Can Evrenol se cuela en el mundillo hace cuatro años gracias al impacto generado por su aplaudido cortometraje “Baskin”. Paso triunfal por un amplio circuito de festivales que sin duda le sirvió al otomano para decidirse a dar el salto al largometraje, ejercicio de máximo riesgo si tenemos en cuenta que este tipo de conversiones del cortometraje al largo, no suelen ser, por lo general, motivo de dicha para los aficionados y ahí quedan ejemplos muy gráficos y recientes como “Mamá” de Andrés Munchetty o “Lights Out” de David F. Sandberg, donde sendos directores iniciaron un viaje hacia ninguna parte convirtiendo dos cortos de indudable calidad y recorrido dentro del género fantástico en dos películas absolutamente prescindibles, siendo muy generosos. Evrenol no tuvo mejor suerte y su reimaginación a modo de largo de “Baskin” (2015), pese a que algunos aficionados se resistieran a bajarse del carro, supuso una mayúscula decepción.
“Housewife” es el título de la nueva obra del turco y una vez más, queda claro que las grandes expectativas, nunca son buenas compañeras de viaje. Si “Baskin” vio la luz bajo la enorme presión de estar a la altura de su hermana pequeña, ahora Evrenol tiene que lidiar con la prematura etiqueta de cineasta de culto con la cual muchos corrieron a pegarle en la frente hace un par de años. Algo que sin duda vuelve a jugar en contra de una película que en otro escenario, seguramente se habría podido desenvolver con mayor soltura y apuntar a cotas más altas. Por desgracia, el terreno de juego está muy delimitado en esta ocasión y el margen de maniobra de una película tan esperada como era esta “Housewife” ha resultado más bien escaso, traduciéndose en un filme que comparte en gran medida tanto virtudes como miserias con la controvertida “Baskin” y que pese a la decepción personal que a quien escribe le ha supuesto, estoy seguro de que tendrá su público, al igual que la cinta de 2015.
“Housewife” nos adentra una vez más en el macabro universo de las sectas, temática que ha dado muy buenos títulos en estos últimos años, donde han proliferado a modo de ficción este tipo de propuestas que por desgracia, y aunque parezca increíble, no dejan de ser un aterrador reflejo de una realidad vigente en nuestra sociedad actual, demostrando lo maleable que en ocasiones puede llegar a ser la voluntad humana. Títulos como “La Invitación” (“The Invitation”, Karyn Kusama, 2015), “The Sacrament” (Ti West, 2013) o “The Void” (Jeremy Gillespie/Steven Kostanski, 2016) han sido grandes aportaciones recientes del mundo de las sectas al género de terror, categoría en la cual también podemos catalogar a “Housewife” aunque con unos resultados bastante más discretos y donde Evrenol ahonda también a modo de cánula sin lubricar en otro de esos males necesarios de las personitas como es el de la familia, que ya se sabe que uno no la elige y le toca la que le toca. La película nos habla sobre la pesada carga que pueden suponer los trauma familiares del pasado y como estos, pueden terminar por marcarnos el resto de nuestra vida.
Si hay una cosa que no se le puede negar al cineasta turco, es el de disponer ya, con tan solo dos películas, de sello propio. Esto puede sonar baladí, pero no es algo que esté al alcance de la mano de cualquiera. Evrenol lo tiene y esta, su nueva obra, es claramente reconocible. Inmersivas y lúgubres atmósferas, personajes enfermizos, un muy cuidado apartado sonoro y un gusto exquisito por lo grotesco y la casquería. Cuatro puntos cardinales que brillaban con luz propia en “Baskin” y que aquí vuelven a captar todo el protagonismo (positivo) del filme. Por contra, dicen que siempre se hereda lo malo, y aquí al menos, es cierto, ya que “Housewife” vuelve a pecar de los mismos pecados capitales que la cinta anterior, ofreciendo un relato narrado con apatía que se contagia en el espectador y que hace del visionado una experiencia que atrapa más por todos esos detalles de la puesta en escena, que por lo que se nos está contando. Imposible no hablar, una vez más, de unas interpretaciones bastante reguleras, un guion que muchas veces roza el absurdo y un claro uso de los efectismos visuales a modo de parapeto para disimular las vergüenzas del libreto.
“Housewife” hace uso también, de un buen puñado de referencias externas muy fácilmente identificables por el aficionado al género. Es imposible no percibir la alargada sombra de Clive Barker o los viscosos tentáculos cósmicos (y aquí la metáfora sobra) de H.P Lovecraft. De hecho, tengo muy claro que Can Evrenol, es uno de los muchos que se lo pasó en grande con esa maravilla de la serie B que fue “The Void”, de la cual coge prestada alguna que otra idea y simbología. Sin olvidarse por supuesto de la truculencia y dosis de morbo que ya le caracterizan, en este caso dando todo el protagonismo del relato a una rebosante de sexualidad Clémentine Poidatz al servicio de algunos tabúes sociales sobre las relaciones humanas, bastante gratuito todo ello en este caso, por cierto, pero muy en clave Evrenol, quien parece buscar siempre ese puntito de controversia para llamar (o desviar) la atención del personal.
El director se atreve incluso junto a su indivisible Cem Özüduru a escribir algún que otro giro argumental que si bien no llega a rozar los niveles de ridículo de “Baskin”, tampoco pasarán a los anales de la historia del cine, en un ejercicio que a mi personalmente me ha recordado (salvando las distancias), a alguna que otra argucia bien entendida utilizada por James Wan en la genial segunda entrega de “Insidious”, la cual estoy seguro también se cuenta entre las películas fetiche del director turco. Claro que donde realmente se siente cómodo éste, es cuando puede centrarse en los excesos de la carne y el erotismo de la sangre. Es ahí donde el universo Evrenol se hace más y más grande, tornándose incluso majestuoso por momentos y haciéndonos olvidar, aunque solo sea a cuentagotas, que aquello que nos está contando no nos está interesando del todo.
Aquellos que vieron en “Baskin” una aburrida ida de olla sin sentido, con festín circense final, dudo que encuentren mucho más en esta “Housewife”. Nuevo cúmulo de excesos que aunque en este caso intenta contar algo con un poco más de peso que la redada policial de hace un par de años, termina perdiéndose en un guion desdibujado y carente de interés que solo asoma la patita cuando se pone burro y tira de efectismos, aunque tampoco destaquen estos precisamente por su originalidad. Terror “sectario” de segunda división con algunos buenos momentos que queda muy lejos de los grandes títulos que hemos podido disfrutar en estos últimos tiempos, una vez más, demasiado apoyado en la puesta en escena y desatendiendo el fondo de la historia, aunque si eres de los que nunca se bajaron del tren, quizás encuentres tu lugar en esta grotesca opereta de serie B con denominación de origen.
Lo mejor: La puesta en escena (destacando el delicioso prólogo de corte clásico), la banda sonora y alguna que otra eyaculación de mala baba.
Lo peor: Una narración muy falta de gancho con la que cuesta horrores cósmicos conectar, algunas interpretaciones justitas y la sensación de que había mimbres para algo mucho más grande.