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Channel: NIDO DE CUERVOS. Cine fantástico y de terror
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Crítica: A Christmas Horror Story

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De pequeños y acercándose fechas navideñas, nuestros estimados progenitores siempre nos decían que debíamos portarnos bien o de lo contrario, papá Noel (aplicable también a esos tres hippies que venían de oriente en camello) no nos traería ningún regalo. Lo que no sabían, o no nos querían contar también, es que dar rienda suelta a nuestra naturaleza de niño, es decir, hacer el mal, no solo podía dejarnos sin regalos, sino que podía terminar con nuestros aun tiernos huesecitos, metidos en el saco de otra de esas lindeces del folclore europeo, el tal Krampus, un demonio de largos cuernos que a modo de antagonista del gordinflón de la barba blanca, marca en rojo en su calendario el 25 de Diciembre par salir a cazar a todos aquellos niños que han sido especialmente malos para llevárselos a vaya usted a saber donde.

La figura del Krampus, curiosamente, está de rabiosa actualidad. No porque se acerquen fechas navideñas y algunos, ante esta revelación y haciendo recopilación de su larga lista de fechorías en lo que va de año, estén ya apretando el ojete con fuerza (tranquilos, aun os quedan unos meses y si... a la pregunta que os estáis planteando, os diré para vuestra desgracia que las pajas, para el Krampus, cuentan como seria oposición a engrosar su saco), sino porque estas navidades, esta simpática criatura será protagonista de las carteleras de todo el mundo al estrenarse su propia película de título homónimo: “Krampus”.

Dicen que la vida está plagada de casualidades y en el caso que nos atañe, encontramos alguna que otra y es que la mencionada “Krampus”, no es otra que la nueva cinta de Michael Dougherty, nombre que igual os suena más si os digo que es el padre de una de las antologías de terror más populares de los últimos años: “Truco o Trato” (“Trick or Treat”, 2007). Pues bien, resulta que “A Christmas Horror Story” no es otra cosa que una nueva antología de terror que guarda bastantes paralelismos con la cinta de Dougherty, solo que cambiando de festividad como leit motiv. Si en aquella ocasión los relatos versaban sobre la fiesta de Halloween, en esta ocasión lo hacen sobre la navidad.

“A Christmas Horror Story” viene con alguna que otra casualidad más de serie, como el hecho de que sus tres jóvenes directores, estén de una forma u otra, ligados a la saga de “Ginger Snaps”. Grant Harvey dirigió la tercera parte de la franquicia: “Ginger Snaps 3: El Origen” (2004), Steven Hoban produjo la primera entrega: “Ginger Snaps” (2000) y Brett Sullivan dirigió la secuela: “Ginger Snaps 2: Los Malditos” (2004). Tenemos por tanto en la horrorosa franquicia de terror adolescente, un denominador común en la concepción de esta nueva antología de horror navideño.

Por último, hacer mención también como curiosidad, al hecho de que los directores, Canadienses todos ellos, utilizan como hilo conductor de la película, la figura de un solitario locutor de radio que, irremediablemente, nos obliga a recordar una de las cintas de terror más célebres que hayan salido nunca de tierras canadienses, protagonizada también por otro compañero de profesión y brillante trabajador de las ondas en la no menos brillante “Pontypool” de Bruce McDonald gestada en 2008. ¿Casualidad u homenaje?

La película del “tripartito”, está compuesta por cuatro historias de terror al más puro estilo Creepy que inmediatamente nos remiten al clásico de Stephen King y George A.Romero de 1982, “Creepshow”. Dichas historias, están ensambladas por la figura de un particular locutor de radio enamorado de la navidad, embutido en las míticas carnes de William “Kirk” Shatner, quien de manera indirecta, nos presenta alguna de ellas, si bien no podríamos hablar de él como de maestro de ceremonias, pues en este sentido, el formato de la película se asemeja mucho más a la antología de Dogherty que a la de King & Romero, en la cual, los cuatro segmentos que la componen, se van desarrollando de forma simultanea.

Es sin duda este, uno de los puntos más interesantes del film, pues es en la orgía narrativa, donde “A Christmas Horror Story” encuentra y ofrece, ese punto extra de dinamismo que hace de su visionado una experiencia ágil y realmente agradable a ojos del espectador, amén de funcionar al mismo tiempo como recurso antídoto ante el que a mi juicio es, el mayor problema del mismo: la gran irregularidad existente entre unas historias y otras. Es por ello, que las miserias de aquellos segmentos menos afortunados, se disimulan rapidamente por las virtudes más palpables de los cuentos más afortunados, algunos, incluso, rozando la más absoluta genialidad y me refiero por supuesto, al que protagoniza el eterno secundario George Buza, una constante provocación a que nos saquemos el nabo y musiquemos la obra a base de zambomba a riesgo de que el Krampus nos ponga el primero en su lista de bondades.

Entre las historias, al igual que hacia Dogherty en “Truco o Trato”, existe cierta conectividad, aunque en el fondo, dichas apariciones, tan solo funcionan a modo de anécdota o guiño, pues al final no tienen la menor trascendencia real para ninguna de las subtramas profanadas, las cuales funcionan de manera individual con su propia forma, género y tono. Y si hablamos de ellas por separado, es de agradecer que los responsables hayan tenido la gentileza de intentar ofrecer cuatro relatos bastante diferenciados entre ellos, tocando un poco diferentes palos y subgéneros del terror como son los fantasmas, los zombies (o infectados), las monster-movies e incluso el cine de psicópatas. Todas ellas, a excepción de una, de marcado carácter terrorífico y sin hacerle hueco alguno al humor. Curiosamente, es en el relato de comedia negra, negrísima, donde encontramos los momentos más brillantes de la antología, recordando incluso en determinados aspectos, guiños al mismísimo Sam Raimi.

En conclusión, “A Christmas Horror Story” es en su conjunto, una estupenda antología de terror que se acerca muy mucho, a lo concebido por Michael Dougherty en su día. Una película de una más que notable factura técnica, puesta al servicio de cuatro historias sencillas, pero imaginativas, que pueden traernos a la cabeza títulos como "Posesión Infernal" (Sam Raimi,1984), "Lo que la Verdad Esconde" (Robert Zemeckis, 2000) o "Ahí va el Diablo" (Adrián GarcíaBogliano, 2012). Cierto es, que si entramos a valorar cada una de ellas por separado como una entidad propia, nos encontramos con grandes irregularidades. Con algunos relatos que bajan bastante la cota de interés con respecto a sus vecinitas mejor formadas pero que, gracias al oportuno montaje y al dinamismo de la narración, en ningún momento se nos permite entrar en terrenos del hastío o el aburrimiento. Espíritus vengativos, demonios alpinos, criaturas que habitan en las profundidades del bosque, elfos atípicos y demás fauna fantástica, al servicio de una cinta compacta, aterradora por momentos y muy pero que muy divertida en otros.

Lo mejor: La ágil y personal narrativa, alguna secuencia especialmente perturbadora de la historia “negrata”y el irreverente segmento protagonizado por Santa Claus, todo un homenaje a la serie B más desenfadada.

Lo peor: Su irregularidad, donde se combinan grandes historias con otras un tanto descafeinadas.



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