Alguien debió pensar: ¿Y si cogemos y hacemos una especie de spin off de “Martyrs”? ¿Y si jugamos con la idea de darle otro final a la historia de Lucie? ¿Si hacemos ver que cuando se escapó de sus captores esta no decidió dedicar su vida a dar con ellos y vengarse si no que decidió hacerse policía? ¿Y si damos respuestas a todas las preguntas que se quedaron sin responder? ¿Y si hacemos todo esto llevándolo al extremo? Pero no como en la cinta de Pascal Laugier donde este nos dejó una de las películas más brutales y salvajes de los últimos años. No… hagámoslo presentando a unos personajes del todo excesivos, casi caricaturescos…
Todo esto debieron pensar David Cairns y Fiona Watson a la hora de escribir el guión de “Let us Prey” cinta que supone el debut en el largometraje de Brian O’Malley y que cuenta la historia de Rachel Heggie en la que es su primera noche destinada en el muy, demasiado tranquilo pueblo de Inveree. Tranquilo al menos en apariencia porque la cantidad de psicópatas que hay en el pueblo hacen de este un lugar nada acogedor para vivir y harán que la noche se vuelva una autentica pesadilla.
“Let us prey” no deja de ser la versión oscura y excesiva de “La trampa del mal”. Aquí O’Malley no encierra a sus personajes en un ascensor como hizo John Erick Dowdle en la cinta producida por M. Night Shyamalan si no que lo hace en la comisaría de policía del pueblo, lugar donde se encontraran todas las personas que de alguna manera tienen mucho que esconder. Es claro el paralelismo entre ambas historias ya que estas parecen sacadas de una de las muchas historias que formaban parte de “Dossier Negro” o “Creepshow” pero si algo llama la atención es la forma que tienen las cintas de O’Malley y Dowdle a la hora de construir a sus personajes principales y donde ciertas ideas relacionadas con estos resultan demasiado similares.
Tanto en “Let us prey” como en “La trampa del mal” los directores nos presentan a sus dos protagonistas, ambos policías y ambos que por un motivo u otro han experimentado lo que significa vivir el infierno en la tierra. Esta idea podría resultar meramente anecdótica pero las similitudes entre ambas películas son demasiado evidentes llegando incluso al hecho de coger un accidente de tráfico como elemento vital a la hora de encajar a los personajes dentro de la trama. El componente religioso sigue siendo común a las cintas de O’Malley y Dowdle, la mas clara viene representada por el número del ascensor que se queda colgado en el rascacielos o el número de la celda donde se encierra a ese enigmático personaje que ha sufrido un accidente sin aparentemente grandes secuelas, en ambos casos dicho número es el 6, el número del hombre, de la imperfección (Entre otras interpretaciones…).
Pero si Erick Dowdle rodeaba a sus protagonistas de mas personajes con la idea de evitar que el espectador no cayera en el aburrimiento, en “Let us Prey” O’Malley nos presenta a un número muy limitado de personajes recalcando una y otra vez que en el pueblo donde transcurre la acción, en ese pueblo sacado de una pesadilla parece que no vive nadie mas. El tono onírico y oscuro con el que el director nos muestra las calles de Inveree hace que si todavía hubiera algún espectador despistado que no supiera ante que tipo de película está, este se centre de manera clara y directa ante todo aquello que el director nos quiere contar (Además de reforzar la idea de la metáfora religiosa de la cinta).
O’Malley llena su cinta de personajes raros y excesivos, alguno de ellos tan llevado al límite que raya lo parodico y nos hace pensar que en algún momento a Cairns y Watson la historia se les ha ido de las manos. Parece que estos han querido alejarse tanto de sus referentes, evitar que el espectador tuviera la sensación de que una historia mil veces vista no puede aportar nada nuevo y dejar de lado del tono comercial de la cinta de Dowdle para irse por caminos tan oscuros que han acabado mostrando el exceso por el exceso mismo sacrificando la composición de los personajes para situarlos justo donde a ellos les interesa. No todos los personajes están desarrollados de la misma manera, alguno de ellos de manera excesivamente superficial como el de Ralph Beswick interpretado por Jonathan Watson, otros como los de los policías Mundie y Warnock que aunque apuntan maneras acaban resultando demasiado simples mientras que el personaje interpretado por Douglas Russell resume perfectamente para bien y para mal el exceso en el que parece sumirse esta película.
A pesar de su gran ambientación, de esos muy conseguidos y terroríficos flashbacks que sirven para conocer a algunos de los personajes, O’Malley cae en el uso de típicos y tópicos elementos del cine de terror que debido a su falta de originalidad aunque efectivos acaban por cansarnos. No hace falta que cada vez que cambia la hora del reloj suene una terrorífica música (Siempre que veo una escena así me acuerdo del comienzo de “El amanecer de los muertos” de Zack Snyder), tampoco es necesario seguir explotando la estética “Seven” y tampoco el uso de cierta iluminación que aunque llama la atención no esta justificada como por ejemplo en el caso de la escena que sirve para presentarnos a los personajes de Mundie y Warnock. Hay algo que el espectador tiene que tener claro al ver esta película y es que bajo su atmósfera opresiva no hay nada nuevo, no hay nada que no nos hayan contando mi veces antes pero a favor del director hay que decir que esta “Let us Prey” es una cinta con un ajustado metraje que se ve muy bien y se disfruta enormemente.
No solo “Martyrs” o “La trampa del mal” nos vienen a la cabeza al ver “Let us prey”. El uso de ciertas sombras por parte de O’Malley hace que el “Drácula de Bram Stoker” de Francis Ford Coppola o el “Nosferatu” de Murnau estén presentes en esta película. Pero sobre todo y muy especialmente si hay alguien cuyo recuerdo esta presente durante gran parte del metraje ese no es otro que John Carpenter. No solo ciertos temas de la banda sonora de la película de O’Malley recuerdan a la música que Carpenter ha usado sus cintas si no que además ese extraño personaje interpretado por Douglas Russell se llama MacReady como el protagonista de “La cosa” al que dio vida Kurt Russell (Resulta llamativo que incluso los actores se apelliden igual).
Si bien es cierto que se podría establecer una cierta comparación entre “La cosa” y “Let us prey” por la idea de encontrarnos ante un grupo de personas encerradas en un edificio amenazadas por una extraña presencia (Aunque aquí no hay ninguna base noruega que visitar si que hay casas a las que acudir.) es “Asalto a la comisaría del distrito 13” por motivos mas que obvios la cinta de Carpenter que nos viene a la cabeza durante el visionado de la cinta de O’Malley, aunque la sombra de “La cosa” sigue presente durante gran parte de la cinta . Si algo tiene “Let us prey” a su favor son esos guiños al cine de Carpenter que no parece vivir su mejor momento en lo que a sus películas como director se refiere (Ahí esta su última cinta “The Ward” una muy decepcionante película mas cercana a un mal remake de una cinta asiática de terror que de una película de la misma persona que dirigió “Halloween” o “En la boca del miedo”) pero que producciones recientes no dejan de ser homenajes mas o menos encubiertos (Por si esta “Let us prey” nos parece poco, la sorprendente “It follows” sigue la línea marcada por Carpenter).
“Let us prey” es una cinta que resulta excesiva y entretenida a partes iguales, que se ve muy bien y se disfruta bastante. A pesar de lo descompensados que resultan los personajes, lo desigual que resultan las interpretaciones (Lo siento pero poner en la misma película a alguien como Liam Cunningham con Hanna Stanbridge solo hace que las limitaciones de la segunda sean todavía mas visibles) y de algún efecto digital que canta demasiado (Especialmente en lo que a cuervos se refiere) la cinta de O’Malley es una película muy recomendable para todos los amantes del cine de terror.