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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Let Her Out

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El canadiense Cody Calahan se adentra de nuevo en el campo de batalla y lo hace esta vez, dejándose en casa el estandarte que había blandido en anteriores campañas, o lo que es lo mismo, aparca (al menos por el momento), su ópera prima en dos tiempos (“Antisocial” y secuela), aunque sin abandonar del todo la senda iniciada en 2013, ya que en “Let Her Out”, su nueva película, continua indagando en los complejos mecanismos aun por entender y caprichos varios de la mente humana, en esta ocasión, dejando de lado las nuevas tecnologías para aventurarse en terrenos más carnales, concretamente, para hablarnos sobre un curioso fenómeno del cual cada día sabemos un poquito más como es el del síndrome del gemelo evanescente o, del gemelo desaparecido. Esto sucede cuando en un embarazo múltiple, uno de los fetos es reabsorbido parcial o totalmente por el otro.

No cabe duda de que la idea principal del filme resulta de lo más sugerente, si bien no es nueva y seguro que más de uno/a ha recordado que esta es una temática que ya tratara en su día George A.Romero en “La Mitad Oscura” (“The Dark Half”, 1993), en la cual, Timothy Hutton descubría (entre otras muchas cosas), que al nacer había sido víctima de dicho síndrome y hasta ahí puedo leer pues es una película que desde aquí, aprovecho para recomendar a todo aquel que no la haya visto. Es imposible no hacer referencia a otros títulos del terror y fantástico moderno como “Juego Mortal” (“Brainscan”, John Flynn, 1994) o “Memento” (Chrisropher Nolan, 2000) para terminar de completar la ecuación y entender un poco, lo que nos vamos a encontrar en “Let Her Out”.

Calahan es un cineasta joven, se podría decir, que recién salido del cascarón (a pesar de que esta sea ya su tercera obra en cuatro años) y como muchos cineastas de su generación, es víctima voluntaria o involuntaria de las modas actuales, concretamente, de todo aquello que se refiere a lo estético, apartado que suele tener un gran peso específico dentro del denominado cine independiente y que incluso un género como es el de terror y para ser más concretos, el de serie B, ha ido asimilando como algo propio en estos últimos años, ya que muchos de estos directores jóvenes que se habren camino dentro del género, han aplicado todo este tipo de recursos cinematográficos de nueva cuña e influencias del momento en sus obras. Películas como “Starry Eyes” (Kevin Kolsch/Dennis Widmayer, 2014) o “Bound to Vengeance” (José Manuel Cravioto, 2015) son buenos ejemplos de esa serie B clásica en fondo, pero adaptada visualmente al momento actual. Esto no es algo malo per se, todo depende del donde y del como y aquí, puede entenderse como un intento por disfrazar a la historia de una complejidad, que evidentemente no tiene, por más bonita que siempre quede la poesía cinematográfica y este caso no es una excepción. Y también es cierto que más allá de la conveniencia o no de la utilización de todo este tipo de herramientas, "Let Her Out" tiene una gran cantidad de detalles a descubrir desde una óptica técnica y artística, algunos muy interesantes, como por ejemplo el gran uso que hace Cahallan de los espacios vacíos para enfatizar la sensación de aislamiento y soledad del personaje principal interpretado por la debutante Alanna LeVierge.

“Let Her Out” sin duda se encuentra dentro de este grupo y guarda muchas similitudes con las mencionadas, haciendo gala de un amplio surtido de recursos estilísticos cercanos muchas veces al formato videoclip y en donde el constante flirteo con el cine de autor puede llegar a entenderse por parte del espectador como un ejercicio de cierta pretenciosidad en algunos casos y en otros, puede llegar a ser una forma involuntaria (o no) de confundir al mismo, algo pienso en este caso, totalmente contraproducente, pues si no entendemos “Let Her Out” como lo que es, una serie B de terror ligera sin más ni menos fondo que cualquiera de las que hemos alquilado a patadas en el videoclub a lo largo de nuestra adolescencia, puede que no tengamos la oportunidad de apreciar sus virtudes, ya que si le pedimos que sea algo más, engañados por la forma en la que se nos presenta, descubriremos la triste realidad de que de donde no hay, no se puede sacar.

Nos encontramos pues ante un título donde lo visual prima sobre la historia. Esta, edificada sobre un libreto sencillo y falto de sorpresas que se mueve dentro de los parámetros del terror psicológico como punto de partida, pero que en ningún momento esquiva la casquería y el horror más explícito cuando es necesario. Rosa neón omnipresente sobre como contrapunto a un lienzo de decadentes azules fríos como seña de identidad prestada que autores como  winding refn han convertido en tendencia y un mimo extremo a la hora de utilizar la cuidada banda sonora como una herramienta narrativa más, predominando las sonoridades electrónicas (no podía ser de otra forma) para vestir como digo, una historia que sin duda, plantea alguna que otra laguna (comenzando por ese prólogo sin sentido alguno) a lo largo del viaje, pero que como también digo, no hay que darle más trascendencia de la que realmente en este caso, cuando tenemos entre manos un guion que en ningún momento pretende pasarse de listo ni rizar el rizo en ningún sentido. Sabemos que con según que cine de terror, hay que hacer gala de cierta manga ancha para poder sacarle todo el jugo y que no se puede estar continuamente con la lupa puesta sobre cosas que al final, no son más que pequeñas anécdotas que solo llevarán al espectador más escéptico a un inevitable callejón sin salida.

Dicho esto, es innegable que la idea de partida le queda muy grande al guion y que este, en ningún momento consigue exprimirle todo su potencial, quedándose en la superficie. Si es interesante la forma en la que se trata la vertiente psicológica a nivel escénico, si bien las similitudes con los tópicos del terror sobrenatural moderno y del K-Horror en particular son evidentes (lo cual puede ser un gran impedimento para más de uno), pero tanto las consecuencias del “síndrome” como la resolución del conflicto, se quedan muy lejos de lo que podría haber sido, por más que los últimos diez minutos se maquillen muy apropiadamente apostando todas las fichas al rojo sangre. Una de cal y una de arena.

Y antes de terminar, no quiero dejar de comentar algo que me llama mucho la atención y que no es solo aplicable a este caso en particular, pues es algo que llevo viendo de forma bastante habitual, y es la gran diferencia de calidad existente entre el póster promocional principal, en este caso, es absolutamente brillante y sus hermanos bastardos para el mercado doméstico, el cual también en este caso, es absolutamente ridículo. Me pregunto quien será el encargado de perpetrar semejantes cutradas y como los responsables del filme permitirán que su obra se distribuya bajo semejante portada. Yo por lo menos, viendo un afiche de este tipo, no se me ocurriría acercarme a la película ni con un palo.

“Let Her Out” es una pequeña película de terror, que puede parecer ser más de lo que es, gracias a su cuidada estética y a las mil y una filigranas de estudiante de cine reciñen graduado que nos tiene deparadas Cody Calahan. Que nadie me malinterprete, me encanta el acabado visual del filme, pero pienso que en según que casos (y este es uno de ellos), tanto esfuerzo por intentar crear tendencia, perseguir la ya existente o simplemente buscar la propia identidad como cineasta por la vía rápida, puede jugar en contra de la obra, ya que alguno puede esperar de “Let Her Out” algo más de lo que en realidad es y por consiguiente, caer en el ostracismo de la decepción. Que nadie se deje engañar por esto, estamos ante una serie B muy sencilla, con un guion regulero y no siempre resuelto de la mejor manera, que no ofrece ni giros, ni elementos que vayan a sorprender a nadie. Eso sí, muy vistosa, violenta, con algún momento que llega a rozar lo brillante (ríase usted del "Second Skin" de los Moonspell) y bastante dinámica pese a su ritmo lento y resultar algo auto contemplativa en algunos pasajes. 

Lo mejor: Visualmente hipnótica, los malabarismos que hace sin caerse entre el terror psicológico y el terror visceral, la banda sonora y los últimos diez minutos sin preservativo.

Lo peor: Sigo sin entender ni papa del prólogo, buena antesala de otras tantas “porosidades” del guion, algunos tics bastante ridículos (cuanto daño a hecho el terror asiático) y que muchos pueden tacharla de pretenciosa, de intentar subirse al carro de las modas o de ambas cosas. Y puede que no les falte razón.



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