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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: Horsehead

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La simbología del caballo siempre ha dado para mucho en el cine, pon un caballo en pantalla y el público podrá empezar a elucubrar sobre la muerte, la divinidad, la civilización, la nobleza, la superioridad o la fuerza. Es precisamente la fuerza visual que tiene este hermoso animal, lo que hace que entendamos una cabeza cortada de caballo como la amenaza por antonomasia ( desde luego ahí tiene mucho que ver Don Vito , "El Padrino" y Coppola). Ahora necesito que llevéis este símbolo al mundo de los sueños. Bienvenidos a "Horsehead".

Desde Francia nos llega el primer largometraje de Romain Basset, una película de ochenta y nueve minutos donde este señor, nos mete de lleno en los sueños de otros, donde cada secuencia es un sueño en sí mismo, y donde el sueño es el arma más cruel y la historia más lúcida. No se me ocurre un mejor aranque ,y hablo del mío personal, para comenzar el tour de proyecciones en el festival de cine fantástico de Sitges, que esta película, máxime cuando el lema de este año giraba en torno a los sueños y la idea de soñar. 

"Horsehead", nos cuenta la extraña historia familiar de Jessica, una preciosa joven que vuelve al hogar para el entierro de su abuela. La situación, incómoda donde las haya, debido a un trato de frialdad absoluto madre-hija, va desvelando los secretos familiares a través de los sueños de Jessica, quien precisamente estudia la interpretación de los sueños, y quien se ve arrastrada cada vez a capas más profundas de la psique, intentando entender unos sueños cada vez más retorcidos y enrarecidos, donde la la tortura, la muerte, el desprecio, la obediencia, el incesto y el pecado toman protagonismo en cada alucinación narcoléptica.

"Horsehead" plantea una trama desquiciada, enaltecida por el uso de unas imágenes efectistas, efectivas y preciosistas propias de un videoclip, con el poso de cine francés que es capaz de provocar claustrofobia incluso a cielo abierto. Tengo que romper una lanza a favor del cine videoclipero, término utilizado muy a la ligera para despreciar aquel cine que se apoya con todas sus fuerzas en el uso reiterativo de imágenes provocadoras, coloreadas, impactantes y planos cortos y rápidos. Yo soy una defensora de este tipo de películas que, aparte de estéticamente impecables, no suelen fallar a la hora de entretener. Tengo claro que propuestas como "Horsehead" le deben todo a este estilo videoclipero de hacer cine, y teniendo en cuenta la historia que Basset quiere presentar al mundo y cómo lo quiere presentar, me parece la opción más lógica a la hora de filmar. 

Queda claro que la fuerza de "Horsehead" radica en el enigma de sus escenas, en las imágenes que los sueños brindan y en su afán de rizar el rizo, lo que hace que, en ocasiones, la historia principal, escondida entre un buen puñado de historias paralelas, no dejen claro su propósito y requieran de esfuerzo de memoria y cohesión por parte del espectador. En todo el entramado de sueños, la figura de dios encarnada por la cabeza del caballo y la idea del sexo como algo sucio y pecaminoso, transforma la realidad de Jessica en algo más turbio que sus propios sueños, y aquí no es Freddy Krueguer el que persigue, aquí lo que corre detrás de nuestra chica es un secreto que tiene que ser desvelado. 

Como en toda propuesta de fuerza visual, el uso de los efectos y escenarios, tienen que tener un magnetismo desbordante, y así es desde el inicio hasta el final. La fotografía es un cuadro en rojo y negro, con gotas de blanco y toques sepia que se funden con el color vivo de la sangre y la alucinación. "Horsehead" es una gozada para la vista, y si bien es cierto, que la historia en su conjunto, termina siendo más sencilla de lo que prometía, en ningún momento resulta decepcionante. 

Destaco también la encomiable labor de Lilly-Fleur Pointeaux y Catriona MacColl dando vida a Jessica y Catelyn respectivamente, entremezclando realidad y pesadilla de una forma creíble y pese a lo que se cuenta, nada forzada. En esta fábula alucinógena, los fantasmas personales pasan a ser animales con los que conviven las protagonistas y de los que se pueden sacar múltiples simbolismos. En este sentido, en este mundo de metáforas y locura, "Horsehead" me llevó de nuevo a la memoria otra película que me fascinó y que no tuvo demasiado éxito llamada "Wound" (David Blyth, 2010), así que los que la hayáis visto, podréis imaginar, salvando las distancias, lo que puede ofrecer esta cabeza de caballo. Me declaro fan y defensora de ambas. 

En definitiva, una gozada para los sentidos y un punto más de apoyo en el cine francés, aunque tenga acento inglés. Auguro grandes momentos para el señor Romain Basset si continúa en la senda de la exploración. Mientras tanto, nosotros, los espectadores seguiremos soñando, porque nunca debemos olvidar que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.



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