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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: The Bad Batch

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Crecemos con la idea de que los sueños se pueden cumplir, si se les han cumplido a otros ¿por qué no a mi?. Desde niños se nos adiestra en la idea de luchar por lo que queremos conseguir, algo definitivamente positivo, pero erróneo en el concepto de ese futuro por el que luchar. "Cuando seas mayor, ¿qué quieres ser?" Unos querían ser bomberos, policías, médicos o veterinarios porque ya nacieron con el chip de llegar a ser productivos para la sociedad, otros queríamos ser artistas, estrellas del rock, qué se yo...claramente no teníamos ni idea de lo que significaba ese futuro adulto, pero de alguna manera queríamos dejar una huella diferente. Todos nos equivocábamos, porque la respuesta correcta, la que ningún niño pronuncia es "quiero ser feliz". Supongo que si esa hubiera sido nuestra contestación, nuestros padres con una sonrosa en la boca hubieran insistido en preguntarnos," claro, claro, pero aparte de eso ¿qué quieres ser de mayor?". La sociedad nos demanda y nos demanda útiles. Cuidado con aquellos que no lo son, aquellos serán desheredados, rechazados, esos pertenecen al lote malo del colectivo.

"The Bad Batch" es el segundo largometraje de Ana Lily Amirpour y en él insiste en enfrentarnos a la realidad desde una irrealidad escénica que claramente uno puede ir idenitificando con la sociedad actual. No cabe duda de que bajo "The Bad Batch" se esconde una crítica a las políticas migratorias americanas en las que la nacionalidad decide quien es el bueno y quien es el malo. Amirpour lo deja claro desde el prólogo donde se muestra lo que parece un futuro apocalíptico y asolado, pero que realmente pertenece a un presente fuera de las largas vallas de mamá América, donde cada uno tiene que sobrevivir como puede. Esto señores ocurre cada día, las rutas que los migrantes toman para intentar llegar al país de las barras y las estrellas, huyendo de una violencia cada vez más incontrolable en sus países de origen, son cada vez más peligrosas y en este caso, la realidad no dista mucho de la ficción.

Nos ubicamos pues en un posible presente, donde si no eres lo suficientemente bueno para América o no puedes aportar lo que cada uno de los estados necesita que aportes, dejas de ser ciudadano norteamericano, te echan del estado y te dejan fuera de las vallas que rodean esa gran nación, eso sí, deseándote buena suerte. Este es el punto de partida de "The Bad Batch", la expulsión de Arlen (Suki Waterhouse), nuestra protagonista. Paisajes áridos y personajes de pocas palabras y expresión seria porque no hay nada por lo que sonreír, supervivencia pura en menos de un día y a correr. A partir de aquí, Arlen va a pasar por varias etapas, cada una de ellas representada por una microsociedad en el camino por el desierto de Texas.

La primera parada forzosa en el camino, nos lleva a conocer a los pobladores del puente, un grupo de vigoréxicos, paletos y desalmados cuya cercanía a la valla hace que saquen provecho de esa situación, apresando a cada expulsado para asegurarse comida y cena para unos días. Claro está, hablamos de canibalismo como era de esperar porque si te sueltan por un desierto donde no hay ni siquiera armadillos, sólo es cuestión de tiempo que haya alguien que empiece a matar a gente que no conoce para dar de comer a su familia y los que considera parte de su comunidad. Los habitantes del puente son los más despiadados, el estrato más bajo de una la anti sociedad, donde el fuerte sobrevive y el débil no tiene espacio, donde el fuerte se come al débil y no hay metáforas sino realidades.

Arlen va a experimentar en su propia carne lo que significa ser parte de los rechazados de una sociedad de bien, y en su periplo se convertirá en el arma de Amirpour para alzar una voz que en la película parece sedada por la densidad de cada escena y su manera de filmar de una forma pausada, hipnótica, cercana al surrealismo en muchas ocasiones, psicodélica y contrastando los neones con el constante polvo del desierto. Arlen tampoco tiene claro si una vida así merece ser vivida, y sus tatuajes (miedo y suicidio) son su declaración de intenciones. Superado el puente, la pequeña Arlen llega a Comfort, un pequeño falso oasis donde encuentra cobijo y ayuda, donde pese a las adversidades sus habitantes persiguen sus sueños.

Vemos constantemente cómo Amirpour se empeña en mostrar la necesidad del ser humano de constituirse en comunidad,pero sin explorar la empatía. En Comfort, la convivencia es mucho más pacífica aunque lejos de crear una comunidad igualitaria, se muestra una sociedad dopada, jerarquizada y sectaria donde se sigue a un líder que no aporta nada al bien común pero que idiotiza a todos los habitantes de ese micro universo con sus constantes discursos sobre la importancia de buscar un sueño por el que luchar, con el fin último de demostrar que él mismo es el sueño que todos anhelan, nada más y nada menos. En en esta demostración de poder dialéctico, The Dream (Keanu Reeves), no es más que otra muestra del poder despótico que medra a base de engaños y la desesperanza de la plebe que le sigue cegada. Curiosa esta reflexión donde se deja clara que en un porcentaje muy alto de personas, los sueños son impuestos. ¿Por qué todos soñamos con la estabilidad? ¿El ideal es tener una buena pareja, hijos, un buen trabajo, una buena casa y salir de vacaciones cuando podamos? Estamos amaestrados. ¿Dónde hemos dejado el sueño de arriesgarnos dando pasos inseguros para probar a vivir un futuro incierto con el aliciente de la adrenalina que supone el demostrarnos que somos capaces de conseguir lo que nos propongamos?

En "Tha Bad Batch", los sueños son fluorescentes y estrellados, son sueños boreales que confunden y ensordecen, porque un pueblo que no es capaz de pensar por sí mismo es más maleable y servicial. Los sueños y las pesadillas se acompañan de canciones donde Culture club es Comfort y Die Antwoord es el puente, y donde el compositor Nicolas Jaar rompe los constantes silencios en pantalla. La Banda sonora sin duda es uno de los elementos a destacar en "The Bad Batch". Otro, sin duda, la fotografía y los contrastes. Ana Lily Amirpour se pierde en ocasiones entre planos bonitos y se olvida de dar más conexión a la historia, haciendo que constantemente te preguntes acerca del fin de lo que estás viendo. Entiendo que es mostrar una manera diferente de invitar a la reflexión, desde una óptica extremista pero tremendamente pausada.

Y al final todo esta ruta, ¿ a dónde lleva? Al lugar donde debería llevar toda historia, toda vida, todo camino, toda lucha: Al Amor. "The Bad Batch" se torna en historia romántica en las condiciones más desfavorables, porque desde el vacío y desde la nada, sólo hay una cosa que puede volver a dignificar al ser humano y eso es al amor, que queda claro que se puede encontrar en el lugar mas insospechado y que todo lo puede. Y en esto que nadie os engañe, no hay manera de vivir sin amor, no la hay.

Ana Lily Amirpour no sólo dirige "The Bad Batch", también se encarga del guión, extraño y de texto escueto, porque se busca generar sensaciones en el espectador a través de las imágenes. Los pocos diálogos, sin duda explican con sentencias firmes cada una de las denuncias, cada alegato de esta cineasta. Y para ello, confía en la modelo Suki Waterhouse para protagonizar esta singular película y ojo que la apuesta sale bien, pues Suki está muy convincente en su papel. Para interpretar a Miami Man, Amirpour ha confiado en Jason Momoa, y no voy a negar que mis prejuicios me hicieron fruncir el ceño, pero en esta ocasión su inexpresividad y su imponente físico casan a la perfección con lo que se necesita de este personaje, así que la elección ha sido perfecta. No así con Keanu Reeves, quien me sigue pareciendo un actor mediocre. No es suficiente con una prótesis dental para expresar toda la potencia de un personaje como The Dream. Y atención al irreconocible Jim Carrey...

Sin duda "The Bad Batch" es una película que todos debemos ver y comprendo que no va a ser del gusto de todos, pero ¿qué película lo es?. Entiendo que hay pasajes que se hacen monótonos, que hay momentos donde la falta de punch hace que bajemos las pulsaciones, pero que dentro del cine independiente se arriesga y muestra de una manera original una historia con mucho más trasfondo del que parece, que deja poso y que reafirma la presencia en el mundo de la dirección fantástica de esta directora que deja de ser promesa para empezar a convertirse en referencia.

La sociedad nos perfila a su gusto y nosotros hacemos lo mismo con nuestros propios sueños, desdibujando la imagen clara de lo que teníamos en mente con el paso del tiempo y los acontecimientos que se van sucediendo en nuestras vidas. Yo soy de soñar y de soñar mucho, y sigo queriendo dejar una huella diferente, pero ya no quiero hacerlo en la sociedad, no lo necesito, quiero dejarla en mi vida, y al final con todos mis aciertos y mis errores, la huella empieza a tomar forma. Supongo que tenga que ver con mi consciencia del amor, supongo que la esperanza es lo último que se pierde.



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