de los resultados tan sobresalientes” 


Sheila McCarthy y Julian Richings
Entre ellas se encuentra esta bocanada de aire fresco que ha resultado ser “Anything for Jackson”. Desde Canadá nos llega un híbrido de géneros ideal para las postrimerías anuales. Toda una fábula “anti-natividad”, como he leído por ahí, con la que el tándem creativo y creador al fin se desquita en su empeño de facturar una obra independiente de terror, siendo como habían sido hasta la fecha los habituales responsables de una ingente cantidad de películas inanes y descafeinadas destinadas directamente al consumo navideño televisivo. Es decir, que tanto el director Justin G. Dyck como el guionista Ketih Cooper se alejan por primera vez de su zona de confort, y cualquiera lo diría, a tenor de los resultados tan sobresalientes con los que han saltado a la palestra. No parecen haberse encontrado demasiado incómodos maniobrando en estas nuevas tesituras. A decir verdad, y en un gesto que ya dice mucho del nivel que atesoran estos dos cineastas, para nada reniegan del bagaje previo acumulado, más bien lo contrario, agradecen toda la experiencia que les ha reportado haber vivido tantas jornadas de rodaje. Es lo que a la postre les ha llevado, de atender puntualmente los encargos de una vertiente audiovisual menor, a dar el salto para volar del nido y pergeñar por cuenta propia la idea que ambos llevaban tiempo incubando

Konstantina Mantelos embarazada
La película empieza sin darnos un ápice de tregua, y es que a los pocos segundos de situarnos en medio de una charla cotidiana mantenida por un matrimonio anciano en la cocina de su casa a la hora del desayuno, se desencadena un primer acontecimiento que nos pone alerta de cara a lo que ha de depararnos el resto del metraje. Grabada en una toma continua y fija, esta escena se sirve del buen hacer interpretativo de sus dos principales protagonistas para que empecemos a calarlos sin mayores problemas. Darán vida a la familia Walsh, por un lado Sheila McCarthy (“Still/Born”, 2017), y por el otro su partener masculino Julian Richings, más conocido gracias a su papel de Muerte en la serie “Supernatural” o por participaciones recientes en películas como “Vicious fan” (2020) o “La bruja” (2015). Sus casi septuagenarias espaldas soportarán el peso de sus respectivos roles con la solvencia, energía y desparpajo propios de un chaval. Así pues, Audry y Henry, Henry y Audry defenderán el recorrido emocional de una pareja que carga con la aflicción y la culpa de haberse quedado, tras un accidente de tráfico, primero sin su nieto, Jackson, y más tarde sin su hija, que no encontró motivos para vivir ante la pérdida y la postración. Ellos no se resignarán, mientras vivan: la insoportable condena que sufre la mujer, y la abnegada disposición del marido en pos del bienestar de su esposa, les conducirá incluso por senderos a los que sólo la desesperación te puede llevar. Ello cristalizará en un plan barruntado al dedillo, ahora que manejan contactos gracias al grupo satánico que frecuentan en el centro comunitario del pueblo. Pero sobre todo, y más importante, gracias a un tocho milenario en cuyas páginas parece, puede, hallarse la fórmula que, de algún modo, les devuelva al nieto a la vida, y, con él, la paz y la felicidad que tan bruscamente les arrebató la tragedia familiar. 

Julian Richings y Sheila McCarthy en Anything for Jackson
Pero hacer transacciones con el más allá tiene sus costes. Para importar almas hay que asumir unas cargas arancelarias que sólo pueden estar al alcance de aquellos que, o bien no tienen escrúpulos para así no sentirse mal, o bien de aquellos que para dejar de sentirse mal deciden dejar los escrúpulos a un lado. Lo segundo casa más con los Walsh, en efecto. Y han convenido en cargarle el peaje a una tal Shannon Becker (Konstantina Mantelos), una mujer -mira tú por dónde- embarazada, y que -fíjese usted- resulta ser paciente de -y ya es casualidad- un oportuno ginecólogo. Que no es otro que Henry Walsh, claro es. Si hasta la joven va a tener algún momento que otro donde imperará una suerte de, interesada sí, empatía y comprensión. Acaso como mera excusa para contagiárnosla a nosotros. Porque eso sí, en su mente y ánimo permanecerá incólume la sola idea de proteger, antes que nada y por encima de todo, a su no nacido. 


“es sobre todo en el apartado más artesanal, tanto en el aspecto fotográfico como en el de caracterización, donde nos topamos con un trabajo notabilísimo, incluso de muchos quilates” 


Konstantina Mantelos se muere de miedo
Todo parecía ir bien. Según lo previsto. Hasta habían pasado las pertinentes pruebas previas con animales, para verificar la validez de los sortilegios que encerraba el libro. Entiéndaseme: que resucitaron a un cuervo ya muerto. Aunque, puestos a pensar, tampoco se menciona si antes de ello lo mataron al efecto expreso de luego ir de resucitadores. En la peli, quiero decir, eh; realmente utilizaron un ejemplar disecado. Y tras ver que no daba el pego currarse el momento “Lázaro, aletea y vuela” tirando de hilos a lo Muppets, pues se tomaron la licencia de emplear para ello uno de los contados ardides digitales que tiene el filme, que alumbrar una vida bien lo vale. 

Julian Richings en película de terror
Pero es sobre todo en el apartado más artesanal, tanto en el aspecto fotográfico como en el de caracterización, donde nos topamos con un trabajo notabilísimo, incluso de muchos quilates, me atrevería a decir. Porque con pocos encuadres convierten la morada, nada menos que del guionista, en un retorcido personaje más, utilizando a su favor el manejo de los espacios para incidir en cierta desorientación, jugando con la intensidad de la luz para sumarte a esa misma confusión que se apodera del casoplón. Y también porque a fe que se tuvieron que emplear a fondo para perfilar la ristra de invitados que se personan en el segundo acto aprovechando que, pese a todo, ciertas liturgias es mejor mirárselas y remirárselas. Y buscarle la letra pequeña hasta en el filo del folio. Que invocar no es tan fácil, oye. Y “si no sabes, Manolete, ¡pá que te metes!”. Si hasta han ardido hogares solo por haberse aventurado uno a hacer de cocinillas con alguna nueva receta; a ver si te crees ahora que igual tirando de conjuros chungos a lo sumo te llega a domicilio una entidad del extrarradio sideral para prepararte la cena. A ti. Pues no, no va así la historia. Que es eso, que te dejas las cosas a medias, y luego eso son puertas abiertas. O mejor dicho, que no se cierran. Y a ver cómo echas tú ahora a la tropa: que si uno pegado a las sábanas, que si otra poniéndose guapa pá pedir ketamina en la rave, que si el otro va tó doblao, medio arrastrándose, que lo ves que le va a dar algo... que dices “chico, tío... joer, respira... tranqui, respira”. A todo esto, gloria eterna a Troy James, maquinote es poco. Pero cuídate ese asma, tío. 


“El desenlace está más que bien gestionado, bajo un ritmo ciertamente frenético, pero aguantando el pulso a los mandos de la dirección” 


ritual satánico
En fin, que a ver cómo se lo cuentas tú a la policía al día siguiente. Menos mal que siempre queda la opción de acogerse al comodín del amigo solucionador. Sí, ése que parece haber estado toda la vida ahí, esperando justo a que se le presentase esta oportunidad. Y, obviamente, no piensa desaprovecharla. Esto nos lleva al último prota principal, Ian (Josh Cruddas). El cuarto oscuro de rigor, vaya. Purista de Satán y pelirrojo. Es que paso de describirlo más porque me pongo de mala hostia. No veas con dirección de casting, me los imagino jugando a un “¿Quién es quién?” antológico y descacharrante con las fotacas que deben trapichear. Eso sí que deben ser álbumes y no los Panini de antaño. Oye, dicho con el máximo respeto y tal, eh. Que aquí servidor no es agraciado ni para la lotería, que a todos nos iguala, aunque sea de partida. Pero qué quieres, al César lo que es del César. Así que olé con maquillaje, que si se han currado ese personaje es para que yo diga aquí que da puta grima. Eso es así. 

mujer aterrada gritando
Total, que la cosa se desmadra en el último tercio. Pero también, de algún modo, cierra círculos. Bueno, quizá ésta no es la expresión más apropiada. Lo que quiero decir es que ayuda a solventar algunos interrogantes que venían planeando a sus anchas durante rato largo. Y eso, personalmente, me congratula. Quizá adolece de cierto 'piloto automático', pero para nada desmerece el conjunto de lo mostrado anteriormente. La película ha volado a velocidad constante de no sé cuántos nudos; pero no importa la cantidad sino la calidad, y el que yo tenía en la garganta ya os digo que era algo así como que gordiano. El desenlace está más que bien gestionado, bajo un ritmo ciertamente frenético, pero aguantando el pulso a los mandos de la dirección. Hay quien dice que descarrila. Es posible, oye. El tren de la bruja, tal vez. Porque el de aterrizaje se despliega dentro de las coordenadas deseables. El pasaje, del terror (nunca mejor dicho, ¡juas!), se muestra pelín alterado. Las turbulencias es lo que tiene. Pero vamos, que lo normal en estos casos, por otro lado. Que se apunta hasta el apuntador, con perdón de la redundancia. Y ahí, pues ya cada loco con su tema: el que entra en pánico, la que no sale del bucle, hay quien abraza, hay quien se desata, que si uno “¡mierda, no funciona el cinturón de seguridad!”, que si otro “¡hostias!, ¿Cómo va lo del oxígeno?”... En fin, un guirigay de los guapos. Con todo, la aproximación hacia el punto final discurre con pulso firme, haciendo frente a virajes y sorteando ráfagas que salen al paso. Dejándonos una pista diáfana, despejada, sobre la que posarnos. Poniendo en solfa una vez más la relevancia capital que, ante cualquier empresa, adquiere una óptima compenetración entre el comandante y su segundo de a bordo. El control de la nave, en este caso, ha demostrado estar en buenas manos.



"Star Trek: Discovery" temporada 3, así, sí

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ARTORIUS NOS HABLA SOBRE LA TERCERA TEMPORADA DE ESTA NUEVA ANDADURA DE LA FRANQUICIA ABANDERADA POR NETFLIX


Star Trek Discovery temporada 3 poster
“Star Trek: Discovery” necesitaba de un volantazo, al menos para el que suscribe. Uno que le diera a la serie un acercamiento al espíritu trekkie de la franquicia y a la par que abriese tramas nuevas en un multiverso que dispone de múltiples posibilidades, pero que en las temporadas anteriores no me habían convencido para nada. Pese a las señales de mejora de la primera a la segunda tanda, confieso que me daba tremenda pereza enfrentarme al siguiente intento de la hermana de Spock de convertirse en un personaje memorable dentro del universo Trekkie. 


“los showrunners de esta temporada tomaron buena nota del tono de western espacial de la primera temporada de las aventuras de Mando” 


Sonequa Martin-Green en star trek discovery tercera temporada
Debo admitir que mi último contacto con la franquicia había sido “Star Trek: Picard”, y después de ver cómo se pueden hacer bien las cosas y contemplar la calva más ERÓTICA del fantástico en acción, “Star Trek: Discovery” tenía comparativamente una gran desventaja nada más empezar. Pero aún así tenia curiosidad sobre cómo iban a encarar el cliffhanger del final de la segunda temporada, así que me lancé al ruedo.  

Sonequa Martin-Green y Doug Jones en discovery
Y hete aquí que me encontré dando las gracias a otra serie. Para ser concretos, a “The Mandalorian”, porque tengo la impresión de que los showrunners de esta temporada tomaron buena nota del tono de western espacial de la primera temporada de las aventuras de Mando. Pero también recuperando añoradas señas de identidad trekkie que en determinados momentos te hacen hasta caer la lagrimita viendo cómo, rescatando líneas de trama sacadas de otras grandes series de la franquicia, unifican con elegancia lo viejo y lo nuevo. Así ,los primeros capítulos de esta temporada nos sitúan en un futuro distante de todas las líneas temporales exploradas hasta ahora, un futuro donde una gran catástrofe, la Quema, ha alterado la estructura de todas las civilizaciones de la galaxia de una manera asombrosamente simplista pero increíblemente efectiva. 


“la serie cumple tanto en los antiguos personajes como con los nuevos, reforzando más el aspecto coral de la tripulación respecto a las anteriores temporadas” 


Emily Coutts en star trek
En un contexto nuevo y en un entorno desconocido tanto para los protagonistas como para el espectador, la serie vuelve a los caminos de la exploración espacial, pero sin el cojín de la federación de planetas y con un grupo de personas que han pasado por un viaje espacial, personal y temporal descomunal. En un mundo en que todo está roto y desunido, la discovery se lanza a un viaje para reestablecer viejas alianzas , contemplar como ha cambiado el mundo que conocían, y ser una luz de esperanza en un universo en que el racismo y la supervivencia han devorado muchos de los puentes que unían a los mundos habitados

Y eso me ha ganado. Aunque la serie sufre un notable bajón a nivel argumental en su segunda mitad, “Star Trek: Discovery” hace el buen trabajo que no hicieron la primera y la segunda temporada, recuperando al fin los valores "humanos" de “Star Trek” y dándonos ganas de ver dónde les llevan sus viajes, a que nuevos mundos y nuevas civilizaciones encontraremos. Y eso, a mí, ya me paga la entrada de sobras, me da vida y me hace pedir más. 


“Sonequa Martín no da la talla, no transmite y su emotividad resulta impostada hasta lo enervante” 


Sonequa Martin-Green en final temporada 3
En cuanto a la parte actoral, la serie cumple tanto en los antiguos personajes como con los nuevos, reforzando más el aspecto coral de la tripulación respecto a las anteriores temporadas. Al ser un reparto amplio los hay mejores y los hay peores, pero todos cumplen. Más aún si se tienen en cuenta las bizarras e innovadoras condiciones de rodaje a distancia de la serie, producto de estos tiempos de mierda en los que vivimos. 

Mary Wiseman
Pero no todo es bonito y cósmico, ni siquiera más allá de las estrellas. La segunda parte de la temporada pierde muchísimo, sobre todo la parte centrada en el personaje de Michelle Yeoh y su resolución, y el uso y abuso del recurso de primer plano resulta muy, muy cansino cuando aparece cada cinco segundos. Y en cuanto a la protagonista, agradezco el esfuerzo que han hecho con el personaje de Michael, pero el problema sigue siendo el mismo: Sonequa Martín no da la talla, no transmite y su emotividad resulta impostada hasta lo enervante. Se nota que le pone esfuerzo, pero es que no tiene categoría interpretativa para sostener todo el show, lo cual es una lástima porque en la evolución de Michael se nota que los guionistas le han puesto esfuerzo. 

Sonequa Martin-Green con rastas
Sobre la parte técnica, nada que decir y muchísimo que aplaudir: Ese futuro herido pero con detalles tecnológicos abrumadores son una delicia para el aficionado al fantástico. Bravo! En conclusión :Debo admitir, ahora sí, que esto para mí sí es “Star Trek” del bueno. No es “DS9”, pero comparte ese empuje canalla a la hora de acometer nuevos caminos y ,a la vez, recupera parte de lo que hizo eterna a “La Nueva Generación”, sin renunciar a cierto aroma a “The Mandalorian” en su primer tramo. “Star Trek: Discovery” ha crecido, mucho y bien, pese a que tiene la protagonista que tiene, y por mi parte espero su futuro con ilusión renovada. Porque, ahora sí, quiero ver a esta nave, y a esta tripulación, llegando a sitios ya conocidos pero a la vez cambiados y, en el futuro, quién sabe si llegar hasta donde no ha llegado nadie (tenía que decirlo!). 

Lo mejor: La ambientación en general. Los escasos pero poderosos momentos de fanservice. El reparto coral. Cierto personaje trill remonisimo. Doug jones. La evolución de la sociedad galáctica tras el time warp, y las valientes decisiones en geopolítica. Es, ahora sí, "Star Trek". El ritmo. 

Lo peor: Sonequa/Michael. Pero como mínimo lo intenta. El tramo dedicado a Georgiou. Una parte final bastante atropellada. Los primeros planos que rompen el ritmo. Excesivos momentos de emotividad sin venir a cuento.


Critica: Black Box

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ASTINUS NOS HABLA SOBRE OTRA ENTREGA DE WELCOME TO BLUMHOUSE, TERROR Y CIENCIA FICCIÓN CON REGUSTILLO A LA POPULAR SERIE "BLACK MIRROR"


Póster de Black Box (2020)
Llegamos a la última entrega de este reportaje dedicado a “Welcome to Blumhouse”, antología de películas de terror fruto de la unión entre la productora y Amazon. De dicho acuerdo surgió el lanzamiento de ocho filmes, de los cuales ya tenéis disponible cuatro: “Evil Eye”, “Nocturne”, “The Lie” y “Black Box”, cinta que vamos a desgranar a continuación y que se ha convertido, sin duda, en el producto más sólido del elenco. Las razones, a continuación. 

Mamoudou Athie en Black Box
Es fácil viajar casi diez años atrás y rememorar, sin dificultades, aquel primer capítulo de “Black Mirror”. “The National Anthem” inauguraba una recopilación de episodios independientes en los que la tecnología jugaba un papel perverso en un entorno tan distópico como cercano. Seguramente, el gran acierto de la serie fue (y es) tratar temas escabrosos sin pudor y adentrarnos en cuestiones que conducen a la reflexión de los límites de la moral, la tecnología y el desarrollo individual y colectivo de nuestras sociedades occidentales. Más allá de los altibajos que existan entre capítulos, algo obvio, lo cierto es que se ha convertido en todo un éxito de masas y su sombra acecha a muchas películas y producciones que hemos visto a posteriori. Quizás no fuesen los primeros, pero la alianza con Netflix hizo que el impacto fuese mayor de lo visto hasta ahora, y es obvio que plantea situaciones tan reales como propicias a la reflexión. 


“su mayor problema: cerrar un arco donde hemos visto un buen trabajo a nivel narrativo en una conclusión tan arquetípica como sosa” 


Mamoudou Athie con su hija
Uno de los mayores aciertos de “Black Box” (2020) es entroncar el dilema filosófico-tecnológico en un entorno dramático sin restar por ello espacios al puro terror. El argumento promete desde su lectura: un hombre pierde la memoria después de un accidente de coche donde también muere su pareja. Desesperado por recuperar sus recuerdos, participa en un tratamiento experimental que pretende adentrarse en su memoria para que todos estos salgan a la luz. El problema viene cuando, al hacerlo, descubre que hay cosas que no deberían estar allí

Mujer e hija de Mamoudou Athie
La película tiene dos partes bien diferenciadas y cohesionadas entre sí. En la primera se muestran las piezas del rompecabezas y asistimos a un thriller con altas dosis de suspense y un ritmo bien llevado que nos presenta los personajes y nos pone en la piel del protagonista y aquello que le aflige. Comenzamos a empatizar con él mientras nos van despuntando todos los enigmas que yacen en torno a su pasado. Tendremos pequeñas escenas de terror bien conseguidas, donde la atmósfera y el sonido juegan un buen papel. Llegado un momento, la trama hace un giro bastante interesante y, a partir de aquí asistimos a un desarrollo más tenso y con un ritmo más dinámico, quedando todo en un final bastante evidente y algo decepcionante. Y es que ese es, quizás, su mayor problema: cerrar un arco donde hemos visto un buen trabajo a nivel narrativo en una conclusión tan arquetípica como sosa. Hasta los últimos diálogos pierden fuerza y tono respecto a todos los minutos anteriores, y la elasticidad de su cuarto final se tensa demasiado y se hace incluso anodina, por no decir aburrida directamente. 


“Sin mucho alarde, con un reparto corto y un presupuesto ajustado, el guion y el pulso narrativo deben ser protagonistas para crear interés” 


Apariciones terroríficas en Black Box
A nivel técnico, la película no intenta grandes alardes ni los pretende. Los planos suelen ser estáticos y van de la recreación de espacios a la captura de expresiones, rodeando en su práctica totalidad al protagonista, que acapara la casi totalidad de los minutos. El montaje es sencillo y no precisa de cuantiosos escenarios, reiterándose su presencia durante todo el filme. El acierto es, precisamente, crear interés en el espectador con poco. Y es que la tensión se basa en un guion bien escrito que capturará nuestra atención, al menos hasta que muestra todas sus cartas. 


“Personajes interesantes, un protagonista a la altura y un sutil juego de tensión y enigmas con giros incluido que funciona como un reloj” 


Mamoudou Athie en Black Box de Emmanuel Osei-Kuffour
Las interpretaciones cumplen, especialmente la de Mamoudou Athie, a quién hemos visto previamente en “Underwater” (2020) y en “The Get Down” (2016). Su papel es creíble, inspira empatía y acerca el sufrimiento de su situación al tono general de la propuesta. La apuesta de Welcome to Blumhouse por directores con poco bagaje tiene éxito en esta ocasión. Sin mucho alarde, con un reparto corto y un presupuesto ajustado, el guion y el pulso narrativo deben ser protagonistas para crear interés. Y Emmanuel Osei-Kuffour dirige una pieza que está a la altura (y supera a veces) de muchos capítulos de “Black Mirror”. 

Charmaine Bingwa con su hija en Black Box
Es una pena que la película cierre con un final que desmerece el resto del filme. Esto no es tan extraño, pero siempre deja la sensación de que podía haber ido a más. Personajes interesantes (la relación entre la madre y la consciencia del hijo), un protagonista a la altura y un sutil juego de tensión y enigmas con giros incluido que funciona como un reloj ofrecen, sin grandes alardes, la mejor cinta de la recopilación. Pudiendo pasar por un capítulo de la famosa serie británica, sus fortalezas se trabajan a través de un ritmo interesante al que sobran algunos minutos y demasiados esfuerzos por explicar lo que acaba siendo evidente. Las puntillas de terror le vienen bien, pero está mucho más cercano al thriller con elementos discursivos en torno a la tecnología que a otro género. Merece la pena.


Crítica: Yoga Hosers

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DONNIE NOS HABLA SOBRE UNA DE LAS ÚLTIMAS ESTUPIDECES DE UNA FILMOGRAFÍA TIRANDO A ESTÚPIDA COMO ES LA DE KEVIN SMITH


Póster de Yoga Hosers
Otro mal chiste. Otra de esas ideas que se cuentan cuando tú y tus amigos lleváis más alcohol del permitido en el cuerpo. Y os hace gracia, y os reís mucho. Pero no porque lo que se ha contado tenga realmente gracia si no porque ya os cuesta hasta manteneros erguidos. Lo normal es que al día siguiente ni te acuerdes de lo que hiciste, de lo que contaste, de como llegaste a casa, pero a veces ocurre que si lo haces y lo peor, te sigue pareciendo que tiene gracia y además crees que si lo compartes con el mundo, también gustará


“un despropósito en mayúsculas, sin paliativos. Una de esas películas que no funciona en ningún momento” 


Dependientas encantadas de su trabajo
Un regalo para una hija. Un cinta hecha para el lucimiento de una actriz discreta, muy discreta. Si Harley Quinn Smith no fuera hija del director de 'Clerks' (1994) nunca se habría puesto delante de una cámara, y muchos de nosotros lo hubiéramos agradecido. Pero no, Kevin Smith hace de su hija su Sofia Coppola. No es lo mismo hacer un cameo que ser protagonista de una película. El resultado por desgracia lo sabemos de antemano. No hay margen a la sorpresa, a decir que nuestros prejuicios era injustos e incorrectos. 

Amor a primera vista
Un director que perdió su rumbo hace tiempo aunque parezca que puntualmente lo encontró. 'Tusk' (2014) no deja de ser una curiosidad en una filmografía que claramente va a menos. Igual cometimos el error de alabarlo demasiado con sus primeras cintas. Puede que 'Clerks' no pase de ser una cinta simpática aunque nos marcara a muchos. Puede que alimentáramos el ego de alguien que no tenía el talento suficiente para sacar adelante una filmografía interesante. Igual dimos alas, premio a la mejor película en Sitges incluido, a alguien al que le teníamos que haber advertido que estaba cayendo en picado. Los amigos de verdad es lo que hacen. Un personaje que nos gustó en 'Tusk', un poco de Guy Lapointe nos fascinó, mucho del mismo personaje nos satura. Johnny Depp es un gran actor cuando le saben poner límites, cuando se le controla esa afición suya al histrionismo. Si eso no se hace, acaba cansando. Un regalo también para la hija del actor, para que se luzca, para que cante un poco en francés. Y por supuesto un cameo de la madre de esta, como también así de algunos de los actores que formaron parte de 'Tusk', ese soplo de aire fresco que acabó quedándose simplemente en eso, en una ligera brisa que nos refrescó en un ambiente agobiante. 


“Yoga Hosers es una muestra clara de como una filmografía en principio interesante puede acabar hundiéndose a niveles increíbles”


Hombre condón parodia de Hitler
'Yoga hosers' (2016) es un despropósito en mayúsculas, sin paliativos. Una de esas películas que no funciona en ningún momento. Una de esas películas que no se sabe muy bien porque se acabó rodando. Muy poca gente o casi nadie vio esta película. Esta referencia o similar se hace en 'Jay y Bob el silencioso: El Reboot' (2019) donde el director no solo vuelve a demostrar que ha perdido la poca chispa y la poca gracia que le quedaba sino que además nos deleita con sus nulas capacidades interpretativas. Afortunados aquellos que no habéis visto 'Yoga Hosers', para los que lo hemos hecho, este nefasto recuerdo quedará en nuestra memoria. 

par de gilipollas en Yoga Hosers (2016)
Por mucho que lo intento no consigo pensar en algo que me hiciera gracia o que consiguiera captar mi atención. Puede que penséis que porque acabé entonces de ver esta película. Puede que por puro masoquismo, puede que porque Smith en su momento me gustó mucho o puede que sea simplemente porque soy de esos que piensan que por muy mala que pueda ser una película, esta puede tener algo, una escena, un chiste (impagable el momento 'La forma del agua' en 'Jay y Bob el silencioso: El reboot') que consiga llamarme la atención, sorprenderme. Ni esos pequeños seres que parecen una burda parodia sin gracia de 'El amo de las marionetas' (1989) y que podría ser de lo más interesante de la película, ni ver el nombre de Alex Kurtzman consiguió sacarme del sopor. No hay nada en esta película mas allá de un guion que podría haber sido escrito por un crío de diez años con una forma de presentar los personajes que produce vergüenza ajena. 


“en el comienzo de su carrera nos dejamos deslumbrar por unas películas a las que igual valoramos por encima de su verdadera calidad” 


Lily-Rose Depp y Harley Quinn Smith
Me gustaría salvar algo de la quema pero no puedo. La historia de 'Yoga Hosers' parece haber sido construida alrededor de una anécdota en base a una serie de escenas y chistes que o bien nadie se atrevía a ser sincero con Kevin Smith y decirle que lo que estaba haciendo era realmente malo (alguien tendría que haber aprendido ya a ser sincero con el director sobre todo tras 'Vaya par de polis') o todos aquellos que formaron parte de la producción y rodaje de esta película habían bebido mucho y habían fumado cigarrillos especiados... Si no, no se entiende que alguien no viera desde el principio el desastre en el que se estaba convirtiendo esta película

La hija de Kevin Smith en Yoga Hosers
'Yoga Hosers' es una muestra clara de como una filmografía en principio interesante puede acabar hundiéndose a niveles increíbles aunque previsibles visto como se estaba desarrollando esta. Tras tres años sin dirigir largometrajes, Smith pudo sanar las heridas que abrió esta película con 'Jay y Bob el silencioso: El reboot' y lo único que consiguió fue reforzar la idea de que el talento definitivamente le ha dado de lado y que en el comienzo de su carrera nos dejamos deslumbrar por unas películas a las que igual valoramos por encima de su verdadera calidad. Sea como sea, la carrera de Smith, al menos a lo que en los largometrajes se refiere, está tocando fondo y 'Yoga Hosers' y 'Jay y Bobo el silencioso: El reboot' son dos claros ejemplos de ello.


Crítica: Blood Machines

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ANDREA CATÁSTROFE NOS HABLA SOBRE ESTE CONDENSADO DELIRIO AUDIOVISUAL DE CIENCIA FICCIÓN CON PARTITURA DE CARPENTER BRUT 


Blood Machines 2019 póster
Durante los últimos años hemos observado en el cine una marcada influencia por la cinematografía de los años 80 y principios de los 90. Tanto a través de los elementos propios de la cultura pop como de su estética cinematográfica, caracterizada por un complejo de imágenes saturadas en color y exceso de información. Luces de neón y filtros Polaroid al servicio de una imagen retrofuturista. Me pregunto, cuántas veces puede funcionar la misma formula. ¿Por qué algo tendría que “pasar de moda”? Más allá de los elementos, es la genialidad de las personas que hay detrás, lo que hace brillar cualquier proyecto. Me parece es el caso de Raphael Hernandez y Savitri Joly-Gonfard, quienes en el 2006 ya exploraban la ciencia ficción con su cortometraje animado “Ratrix Hero” y el mediometraje “Kaydara” en el 2011; antecedentes que les hace trabajar en el 2016 con el músico francés de Synthwave, Franck Hueso, mejor conocido como Carpenter Brut, dirigiendo su videoclip-cortometraje “Turbo Killer” (disponible en su canal de Youtube) y forjando una simbiosis entre su arte musical-audiovisual. Si observamos ese vídeo, es la antesala para “Blood Machines” (2019), prácticamente el mismo universo.


“pareciera que poca relevancia posee su argumento ante el despliegue de su imaginería y la espectacularidad de su montaje, pero muy en el fondo, yace su propio contenido filosófico” 


nave espacial ochentera
¿Un largometraje... una serie, un cortometraje, un videoclip...? Dividida en tres capítulos (con tan sólo 50 minutos en su conjunto) “Blood Machines” emula una especie de miniserie de ciencia ficción inspirada en la música y el cine de los 80s, difícil de clasificar, en donde pareciera que poca relevancia posee su argumento ante el despliegue de su imaginería y la espectacularidad de su montaje, pero muy en el fondo, yace su propio contenido “filosófico”. Un ballet sonoro en donde la materia orgánica y digital se funden dentro de una inteligencia artificial. 

inteligencia femenina con música de carpenter brut
Nuestra historia da inicio con un texto de apertura fundido en negro: “Mientras escapa por el espacio, la Mima, una máquina con un sistema A.I. defectuoso, es superada por una buque de guerra. Gravemente dañada por sus arpones, la Mima utiliza la poca fuerza que le queda para liberarse, obligada a estrellarse en un planeta inexplorado, Apus 7”. La pantalla se abre y emergen nuestros personajes, el capitán Vascan y su copiloto y mecánico Lago, bajo las ordenes del comandante Galdor. Abordo del buque de guerra aterrizan en Apus 7, con la intención de capturar y/o destruir a la inteligencia artificial fugitiva. Sin embargo no están solos, en el planeta los aguarda un grupo de Carroñeras, un par de mujeres guerreras, dispuestas a mediante un ritual, emerger el alma femenina de la inteligencia artificial, que transfigurada en una mujer de dimensiones inimaginables, dará inicio a una nueva persecución por los confines del universo


“muestra signos de creatividad y unicidad. Esto gracias al conjunto de mentes que lo hace posible, y al equilibrio perfecto entre la espectacularidad y el mensaje” 


Mujer desnuda con cruz invertida
A pesar de que no es la primera vez que vemos una estética similar o un argumento en el que, en su mensaje más superficial, nos habla sobre el levantamiento de las máquinas, “Blood Machines” muestra signos de creatividad y unicidad. Esto gracias al conjunto de mentes que lo hace posible, y al equilibrio perfecto entre la espectacularidad y el mensaje, porque a veces pareciera sólo un video musical extendido o una absurda película Serie B, pero no es todo, sutilmente envuelve un mensaje tal vez más... “femenino”, de rebelión y anarquía del que podríamos esperar (con todo y que su mirada es muy masculina, a través de un Vascan bastante engreído y la representación de una A.I. como una hermosa mujer desnuda). El resultado, una pequeña hazaña humana/inhumana indeleble, de bellos filtros atmosféricos y una partitura que por sí sola es buena. Buen trabajo el de Joly-Gonfard y Hernández bajo el nombre de Seth Ickerman, y por supuesto, de Carpenter Brut; y es que creo que nunca, increíblemente, el estilo se antepone a la sustancia

El diseño de los personajes y su caracterización es bastante trivial, eso no se puede evitar si parte del esfuerzo es evocar el cine de los 80s. Algunos diálogos absurdos y sobreactuaciones quizá mellen un poco nuestro aprecio (o para otros simpatice completamente con su nostalgia ochentera). No hay mucho que decir al respecto salvo que Anders Heinrichsen (Vascan) actúa en el 2020 en la película danesa “Breeder” de Jens Dahl (tengo muchas ganas de verla) y que me ha encantado la figura de Joëlle Berckmans como Mima, así mismo la coreografía en la que se desarrolla la batalla final. 


“El diseño de los personajes y su caracterización es bastante trivial, eso no se puede evitar si parte del esfuerzo es evocar el cine de los 80s” 


Anders Heinrichsen en Blood Machines
Gran trabajo de Maurice Roy (“Martyrs”, “Another WolfCop”) a cargo del departamento de arte, Philip Lozano en la fotografía y Julien Richard en el diseño de producción. Muchas veces ignoramos el genio creativo que hay detrás. En cuanto a Carpenter Brut, por reiterativa que parezca, está disponible la banda sonora también en youtube y parte de su discografía en spotify. 

Elisa Lasowski junto a mujer desnuda
Y bueno, ¿Qué decir del final? ¿Es un filme redondo? Pues... puedo decirte que mantiene la estética y línea de un vídeo musical, esto es: NADA se explica por completo. Desconoceremos el significado de su iconografía, esas cruces invertidas por ejemplo, el ritual y el objetivo de sus personajes, así como un pasado o si quiera el contexto galáctico que enfrenta a humanos con la inteligencia artificial, nada de esto sabremos. Lo escribo con el fin de advertir a quienes esto les pueda dificultar su visionado. Sin duda, un título recomendable de ver. Son tan sólo 50 minutos incluyendo los créditos (totales y de cada “capítulo”).


Crítica: Pesadilla en Elm Street 4: El Amo del Sueño

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KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA INOLVIDABLE CUARTA ENTREGA DE UNA DE LAS MEJORES SAGAS QUE HAYA DADO NUNCA EL FANTÁSTICO


Pesadilla en Elm Street 4 póster
Freddy Krueger me obligó durante años a dormir con mis padres. Fue el causante de aquel tremendo pánico y terror irracional (bueno, para un niño no tanto) frente al momento de irse a la cama. Muchas cosas me daban miedo, quizás demasiadas, y luego estaba él: ese cabrón de ropas raídas, cuchillas en los dedos y sombrero, que te atacaba en el momento más vulnerable del día y encima dentro de la seguridad del hogar. Uno podría pensar que por ello se la tengo jurada, pero en realidad gracias al asesino de Springwood amo el cine de terror por encima de todas las cosas. Freddy me enseñó lo que es el miedo y por eso le querré toda mi maldita vida


“en esta entrega todo explotó. Krueger era el protagonista, por encima de todo y todos, y la obra era una celebración tremendamente imaginativa de su existencia” 


Tuesday Knight junto a Freddy Krueger
Es la de “Pesadilla en Elm Street” una saga larga, muy larga, con aciertos totales, parciales, descalabros y despropósitos, pero si soy sincero, siempre he sido capaz de encontrar puntos de interés en cada una de las propuestas: ya sea el terror puro y duro de la primera entrega, el arriesgado giro de guion de la secuela, la atmósfera ciertamente lynchiana de la sexta entrega o el adorable giro meta del regreso de Craven a la franquicia. Pero voy a centrarme en la que para mí es, sin lugar a dudas, la entrega más divertida y despendolada de la saga: “Pesadilla en Elm Street 4: El Amo del Sueño” (Renny Harlin, 1988). 

Lisa Wilcox como Alice en Pesadilla en Elm Street 4
En “Pesadilla en Elm Street 3: Los Guerreros del Sueño” (Chuck Russell, 1987) nuestro particular monstruo ya empezaba a salir de las sombras y dejar ver que tenía tanto de asesino como de vacilón, pero en esta entrega todo explotó. Krueger era el protagonista, por encima de todo y todos, y la obra era una celebración tremendamente imaginativa de su existencia (después de la muerte). El número de escenas disparatadas (por fantásticas) de la cinta es apabullante. Para empezar: ¿Cuántos monstruos conocéis que revivan (otra vez) de entre el sueño de los justos por la meada satánica de un cánido? Pues amigos, la fiesta no ha hecho nada más que empezar…. 


“una banda sonora maravillosa y claro reflejo de los ochenta: ahí el doble aprovechamiento de Tuesday Knight como actriz/cantante, con su papel heredado de Patricia Arquette” 


Brooke Theiss transformada en mosca
Escenas de karate, Freddy tomando el sol, bucles temporales, camas de agua asesinas, etc. El asesinato imaginativo había pasado directamente a ser la set piece sobre la que giraba el argumento (incluso más que en entregas anteriores) y siempre eran la excusa para mostrar unos maravillosos efectos especiales tradicionales cortesía de Screaming Mad George y mi adorado John Carl Buechler (poca broma amigos) y la ocasión perfecta para que el bueno de Krueger soltará un chascarrillo para rematar el asesinato. Cada muerte de cada adolescente intercambiable es un momento único y quedaron grabados en la retina de aquel joven infante. 

La cuarta entrega del asesino de niños consiguió proporcionarme no uno, sino dos traumas para toda la vida: mi pánico frente a las cucarachas y mi repugnancia por las albóndigas en cualquier forma y color. ¿Los motivos? Dos escenas en las que los efectos especiales son tan repugnantes (esa transformación kafkiana, esas caritas de carne…) que resulta prácticamente imposible que un niño no se joda la infancia. 


 “Sería de necios negar la importancia capital de la primera entrega, pero este señor del Sueño siempre tendrá un lugar en mi corazón y en mis pesadillas” 


Robert Englund como Freddy Krueger
Tampoco puedo pasar por alto una banda sonora maravillosa y claro reflejo de los ochenta: ahí el doble aprovechamiento de Tuesday Knight como actriz/cantante, con su papel heredado de Patricia Arquette y ese “Nigthmare” que acompaña musicalmente los títulos de crédito. Y eso es solo una muestra: en los fotogramas podemos oír temas de Billy Idol, Blondie, Sinead O´Connor o Dramarama. Una banda sonora de las que ya no se estilan, como aquella otra maravilla musicada de “Noche de Miedo” (Fright Night, Tom Holland, 1985). 

Muerte de Freddy en la cuarta entrega
También hay que reconocer que, en sus comienzos, Renny Harlin era un director bastante más imaginativo y prometedor que sus basuras de hoy en día. Hay movimientos de cámara alocados, concepción videoclipera de la época, que siempre otorga ritmo, y momentos que hacen gala de bastante gracia en relación a la puesta en escena, aspecto destacable, teniendo en cuenta que la película no se corta a la hora de ofrecer una numerosa cantidad de escenarios (playas, aulas, cafeterías rollo 50, etc). Mi valoración de la cinta no es objetiva, al haberme marcado con tanta fuerza en la niñez, además de ser una obra que puedo ver cada semana sin cansarme y disfrutar como si fuera la primera vez. Sería de necios negar la importancia capital de la primera entrega, pero este señor del Sueño siempre tendrá un lugar en mi corazón y en mis pesadillas.


"Equinox", Netflix a vueltas con los viajes temporales

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DONNIE NOS HABLA SOBRE EL TÍTULO QUE LLEGABA PARA RECOGER EL TESTIGO DE LA EXITOSA DARK DENTRO DEL CATÁLOGO DE NETFLIX


Equinox Netflix póster
A la hora de publicitar una serie o una película, hay un lado positivo y uno negativo. El positivo como no puede ser de otra manera es que esta despierta el interés del espectador y hace que pueda dejar de ser algo minoritario, que de ser algo que pasaría poco más que inadvertido en el catálogo de una plataforma digital, acaba estando entre lo más visto. El negativo no es otro que las expectativas creadas no se ven satisfechas, que aquello que estás viendo no se corresponde con lo que te han dicho que era. Sin duda alguna con esta 'Equinox' (2020) pasa lo segundo y es una lástima porque algo que podría ser definido como leve y entretenido, acaba siendo juzgado con excesiva dureza. 


“No, Equinox no es Dark. No, Equinox no tiene nada que ver con el cine de Ari Aster. Estas comparaciones le quedan muy grandes” 


Danica Curcic en Equinox
La hermana de Astrid desapareció junto con un grupo de estudiantes en la celebración de su fiesta de graduación del instituto. Ahora, 21 años después, Astrid recibirá una extraña llamada de uno de los jóvenes que fue encontrado cerca del lugar donde sucedieron tan misteriosos hechos. Al tratar de prevenirla, Astrid decidirá investigar el verdadero motivo de la desaparición de su hermana y las extrañas pesadillas que tenía de pequeña empezarán a cobrar forma. 

series de netflix 2020
No, 'Equinox' no es 'Dark'. No, 'Equinox' no tiene nada que ver con el cine de Ari Aster. Estas comparaciones le quedan muy grandes. Son una losa que pesa demasiado para casi cualquier producción. Un gran lastre que impide que muchos apreciemos las virtudes de esta serie. Y uso el verbo apreciar en primera persona del plural porque me incluyo. No hay nada peor que ver algo esperando encontrarte algo que al final no vas a ver, con la sensación de 'ahora va a pasar.. ahora la van a liar..', imaginando diversas explicaciones para lo sucedido. Parte es culpa mía por ser incapaz de aislarme de todo y ver 'Equinox'sin prejuicios o expectativas, pero parte también es por culpa de como se ha hablado de esta serie antes de su estreno y casi podría decir que incluso también después. 


“transita por caminos mil veces vistos. Creo sin riesgo a equivocarme que no hay nada en esta serie que a los aficionados al terror no les vaya a resultar conocido” 


Equinox de Tea Lindeburg
Creo que la mejor forma de definir a 'Equinox' ya la he dicho: Leve y entretenida. Hay que verla como tal y dejarse llevar. No hay que plantearse demasiado nada acerca de la trama. Esta es una serie que personalmente y como ya he dicho en otras criticas acerca de otras películas, está destinada a un tipo de público al que no pertenezco. Puede que si fuera más joven la podría haber disfrutado más. No quiero que el lector piense que me aburrí, ya que no ocurrió, pero tampoco me llegó, no hubo nada que me llamara especialmente la atención. Se podría decir que mi posición como espectador con respecto a esta serie acabó siendo la de verla con el piloto automático puesto. La empecé y la acabé, algo que con la gran oferta de series y películas que tenemos hoy en día, ya dice mucho. 

Danica Curcic encarcelada
Igual que Baran Bo Odar o Aster, la serie basada en una serie de podcast de Tea Lindeburg juega con la idea de ciclos de tiempo que se repiten. Y hasta ahí puedo leer. Pero mientras el alemán lo hacia de manera soberbia y el americano conseguía dejarnos momentos malsanos, 'Equinox' no hace ni lo uno ni lo otro y aunque parece que esta serie juega en otra liga, por momentos sí que es cierto que quiere emularlos o mejor dicho, masticar y regurgitar ciertas ideas para ofrecérselas a un determinado tipo de público (al final he caído en aquello que criticaba, mis disculpas). Cuando escribí acerca de 'Sweet Home' (2020), en uno de los comentarios se dijo que la historia de esa serie podría dar para una película de dos horas pero no para diez capítulos. Sin compartir esa opinión sobre la serie surcoreana, creo que de 'Equinox' se podría decir algo parecido: Igual en una película de hora y media la cosa funcionaria mejor, pero no hay historia suficiente para alargar las tramas para seis episodios. 


“un producto de fácil digestión. Es muy leve tanto en forma como en fondo, por lo que aquellos que disfruten con algo elaborado no encontrarán en esta serie aquello que buscan”


Secuencias oníricas niña en camisón
'Equinox' transita por caminos mil veces vistos. Creo sin riesgo a equivocarme que no hay nada en esta serie que a los aficionados al terror no les vaya a resultar conocido. Todo lo que vemos en pantalla nos deja esa extraña sensación de haberlo visto antes y mucho mejor contado. Es de agradecer el esfuerzo que hace Danica Curcic, a la que pudimos ver en 'Profanación: Los casos del departamento Q' (2014) por hacer creíble a su personaje en medio de todo lo que esta está viendo y de Karoline Hamm, que participó en la notable serie 'Darkness: La huella del crimen' (2019), que da vida a la hermana de esta. No se si puedo decir que esta es una serie pequeña que ha querido abarcar más de lo que realmente podía, esos momentos en los que se ven las pesadillas de la protagonista no se si definirlos como descartes de alguna película de fantasía de los años ochenta con muy bajo presupuesto, que a veces tenemos la sensación de que estamos viendo un episodio alargado de 'Viaje sangriento' (2020), que hay algún momento que no se puede mas que definir como ridículo. 

Puede que el lector que haya llegado hasta aquí piense que he sido muy duro o crítico con la serie. Con todos los respetos creo que esta 'Equinox' es un producto de fácil digestión. Es muy leve tanto en forma como en fondo, por lo que aquellos que disfruten con algo elaborado no encontrarán en esta serie aquello que buscan. Pero 'Equinox' consigue que desconectemos, que si no nos planteamos demasiado aquello que estamos viendo y dejando de lado que la historia da la sensación de estar muy alargada, pasemos un buen rato. Veámosla así y solo así.


El Nido tiene hueco para un/a nuevo/a colaborador/a. ¿Acaso eres tú?

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¿Tiempo libre?¿Pasión por el cine fantástico?¿Inquietudes artísticas? En estos tiempos oscuros para la humanidad, buscamos un/a colaborador/a para formar parte del equipo de Nido de Cuervos tras la reciente vacante. Si puedes responder con un sí a alguna de las anteriores preguntas, conoces lo que venimos haciendo en la web y crees que puedes encajar en nuestro ADN, hoy es tu día de suerte... o el nuestro. El cine no se detiene y nosotros tampoco. ¿Te pica el gusanillo? Contáctanos en nuestro correo habitual nidodecuervosweb@yahoo.es y perfilamos el posible romance con más detalle. Eso sí, recuerda que no somos una web con ánimo de lucro y por lo tanto, formar parte de Nido de Cuervos no implica remuneración económica alguna, tan solo placer, gloria y fama. Un saludo a todos/as y gracias por leernos!

Crítica: The Mortuary Collection

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ASTINUS NOS HABLA SOBRE UNA DE LAS MEJORES ANTOLOGÍAS DE TERROR DE LOS ÚLTIMOS AÑOS,  CON MARCADO SABOR AÑEJO


The Mortuary Collection poster
Las antologías han tenido siempre cierta relevancia en el cine de género. De hecho, es bastante habitual que todos los años salgan ejemplares con menor o mayor éxito agrupando historias cortas en dos sentidos: relatos en torno a una temática común continua (“Scary Stories to Tell in the Dark”, 2013) o un pastizal de historias divergentes sin conexión (“Creepshow”, 1982) De la obra de Romero tendremos que hablar más adelante, pues este filme usa la misma estrategia fílmica basada en un narrador presente que se encarga de contar las diferentes historias a la protagonista de la misma. 


“Dentro de los diferentes relatos nos encontraremos algunos peores y otros mejores, pero todos mantienen un nivel bastante parejo y aceptable en su conjunto” 


Tonto del culo asombrado
El mayor problema que suelen presentar este tipo de producciones es la alternancia en la calidad de sus relatos, especialmente cuando son diferentes directores los que desarrollan cada corto. “The ABCs of Death” (2012) es un ejemplo perfecto. La obra, que tendría una segunda parte, contaba más de una veintena de historias compiladas en poco menos de dos horas de duración, con la consiguiente presencia de más de una veintena de directores relacionadas con el cine de género. De un maremágnum tan grande poco bueno podía salir, y eso que había profesionales de la talla de Nacho Vigalondo (“Los cronocrímenes”, “Colossal”, “Into the Dark”, etc.), Ti West (“The Sacrament”, “The Exorcist”, “Outlast”, etc.) o Xavier Gens (“The Crucifixion”, “La piel fría”, etc.), entre otros. Había cosas interesantes, pero la visión general quedaba por debajo de la media. El hecho de ofrecer tanta diferencia de visiones nunca aportará nada positivo, porque la experiencia es tan alocada que hay demasiado sesgo por parte de cada espectador a la hora de analizar qué le ha gustado más y qué menos. 

Eden Campbell en The Mortuary Collection
Otro tipo de antologías simplifican el número de historias y abren el abanico de duración de estas, con idea de promover guiones más consistentes y menos efectistas. Más allá de la interesante “V/H/S” (2012), hay dos películas menos reconocidas que merece la pena citarse. “Trick or Treat” (Michael Dougherty, 2007) era una compilación de cuatro relatos dirigidos por la misma persona (esto siempre puede ser un hándicap o una fortaleza, dependiendo de la maña del director) ambientados en la noche de Halloween, diferenciadas entre sí y que tenían argumentos totalmente diferentes. La gracia de los relatos era mantener un nivel más o menos estable, una estética muy marcada y ser capaces de ofrecer recursos estilísticos y narrativos que eran capaces de moverse entre la comedia y el terror con soltura, resultando hasta cómicamente infantiles en algunos momentos. Es marca de la casa del director, que llevaría este estilo a su máximo apogeo en “Krampus” (2015). El otro filme destacado es “Southbound” (Roxanne Benjamin y David Bruckner, 2015). Es curioso lo inadvertido que ha pasado esta antología de cinco relatos conectados entre sí y protagonizados por un grupo de personas que viajan en un coche que tendrán que hacer frente a una presencia demoníaca y a sus propios fantasmas internos, que serán los que amplíen cada una de las historias. Aquí nos acercamos más al estilo historieta de “Creepshow”, con elementos perturbadores, imágenes con fuerza, sorpresas inesperadas y un ambiente que da muy mal rollo, especialmente cuando no sabemos qué está pasando o cómo acabará todo


“El guion es tan clásico como funcional, pero no requiere más; habrá un giro final que ha sido criticado por algunos rincones especializados, pero no deja de ser más de lo mismo” 


Clancy Brown en funeral
En esta segunda línea va “The Mortuary Collection”, alejándose de la dinámica de historias cruzadas para adentrarse en el homenaje más sano a la obra de Stephen King y George A. Romero, tomando prestada la figura del narrador omnisciente y un espacio tan tétrico como es una morgue. Y es que de eso va la película. Contar historias es el leiv motiv al que alude una y otra vez la figura que introduce los relatos, un sepulturero interpretado maravillosamente por el veterano Clancy Brown. Historias relacionadas con la muerte de diferentes personajes que se nos ilustrarán en cada fragmento, y que esconden detrás mucho más de lo que aparenta. La razón de que se cuenten es la presencia de una chica que acude al lugar buscando trabajo como ayudante, y que servirá como elemento propulsor para que el trabajador de la funeraria se dedique a contarle alguna de las muertes más escabrosas. 

chica rubia aterrada
Dentro de los diferentes relatos nos encontraremos algunos peores y otros mejores, pero todos mantienen un nivel bastante parejo y aceptable en su conjunto. No solo eso: el hecho de que el director sea el mismo compila un diseño de producción y prácticas técnicas similares, lo que no deja de ser positivo para el resultado final. No vamos a desvelar nada, pero hay un par de historias que sobresalen por lo interesante de su planteamiento y el tratamiento social que tiene su fondo, rodado y descrito de una forma muy inteligente. Feminismo y eutanasia son temas centrales en las sociedades posmodernas, donde nos enfrentamos a un debate dialéctico en torno a temas de actualidad que deben servir como acicate para el progreso y el desarrollo de prácticas y valores que actúen en aras de una igualdad y justicia reales. Es interesante ver cómo el lenguaje de Ryan Spindell, afilado y lleno de humor negro, incide en estas problemáticas desde el terror y la comedia

Clancy Brown siniestro
Hay mucho mimo y cuidado en una película sin pretensiones. Se trata de divertir y disfrutar de un filme ameno, con una estética puntillosa donde nada parece sacado al azar, y que contiene unos decorados (especialmente los de funeraria) inspiradores e inmersivos. El guion es tan clásico como funcional, pero no requiere más; habrá un giro final que ha sido criticado por algunos rincones especializados, pero no deja de ser más de lo mismo. No siempre necesitamos que nos dejen pensando tres horas sobre la significancia de determinados símbolos, planos o conversaciones. Aquí todo es tan explícito que ayuda a evadirse, a no comerse la cabeza, y en eso “Creepshow” tiene mucho que ver. Tampoco sufriremos en exceso con el gore o los jump scares: medidos, controlados y con la pizca suficiente para que disfrutemos de los mismos. 


“Hay mucho trabajo detrás, cuidado por el detalle y una serie de historias con moralina que se adentran en debates actuales” 


Chico embarazado
En el plano negativo, hay alguna historia que se pasa de rosca en duración y se repite en demasía, pudiendo resultar pesada. También tiene un inicio lento y cuesta arrancar, pero más allá de eso, el resto queda enmarcado en el entretenimiento. Hay gusto por la estética decadente, un maquillaje cuidado y trabajado, escenas rocambolescas que sueltan alguna carcajada y un villano/antihéroe perfilado, además de alguna sorpresa final que no desvelaremos (aunque bastante evidente). En ese sentido, las interpretaciones cumplen y nos transportan al momento. 

Sin pretensiones y alardes, el filme del director norteamericano (quién también produce y guioniza) ha llegado a los festivales en este pandémico 2020 sembrando opiniones positivas. No es para menos. Hay mucho trabajo detrás, cuidado por el detalle y una serie de historias con moralina que se adentran en debates actuales. No quiero dejar de citar el relato del embarazo: brutal en su concepción y significancia. Entre la parodia y el humor negro con pinceladas de terror y algo de gore, funciona como antología y es un ejercicio de estilo muy interesante. Recomendada.


Crítica: Landmine Goes Click

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MAIK LINGOTAZO NOS HABLA SOBRE LA AUSTERA PERO MUY INCÓMODA PROPUESTA DEL GEORGIANO LEVAN BAKHIA


Landmine goes click póster
No quisiera yo excederme con explicaciones que, por no ajustarse a las palabras del director Levan Bakhia, hagan deshonor al hermetismo que mostró al presentar su obra en el Frighfest del 2015 ante la audiencia que se disponía a verla: “Un chico pisa una mina antipersona, de eso va”. Punto. Así, sin más. Parco y lacónico. En aquella edición, este largometraje georgiano no pudo hacerse con el único galardón al que optaba, en la categoría de mejor actor, por la interpretación de Kote Tolordava en el papel de Ilya. Él será quien haga las veces de montañero con rifle y rottweiler. Y gafas. Que si bien no logran disimular su razonable parecido con Ron Jeremy, presumo que tampoco conseguirían hacerle pasar por intelectual en el régimen de terror de los Jemeres Rojos. Con denodado empeño, se encargará de demostrarnos lo contrario, presentándosenos a lo sumo como un listillo de pacotilla. 

Excursión en la montaña
Recorre con rugosas maneras los varios registros que oscilan desde su aparición auxiliadora, con destellos de tipejo paleto y autóctono simpático, hasta que abraza la figura de un odioso, incómodo e insoportable cabronazo. Una mosca cojonera de campeonato que se revela ante nosotros como el sociópata de turno del que cualquier metraje malrollero que se precie ha de hacer gala. Todo ello, además, tratando de no caer en la parodia ni en la sosaina descafeinada. Y aunque en ocasiones transita resbaladizamente bordeando sendos territorios, lo que aquí tenemos es la actuación de un Kote Tolordava que rezuma esa naturalidad estridente que me era tan familiar, pero que no acababa de ubicar. Hasta que, después de darle no pocas vueltas, por fin caí: claro, esto lo he visto, vivido, ¡sufrido!, yo en mis propias carnes en más de una terraza al rico mañaneo con (auto)invitados furtivos de excepción, parroquianos del buen madrugar y mejor trasnochar. De los de “oye, si molesto... os vais” (qué ironía, es lo que debieron pensar los protas de “Landmine goes click”, por cierto). ¿”Razonar”? Para qué, ellos no usan de eso. Total, que el susodicho acaba poniendo muy nervioso. Lo cual, de algún modo, tiene su mérito. El mundo puede ser maravilloso. Y Georgia no iba a ser menos. 


“insufla incertidumbre, te instala en ese no saber muy bien del todo hacia dónde nos va conduciendo la cadena de eventos” 


Spencer Locke y Dean Geyer
Tal es la medida que obra en la escalada sádica de un espectáculo en el que, sin embargo y aunque sea en calidad de voyeur, uno también se ve atrapado. Puede que te asalten dudas, incluso que sientas que las ganas de mandar a tomar viento al menda, y con él al filme, son casi irrefrenables. No es que me vaya la autoflagelación, pero qué quieres, los mecanismos de la curiosidad son poderosos. Y aunque es posible que “Landmine goes click” los maneje tramposamente, al final siempre se las arregla para administrar añagazas y conflictos en un juego del que no podemos evitar ser partícipes. Uno que, a la postre, acaba resultando del todo satisfactorio. O por lo menos así lo fue para quien esto escribe. ¿Me convertirá ello, además, en cómplice? Incapaz de desactivar la pantalla, enclavado en mi sofá, me recreo mientras observo cómo el otro protagonista masculino, a la sazón un pobre desgraciado, se ve obligado a pasar las de Caín. Y es que eso es justo lo que él más desearía: poder desactivarla. La mina. Insisto: qué irónico todo. 

pisando una mina
Sobre esta premisa es que se enmarca el desarrollo y devenir de este largometraje, del que prefiero no dar muchas pistas ni detalles, pues es de los que se disfrutan “mucho más mejor” gracias a esa mezcla entre incomodidad y expectación que logra generar. Sí, definitivamente insufla incertidumbre, te instala en ese no saber muy bien del todo hacia dónde nos va conduciendo la cadena de eventos. El metraje no oculta su querencia por los jueguecitos, por los tira y afloja, por el “ahora te doy, para luego quitártelo”, por el chantaje y la traición. Y, en suma, por las consecuencias que de todo lo anterior se derivan, confluyendo en una deforme distorsión de la tan segura y cómoda realidad que siempre tendemos a crearnos. Incluso hasta nuestro mochilero de rostro bonito podría acabar desfigurado. Habrá que ver de qué le puede servir darse un cierto aire a Leonardo DiCaprio. Igual es cosa mía, no sé, pero juro que por momentos veía a su puto doble. Aunque tampoco me hagáis mucho caso. Con todo, no va a ser por eso, y sí por su desempeño en el rol protagónico, que Sterling Knight (“Transit”) se alzaría con el premio del jurado a mejor actor principal en el MonsterFest'15 de Victoria, Australia. Correría la misma suerte en el New York City Film Festival, donde además el éxito para “Landmine goes click” sería doble al ser considerada también como la mejor película del encuentro. 

Spencer Locke atacada con un cuchillo
La némesis con quien mantiene el duelo interpretativo tampoco se iría de vacío en esto de acumular reconocimientos, pues el bueno de Kote sería distinguido de igual modo gracias al jurado del Diabolique International Film Festival del 2015, celebrado en Indiana, Estados Unidos. Lamentablemente, éste tendría que ser concedido de manera póstuma. La desgracia en forma de fulminante ataque al corazón se cebó en la persona del actor georgiano, de tan sólo 35 años, pocos meses antes de que la película viera la luz. Hallaron su cuerpo sin vida en la habitación de un hotel moscovita, justo cuando se encontraba preparando la que iba a ser su próxima aparición en la gran pantalla. El equipo de “Landmine” aún tendría oportunidad de dedicarle algún que otro laurel más durante los meses finales de aquel 2015 atrayéndose el reconocimiento de varios festivales tanto europeos como del otro lado del charco. 


“está rodado con un plus de vigor. Y además gana enteros merced a algunas secuencias que destilan una explosiva carga de intensidad” 


Spencer Locke en la naturaleza
Todo este recorrido, junto con el número considerable de nominaciones y presencias en diversos certámenes del circuito de cine independiente y de género (La Mano Fest de Alcobendas, Fancine de Málaga, etc.), probaría la solvencia con que el director Levan Bakhia se presentaba ante la crítica y la audiencia tras su primera incursión en el mundo del cine cuatro años antes con la sofocante, y poco más, “247ºF”. Sin llegar a los niveles de otros títulos de temática similar que tanto se vienen estilando desde hace un par de décadas, como mínimo sí logró inscribirse por los pelos entre esa pléyade de historias basadas en el encierro y la limitación de movimientos: ataúdes, cajeros, telesillas, cabinas telefónicas, coches, ascensores, habitaciones acorazadas, oficinas, rellanos, sótanos, edificios, bares, supermercados, camerinos, búnkeres,... Así que ya puestos, ¿por qué no una sauna? Faltaba, sí. Pero, visto lo visto, puede que luego sobrara, también. 

Kote Tolordava en Landmine Goes Click
O no. La toma de contacto con el universo fílmico, tras su bagaje en la esfera publicitaria, articuló las bases de la mejoría que estaba por venir. Todo un ensayo preliminar para curtirse de cara a ambiciones más exigentes. Así pues, el cineasta volvería a la carga insistiendo en el concepto de contadas localizaciones y exiguos repartos. Opta por imponer a su elenco una muy condicionada capacidad para desplazarse, cuya ejecución se ve siempre sometida a los designios caprichosos de un guion sin alardes que coquetea con el fuego, haciendo de cada toma de decisiones una arriesgada maniobra, cuando no directamente una pirueta, como quien acomete con indolencia sus turnos en la ruleta rusa. O en este caso georgiana, mejor dicho. No en vano, sitúa la acción en las tragaderas de una vasta formación rocosa y escarpada perdida en la geografía de su tierra, ahora una de las extintas repúblicas socialistas soviéticas. Vaya, que los deja sueltos en medio de la nada. Y cómo no, adivinad... ¡Premio! ¡También sin señal ni cobertura! Pero con esta reválida sí que obra un notable salto de calidad, está rodado con un plus de vigor. Y además gana enteros merced a algunas secuencias que destilan una explosiva carga de intensidad, nunca mejor dicho.


“acaba por dejar un regusto raruno debido a las licencias que se toma a la hora de alargar, del todo innecesariamente, algún tramo de la película” 


Madre e hija aterrorizadas
Y eso que podríamos afirmar que la producción de este proyecto bautizado con tan sonoro nombre fue meramente accidental. Porque la idea que de primeras empezaron a trabajar como “Dead Mountain” se tuvo que desestimar toda vez que supieron del estado avanzado en el que se hallaba el rodaje de una pieza que versaba sobre el mismo tema, que no era otra que “The Dyatlov Pass Incident” (2013), del finlandés Renny Harlin. Ante esto, convinieron en apostar por distinta narrativa dándole la vuelta al envoltorio de la montaña mortal: la cosa, así pues, seguiría sin ir sobre bucólicos y agradables pícnics en el monte a la sombra de los árboles. 

Spencer Locke violada por Kote Tolordava
El resultado fue este “Landmine goes click”, que finalmente pudo llegar a buen puerto tras completar el casting internacional vía Skype pocos días antes de empezar el rodaje. Al ya mencionado Sterling Knight, se le unirían Spencer Locke (“Resident Evil”) y Dean Geyer (“Rehearsal”, “Oscuras intenciones”) interpretando a la pareja a punto de casarse, que con bien de pertrechos -léase mochilas y tiendas de campaña, además de su muy mejor amigo Chris, o sea el Knight- decide anticiparse una luna de miel, que sobre hojuelas no irá precisamente. Y si no que se lo pregunten a Ilya, o sea el Tolordava, que de eso sabe un rato largo. Como largos son algunos de los planos que nos regalará el montaje, a medida que va avanzando la trama. Ciertamente son una buena piedra de toque para que los actores desplieguen sus mejores bazas, y si bien su concurso es del todo encomiable, por desgracia -y como ya había apuntado un poco antes-, de resultas de ello la película se precipita de cabeza hacia un manejo del tiempo un tanto amorfo. Vamos, que pareciera ser un 'Frankenstein' con extremidades desiguales. Quizá sea ésa su principal debilidad, que acaba por dejar un regusto raruno debido a las licencias que se toma a la hora de alargar, del todo innecesariamente, algún tramo de la película. Pero una cosa os digo... yo no me trago aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas”. Pues oye, hay veces que son incluso mejores. Pasa como con los platos, que además si se sirven fríos, saben que te mueres.


Crítica: A Descubierto

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DONNIE NOS HABLA SOBRE LO NUEVO DE MIKAEL HAFSTRÖM, PASÁNDOSE A LA CIENCIA FICCIÓN DE CORTE MÁS COMERCIAL


A Descubierto netflix (2021)
Del estudio responsable de 'Tayler Rake' de Sam Hargrave y 'La vieja guardia' de Gina Prince-Bythewood. Con esta frase se publicita 'A descubierto' (2021) la nueva cinta de Mikael Hafström, director de películas como '1408' (2007) o 'El Rito' (2011), algo que por un lado puede ser prometedor y por otro, una amenaza. Si 'Tayler Rake' nos pareció una de las grandes cintas de acción de la temporada, consideramos que 'La vieja guardia' es una muy aburrida película alargada hasta la saciedad con una Charlize Theron con constante cara de mala hostia. ¿A qué lado de la balanza caerá 'A descubierto? Algunos no somos muy fans de la filmografía de Hafström por lo que, querido lector, te puedes imaginar ya de principio que pensamos de esta película. 


“no funciona como cinta bélica, tampoco como película de acción y mucho menos como una de esas películas que intentan plantear diversos conflictos morales” 


Anthony Mackie en A Descubierto
Tras saltarse la cadena de mando, una decisión del piloto de drones Harp (Damson Idris) causará la muerte de dos militares. Apartado del servicio que había desarrollado hasta ese momento, será destinado a la zona de conflicto donde su superior Leo (Anthonie Mackie), le hará ver en primera persona la realidad de la guerra y hará que lo acompañe a una delicada misión que le llevará a este a replantearse todo aquello que hasta ese momento pensaba. 

chica mirando a Damson Idris
'A descubierto' ("Outside the Wire") se queda a medio camino. La cinta de Hafström no funciona como cinta bélica, tampoco como película de acción y mucho menos como una de esas películas que intentan plantear diversos conflictos morales. Todo queda diluido en la más absoluta de las medianías. Da la sensación que Rowan Athale y Rob Yescome han querido abordar ciertos temas desde un punto de vista excesivamente comercial y esto hace que estos no sean explorados con la profundidad que sería necesaria. Resulta interesante ver como el cine comercial norteamericano ha ido adaptando sus villanos a la situación política del momento en el que estas fueron rodadas y en la mayoría de los casos, según sus propios intereses. 'A descubierto' bien podría formar parte de ese grupo de películas, de aquellas que parece que están creadas para que mediante la acción hacer llegar al espectador un mensaje que igual de otra manera rechazaría. Aquello que podría ser la base de un muy interesante debate, pierde fuerza y se queda en un mero panfleto publicitario. 


“lo mejor que le hubiera podido pasar a A descubierto es que hubiera sido una película densa, de esas que te hacen pensar, pero eso hubiera limitado mucho su potencial público” 


Anthony Mackie y Damson Idris en acción
Puede que Isaac Asimov se esté revolviendo en su tumba. Diversos conflictos y paradojas se plantean. La idea es buena pero todo resulta demasiado forzado, tosco, rudo. Puede que lo mejor que le hubiera podido pasar a 'A descubierto' es que hubiera sido una película densa, de esas que te hacen pensar, pero eso hubiera limitado mucho su potencial público, y en una producción como esta eso hubiera sido un desastre. Se tira la piedra y se esconde la mano o se tira sin demasiada fuerza. 

Anthony Mackie y Damson Idris en tiroteo
Dejando de lado sus posibles mensajes y lecturas, de una cinta como 'A descubierto' esperamos un muy entretenido espectáculo, grandes escenas bélicas y por supuesto muchas y notables peleas. Si en la vertiente que podríamos definir como más controvertida esta película nos defrauda, en lo referente a la acción sucede más de lo mismo. Por mucho que lo esperamos, esa gran escena, ese gran momento, no llega nunca y las conversaciones entre Leo y Harp acaban aburriendo hasta a las ovejas. Sumado a que lo que sucede en pantalla no nos interesa lo más mínimo, acabamos por desconectar, por dejar que los minutos vayan pasando por delante de nuestros ojos. Lo mismo podríamos estar viendo esta película que la teletienda o las llamadas a diversos videntes de tres al cuarto a altas horas de la madrugada.


“Todo resulta demasiado tosco, desde los conflictos a los que se van enfrentando los protagonistas, pasando por la historia y por una resolución que aunque interesante, podría haber dado mucho más juego” 


Anthony Mackie desnudo
Igual que ocurrió con 'La vieja guardia' (2020), esta película se ha situado entre las más vistas de la plataforma digital en la que se ha estrenado. Esa era su función y lo ha logrado. Pero no necesariamente su éxito comercial está acorde con su calidad. Anthonie Mackie está más que acertado en su papel, mientras que su compañero Damson Idris al menos a la persona que escribe estas líneas, le sacó de sus casillas, le puso excesivamente nervioso y en ningún momento acabó por creérselo lo más mínimo. La escena en la que se nos da a conocer su personaje y su forma de actuar deja claro todo aquello que nos vamos a encontrar en lo que a la interpretación de Idris se refiere. 

Esta cinta no está a la altura de 'Tayler Rake' (2020) sino que parece que juega en la misma liga que 'La vieja guardia'. Es cierto que 'A descubierto' tendrá su público, que habrá espectadores que la disfrutaran pero para muchos está será una cinta aburrida y prescindible. Todo resulta demasiado tosco, desde los conflictos a los que se van enfrentando los protagonistas, pasando por la historia y por una resolución que aunque interesante, podría haber dado mucho más juego. Sinceramente me quedo con cierta cinta de Robert Aldrich que me aburrió soberanamente cuando la vi de crío y me fascinó cuando la volví a ver siendo adulto.


Crítica: Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy

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MISSTERROR NOS HABLA SOBRE LA CONTROVERTIDA SECUELA REALIZADA POR JACK SHOLDER DEL CLÁSICO DE WES CRAVEN


Pesadilla en Elm street 2 póster
Complicada misión la de tirar del carro. Uno coge el peso con ganas y tira intentando equilibrar respiración y esfuerzo. Por una parte, el corazón cada vez más acelerado implorando bajar el ritmo, por otra el cerebro obstinado pidiendo que des más de ti, que sigas un paso más, cada vez más cerca de la meta. ¿Qué demonios lleva el carro que pesa tanto? El que trato de mover ahora, no lo tengo claro pero el carro del que tirar en Elm Street contenía una obra maestra, despiezada para ser transportada en el camino hacia su secuela. Robert Shaye, vista de lince y productor indomable quiso morir de éxito con la segunda parte y todos sabemos que en Elm Street, la probabilidad de que los sueños se cumplan es alta.


“Wes Craven se desentendió por completo de la secuela. La manera en la que Freddy debía volver, debió parecer tan peregrina a Wes que se negó por completo a tener algo que ver en el tinglado” 


Freddy Krueger en el autobús
Tan solo un año después del nacimiento de un icono como Freddy Krueger, la productora New Line Cinema no quiso desaprovechar el éxito de “Pesadilla en Elm Street” (1984) y buscó la manera de hacer regresar a Krueger a la gran pantalla. No parecía una empresa complicada a tenor de la escena final de la película original. Escena que, por cierto, había significado una disputa entre Wes Craven y Shaye por las diferentes visiones de la conclusión que ambos tenían. Craven con una mente más auto conclusiva, quería una escena mucho más ambigua donde fuera el espectador quien decidiera si Nancy seguía en el mundo de los sueños o se movía ya en la realidad. Shaye, con ese olfato de productor de éxito, quería algo que no dejara tanta duda y que abriera la puerta a una posible secuela. Finalmente encontraron un punto intermedio, que fue la escena que todos podemos ver a día de hoy. Con estos antecedentes, no es de extrañar que en cuanto la primera pesadilla comenzó a hacer caja, Shaye ya estuviera maquinando una segunda entrega. 

niña con uñas de Freddy Krueger
Supongo que la idea de una única película y los encontronazos con su productor, hicieron que un año no fuera suficiente para cicatrizar y Wes Craven se desentendió por completo de la secuela. La manera en la que Freddy debía volver, debió parecer tan peregrina a Wes que se negó por completo a tener algo que ver en el tinglado. Una vez vista “La Venganza de Freddy” (1985), no es difícil adivinar el porqué de esta negativa.  Shaye corrió demasiado y se lanzó sin red a reinventar un mito recién nacido, ofreciendo los mandos a Jack Sholder, un director relativamente novel, con una única película en su haber (“Solos en la oscuridad”, 1982) para dar una vuelta de tuerca a la idea de Craven sobre Elm Street. El resultado fue un auténtico shock para las hordas de fans que Freddy había conseguido con tan solo una entrega. 


“algo que no se le puede negar a la segunda parte de Pesadilla en Elm Street fue la intención innovadora y la querencia de una ruptura, por muy temprana que se antojara” 


Mark Patton con el guante de Freddy
“Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy”, supone una ruptura con la mitología que Craven construyó en su presentación. Freddy se mostró al mundo como un ser absolutamente poderoso en el mundo de los sueños, donde tenía todo bajo control. Una amenaza letal para todo aquel que sucumbía al sueño, algo que otorgaba un control total al villano. Desde el inicio, esto fue el dogma y Freddy fue el tótem. Craven necesitó tan solo 91 minutos para marcar esta pauta y un año después, Sholder pretendió hacer tambalear estos cimientos en tan solo 87 minutos. Sin duda, algo que no se le puede negar a la segunda parte de “Pesadilla en Elm Street” fue la intención innovadora y la querencia de una ruptura, por muy temprana que se antojara, ¿El motivo? Eso se lo llevarán Sholder y Shaye a la tumba. “Pesadilla en Elm Street 2” tiene a un scream boy para hacer de guía y una historia en la que Freddy necesita servirse de la carnalidad del protagonista para saltar del mundo de los sueños al mundo real y comenzar así una venganza muy poco definida que fue recibida como un jarro de agua fría por los espectadores. 

Kim Myers atemorizada por Freddy Krueger
El mundo aún no estaba preparado para la película de Sholder. En primer lugar, intentar desvirtuar el poder de Freddy sin ningún motivo de peso, no convencía porque “Pesadilla en Elm Steet” no era un slasher más, sino que trascendía el propio subgénero (algo que Sholder no fue capaz de ver). La potente imagen de Freddy y su mundo onírico estaba demasiado fresco y no había justificación alguna para sacarlo de los sueños y llevarlo a la realidad. Algo que los fans no pudieron/pudimos perdonar. En segundo lugar, en mitad de los años 80, apostar por mostrar la fragilidad de un protagonista masculino fue leído como un cántico a la homosexualidad con todo lo que aquello implicaba. Jesse Walsh, se convertía en el primer final boy y las lecturas sexuales que se hicieron de esta secuela terminaron pasando factura en una década en la que la homofobia eran una constante en el mundo del cine. El principal damnificado fue el actor Mark Patton quien prácticamente dio por concluida su carrera como actor. A día de hoy, el guionista David Chaskin sigue manteniendo que no había subtexto gay alguno, pero la realidad es que “Pesadilla en Elm Street 2” está considerada casi como un bastión del cine de terror gay


“nos permite ver al Krueger más serio y oscuro. Una figura aterradora, desprovista de cualquier atisbo de humor negro, que solo pretende aterrorizar, logrando generar gran tensión y miedo en el espectador”


Freddy Krueger en la fiesta de la piscina
Entendiendo esta ruptura, incluso en la banda sonora (no suena la mítica melodía de la primera parte), es justo decir que esta secuela no es una mala película, ni mucho menos. “Pesadilla en Elm Street 2” es una película muy entretenida, con unos grandes efectos especiales que nos permite ver al Krueger más serio y oscuro. Una figura aterradora, desprovista de cualquier atisbo de humor negro, que solo pretende aterrorizar, logrando generar gran tensión y miedo en el espectador. El guion es ya otro mundo. No es que no se sostenga, es que habla de un personaje nada continuista que se pasa el universo creado por Craven por el forro de los mismísimos, consciente de que realmente no busca venganza sino sangre. Chaskin presenta a un simple sádico y Freddy es muchísimo más que eso. 

Mark Patton y Freddy Krueger
Poco que objetar ante un casting tan chocante como la propia propuesta. Mark Patton, actor de grito fácil, cumple con creces con lo que entendió que se le pedía y el director quedó muy satisfecho. ¿Se le puede reprochar algo? Yo creo que no.  El resto de acompañantes también acertados, aunque el carisma de Patton estuviera muy por encima del resto de sus compañeros (incluso el propio Freddy se queda en un segundo plano en algunos cara a cara). Aún más destacable son los efectos especiales, uno de los grandes aciertos de la secuela, con escenas absolutamente memorables como SPOILER el momento en el que Freddy sale del interior del cuerpo de Jesse FIN SPOILER.  A nivel sonoro, pese a que se eche de menos el tema principal, la banda sonora a cargo de Christopher Young es una pasada, como siempre.

Es complicado valorar una secuela dejando de lado el espíritu de la película original y supongo que no es justo que se tache de mala a una película que para nada lo es, pero las cosas son como son y tratar de desmontar a un personaje con tanto calado popular, tiene su precio. Si esta película hubiera llegado varias entregas después, probablemente otro gallo hubiera cantado pero está entre “Pesadilla en Elm Street” y “Dream Warriors” (1987), dos obras maestras y esto pesa más que el carro del que debía tirar Robert Shaye.


Crítica: The Reptile

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ARTORIUS NOS HABLA SOBRE OTRO PEDACITO DE FANTÁSTICO SESENTERO PERTENECIENTE A LA CLASE MEDIA HAMMERIANA


The Reptile 1966 póster
Me encanta el género de terror británico de mediados el siglo XX, especialmente todo lo relacionado con la Hammer. A día de hoy, cierto es, hay clásicos de esa época que han perdido contundencia, sobre todo en lo referente a su capacidad de producir espanto en el espectador. Pero incluso en sus obras menores se respira ese algo inimitable de perversión, misterio y rancias aristocracias que intentan enfrentarse a lo desconocido sin perder las formas en ningún momento hasta que... bueno, hasta que ya no queda otra que reconocer que, en el fondo, estas loquita/o porque te claven los colmillos de turno para liberarte de tanto coñazo de modales victorianos.  


“Recuerdo sesudos análisis de esta obra que la definían como un filme de horror feminista, otros que era un canto a la homosexualidad” 


aristócratas ingleses
Es en ese nicho de presunta mediocridad en el que se sitúa esta “The Reptil” (1966), cuya simple carátula ya era un spoiler de la trama completa y con uno de los maquillajes en apariencia más cutres pero a la vez más icónicos y resultones de la factoría Británica.  En la campiña inglesa una serie de muertos producto de un presunto brote de peste negra siembra el pánico. A ese lugar acude el hermano de uno de los difuntos a investigar y su muy rubia, mordible y para los cánones de la Hammer, escasamente voluptuosa esposa, encontrándose con un percal tremendo de cadáveres con el rostro ennegrecido por betún, mordiscos a traición y tramas tremebundas relacionadas, como no, con maldiciones de origen colonial y no británico. ¿El resultado? Pues puro divertimento, querido público. Uno que si analizamos con atención resulta bastante interesante.    

mujer reptil de la Hammer
Para empezar, observar de nuevo las obsesiones britanófilas de la Hammer: como ya ocurre en “The Ghoul” (1975), o incluso yendo más allá en “Drácula” (1958), el peligro viene del contacto con lo foráneo, con las extrañas filosofías extranjeras que contaminan a los buenos, decentes y reprimidos ingleses con depravaciones varias: canibalismo, vampirismo, cultos heréticos y un sin fin de barbaridades que no dejaban de ser roturas de los tabús normativos de la estricta sociedad inglesa. Por ello tienen, como no, el encanto de lo prohibido y lo oculto que conlleva sentirte libre de toda convención social y bailar en brazos de la satisfacción de los peores impulsos del ser humano. Y es que el romanticismo, tanto en cine como en literatura, vende y mucho.  


“Los medios, como siempre en la Hammer, son escasos pero muy bien invertidos. Los actores, la mayoría provenientes de la esfera teatral, interpretan con muchísima solvencia”   


mujer en camisón chupada
Pero aquí tenemos un caso un tanto... diferente. Recuerdo sesudos análisis de esta obra que la definían como un filme de horror feminista, otros que era un canto a la homosexualidad... ¿mí opinión? La verdad es que un pizquita de todo. Porque esta película tiene (no creo que sorprenda a nadie), a un bicho que muerde. Y de género femenino. Acecha en las sombras, influenciado por el salvaje misticismo colonial hindú, y clava sus colmillos con un ansia enfermiza que lo hermana con la lujuria del mordisco vampírico, pero despojándolo completamente de la seducción oscura del no muerto.   

Jacqueline Pearce en The Reptile
Esta es una criatura que se arroja sobre ti en la oscuridad y por sorpresa. Una criatura femenina para más señas, que busca tu cuello chasqueando enfermizamente la lengua y te penetra con sus colmillos de una manera fálica y violenta para, en lugar de chupar eróticamente la sangre, descargar su veneno mortal. Vamos, tenemos aquí un monstruo femenino que tiene “pene” metafórico como los colmillos del vampiro clásico, pero que ni es sierva del aristócrata de culto, actúa de forma violenta y eyacula una carga mortal en el interior de sus víctimas, todos ellos recios mozos británicos. El único que se salva de la letal mordedura se debe a que la criatura le muerde y el alzacuellos le para parte del mordisco “que no puede penetrar hasta el fondo de la herida”: Sutil, ¿verdad?   

Jacqueline Pearce y Jennifer Daniel
Pero ojo, también tenemos la relación de dos personajes femeninos, una de ellas la vergüenza de su padre por seguir modas y corrientes filosóficas hindúes, que mantienen una bonita relación de amistad que podría haber derivado en algo interesante... y que deriva en un momento en que el monstruo se abalanza sobre una de ellas, latigueando la lengua intentando según el director imitar el movimiento de una serpiente, y dando la imagen en pantalla de lo que parece ser una insinuación de sexo oral con la joven altamente gráfica. Pongan un momento incestuoso de violación a base de mordiscos como momento culmen de la obra y ya tienen material para debate entre hammerofilos por los siglos de los siglos.   


“una dirección con demasiada estética de telefilme, pero con una brutal gestión de las sombras y los ambientes malsanos”   


Jennifer Daniel acechada por mujer reptil
No se engañen, no van a ver nada gráfico más en materia sexual que esto, pero es tan basto y poco elegante en comparación con otras producciones de la factoría inglesa que destaca y mucho, ganándose el estatus de película de culto. Los medios, como siempre en la Hammer, son escasos pero muy bien invertidos. Los actores, la mayoría provenientes de la esfera teatral, interpretan con muchísima solvencia, y la familia Franklyn, padre e hija, son tremendamente inquietantes como grupo familiar roto y con pulsiones inconfesables bajo un matiz de respetabilidad rural que se va fracturando bajo el peso de la locura y pensamientos poco píos.    

voyeur en vantana
Añadan a esto una dirección con demasiada estética de telefilme, pero con una brutal gestión de las sombras y los ambientes malsanos, un acompañamiento musical decente, muertes sobreactuadamente agónicas y una atmósfera inquietante, y tendrán todo lo bueno y lo malo que puede ofrecer esta película. ¿El monstruo? Bastante icónico pero no recomiendo mirarlo mucho porque los defectos del maquillaje relucen en demasía si le prestas demasiada atención. Lo cual me recuerda, en el terreno de lo negativo, el final de la criatura que es anticlimático no, lo siguiente. Mención especial para la bellísima Jacqueline Pearce. Que ojo tenía la productora para las actrices (Caroline Munro, solo por recordar alguna de beldad, o la maravillosa antagonista de “El Circo de los Vampiros”), sobre todo para los personajes que colindan con lo sobrenatural y lo perverso. Como siempre digo, denle una oportunidad a los clásicos, aunque sean menores, como es el caso, porque siempre tienen cosas buenas por ofrecer. 

Lo mejor: El ambiente malsano, que es media película. La criatura y sus apariciones. El substrato de fondo de la historia. 

Lo peor: El maquillaje de baratillo. Enseñan demasiado al bicho. El aroma a telefilm barato en algunos momentos. La resolución. Es un "¿ein?" de los que hace época.


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